Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Gabrielita la del Garrotín, reina de los bailes de chufla (II)

El triunfo del garrotín en los escenarios de variedades

El flamenco no fue ajeno a la vorágine renovadora que inundó los salones de varietés en las primeras décadas del siglo XX, y que se tradujo en la introducción de un buen número de innovaciones, en lo que se refiere tanto a la presentación de los números ―indumentaria, escenografía…― como al repertorio propiamente dicho. La guitarra cedió protagonismo a otros instrumentos, surgió el cuplé aflamencado y se pusieron de moda cantes y bailes como la bulería, la farruca o el garrotín. En el plano coreográfico, este último estilo experimentó un auge inusitado. Podría hablarse incluso de una auténtica fiebre del garrotín, que trascendió la esfera de lo jondo y atrajo a artistas de todo tipo.

Encarnación Hurtado, la Malagueñita. Foto: Antonio Esplugas, ANC.

Encarnación Hurtado, la Malagueñita. Foto: Antonio Esplugas, ANC.

Aunque el maestro Otero (1978: 212) atribuye su difusión a Francisco Mendoza Ríos, ‘Faíco’, se trata de un baile que ha sido cultivado mayoritariamente por mujeres. Las primeras referencias hemerográficas que nos hablan del garrotín datan de 1905 y tienen como protagonista a Encarnación Hurtado, ‘la Malagueñita’, que se anunciaba en el cabaret La Gran Peña de Barcelona bailando la farruca, el garrotín y los tangos (El Diluvio, 1905: 3). Unos meses más tarde, coincidiendo con su presentación en el Salón Concert Actualidades de Madrid, la prensa se refería a ella como “la creadora de los bailes gitanos La farruca y El garrotín” (Heraldo de Madrid, 1906: 4).

Sin embargo, la malagueña no fue la única en atribuirse este honor. Una de las más aventajadas candidatas al título era su paisana Dora la Gitana ―sobrenombre de Antonia Galindo, ‘la Sillera’―, indiscutible reina de dicho baile, que también se presentaba como “la creadora de la sugestiva farruca y el dislocante garrotín” (La Publicidad, 1908: 4). Ambas solían interpretarlo ataviadas con traje de hombre.

Es interminable el listado de bailarinas, tanto flamencas como de otras especialidades, que en esa época usaban como reclamo su dominio del garrotín. Podemos mencionar a Paca Romero ‘la Morita’, Blanca Azucena, Conchita Ledesma, Anita Delgado, Lourdes la Cordobesita, Carmelita Ferrer, Rafaela la Tanguera, la Estrella de Andalucía, La Canela o la Bella Lunaritos, por citar sólo a algunas. Encarnación López ‘la Argentinita’, “reina verdad de la ‘Farruca’ y ‘Garrotín’”, incluso desafiaba a bailar en el Teatro Gayarre de Barcelona “a todas las profesionales, comprometiéndose a regalar a la que venza en estos bailes gitanos un premio en metálico” (El Diluvio, 1908: 6).

Paca Romero, la Morita. Foto: Antonio Esplugas, ANC.

Paca Romero, la Morita. Foto: Antonio Esplugas, ANC.

La fiebre del garrotín también alcanzó a artistas foráneos y dio lugar a números tan extravagantes como el de “Miss Lenka, con su jauría de perros y su caballo, que baila el garrotín” (El Diluvio, 1910b: 6); el de “la ‘Calvetti’ y su perro Thuin que bailará el Garrotín Gitano” (La Publicidad, 1912: 6); o la “Danza de Otello, parodia de Garrotín”, interpretada por los Washington-Stars americanos (El Diluvio, 1910a: 5).

La Saha-Rita hizo una versión sicalíptica de esta danza, que ofrecía “en camisa” en el Teatro Arnau de Barcelona los “días de programa verde” (ibidem, 1911: 4). Asimismo, se estrenaron numerosas obras teatrales que incluían escenas en las que se ejecutaba dicho baile. El sainete lírico El niño del garrotín (1910), la revista La diosa del placer (1910), el juguete cómico-lírico-bailable El maestro garrotín (1911) y el sainete lírico en un acto La reina del garrotín (1911) son solo algunos ejemplos.

Los excesos asociados a esta especialidad coreográfica, en lo que se refiere tanto a su omnipresencia en los cabarets y salones de variedades, como al carácter lúbrico ―y, por ende, inmoral― que se le asociaba, llevaron a algunos a solicitar la adopción de “medidas coercitivas contra [el garrotín], porque está comprometida hasta la seriedad de nuestros más respetables padres de familia” (Zaragüeta, 1911: 4).

Sin embargo, figuras como Pastora Imperio o Julia Borrull elevaron el género a la categoría de refinada obra artística: “… hasta el garrotín, tan desprestigiado por las prófugas de la cocina, es bello cuando [Pastora] lo baila”, escribía un cronista (El Liberal, 1912: 3). “Un garrotín bailado por Julia Borrull es una ofrenda al buen gusto y una reconciliación con el arte”, afirmaba otro (La Publicidad, 1916: 4).

Según Teresa Martínez de la Peña, estamos ante una danza “mitad baile mitad parodia, [que] con ademanes bastante simples se mueve en el terreno de la gracia fácil. Lo fundamental está en el gesto, de guasa o despectivo. Desde luego es baile de chufla por excelencia” (2006: 24). No obstante, en esos años de efervescencia del garrotín cabe distinguir la labor de artistas que explotaron e incluso intensificaron esa comicidad innata, como es el caso de Don Jenaro el Feo, a quien ya nos hemos referido, o de Gabriela Clavijo, especialistas ambos en el denominado garrotín cómico.

Antonia Mercé, la Argentina, en el garrotín. Foto: MAE-IT.

Antonia Mercé, la Argentina, en el garrotín. Foto: MAE-IT.

Gabrielita la del Garrotín y sus inicios en el mundo artístico

En su Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco (1988), José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz afirman que Gabriela Clavijo era sevillana, y hacen referencia a una entrevista que le hizo José María Carretero Novillo, alias El Caballero Audaz, y que debió de salir publicada entre los años veinte y treinta en alguno de los periódicos o revistas con los que colaboró el escritor (1). Posteriormente, éste la incluyó en el volumen cuarto de su obra Galería. Dicho texto nos ofrece un testimonio de incalculable valor.

Carretero Novillo coincidió con la entrevistada en una función benéfica organizada en el Teatro Español de Madrid por la Junta de aristócratas, en la que intervinieron las bailaoras Pastora Imperio y la Argentinita, así como el actor Pepe Moncayo, que fue quien hizo las presentaciones entre ambos:

―Aquí tienes a la Gabriela, a la auténtica, a la famosa.
Ante mí hay una mujer pequeña, delgada, de una fealdad casi cómica, que viste una bata blanca de lunares rojos, larga cola de volantes y lleva sobre el cabello, negro y aceitoso, recogido en moño de ‘picaporte’, un enhiesto clavel… […]

Y la mujer diminuta, dinámica, nerviosa, me interrumpe:

―[…] La Grabiela bailaora, ‘la reina del garrotín’, como me ha llamao to er mundo, soy yo. ¡Siempre yo!…

―Sí, hombre, sí ―me asegura Moncayo―. ¡La mejor que ha bailao por chuflas! ¡Esta es la divina Gabriela! (Carretero Novillo, 1948: 145-146).

