La nueva compañía de Trini Ramos está integrada por una docena de artistas, entre los que destacan “un cuarteto masculino de instrumentistas, Los Trovadores Sudamericanos; un cantante, Charles Schenk, y un compañero de baile, Alberto de Lima” (Variety, 6-1-1926) (1).
Los números llaman la atención por su espléndida puesta en escena, en la que Trini “ha invertido 25.000 $ para darle a su radiante belleza un marco adecuado” (Brooklyn Life and Activities of Long Island Society, 2-1-1926) (2). De hecho, la española “ni siquiera busca empresarios: ella misma es su empresaria. Ella idea su acto, lo organiza, lo ensaya, lo decora, lo viste (o lo desnuda), ¡y lo paga!” (Cine-Mundial, marzo de 1926).

Trini Ramos (The Des Moines Register, 11-2-1923)
La propia artista ofrece a la prensa sevillana algunos detalles sobre la organización de su compañía:
“Yo llevo un bailarín, un cantante, y una orquesta compuesta de ocho profesores. Hago un acto que dura treinta y cinco minutos y tiene dieciséis escenas. El decorado es mío. Una cosa con vistas a España. La cortina es de terciopelo negro, y sobre ese fondo se ven un torero y una maja, en oro.
[…] La “farruca” la bailo vestida de torero, un traje de torero especial, con una montera rarísima. El traje es rojo y las lentejuelas de oro” (El Liberal de Sevilla, 22-7-1926) (3).
Arte español de pura cepa
Durante los primeros meses de 1926, Trini & Co. se presenta en los teatros Orpheum de Saint Louis, Los Angeles y Omaha, entre otros. La crítica elogia el carácter auténticamente español de sus bailes:
“El baile español, los amplios deslizamientos, el tempestuoso zapateado -en sí mismo, el supremo gesto romántico- es más que una cuestión de técnica. Más bien es una cuestión de nacimiento.
Trini es española en su cara, en su forma, en su figura, en sus maneras y en su temperamento. Sus bailes en el Orpheum Theater esta semana son más que una mera serie de pasos, ejecutados según una antigua fórmula. Más bien parecen la expresión de su natividad castellana, una manifestación de su temperamento, una exposición lírica del romance que está en la sangre de los pueblos mediterráneos” (The Los Angeles Times, 11-2-1926).

Trini Ramos (Cine-Mundial, enero de 1923)
En junio de 1926, la sevillana regresa al Palace de Nueva York, con un programa de bailes y canciones españolas, que son una versión mejorada de algunos de los éxitos de Raquel Meller:
“… la Señorita Trini, cuyo número es colorido y está excelentemente interpretado. Además de su programa de bailes más o menos hispánicos, Trini ensaya el tipo de cosas que suele hacer Raquel Meller en dos de sus últimos números, ‘Ay, Cipriano’ y ‘El Relicario’. En ‘El Relicario’ incluso lo hace mejor que Meller, pues explica la historia con detalle y después la representa, en lugar de confiar simplemente en su capacidad como oradora. Está secundada por Alberto Galo, la Hurtado’s Marimba Band y E. Holt, que toca el acordeón” (The New York Times, 1-6-1926).
Confesiones a Galerín
Unas semanas más tarde se puede ver a la sevillana en el Maryland Theater de Baltimore y en el Brighton Theater de Nueva York. Tras cumplir estos compromisos, Trini regresa a España para pasar unos días de descanso junto a su familia. Como es habitual en cada una de sus visitas a Serva la Bari, la artista concede una entrevista a Galerín, en la que hace balance de los éxitos obtenidos en los últimos meses y avanza algunos de sus proyectos más inmediatos.

Raquel Meller (Foto de Campúa)
La polifacética andaluza acaba de rodar la película Licores -ambientada en la época de la ley seca- y, a pesar de lo jugoso del estipendio, considera que no le compensa seguir trabajando en el cine:
“Yo he cobrado 2.500 dólares cada semana. La impresión de “Licores” duró cuatro semanas. Crea usted que no hago ni una más. Yo no trabajo desde las ocho de la mañana a las seis de la tarde ni por tres cortijos. Las casas de películas están en Los Ángeles. Había que estar maquillada a las ocho y se come en el estudio. ¡Una y no más, dije! Y he rechazado cinco contratos que me ofrecían. Si me falta el éxito en los teatros haré películas, porque dicen que estoy bien” (El Liberal de Sevilla, 22-7-1926).
Trini aprovecha su estancia en Sevilla para darse algún capricho culinario (4) antes de regresar a Nueva York, donde tiene previsto debutar a mediados de agosto. Después de cuatro años en el país norteamericano, la polifacética artista sigue triunfando como el primer día, a pesar de la frialdad del público, e incluso ha tenido el honor de conocer al presidente Coolidge (5):
“Debuto el 15 de agosto en el Palace, de Nueva York. Yo he batido en este teatro el ‘record’ de la repetición. Suelen estar las artistas una semana, y a mí me prorrogaron el contrato por tres. […]
… Yo he tenido suerte en los debuts. El último llenó cuatro palcos de autoridades y representaciones españolas, palcos que yo ordené se exornaran con las banderas de ambas naciones. He tenido mucha suerte. No puedo quejarme. […]
El público es frío, serio. Contadas veces se entusiasma y exclama ¡hurra! Se les alegran ‘las pajarillas’, como decimos por aquí; pero no son efusivos, ‘no se entregan’” (El Liberal de Sevilla, 22-7-1926).

