En otoño de 1920, Isabelita Ruiz vuelve a triunfar en Madrid, tanto en el teatro Romea como en el music hall del Hotel Palace. Cualidades no le faltan. A su su belleza, su gran calidad artística, su rico vestuario y su gusto en la elección del repertorio hay que unir otros factores: Isabel “es de las artistas que no imitan a nadie y saben siempre matizar su programa con variaciones que le sugiere su talento y que imprimen a su labor un sello peculiar que la hace conquistar cada vez más entusiastas partidarios y admiradores” (Eco Artístico, 30-10-1920).

Isabelita Ruiz (Agence Rol, 1921)
A pesar de su juventud, la jerezana ya ha logrado hacerse un hueco entre las principales figuras del baile, y su arte incluso es comparado con el de los más grandes pintores, músicos y escritores del momento:
“Isabelita Ruiz es hoy, porque el público lo quiere y su arte lo merece, la reina de todas las bailarinas. Cuantas veces la hemos contemplado trabajar, hemos traído a nuestra memoria la gracia gitana de Pastora Imperio; el arte y el sentimiento de la Bilbainita; la donosa picardía de la simpática Argentinita” (El Globo, 1-12-1920).
“¡Qué rica cosecha de maravillas podemos recoger en España de esos jardines cultivados a la francesa!
¿Habrá que indicar la poesía de Juan Ramón Jiménez, la pintura de Picasso, la música de Falla y Esplá? – Yo añadiría una bailarina (Isabelita Ruiz […]), porque al considerarla Strawinsky como ‘touchée d’internationalisme’ nos ha proporcionado una admirable fórmula-” (Índice, 1921).
La bailaora jerezana comienza el año 1921 en tierras andaluzas. Actúa en Sevilla, Córdoba y en su ciudad natal. En su repertorio destacan números como la danza ‘Mirando a España’, que “hace presentarse a Isabelita en toda su magnificencia de majestuosidad”, o ‘Un alto en la tribu’, “una danza gitana, plena de sentimiento y de ritmo, en la cual Isabelita se distingue mucho arrancando grandes aplausos” (La Voz, 19-1-1921).

Isabelita Ruiz (Comoedia, 13-9-1920)
Isabel es una artista completa, que domina a la perfección los bailes de las distintas regiones españolas, “en los cuales pone toda su alma” (Diario de Córdoba, 26-1-1921), así como un “variadísimo repertorio de baile flamenco” (La Voz, 29-1-1921).
Su confirmación artística
En febrero de 1921 tiene lugar otro hito importante en la vida artística e Isabelita Ruiz. Si bien es cierto que, a estas alturas de su meteórica carrera, la jerezana ocupa ya un lugar destacado entre las más grandes de su tiempo, se puede afirmar que en este momento, como los toreros, recibe oficialmente la alternativa como estrella de variedades, de manos de Antonia Mercé, La Argentina. Así lo relata la prensa:
“Un verdadero acontecimiento artístico fue la sección de gran gala celebrada ayer en el teatro Romea para consagrar como ‘estrella’ a la gentilísima bailarina sevillana Isabelita Ruiz, que ha recorrido triunfalmente los escenarios de los más afamados ‘music-halls’ de París.
Ante un público selectísimo, en el cual se veían muchas damas de la gran sociedad, salió a escena la Argentina, llevando a la nueva ‘estrella’ de la mano. La concurrencia saludó a las artistas con aplausos clamorosos, que se repitieron a terminar cada una de las admirables danzas de Isabelita Ruiz. Bailó luego la Argentina, con su arte inimitable” (El Imparcial, 17-2-1921).
“La eminente artista La Argentina consagró como estrella de ‘varietés’ a la gentil bailarina Isabelita Ruiz. El distinguido público que llenaba por completo la sala ovacionó merecida y clamorosamente a La Argentina y a Isabelita. Esta estrenó varios números de los más afamados maestros, y lujosísimas toaletas” (ABC, 19-2-1921).
Unas semanas más tarde, en el Madrid Cinema, Isabel comparte cartel con otra gran artista flamenca, la cantaora Pastora Pavón, La Niña de los Peines. Posteriormente, la jerezana emprende una nueva gira por provincias, con paradas en Málaga, Córdoba, Barcelona, San Sebastián, Santander y Gijón, entre otras ciudades. La prensa sigue dedicándole grandes elogios por su labor artística:
“Isabelita Ruiz es una bailarina originalmente extraordinaria. Espiritualiza la danza y da al ritmo expresión y emoción. El público se siente atraído por la inteligente bailarina y la hace todas las noches objeto de calurosas muestras de simpatía” (El Noroeste, 23-8-1921).