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Nada más conocerla, El Caballero Audaz preguntó por el origen familiar y los inicios profesionales de la bailaora, que reveló algunos datos de gran interés:

Contemplo la figura menuda, el rostro cetrino, las pupilas hondas de esta mujer, sobre la que el ‘maquillaje’ no puede disimular la lluvia de muchos inviernos, y le pregunto:

―Pero… ¿usted es gitana?

―Pues míe usté, zeñó…, mitá y mitá… Mi madre era calé… Pero mi padre era un aristócrata de la familia de los Clavijos, pariente muy rico de la Emperatriz Eugenia… Es por lo que tengo parientes míos que son marqueses, y el general Narváez era tío de mi agüelo.

―¡Buena genealogía! ―exclamo con sinceridad―. ¿Y usted, cómo fue el dedicarse al baile?…

―¡Pues ya ve uzté!, desde muy chinorris, mis padres me pusieron profesores de cante y de baile y de to lo demás… Porque aquí donde me ve usté, yo no soy de esas que presumen de cuna y no han tenío dos gordas… Yo nací ‘con el sombrero puesto’ y me educaron como a una niña bien… Luego, ¡la vida! ―lamenta sombríamente― me fue dando cosas y me fue quitando otras.

―¿Y cómo se dedicó usted a artista?

―¡Faenas también de la vida!… Cuando murió mi padre se presentó la ruina en casa… Las pasamos morás… Y yo tuve que dedicarme a hacer oficio de lo que había sido mi gusto y mi vocación” (ibidem: 146).

José María Carretero Novillo, el Caballero Audaz (Archivo ABC)

José María Carretero Novillo, el Caballero Audaz (Archivo ABC)

Según sus propias declaraciones, fue la necesidad lo que empujó a Gabriela Clavijo a buscarse la vida en los tablaos, algo muy común entre las artistas de la época. Se inició en los cafés cantantes de Sevilla y su triunfo fue inmediato. Viajó por toda España y salió al extranjero, lo que le permitió reunir una fortuna considerable:

―¿Y tuvo usted éxito desde el principio?

―¿Qué dise uzté, mi arma? ―pondera la Gabriela, con énfasis―. Pero si yo armé un alboroto apenas pisé un tablao… Empecé a trabajar en el Novedades, de Sevilla, y en ‘El Burrero’, de la calle Sierpes (2), dos de los mejores cafés cantantes de mi época, y me contrataron en seguía pa Madrid, y fui a Londres, a Nueva York (3), a París y a Lisboa […].

―¿Entonces ganó usted mucho dinero?

―Total, ¡me hice rica! ¡Tuve mejores brillantes que nadie, casa propia y coche propio! (ibidem: 147).

Otra revelación importante que realiza la artista a El Caballero Audaz tiene que ver con su marido, un herrero que solía acompañarla como cantaor en los escenarios:

―[…] Fue entonces cuando conocí a mi marío.

―¿Era también artista?

―¡Artista y probe como las ratas!… Pude haberme casao con algún marqués o con algún ricacho, y preferí a este mosito, que era un buen cantaor. Cuando yo no tenía contratos, se ganaba honradamente la vida como herrero (ibidem: 146-147).


Notas:
(1) José María Carretero Novillo, El Caballero Audaz, trabajó en periódicos como el diario El Heraldo de Madrid, y en revistas ilustradas como Nuevo Mundo, Mundo Gráfico o La Esfera.
(2) Según José Blas Vega (1987), el Café del Burrero se trasladó a la Calle Sierpes en 1888 y cerró sus puertas en 1897 (p. 41-54), año en que comenzó a funcionar en la Campana el Café Novedades. Este último fue derribado en 1923 (p. 69-85).
(3) Aunque hemos acudido a varias hemerotecas norteamericanas, no hemos logrado localizar ninguna referencia periodística que confirme que Gabrielita estuvo en Nueva York.


Referencias:
Blas Vega, José y Ríos Ruiz, Manuel (1988). Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, vols. I y II. Madrid: Cinterco.

Carretero Novillo, José María [El Caballero Audaz] (1948). “La Gabriela”. Galería: mas de cien vidas extraordinarias contadas por sus protagonistas y comentadas por El Caballero Audaz, vol. 4. Madrid: Ediciones Caballero Audaz, p. 145-149.

El Diluvio (1905, 3 de diciembre). “La Gran Peña”, p. 3.

El Diluvio (1908, 5 de diciembre). “Gayarre”, p. 6.

El Diluvio (1910, 1 de abril). “Edén Concert”, p. 5.

El Diluvio (1910, 16 de noviembre). “Gran Salón Doré”, p. 6.

El Diluvio (1911, 25 de abril). “Teatro Arnau”, p. 4.

El Liberal (1912, 14 de abril). “Presentación de Pastora Imperio”, p. 3.

Heraldo de Madrid (1906, 27 de junio). “Espectáculos”, p. 4.

La Publicidad (1908, 10 de noviembre). “Espectáculos. Frontón Condal”, p. 4.

La Publicidad (1912, 16 de noviembre). “Teatro Soriano”, p. 6.

La Publicidad (1916, 23 de enero). “Variedades y music-halls”, p. 4.

Martínez de la Peña, Teresa (2006). “El taranto en el contexto de la historia del baile”. Revista de Flamencología 23 (XII): 19-34.

Otero Aranda, José (1978). Tratado de bailes. Madrid: Asociación Manuel Pareja Obregón. (Original publicado en 1912).

Zaragüeta (1911, 15 de junio). “¡Y el garrotín y el garrotán!”. La Publicidad, p. 4.


Doña Pilar López… o simplemente Pilar (VI)

Tras actuar en distintos teatros y salas de Madrid, como el Palacio de la Música, el Circo Price, el Gine Génova o la Sala Barceló, en febrero de 1933 la Orquesta Lecuona viajó a tierras andaluzas para presentar en Cádiz, Sevilla, Córdoba, Almería y Granada un repertorio típicamente cubano, en el que no faltaban las “danzas negroides, con sus bailes de ñáñigos, las rumbas, los danzones, las canciones criollas lánguidas y melódicas, las estridencias musicales de la música kabalí” (Diario de Almería, 15-3-1933).

La compañía de Lecuona (El Cantábrico, 30-3-1933).

La compañía de Lecuona (El Cantábrico, 30-3-1933).

La estrella principal del elenco, Pilar López, cantó y bailó “con suma elegancia y arte supremo” (ibidem) números que van desde los romances populares de García Lorca hasta composiciones de Albéniz o el famoso pasacalle de la revista Las Leandras, con los que cosechó abundantes aplausos en el Cine Municipal de Cádiz:

“Bellísima mujer y notable artista, Pilar desde el primer número ‘Los cuatro muleros’, se conquistó el aplauso fervoroso del público, premio bien ganado por las excelencias de su arte exquisito y la gentileza y gracia que imprimió a la canción, netamente española, con bien logrados bailables de puro sabor andaluz. La prodigiosa ejecución hizo prorrumpir en unánimes y atronadoras palmadas al auditorio, obligando a Pilar a saludar varias veces.

Y tras Andalucía –pasión, fogosidad, ruido, alegría- ‘Aragón’, de Albéniz, y Pilar demuestra su supremo arte pasando de una región a otra en perfecta y pura encarnación de ambas modalidades regionales.