Trini vestida de torero (The Los Angeles Times, 6-3-1926)
A su regreso a los Estados Unidos, Trini Ramos realiza su ya tradicional posado para los medios. En esta ocasión, lleva el pelo tocado con una gran peineta española y sostiene en la mano un abanico promocional del presidente Coolidge.
Misma compañía, nuevas ideas
La sevillana llega cargada de nuevas ideas, que le servirán para renovar por completo su repertorio, no sólo en lo que respecta al contenido de los números sino también a su presentación, cada vez más elaborada y lujosa. No obstante, el equipo humano que la acompaña sigue siendo prácticamente el mismo: la Marimba Band -ahora, con Louis Betancourt al frente-, Alberto Galo y el músico E. Holt.
Antes de regresar al Palace de Nueva York, como anunció a Galerín, la estrella española retoma el circuito Keith Albee y actúa en ciudades como Atlantic City, Filadelfia, Wilkes-Barre, Detroit o Hartford. En todas ellas cosecha grandes éxitos y recibe numerosos elogios de parte de la crítica, que concede mayor importancia a sus múltiples cualidades artísticas que a su extraordinaria belleza:
“Su número Apache es especialmente sorprendente. Lo canta y lo baila con sentimiento dramático. Sus numeros españoles muestran brillantez de técnica así como originalidad. […]
Su trabajo con las castañuelas es excepcional. Es una excelente música y toca la guitarra de un modo magistral” (The Philadelphia Inquirer, 5-9-1926).
“Ninguna de las bailarinas que han llegado al vodevil americano ha conseguido igualar el éxito de esta fascinante hija de Madrid” (The Philadelphia Inquirer, 5-9-1926).

Trini Ramos, luciendo el abanico promocional de Coolidge (Oakland Tribune, 12-8-1926)
“Ella es la belleza de las bellezas y posee una rara habilidad como bailarina, cantante y versátil artista todoterreno. Trini es la personificación de la gracia. Su belleza fascina – su baile embelesa, su canto deleita. Trini despliega el fino gusto de una aristócrata en todos sus alegres decorados – su elegante guardarropa […]. Los públicos están fascinados por los bailes de Trini con la música suave y relajante de la incomparable Marimba Band de Louis Betancourt. […] El Sr. Holt es un maestro de la concertina y la toca con el mismo alegre abandono con el que baila Trini. El Señor Galo es el compañero especial de baile de Trini. El ardiente tango, el baile favorito de España, nunca ha sido interpretado más artísticamente que lo hace este dúo” (Wilkes-Barre Times Leader, 21-9-1926).
“Aunque posee belleza, para ganarse al público no depende en absoluto de ella, sino de su baile, su fascinante personalidad y su magnetismo sobre el escenario.
Todo el número de Trini debe ser el resultado de mucho sacrificio y del genio de la preparación y la combinación” (The Scranton Republican, 24-9-1926).
En noviembre de 1927, Trini Ramos vuelve por octava vez al Palace Theatre de Nueva York, un hecho “poco habitual”, al tratarse de una artista “que sólo lleva en el vodevil dos temporadas” (Vaudeville News, 26-11-1926). La sevillana no decepciona:
“Trini mostró una preciosa creación y mucho talento durante sus 42 minutos. Usando dos canciones que también hace Raquel Meller […]. Maravillosa tocando las castañuelas y sacando triples repiqueteos de sus tacones, Trini atrajo toda la atención de quienes estaban a su alrededor. Una dulce salva de aplausos fue el resultado para esta dama española, que es una gran artista” (Variety, 17-11-1926).

Trini Ramos (The Baltimore Sun, 12-5-1925)
En el mes de diciembre, la artista andaluza llega a Baltimore. El triunfo obtenido obliga a prorrogar el contrato una semana más, en la que Trini sorprende con “un número totalmente nuevo de baile español, escenas de amor y tragedia, y sigue cautivando a los públicos” (The Baltimore Sun, 14-12-1926).
…
NOTAS:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.
(2) “El número del matador con el capote rojo y amarillo; el decorado de tela plateada; el sorprendente número gitano con una carreta entoldada al fondo; el novedoso abanico con sus réplicas reales y el resto, todos son agradables” (Variety, 6-1-1926).
(3) Todas las noticias extraídas de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y están disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.
(4) “He desayunado un bollo francés con manteca colorada. Y como sopas de ajo y gazpacho, y caracoles, y menudo, y cocido. ¿Qué eso es ordinario? ¡Quizás! Pero no paso las comidas untadas con mostaza, confeccionadas con manteca de vaca, con la sal, las especias y el vinagre aparte. Y oliendo a demonios. ¡Como nuestra cocina no hay nada! ¿Qué cree usted que hice yo un día en Nueva York para obsequiar a unas artistas españolas? Pues fui al mercado y adquirí calabaza y habichuelas. ¡No nos reíamos nada en la cocina…!” (El Liberal de Sevilla, 22-7-1926).
(5) “- […] En Washington me llamó el presidente de los Estados Unidos. ¿Quiere usted poner el nombre? Ponga usted: Coolidge.
– ¿Lo conoce usted bien?
– Fui a su residencia a devolverle la visita. Creo que fue la primera vez que se sonrió” (El Liberal de Sevilla, 22-7-1926).