Isabelita Ruiz. Foto: R. Sobol (La Esfera, 12-5-1920)
Nuevo triunfo en París
En septiembre de 1921 regresa al teatro Olympia de París “la bailarina más guapa de toda España” (Comoedia, 29-8-1921), y lo hace con “nuevos bailes sevillanos, madrileños y flamencos” (Comoedia, 7-9-1921), lujoso vestuario y ricas joyas. Desde el mismo momento de su presentación, la jerezana confirma la gran fama conquistada durante su anterior visita a la ciudad de la luz (1):
“Ayer […] el Olympia anunciaba la llegada de una guapa bailarina española, Isabelita Ruiz: pues bien, el público no ha sido decepcionado… Esta bailarina no sólo es guapa, sino que además es una artista muy notable: el Olympia nos había presentado el año pasado a Isabelita Ruiz, y entonces ya era exquisita, pero era sólo una promesa […] Hoy, Isabelita, a pesar de su extrema juventud, se nos ha presentado con todo el brillo de su maravilloso esplendor… Ha bailado con toda la gracia, todo el ardor y toda la pasión de las artistas de raza… ¡Ha sido un encantamiento, magia para los ojos! Esta bailarina tan mona, tan fina, tan espiritual, animaba sus bailes con una alegría tan natural, con un brío y un entusiasmo tales, que parecía que bailaba aún más por su propio placer que para nuestro goce…” (Comoedia, 2-9-1921).
Isabelita Ruiz se ha convertido en todo un fenómeno en el país galo. Es la artista de moda en París. Su “éxito alcanza proporciones triunfales, […] sus pintorescos bailes españoles […] atraen, en el Olympia, a todos los aficionados, a todos los artistas y a la elite de la sociedad parisina” (Comoedia, 9-9-1921). La prensa incluso se atreve a vaticinar que “Isabelita Ruiz, que aún no tiene veinte años, será ciertamente la bailarina más grande de este siglo, en el que sin embargo hemos tenido a la Pavlova, […] Isadora Duncan […] y Nijinski” (Comoedia, 25-9-1921).
Isabelita versus Raquel
De hecho, cada noche la jerezana se mide sobre las tablas del Olympia con su compatriota Raquel Meller, y ambas protagonizan lo que la prensa califica como “un duelo”… un duelo de arte del que Isabel no sale en absoluto mal parada:
“Raquel Meller es quien empieza el combate: es decir, ella canta antes que Isabelita baile: Raquel es aclamada; sus fervientes admiradores jadean de emoción cuando canta El relicario o La virgen roja; estallan salvas de aplausos por todas partes cuando la ‘Duse de la canción’ termina su ‘turno de canto’. No la dejan salir de escena: tiene que regresar una vez más […]; entonces, Raquel, transfigurada, actúa, imita y baila esta farsa cómica: ¡Oh, Cipriano! […]
Después es el turno de Isabelita Ruiz: la guapa bailarina entra en escena; un murmullo de admiración sube de la sala, deslumbrada por esta aparición de juventud y belleza; Isabelita baila; baila como poseída; su cuerpo se retuerce, sus ojos se velan de voluptuosidad, sus dedos –castañuelas vivas-, restallan y dan ritmo a sus pasos; Isabelita Ruiz pone toda su alma en el baile; se siente que quiere elevarse al genio de Raquel y triunfar -ella, tan mona, tan frágil, tan niña- sobre su trágica y sublime compatriota… Y es un espectáculo que no carece de la nobleza de ver a la pequeña bailarina igualar, por momentos, a la trágica” (Comoedia, 27-9-1921).
Después de triunfar en París, Isabelita Ruiz es calurosamente recibida por el público de Bruselas y, ya a finales de año, se presenta en el Prince’s Theatre de Londres, donde obtiene “ruidosos triunfos con sus bailes nacionales, algunos de su creación” (La Época, 10-12-1921).
En enero de 1922, la española regresa al teatro Olympia de París, convertida en musa inspiradora de poetas y pintores:
“Isabelita Ruiz inspira a los artistas.
No pasa un día en que la ilustre bailarina Isabelita Ruiz no reciba poemas de nuestros poetas más modernos o dibujos inspirados por su belleza, su gracia y su encanto” (Comoedia, 9-2-1922).
La prensa hace especial hincapié en el sentimiento y la pasión con que la guapa jerezana ejecuta sus danzas:
“Cada uno de los bailes de Isabelita Ruiz es una serie de cuadros, de actitudes, y sobre todo de pensamientos que ella expresa con fuerza o con ternura, con fervor o con inteligencia… ¡Ah, qué lejos estamos de la danza de ópera, donde sólo se practicaba el virtuosismo! ¡Quizás haya menos ciencia en los bailes de Isabelita, pero mucho más arte!” (Comoedia, 1-2-1922).
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NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.