Y en los restantes números, todos bellos y ejecutados primorosamente, Pilar demostró ante el público gaditano que es una artista digna de ser admirada y aplaudida.

En el ‘Pasacalles de los Nardos’, de Alonso, se supera en gracia y armonía y el ‘punteado’ arranca sonidos preciosos y su voz melodiosa, dulce, realzan las bellezas de esta canción-danza española.

Rotundo, definitivo, el éxito de Pilar” (El Noticiero Gaditano, 9-2-1933).

La Orquesta Lecuona (Ahora, 21-1-1933).

La Orquesta Lecuona (Ahora, 21-1-1933).

Nueva gira con la Orquesta Lecuona

Una vez concluida su gira andaluza, la troupe de Lecuona emprendió un nuevo periplo por el norte, con paradas en Santander, Torrelavega, Oviedo y León, donde ofreció algunos de sus números más emblemáticos, como la canción ‘Siboney’, el baile ‘Mamá Inés’ o el pregón del manisero.

Asimismo, actuó “con su personalidad propia la conocida ‘estrellaPilar, que aunque superpuesta, digámoslo así, al cuadro, no sólo no desentona, sino que acapara para ella una gran parte de los muchos aplausos” (La Voz de Asturias, 8-4-1933). No en vano, “posee el secreto de nuestros bailes a las mil maravillas; tiene una movilidad asombrosa y una justeza de muy buen gusto” (La Región, 29-3-1933):

Pilar, acompañada por el notable pianista, y director de la orquesta, Armando Orefiche, bailó de un modo admirable un fandanguillo, una jota y un capricho, de Granados. La espléndida mujer, que cada día está más guapa, recordó a su hermana en los pasos de baile y en la deliciosa voz con que cantó el romance, de García Lorca, ‘Los cuatro muleros’. Después hizo las consabidas concesiones de su arte, y bailó el vals de ‘Su noche de bodas’ y el pasacalle de ‘Los nardos’. Lo mismo en lo primero que en lo segundo, la hermosa Pilar fue muy aplaudida” (El Cantábrico, 29-3-1933).

Compañía de Bailes Españoles de la Argentinita

Los grandes éxitos cosechados junto a la agrupación cubana no fueron óbice para que, en el mes de abril, Pilar López pusiera fin a esa etapa y acudiera a la llamada de su hermana, la Argentinita, que contó con ella para su recién creada Compañía de Bailes Españoles. En el elenco también figuraban los bailaores Rafael Ortega y Antonio Triana, y tres viejas glorias del baile gitano rescatadas para la ocasión: Juana la Macarrona, Magdalena Seda ‘la Malena’ y Fernanda Antúnez.

El elenco de El amor brujo (1933).

Elenco de El amor brujo (1933).

La primera obra que representaron fue una nueva versión de El amor brujo, que se estrenó el 10 de junio en el Teatro Falla de Cádiz, en una función de gala en honor del creador de la partitura, en la que también se homenajeó a un grupo de marinos franceses. La parte musical corrió a cargo de la Orquesta Bética de Cámara, fundada por el propio Falla y dirigida por Ernesto Halffter. Fontanals, Bartolozzi y Ontañón firmaron la escenografía y el vestuario. El día 11 de junio se dieron dos funciones de despedida, en las que, tras la primera suite de El sombrero de tres picos, de Falla, se representó El amor brujo y, a continuación, se ofreció un concierto de cantes y bailes, con un programa diferente en cada una de las sesiones.

En la de las siete de la tarde, con un quinteto de la Orquesta Bética, la Argentinita interpretó la Danza de la vida breve, Cubana y Seguidillas murcianas; Pilar López, la Danza de la Molinera, de El sombrero de tres picos, y la Danza número 1 de La vida breve; y Antonio Triana, la Farruca de El sombrero de tres picos, obras todas de Manuel de Falla. En la sesión de las diez y media de la noche, la Argentinita interpretó en solitario piezas de Lorca, Navarro, Albéniz, el Padre Soler, Gombao, Chueca y Font, acompañada al piano por Manuel Navarro.

La obra fue muy bien acogida tanto por el público como por la crítica. El enviado especial del Heraldo de Madrid, Miguel Pérez Ferrero, dedicó grandes elogios a la protagonista, y también tuvo buenas palabras para su hermana:

“Así se alzó en su cátedra, que la esperaba, La Argentinita… Venir de dar la vuelta al Mundo triunfalmente. Venir a Cádiz y salir de Cádiz a dar una nueva vuelta; pero con los delirantes aplausos de los suyos haciéndole el son. Eso es lo que La Argentinita […] ha logrado de un golpe en una tarde de cielo azul.
[…] la revelación anunciada en Pilar López, esa otra gran bailarina de primer plano, se ha cumplido” (Heraldo de Madrid, 14-6-1933).

Heraldo de Madrid, 16-6-1933

Heraldo de Madrid, 16-6-1933

De Cádiz a la Villa y Corte

Tras superar con creces la prueba de fuego que suponía debutar en la Tacita de Plata, la compañía se trasladó al Teatro Español de Madrid, donde actuó desde el 15 hasta el 18 de junio con un programa similar y una acogida, igualmente, extraordinaria. El espectáculo resultó muy novedoso, pues en España “‘El amor brujo’ danzado íntegramente desde la primera nota hasta la última, como una inmensa danza llena de variedad y sin dejar su unidad un solo instante, no se había visto nunca” (El Sol, 16-6-1933). La versión primigenia, estrenada por Pastora Imperio en 1915, contenía partes habladas y partes cantadas; y el ballet creado por la Argentina diez años más tarde no llegaría a España hasta 1934.

Llamó profundamente la atención la intervención de la Macarrona, la Malena y la Fernanda (1), con su “arte viejo y sublime como las pinturas de Altamira, rupestre, antidiluviano, hiperestésico. Al lado del cual, el arte de Encarnación López, de Pilar López, es la gracia, la sal fina, el aroma de jazmín, la brisa en la callejuela sevillana, la luna en la esquina”, y si la Argentinita dio buena muestra de su genio creador, “Pilar es el capullo, todo gracia y aroma, que en su papel de Lucía y en la ‘Danza de la molinera’ hizo cosas preciosas” (El Sol, 16-6-1933).

A sus veintiséis años de edad, Pilar López atesoraba ya una brillante trayectoria, en la que había demostrado una extraordinaria versatilidad, lejos de contentarse con ser una mera copia de su hermana, y en ello hacía hincapié María Teresa León:

“Cuando un ‘bailaor’ famoso entró en una casa de gitanos alguien le pidió que bailase para un niño de cinco años. El gitano bailó. El niño quiso imitarle. ‘No; cuando dentro de unos días te acuerdes de lo que yo he bailado lo bailarás tú’. Así pasó con Pilar López. Pilar recoge las lecciones y las canta y las baila en el recuerdo, recreadas, propias, dentro además de su belleza…” (Heraldo de Madrid, 23-6-1933).

