En junio de 1913, la que años atrás causaba algún escándalo por sus bailes algo subidos de tono para el gusto de la crítica, conquista al público de Cartagena con su arte elegante y su gracia inagotable:
“[…] las grandes ovaciones tributadas a tan selecta artista y la satisfacción de todo el público, demostró que la fama adquirida por ‘Dora la Gitana’ es muy justa y merecida.
Sin desplantes chocarreros, sin contorsiones sicalípticas, sin chavacanerías (sic) grotescas, sólo con su arte exquisito, con su gentil figura y con su gracia nativa, triunfó anoche, como triunfará siempre; porque ‘Dora la Gitana’ es todo eso; arte, gentileza y gracia” (El Eco de Cartagena, 17-6-1913).
Durante ese verano “la reina de los bailes clásicos, Dora la Gitana, que cada noche gusta más y es más ovacionada” (Crónica Meridional, 29-6-1913), también actúa en varias ciudades andaluzas, como Almería o Lepe (Huelva). En esta última incluso existe un teatro que lleva su nombre.

Dora la Gitana y su hijo Dorito (Eco Artístico, 5-3-1911)
Una artista consolidada
A partir del mes de septiembre, se puede ver a la malagueña principalmente en Badajoz y otras ciudades de Extremadura. Sus bailes gitanos -especialmente el garrotín-, sus monólogos y sus cuplés, “con su arte exquisito en ella peculiar” (Eco Artístico, 25-9-1913), hacen las delicias del público, que “la aclama con frenesí” (Eco Artístico, 5-10-1913):
“Especialmente en el garrotín de su creación, que bailó admirablemente, las ovaciones tributadas a la gran artista son verdaderamente formidables” (Eco Artístico, 5-9-1913).
“La bella Dora, que lleva trabajando diez u once noches, sigue haciendo furor […].
Hay que confesar, a fuer de justos, que la Dora es muy complaciente y canta y baila cuanto el público le pide” (La Región Extremeña, 13-9-1913).
“Dora la Gitana, como cupletista y bailarina, acredita el nombre prestigioso que tiene, y su lujosa presentación contribuye a dar al número mayor esplendor” (Eco Artístico, 15-9-1913).
“Aplausos estruendosos escuchó esta notable artista durante su actuación; pero cuando llegaron las ovaciones al frenesí fue la noche de su despedida, noche de júbilo para Dora la Gitana y su Doro.
El garrotín, creación suya, lo tuvo que repetir varias veces y el público no se hubiera cansado en toda la noche de vérselo bailar” (Eco Artístico, 25-9-1913).
A partir de esta fecha, las referencias a Dora la Gitana son menos frecuentes en la prensa de nuestro país. Durante el verano de 1914 se la puede ver, junto a su troupe, en distintas localidades de la provincia de Ciudad Real. Allí “la gentil canzonetista […], tanto por la finura de su trabajo como por el gran lujo con el que lo presenta, está mereciendo la admiración del numeroso y distinguido público que la admira” (El Pueblo Manchego, 18-6-1914).

Dora la Gitana (La Información, 27-6-1913)
Unos meses más tarde, en el Teatro Cómico y en el Gran Salón Doré de Barcelona, “Dora la Gitana, a pesar de que los años no pasan inútilmente, demuestra que el proverbio español de que ‘donde hubo siempre queda’, es de una veracidad completa” (Eco Artístico, 5-10-1914).
Dora, toda una estrella en tierras extremeñas
Durante los dos años siguientes, los papeles sitúan a la bailaora malagueña fundamentalmente en Extremadura. La presentación de su compañía en Alburquerque (Badajoz) en febrero de 1915 es todo un acontecimiento:
“[…] una cosa nunca vista. El escenario estaba hermosamente adornado por completo de mantones de Manila, de la propiedad de Dora La Gitana, la incansable artista que no tiene rival. Era una colección de mantones valiosísima, cada uno de un color, y todos de gran valor.
También fue digno de ver el traje de luces que presentó, vestida de torero.
Del trabajo que hicieron los artistas de la Compañía de Dora, diré que Mercedes, La Gitana, superior en su cante, oyendo nutridos aplausos; los Murguistas también lo hicieron bien; el pequeño Doro, el Chiquitín, tan mono como siempre, y el pianista D. Pablo Alonso superior, y de Dora, ¿qué diré? Todo es poco; hubo que buscar sillas de la calle porque con las del Salón no eran suficientes para el inmenso público que acudió al Teatro, y nunca se ha visto tan lleno como ahora, por las atracciones de esta gran artista, que fue ovacionadísima” (El Correo de la Mañana, 24-2-1915).
En esa época, la malagueña también se mueve por otras localidades pacenses como Berlanga, Pueblonuevo el Terrible o Fuente del Maestre. En esta última, es sonada “la riña de ‘Dora la Gitana’ con su hermana Mercedes, a la que pegaron todos los individuos de la ‘troupe’” (La Región Extremeña, 3-8-1916).