Pilar López y Rafael Ortega en El amor b.rujo (Heraldo de Madrid, 23-6-1933)

Pilar López y Rafael Ortega en El amor brujo (Heraldo de Madrid, 23-6-1933)

Tournée por España

Tras su presentación oficial en Madrid, la Compañía de Bailes Españoles de la Argentinita emprendió una gira por provincias. A finales de junio se presentó en el Cinema Goya de Zaragoza y a principios de julio debutó en el Teatro Principal de Valencia, con algunos cambios en el programa, como la sustitución de la suite de El sombrero de tres picos por la revisión orquestal de Manuel de Falla de la obertura de El barbero de Sevilla, de Rossini. El acompañamiento de los bailes y canciones de la segunda parte corrió a cargo del quinteto de la Orquesta Bética y del guitarrista Pepe de Badajoz.

Entre los números más destacados, cabe mencionar ‘Los cuatro muleros’, bailado por Pilar López y Rafael Ortega:

“‘Pilar’ es como su hermana la estilización más complicada de las esencias puras del baile. […] cada temporada baila mejor y es más artista. En ‘Los cuatro muleros’, de García Lorca, y en ‘Sones de Asturias’, de López Navarro, reveló la comprensión y la gracia sutil con que acierta a expresar el fondo de la canción” (La Voz de Aragón, 28-6-1933).

En un artículo titulado “Descubrimiento de Pilar”, el periodista Serafín Adame la definió como “una bailarina de raza, temperamental, absoluta”, incluso más interesante que su famosa hermana:

“Y hay, sobre todo, Pilar. Yo sé bien, Encarna, que usted no se ha de sentir celosa con esta afirmación: Pilar es, hoy en día, más interesante que la misma ‘Argentinita’. ¿Verdad que no se ofrende usted, Encarna?
[…] Lo es y lo sigue siendo [una niña]. Pero, entonces como ahora, su hermana Pilar bailaba de una manera prodigiosa, Encarna. […] los brazos de Pilar están siempre ni muy altos ni muy bajos, ni muy atrás ni demasiado adelante… quiebra la cintura con donaire espontáneo… repiquetea los pies siempre a tiempo, y es toda ella, en todo momento, carne viva escapada de bronce inmortal de Mariano Benlliure.

Es necesario descubrir a Pilar. […] Vedla (sic) esos ‘Cuatro muleros’ […]; admiradla en las ‘chuflas’ de su baile por alegrías y congratulaos cuantos sois amantes del baile español tan clásico y tan moderno” (Crónica Meridional, 30-6-1933).


NOTAS:
(1) Hubo quien aplaudió la resurrección “del auténtico baile gitano en la sucesión -entre faraónica y goyesca- de las ‘alegrías’ finales, incorporadas con milagrosa inspiración lazárica por esas tres glorias viejas” y también de Rafael Ortega, “que fue ovacionado al bailar con Pilar la ‘Farruca’ de Falla y tuvieron que repetirla, y el fino bailador Triana…” (Heraldo de Madrid, 16-6-1933).


Doña Pilar López… o simplemente Pilar (IV)

Cuando el año 1930 tocaba a su fin, Pilar López emprendió una nueva aventura artística, como vedette de la compañía de revistas de Eulogio Velasco. Así lo anunciaba la prensa:

“PILAR ABANDONA LAS VARIEDADES
Pilar López, la hermana menor de la ‘Argentinita’, ha decidido abandonar las variedades y dedicarse de lleno a la revista, para lo cual tiene aceptado un contrato de ingreso en la Compañía Velasco” (Gran Sport, 9-12-1930).

Pilar Lopez (Mundo Gráfico, 14-1-1931).

Pilar Lopez (Mundo Gráfico, 14-1-1931).

En aquel momento el elenco de la troupe estaba compuesto por más de una veintena de actores y actrices -entre ellos, Carmen Andrés, Raquel Albéniz, María Caballé, Angelita Durán, Arturo Castro y José Moncayo-, una pareja de bailes españoles –Antonio de Bilbao y Julia Verdiales-, tres primeras bailarinas -Juanita Oya, Julita Bilbao y Elena Escrivá-, una pareja de bailes clásicos –Sacha Goudine y Paquita Garrido-, una bailarina excéntrica –Miss Dolly-, una jazz-band dirigida por Rafael Arroyo y treinta segundas tiples.

Contaba además con un director artístico –Eulogio Velasco-, un director de escena -Jesús Navarro- y dos maestros directores y concertadores -Julián Benlloch y Enrique Navarro- (Diario de Burgos, 17-11-1930). Además de Pilar López, en los meses siguientes se fueron incorporando artistas como las bailarinas Pyl y Myl o la canzonetista Cándida Suárez.

Eulogio Velasco junto a las girls, tramoyistas y algunas figuras de su compañía (Crónica, 18-1-1931).

Eulogio Velasco junto a las girls, tramoyistas y algunas figuras de su compañía (Crónica, 18-1-1931).

En la ciudad del Turia

El 28 de noviembre Pilar debutó en el Teatro Apolo de Valencia con la Compañía Velasco, que llevó a escena la revista Las bellezas del mundo, con libreto de Antonio Paso y Tomás Borrás, y música de Soutullo y Vert. La obra gustó mucho, por su variedad y colorido:

“A base de simular un concurso de bellezas han compuesto los autores 16 cuadros, presentados con fastuosidad en decorado y vestuario […], donde se evocan con ingenio y propiedad tipos, países, costumbres y bailes, un conjunto cosmopolita, en que la mejor parte se la lleva lo nuestro, lo español, pues si la partitura se mantiene equilibrada, en punto a tipismo, alegría y bellezas melódicas, los libretistas consiguen afirmar su personalidad y características como ‘La señorita Miau’, ‘El Sacro Monte‘ y el cabaretEl Molan Ble‘. Éste fue, sin duda, el mejor acierto, subrayado por el público con estrepitosos aplausos.

La música […] fue celebradísima, particularmente un chotis […], el mosaico de bailes y cantos cubanos, el charlestón, el pasodoble de ‘Laschevaliers’, el número de las campesinas y los bailes orientales, la bacanal y otros” (El Pueblo, 2-12-1930).

El público tributó “calurosas ovaciones […] a la bailarina y cantante Pilar” (ibidem), que obtuvo un “éxito escandaloso” (Heraldo de Madrid, 3-12-1930).

La vedette y bailarina Pilar (Crónica, 18-1-1931).

La vedette y bailarina Pilar (Crónica, 18-1-1931).

Durante las seis semanas que la Compañía Velasco permaneció en Valencia, el programa se fue renovando, con el estreno de diferentes obras. El 12 de diciembre se llevó a escena la revista ¡Adelante, señores, pasen ustedes!, con libreto de Pérez Fernández y Muñoz Seca, y música de los maestros Roig y Rosillo; y una semana más tarde llegó el turno de Las aventuras de Jorge Sand, “revista-narración, para niños y mayores sin malicia” (Las Provincias, 22-11-1931) con texto de Luis Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño y música de Soriano y Benlloch. Para la ocasión se estrenaron originales decorados de Burmann y elegante vestuario confeccionado por la casa García Estelles de Madrid según figurines de Rafael Arroyo y Narciso Díaz.

El 29 de diciembre representaron la zarzuela La Cursilona, de Muñoz Seca y Pérez Fernández con música de Fuentes y Navarro; y el sainete El Niño me retira, de los hermanos Ávarez Quintero, con música del maestro Calleja. Por último, el 2 de enero de 1931 escenificaron Morena y sevillana, un “conflicto cómico-lírico-conyugal, mitad sainete, mitad revista”, de Paso y Borrás, con música del maestro Luna (Las Provincias, 2-1-1931).

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Pilar López con un atuendo no muy flamenco (Edén Concert Royal Artistic Agency, Institut del Teatre).

Una de las últimas noches de actuación de la compañía en Apolo, durante la representación de Las bellezas del mundo, el público se llevó una agradable sorpresa:

“En el momento en que comenzaba el cuadro del ‘cabaret‘ se presentó en escena inopinadamente ‘La Argentinita‘, que habiendo llegado al teatro, no quiso esperar a que cayera el telón para saludar a sus amigos y compañeros María Caballé, Moncayo y demás. Ocupó una de las mesitas como si fuera una de las vicetiples que formaban parte del conjunto del cuadro, pero parte del público la reconoció y le tributó una cariñosa ovación, que repitió cuando la hermana de la Argentinita, y popular bailarina Pilar, hizo su número” (Las Provincias, 2-1-1931).

En la Villa y Corte

Tras despedirse del público valenciano, el 9 de enero la Compañía Velasco debutó en el Teatro Reina Victoria de Madrid con la revista Las bellezas del mundo, que siguió cosechando éxitos. La crítica elogió la labor de Pilar, que fue una de las figuras más destacadas de la noche:

“… la bellísima estrella de varietés, se ha revelado como vedette de revista de condiciones excepcionales. Su elegante figura, su fino arte coreográfico, y una voz de timbre grato y agradable, le proporcionaron un triunfo muy merecido, que ha de acrecentar cada día hasta conquistar el puesto de honor que de derecho le corresponde” (Heraldo de Madrid, 9-1-1931).

María Caballé, Margarita Carvajal y Angelita Durán en la revista "Cock-tail de amor" (La Nación, 28-1-1931).

María Caballé, Margarita Carvajal y Angelita Durán en la revista Cock-tail de amor (La Nación, 28-1-1931).

El 28 de enero se estrenó Cock-tail de amor, con libreto de Fernández Sevilla, y música de Benlloch y Soriano. En realidad no se trataba de una nueva revista, sino de una versión reformada de Las aventuras de Jorge Sand. A pesar de la simplicidad de la historia, “de ingenuo corte, sencilla y rectilínea, sin literatura y sin complicaciones”, y del “verdor tan subido” de algunos chistes (La Época, 28-1-1931), la obra tuvo una buena recepción, por la espectacularidad de la puesta en escena, con fastuoso decorado de Burmann y “rica profusión de telas y plumas” (La Nación, 28-1-1931), y por lo pegadizo de la música:

“… las combinaciones de luz y los maravillosos desfiles eran alegría constante de los ojos, una música oportuna y agradable había de ofrecer el necesario complemento, música en la que, junto a la graciosa inspiración de los números ligeros, no faltaban instantes de cierto empeño, como el del mercado oriental y el de la danza del fuego, que produjeron, naturalmente, la mejor impresión” (ibidem).

Entre otros artistas, llamó especialmente la atención “Pilar, con su arte personalísimo, exclusivo y elegante” (La Voz, 27-1-1931), con su “gracia rítmica” (El Sol, 28-1-1931), que junto a Sacha Goudine dio “extraordinario relieve al aspecto coreográfico” (La Nación, 28-1-1931). De hecho, suyos fueron algunos de los números que tuvieron que ser bisados a petición del público:

“La partitura, copiosa, inspirada y jugosa, es pródiga en números de público. Se repitieron el número de las frutas, cantado por la Carvajal; el ‘joropo’, danza americana, bailada por Pilar; el ‘Yes-yes’, encomendado a la Carvajal; un bailable de Pilar y Sacha; las Irlandesas, delicada canción, donde María Caballé obtiene un éxito personal; ‘Claveles de España’, bailado por Pilar, y un dueto cómico de graciosa factura, donde están saladísimos Carmen Andrés y Pepe Moncayo” (Heraldo de Madrid, 28-1-1931).

Imagen de la revista Flores de lujo (Heraldo de Madrid, 20-3-1931).

Imagen de la revista Flores de lujo (Heraldo de Madrid, 20-3-1931).

El siguiente estreno de la compañía, ya en el mes de marzo, fue Flores de lujo, una comedia musical de José Juan Cadenas con partitura de José Forns, que supo atraer tanto al público femenino, por su lujosa presentación -con vestuario de Max Weldy, y decorados de Morale y Asensi-, como al masculino, por lo exiguo de los trajes:

“Puede irse a la revista sólo para ver la enorme cantidad de preciosos trajes, medios trajes, cuartos de trajes, que lucen las muy abundosas y bellas muchachitas del Reina Victoria; para ver algunos de los trucos escenográficos, como el del gran muñeco, verdaderamente de gran bulto espectacular, o el ballet de La mujer y el diablo.

Esto ya se aproxima, o casi coincide con la idea que tengo de la revista: lujo, fausto, bellas telas, lo más translúcidas, someras y brillantes posible, sobre, o al lado, o enfrente de satinadas y ebúrneas carnes femeninas. De todo ello hay en Flores de lujo” (La Voz, 20-3-1931).

Por la costa mediterránea

En el mes de abril, la compañía actuó unos días en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Después regresó al Apolo de Valencia, y pasó por Castellón y Alicante, en cuyo Teatro Principal llevó a escena, entre otras, la revista Adelante, señores: ¡pasen ustedes!, que fue muy criticada por su contenido erótico: “Ni gracia en el diálogo, ni originalidad ni decencia, ni lo que hay que tener. En la sicalipsis, aunque Muñoz Seca crea otra cosa, también puede haber decencia, pero para eso hace falta un buen gusto que, desgraciadamente, anda escaso” (El Luchador, 29-5-1931).

Pilar López (Muchas Gracias, 17-1-1931).

Pilar López (Muchas Gracias, 17-1-1931).

Sin embargo, diferentes cronistas coincidieron en destacar los bailes de Pilar López como los números más sobresalientes de la obra:

“Rosillo, nuestro compositor, con Roig ha compuesto una partitura graciosa de la que destacan la bulería y un charlestón, muy bien bailado por Pilar y Sacha Gudine…” (ibidem).

“… destacan los números de ‘La bulería’ y el foxUltra Canela’, dando ocasión a que María Caballé, las Carvajal, Durán y ‘Pilar’ capitaneando a las disciplinadas girls de Velasco en unas graciosas evoluciones nos recrearan con su arte y sus morbideces” (Diario de Alicante, 29-5-1931).

A principios de junio la Compañía Velasco debutó en el Teatro Cómico de Barcelona, donde permaneció casi dos meses, en los que llevó a escena con gran éxito las obras Flores de lujo, ¡Adelante, señores, pasen ustedes!, Cock-tail de amor, Las bellezas del mundo y Morena y sevillana. El 24 de julio se celebró una función de honor a beneficio de la vedette y bailarina Pilar.


Doña Pilar López… o simplemente Pilar (III)

Durante el otoño de 1925 Pilar López visitó, junto a la Argentinita, distintas ciudades españolas como Vitoria, Alicante o Murcia. Las acompañaban un pianista y un guitarrista, e incluso llevaban a su propio director de orquesta. Durante su actuación en el Central Cinema de Alicante, con un caché de 2.000 pesetas entre las dos, ofrecieron un repertorio variado, del que merece la pena reseñar el dueto “El caimán” (El Luchador, 21-11-1925).