Dora la Gitana (Eco Artístico, 25-12-1912)
Durante su estancia en Badajoz capital, en julio de 1916, la artista se aloja en el hotel Palace. Con motivo de la vista de la Infanta Isabel, de los balcones del establecimiento cuelgan “once riquísimos y preciosos mantones de manila” (El Correo de la Mañana, 8-7-1916), propiedad de Dora la Gitana, que actúa en el Pabellón Extremeño con el éxito habitual: “Dora fue muy aplaudida en todos los números que ejecutó, mostrándose, como de costumbre, muy complaciente con el público” (La Región Extremeña, 8-7-1916).
Nuevos éxitos en Madrid y Andalucía
Tras su periplo por Extremadura, se puede ver a Dora en distintas ciudades andaluzas, como Málaga, Écija (Sevilla) o La Rambla (Córdoba). Junto a ella adquiere cada vez más protagonismo su hijo Doro el Serio, que gusta mucho, especialmente, en sus parodias y monólogos.
En noviembre de 1916, tras varios años de ausencia, la artista malagueña regresa a la capital de España y deslumbra al público del teatro Madrileño, con su lujosa presentación y sus bailes gitanos. Según la revista Eco Artístico, la bailaora también ha recibido ofertas de Londres, “ofrecimientos que Dora no ha querido aceptar a causa del actual conflicto europeo”.
“La decoración que presenta, completamente cubierta de riquísimos mantones de Manila, es de una riqueza incalculable y de una suntuosidad que causa enorme impresión en el público, el que no cesa de mirar lleno de admiración y curiosidad aquella majestuosa presentación.
Sus bailes son admirables por la perfección con que los ejecuta y la gracia que imprime a sus movimientos. Creadora del garrotín gitano, en el que nadie logró igualarla, obtiene éxitos grandiosos que la pluma podría difícilmente describir.
Es, pues, Dora la Gitana, una bailarina estupenda que sostiene indefinidamente la atención del público” (Eco Artístico, 25-12-1916).

Cartel de Dora la Gitana en el Teatro Vital Aza de Málaga (5-7-1911)
En agosto de 1917, la artista malagueña se presenta a Sevilla con su troupe, tras varios años de ausencia. Dora regresa como una artista consolidada, con una larga carrera a sus espaldas, pero en plena forma:
“En el ‘Salón Circo Victoria’, ha debutado la excelente compañía de varietés, dirigida por la famosa artista, creadora del garrotín, ‘Dora la gitana’. Valiéndome de una frase vulgar, diré que no pasan años por tan célebre artista. En Sevilla, donde no trabaja desde hace siete años, no ha bailado el garrotín a la perfección ninguna otra artista. ‘Dora’, con esa gracia gitana, baila unos ‘garrotines’ inimitables, siendo ovacionada con gran entusiasmo. Canta con esa gracia peculiar en ella, que derrama a borbotones canela fina. Es mucha artista la veterana ‘Dora’. Está mejor que cuando trabajó anteriormente en esta capital, pues baila como en sus mejores tiempos, y canta de una manera tan ‘gitana’, que disloca. Es frenéticamente ovacionada por el numeroso público que ocupa todas las localidades. En Sevilla está de moda tan colosal artista” (La Región Extremeña, 22-8-1917).