Pilar brilló como cupletista y también en su interpretación de otros números mucho más internacionales:

“La estrella tiene ahora su satélite, que es su hermanita Pilar, notable artista, bella mujer. En todo su repertorio se destaca notablemente, sobre todo, en ese número exótico, fino y gracioso titulado We have bannanas to day (hoy tenemos bananas). Para ella fueron las primeras ovaciones. Vaya una telonera de postín en todo.
Hoy nos estrenará Pilar un precioso cuplé de Luis de Tapia titulado ‘De largo’.
El éxito, como presagiábamos, ha sido definitivo” (El Luchador, 20-11-1925).

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

La prensa murciana resaltó la “moralidad y buen gusto” de las dos hermanas. Asimisimo, reconoció la notable transformación experimentada por Pilar, que “en el lapso de tiempo que ha transcurrido desde que estuvo aquí ha aprendido y progresado mucho, muchísimo, tanto que hoy es una artista acabada, hecha, que canta, dice y está en la escena con la seguridad y el aplomo de las consagradas” (La Verdad, 29-11-1925). En una entrevista concedida días más tarde a Agustín Iniesta, la Argentinita también se mostraba muy contenta por los avances de su hermana: “Hace tres años que debutó y tanto ella como el público y yo estamos mutuamente satisfechos” (La Verdad, 2-12-1925).

Estrella de varietés

Durante los años siguientes, Pilar López siguió cosechando triunfos en los teatros de variedades de toda España, en los que compartió cartel con bailaoras de la categoría de Custodia Romero o Carmen Vargas, y con artistas de otras muchas disciplinas. La prensa la calificaba de estrella y seguía destacando su arte, su simpatía, su elegancia, su lujosa presentación, su gusto exquisito, su armoniosa voz y, sobre todo, sus excelentes dotes para el baile.

En febrero de 1927 obtuvo en el Teatro Romea de Madrid “un éxito tan grande como merecido. […] Entre las «estrellas» jóvenes, esta artista sobresale con vigoroso relieve propio” (Nuevo Mundo, 4-2-1927). Uno de los mayores elogios se lo dedicó Juan Ferragut al compararla con su excelsa hermana: “Pilar, bailarina y cancionista, es como un reflejo de la Argentinita, si atenuado en cuanto al dinamismo, al nervio y a la gracia creadora, resplandeciente en el equilibrio dichoso de la juventud y la belleza” (Muchas Gracias, 11-2-1927).

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

Unos meses más tarde, a su paso por el Teatro Ruzafa de Valencia y el Cine Ideal de Alicante, siguió cosechando triunfos y alabanzas:

“Con las flores del arte y la belleza que son sus danzas y sus cuplés, ella perfumó el escenario y llenó de emoción todos los corazones… Tiene Pilar la gracia españolísima de la Argentinita, la elegancia divina de las bailarinas griegas, la sugestión picante y desfalleciente de Andalucía… Pronto Pilar Argentinita será única…” (La Correspondencia de Valencia, 9-6-1927).

“Hoy, Pilar […] puede ir sola, se basta para llenar un programa. Es una canzonetista mejor que muchas que son más que eso y pasan por estrellas. Es, además una superior bailarina, una estrella coreográfica verdad” (El Luchador, 18-7-1927).

En una entrevista concedida en esos días a Mario Arnold -que él tituló “Pilar, la bailarina de los ojos brujos”-, contó varias anécdotas y desveló algunos de sus gustos: la literatura de Palacio Valdés y Blasco Ibáñez, las películas de Lon Chaney, la música clásica de Beethoven, las obras teatrales de Benavente y los hermanos Quintero… (La Correspondencia de Valencia, 9-7-1927).

Y Pilar siguió afianzando su puesto entre las grandes, con su arte depurado y su dominio de las tablas (Levante Agrario, 29-10-1927), dejando patente que poseía “todas las condiciones y la categoría de Encarnación López” pero con “otro atractivo, el de la ingenuidad de unos doce años, aunque tiene veinte” (Diari de Granollers, 1-2-1928).

Pilar López (La Esfera, 21-1-1927)

Pilar López (La Esfera, 21-1-1927)

En su afán por seguir aprendiendo e innovando, hacía gala de una gran versatilidad. Lo mismo se la podía ver bailando un charlestón y un vertiginoso vals en el Teatro Maravillas de Madrid (La Libertad, 11-9-1927), que mostraba su lado más flamenco en el Principal Palace de Barcelona, acompañada a la guitarra por el profesor Antonio Álvarez (El Diluvio, 8-2-1928).

Primera vedette de ‘Cosmópolis’

En el verano de 1929, Pilar López entró a formar parte, como vedette principal, de la Compañía Hispano Americana de Blancos y Negros “Cosmópolis”, compuesta por un amplio elenco de artistas internacionales: el bailarín negro Paul Rood, las bailarinas Sotto Sisters (bailes modernos) y Hermanas Pipiolas (bailes españoles), el trovador americano Ziur, el humorista y transformista Rafael Arcos, la orquesta de blancos y negros Crombet Deswal Jazz y el quinteto cubano Kabedda Pictures.

En el mes de agosto comenzaron una gira por España que los llevó a recorrer numerosas ciudades, como Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Oviedo, Burgos, Zamora, Salamanca, Zaragoza, Lérida, Huesca, Cáceres, Badajoz, Córdoba, Écija y Sevilla, para culminar en el mes de diciembre en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Pilar López (Correo Extremeño, 29-11-1929)

Pilar López (Correo Extremeño, 29-11-1929)

La “indiscutible ‘estrella’” (Heraldo Madrid, 29-8-1929) del espectáculo no era otra que Pilar, que “sale a escena y ya tiene medio éxito conquistado, con su belleza y simpatía. Luego, a medida que interpreta su programa, se adueña de la sala, especialmente en los bailes que marcan su sello personalísimo” (La Voz de Asturias, 15-9-1929). De hecho, una de sus grandes virtudes, según la crítica, es “su buen gusto en toda clase de bailes, especialmente en alguno de pura esencia cañí a pesar de su técnica modernísima” (La Voz de Aragón, 8-11-1929).

Mas su repertorio coreográfico, además de esos “bailes a la guitarra” (El Noticiero Sevillano, 21-12-1929), también abarcaba otros géneros. Junto al resto de sus compañeros, Pilar intervenía en distintos números de conjunto, con música cubana o de jazz:

“La orquesta White and Black’s es sencillamente notable por sus raros instrumentos y por la agradable y estruendosa (valga la paradoja) música de blancos y negros que hoy priva en Europa. Ejecutaron diversos números, algunos de los cuales fueron bailados por las ‘girl’s‘, Pilar, Deswal y el exótico Morit’z, que es un bailarín formidable.

En la primera parte se presentó un número de conjunto de ambiente típicamente cubano, en el que intervino toda la Compañía y finalizó el espectáculo con otro conjunto, la popular canción ‘Constantinopla’, dirigida humorísticamente por Rafael Arcos y bailada en el mismo sentido por todos los artistas, correspondiendo al baile típico de cada país” (Diario de Córdoba, 6-12-1929).

Además de una prodigiosa bailarina, Pilar López era una excelente cancionista que “dice y canta con exquisito arte y afinación” canciones cubanas y de jazz, acompañándose al piano como “una consumada maestra (Diario de Córdoba, 6-12-1929), o forma parte de un ‘jazz’ como pianista (La Voz de Aragón, 8-11-1929).

Pilar López (Las Provincias, 2-6-1929)

Pilar López (Las Provincias, 2-6-1929)

Por méritos propios, había conseguido alcanzar un puesto de honor en el olimpo de las variedades, en un momento en que, según Álvaro Retana (1), éstas se encuentran en decadencia, debido en parte a la desaparición de las grandes figuras de antaño -por edad, por matrimonio o por encontrarse de gira en el extranjero-, y a las excesivas exigencias económicas de las figuras emergentes, que hacían que el género ya no resultase rentable para muchos empresarios:

Pilar para nada necesita que se le anuncie en programas y carteles como hermana de la Argentinita, pues nada tiene que envidiarle a ella, ha llegado a la cumbre de este arte difícil de las variedades, hoy tan decaído, para brillar con luz propia como una ‘estrella‘ de primera magnitud” (Diario de Córdoba, 6-12-1929).

“… Pilar. Siempre guapa, siempre artista, su exquisita sensibilidad ha conseguido una adaptación del género moderno de varietés, tan discreta, tan selecta, que ha sabido deslindar cuanto en él existe de arte de aquella otra parte que pudiera rozar los linderos de la modernidad” (La Voz, 7-12-1929).

La agrupación Cosmópolis recibió el año 1930 actuando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, con la intervención de la Argentinita como artista invitada. “Las dos hermanas se unieron en un último número final para bailar unas sevillanas muy aplaudidas” (La Voz, 7-1-1930). A finales de marzo la prensa anunció una nueva gira de la compañía por Portugal y norte de España, aunque sólo hemos logrado documentar su actuación en el Splendid-Casino de Argel (L’Écho d’Argel ,25-4-1930).

Encarnación López, La Argentinita

Encarnación López, La Argentinita

Durante los meses de verano, ya desligada de la troupe Cosmópolis, Pilar se presentó en distintos teatros madrileños, como Romea y Chueca, y también en Santander y Soria, junto a un nuevo elenco de variedades en el que destacaba la presencia de la polifacética Luisita Esteso, la bailarina negra Miss Topsy y el bailarín exótico Moritz, entre otras atracciones. El espectáculo que ofrecieron en el Casino del Sardinero “gustó mucho, sobre todo ella, que hizo una enormidad de cosas variadas para satisfacer al público, que no se cansaba de aplaudirla (sic)” (El Cantábrico, 11-9-1930).


NOTAS:
(1) “El género de las variedades, tan pujante a principios de siglo, entró en decadencia a mediados de los años veinte, debido en parte al agotamiento de las estrellas -unas dejaban los escenarios por edad, por matrimonio o por otros motivos; y otras se encontraban de gira por el extranjero-, por lo que sólo quedaban ‘cuatro o cinco estrellas sobresalientes que no eran suficientes en cantidad para realizar largas temporadas de arte frívolo.
Y las que surgían, dicho sea sin ánimo de molestar a ninguna, no llenaban en cantidad, ni en calidad, los huecos de las diosas mayores del género’” (Álvaro Retana, “El arte frívolo en España”, Ahora, 24-11-1935).

“El prestigio del arte frívolo radicaba en la baratura del acceso a los templos y en la frescura y juventud de las sacerdotisas. […]
Pero, cuando estas buenas chicas mimadas por el éxito empezaron a ajamonarse y a subir sus sueldos, y los empresarios para poder contratarlas se vieron precisados a elevar el precio de las localidades, sobrevino un descontento general que hizo imposible el negocio para todos” (Álvaro Retana, La Unión Ilustrada, 24-6-1923).


Doña Pilar López… o simplemente Pilar (II)

Aunque desde los ocho años frecuentó los escenarios de la mano de su hermana Encarnación, fue a los catorce cuando Pilar López decidió dedicarse al arte de manera profesional, compaginando esta actividad con su formación académica. Así lo contaba la propia artista a Florencia Ortiz para el diario Lanza décadas más tarde:

“A los 14 años yo no sé qué sentí en mí. Llamé a mi hermana y la (sic) expuse claramente mi deseo de dedicarme a la danza. Me escuchó como una madrecita y no se opuso. Que era mi temor. Claro que accedió a ello, con la condición de que yo por los inviernos me reintegrase al colegio y a mis estudios” (Lanza, 7-7-1956).

Pilar López (Taraí, 25-10-1930)

Pilar López (Tararí, 25-10-1930)

En octubre de 1921, Pilarcita se anunció en el Teatro Romea de Madrid, en cuyo programa de variedades destacaba la presencia de las cancionistas Pilar Osiris y Ofelia de Aragón, y de la gran Antonia Mercé, la Argentina. Aunque en esta ocasión no la acompañaba Encarna, su parentesco ya era suficiente tarjeta de presentación:

“… Había un primeur, una novedad: Pilarcita López, una graciosa artista llena de promesas […]. La nueva bailarina es hermana de la Argentinita, y sigue con mucha gracia sus huellas. Tiene una linda figura, y un arte fogoso y juvenil, en que hay ya mucha seguridad” (La Época, 18-10-1921).

En el mes de diciembre actuó en una fiesta a beneficio de la Cruz Roja organizada por la embajadora de Inglaterra, Lady Isabella Howard, en el Hotel Palace, a la que asistieron la reina Victoria Eugenia y la infanta Isabel. Tanto la cancionista Luisa Vila como Pilarcita López, “oyeron muchos aplausos y fueron obsequiadas con preciosos ramos de flores” (El Imparcial, 18-12-1921).

Durante el verano de 1922, una vez concluido el curso escolar, acompañó a la Argentinita en algunas de sus actuaciones. Juntas se presentaron en ciudades como Bilbao, San Sebastián, Avilés o Logroño; y pasaron las fiestas navideñas actuando con gran éxito en el Salón Imperial de Sevilla.

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre).

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre).

Durante los meses de enero y febrero de 1923 se las pudo ver en el Teatro Cervantes de Granada, en el Eslava de Jerez y en el Principal de Sanlúcar de Barrameda. Las crónicas granadinas dedicaron grandes elogios a Pilar, que demostró estar a la altura de su maestra, por la perfección con que ejecutó sus bailes y dijo sus cuplés, por el lujo de su presentación… “Aquí sí se puede decir con razón aquello de ‘dichoso aquél que a los suyos se parece'” (El Noticiero Granadino, 20-1-1923).

Volar en solitario

Tras la gira andaluza, las dos hermanas separaron sus caminos y Pilar empezó a anunciarse sólo con su nombre de pila, tal vez en un intento de hacer valer sus propios méritos. Mas ambas cosas no eran incompatibles, y la prensa destacó sus virtudes, sin dejar de mencionar su vínculo con Encarnación.

En marzo triunfó en el Teatro Maravillas de Madrid, donde compartió cartel con artistas como María Tubáu, Consuelito Hidalgo o Luisa Vila, y de allí pasó al Teatro-Casino de Guadalajara. La crítica le auguraba “grandes triunfos, pues tiene verdadero temperamento de artista. No puede ocultar que es hermana de la inimitable Argentinita” (Eco Artístico, 31-3-1923).

En el mes de julio actuó en el Ideal Rosales de Madrid, y cantó y bailó con mucho arte y gracia en una comida celebrada en la Embajada de Francia, a la que asistieron los reyes. En agosto conquistó al público del Salón Toreno de Oviedo, que admiró especialmente sus números de baile, y en septiembre alternó con la cancionista y cantaora Emilia Benito en el Circo Price.

Emilia Benito (Antonio Esplugas, Arxiu Nacional de Catalunya).

Emilia Benito (Antonio Esplugas, Arxiu Nacional de Catalunya).

En noviembre regresó al Teatro Maravillas, compartiendo cartel con la cantante Cándida Suárez y la bailarina Isabelita Ruiz. A sus dieciséis años, Pilar se presentaba “más hecha, más perfecta, más artista“, y ocupaba ya “un puesto preeminente en su arte vario y elegante” (La Acción, 3-11-1923), como demostró unas semanas más tarde en el Teatro Moderno de Salamanca.

Allí se anunció junto a la cancionista Pepita Lláser y la bailaora Lolita Astolfi, y deleitó al auditorio con su variado repertorio de danzas y canciones. “El cuplé frívolo, alegre, y el baile en todas sus formas, tienen en Pilarcita López la más genial intérprete” (El Adelanto, 27-11-1923).

El programa estaba compuesto por las actuaciones individuales de cada una de las artistas y concluía con un número de conjunto. En la primera parte, “Pilarcita López [cantó] La rubia de Maxim, Pekín Park, Robe Pierre y un chotis en el que, dicho sea de paso, lució un mantón de Manila riquísimo” (El Adelanto, 28-11-1923).

El número final, titulado ¡Tóo gitano!, consistía en una fiesta flamenca. El escenario se convirtió en “un patio andaluz, con luces, farolillos, tocaores, cañas de manzanilla, mujeres bonitas, bailaoras y cantaoras de flamenco” (El Adelanto, 28-11-1923). Con las sonantas de Ángel Salinero, Eleuterio Rodríguez, Domingo Hernández y Félix Alejo, Pepita Lláser cantó unas sevillanas para que bailaran sus compañeras. Después, “Pilarcita López fue la bellísima gitana que con su Farruca, bailada maravillosamente, obtuvo un triunfo ruidoso y unos aplausos admirativos y entusiastas. ¡Muy bien, magníficamente bien bailada, Pilarcita!” (El Adelanto, 28-11-1923).

Lolita Astolfi (Fundación Juan March)

Lolita Astolfi (Fundación Juan March)

En marzo de 1924, Pilar obtuvo un sonado triunfo en el Teatro Guerrero Mendoza de la localidad murciana de Abarán. El cronista del diario El Tiempo la calificó de artista “prodigiosa“, de “exquisitez depurada“, y vio en ella otras muchas virtudes:

“… el encanto de su garganta de cristal, […] su dicción maravillosa, […] la expresión acabada de sus gestos, […] la aristocracia de sus movimientos, […] ‘ese algo‘, en fin, oculto y misterioso que sólo ella posee, como un don por el cielo concedido que la eleva, en carroza de triunfo a las más altas cumbres del arte. […] Algo encierra su persona que encanta y que fascina, algo que produce inacabable borrachera de placer” (El Tiempo, 12-3-1924).

Bailarina, cantante, pianista…

Tras actuar en el Teatro Rey Alfonso y en el Maravillas de Madrid, en el mes de mayo regresó a Murcia -en esta ocasión, al Teatro Ortiz de la capital-, como directora de una compañía de variedades internacionales en la que destacaba la bailarina Vera Wratislava. Llevaba un espléndido decorado y lujoso vestuario; y, como se esperaba, demostró ser “una bailarina excelente; tiene agilidad y sabe unir a los compases de la orquesta los movimientos rítmicos de su cuerpo gentilísimo” (El Tiempo, 24-5-1924).

Aunque gustó mucho como cancionista, por su “agradable y melodiosa voz” (El Tiempo, 24-5-1924) y por el sentimiento que puso en sus canciones, tanto el público como la crítica disfrutaron más viéndola danzar. Varios periodistas le dieron un mismo consejo: dejar de anunciarse como hermana de la Argentinita, pues “Pilar López es un ‘astro’ con luz propia, que no necesita ese título para arrancar el elogio y el aplauso” (El Liberal de Murcia, 25-5-1924).

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre)

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre)

De hecho, cuando volvieron a compartir escenario, en el mes de julio, en el Teatro Pereda de Santander, “Pilar no deslució junto a su hermana” (El Cantábrico, 29-7-1924), pues “lleva ya la ‘marca de fábrica‘ en sus bailes y canciones” (La Atalaya, 31-7-1924). Unas semanas más tarde, en una función aristocrática celebrada en La Granja, mostró una nueva faceta, la de pianista, acompañando a los bailes de la Argentinta (La Libertad, 10-9-1924).

Progresa adecuadamente

A su regreso al Teatro Maravillas de Madrid, en el mes de septiembre, eran evidentes sus progresos:

Pilar, la hermanita de Argentinita, avanza a paso firme a colocarse ‘casi’ a nivel de su excepcional hermana. Tiene una bonita voz, frasea mucho mejor que la temporada anterior, viste muy bien y, sobre todo, es una formidable bailarina. Además, tiene juventud, belleza y simpatía. ¿Se puede pedir más?” (La Libertad, 19-9-1924).

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

En enero de 1925, tras volver a encandilar al público murciano, debutó en el Teatro Romea de Madrid en sustitución de Encarna. Ante el gran parecido con esta última, la prensa le recomendó buscar la diferenciación, puesto que sus extraordinarias cualidades le auguraban un prometedor futuro:

Pilar tiene, por encima de todo, una admiración rayana en idolatría por Encarnita […]. Realmente, como la Naturaleza les ha dotado de una voz muy parecida, hay canciones que, si cerramos los ojos, creeríamos oír a la Argentinita. Por esta razón aconsejaremos a la bella y simpática Pilarín que huya del repertorio de su hermana.

Canta con una gran afinación, tiene voz bastante extensa, simpatía personal y viste con mucho gusto, y, siguiendo la escuela de la familia, baila como se debe bailar, con la severidad del rito, con el dominio de una consumada bailarina y consciente de su arte” (La Libertad, 22-1-1925).

“… es una de nuestras artistas jóvenes […] que están mejor en escena y de las que podemos esperar mucho. Cada vez que la vemos actuar, encontramos en ella algo que no vimos en su actuación anterior, un nuevo detalle de artista ‘cara’ que nos hace concebir risueñas y halagadoras esperanzas.

PILAR es hoy por hoy, una excelente artista, pero muy pronto ha de ser de las primeras” (La Unión Ilustrada, 1-2-1925).

En el mes de abril falleció su madre y en mayo se presentó junto a la cupletista Paquita Garzón en el Salón Novedades de Palencia, con un repertorio que “comprende tanto las danzas clásicas y evocadoras como esas otras bailables, cuyo ritmo conjuntado con los motivos melódicos de la música, hace de ellos una parte integrante de la partitura, que la cumplimenta y le da más vida y expresión” (El Diario Palentino, 15-5-1925).