Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Carmencita Dauset, la reina de Broadway (II)

La Feria de Sevilla en París

El empresario Don José Oller no escatima en medios a la hora de llevar a escena La Feria de Sevilla. Al son de castañuelas, guitarras y tambores, la pista del Nuevo Circo parisino se va llenando de alegría y colorido. Entre los puestos de fruta y buñuelos desfila -a pie o a caballo- una multitud de gitanos, chalanes, majas, toreros e incluso algún inglés despistado.

Las protagonistas del espectáculo son Trinidad Cuenca, vestida con traje de hombre, y Carmen Dauset, quienes, tras vaciar varias unas copas de manzanilla, bailan juntas “una pegadiza sevillana, acompañadas por las guitarras, los ‘¡ole!’ de los espectadores y los bravos acompasados de las espectadoras” (Le Gaulois, 6-3-1887). (1)

Grabado "La Feria de Sevilla" en el Nouveau Cirque, 1877

Grabado “La Feria de Sevilla” en el Nuevo Circo de París

Después “un gitano viene a cantar un poco de ‘flamenco’ lleno de sabor melancólico, y la Srta. Carmen baila, sola, una pegadiza petenera” (Gil Blas, 7-3-1887), “un baile muy lascivo” (L’Intransigeant, 7-3-1887)“; un paso gracioso a más no poder y compuesto de una extraordinaria serie de vueltas de cintura” (Le Gaulois, 6-3-1887).

Es entonces cuando la Cuenca ejecuta la famosa pantomima de una corrida de toros, en la que ella misma encarna al picador, al banderillero y al primer espada; y a continuación, la Srta. Dolores entona la canción ‘Nina’ acompañándose con las castañuelas.

El último cuadro comienza con el paseíllo de los payasos-toreros al son de la marcha ‘Pan y toros’, que es interpretada por la estudiantina. En esta ocasión es el famoso clown Tony Grice, vestido con un traje de luces regalo de Frascuelo, quien se enfrenta a un astado de cartón, que posteriormente será sustituido por un novillo de carne y hueso.

Un espectáculo muy auténtico

La prensa destaca especialmente la fiel recreación del ambiente español y andaluz, conseguida merced a la autenticidad de sus protagonistas y figurantes:

“En una palabra, es España entera la que respira y se agita en la estrecha pista del Nuevo Circo; España, con sus bailes voluptuosos, en los que la Carmencita, la Cuenca y la García rivalizan en gracia exquisita, actitudes provocativas y verbo endiablado” (Le Figaro, 8-3-1887).

Carmencita Dauset

Carmencita Dauset

Por encima de todo, lo que más llama la atención del público es la actuación de Tinidad Cuenca y Carmen Dauset. Esta última, con su belleza morena y su vistosa interpretación de la petenera, trae locos a los franceses:

“Un hombre se sienta a una mesa y entona un aire popular, acompañándose con la mandolina. Después, una bailarina, arqueada de una manera extraña, la señora Cuenca, imita toda una corrida de toros, con mucha gracia, ¡doy fe! Deja sitio a la señora Carmencita, que baila con fantásticos contoneos del busto y las caderas, movimientos de brazos y manos, y abundantes taconeos, la célebre ‘peterera’ (sic).- ‘¡Ole! ¡ole!’, grita la multitud, aplaudiendo” (Le Petit Parisien, 8-3-1887).

“lo más interesante […] es el bolero bailado con mucha chulería por la señora Carmencita, una muchacha guapísima” (Le Matin, 6-3-1887).

El éxito de La Feria de Sevilla supera todos los pronósticos. En los diez primeros días de representación, la recaudación de taquilla asciende a 45.000 francos, y a finales de mayo, cuando se cumplen cien funciones, el Sr. Oller lo celebra invitando a toda la troupe a una “velada muy íntima y marcada por una sincera alegría”, que “terminó con auténticos bailes flamencos que provocaron el entusiasmo de los raros privilegiados de esta fiesta. Las Srtas. (sic) Carmencita y Grau fueron […] muy aplaudidos” (Gil Blas, 31-5-1887).

Cartel de "La Feria de Sevilla" en el Nuevo Circo

Cartel de “La Feria de Sevilla” en el Nuevo Circo

A finales de junio, aprovechando el cierre estival del Nuevo Circo, La Feria de Sevilla sale de gira por el norte de Francia y obtiene, en ciudades como Lille, Le Havre o Amiens, “un éxito brillante” (La Justice, 29-8-1887). A principios de octubre, el espectáculo regresa al local de la calle Saint-Honoré.

De nuevo en España

En el mes de diciembre se anuncia en el Jardín de Invierno de la capital parisina “la bailarina española Carmencita” (Le Radical, 15-12-1887), si bien no podemos confirmar que se trate de la Dauset. Unas semanas más tarde, ya en 1888, retomamos la pista de la almeriense en Madrid, en sendos festivales benéficos celebrados en el Teatro Apolo y en el de Novedades:

“También ofrecerá aquella función la novedad de presentarse al público la aplaudidísima Srta. Carmen Dauset, que bailará unas peteneras de la manera inimitable que tantas ovaciones la proporcionó el año pasado en el circo de Price […]. La Srta. Dauset ha permanecido un año en los teatros de París, donde fue extraordinariamente aplaudida, y antes de volver a salir para el extranjero se presentará al público en el teatro de Apolo pasado mañana” (La Correspondencia de España, 1-2-1888).

“Mañana se verificará en el teatro Novedades una función extraordinaria […]
tomará parte en la función la incomparable bailarina Carmen Dauset bailando las peteneras. Esta bella artista saldrá en esta semana para recorrer varios teatros” (El Liberal, 21-4-1888).

Gran éxito en Aragón

Tras cumplir con sus compromisos en la capital, Carmencita inicia una gira junto a su cuñado Antonio Grau, la bailarina Emilia García y la estudiantina Fígaro. En el mes de mayo actúan con gran éxito en tierras aragonesas. La prensa oscense se llena de alabanzas para la artista, que llega precedida de una gran fama y no defrauda a nadie:

Carmencita Dauset

Carmencita Dauset

“Al anunciar en nuestro número de ayer el debut de la estudiantina Fígaro y de la notable bailarina Carmecita Dausset (sic), lo hicimos con cierta reserva, ante el temor de que resultaran apasionados los elogios de la prensa de otras ciudades, que habíamos consultado previamente; mas a poco de comenzarse el espectáculo, nos convencimos de que toda ponderación resulta pálida, pues la función celebrada anoche en nuestro Teatro principal fue lo más agradable y bellísimo que imaginarse puede. […]

Carmencita Dausset (sic) […], que goza justo renombre en el difícil ejercicio de su profesión, posee la propiedad de fascinar al público con su natural y agradable sonrisa y con los movimientos de su flexible talle: sus diminutos pies son:

‘dos niños traviesos que juguetean
en el mismo dintel del Paraíso’

como dijo el inmortal López de Ayala y, en fin, toda ella es un conjunto de gracia y desenvoltura que ya no cabe pedir más” (La Crónica, 23-5-1888).

Carmencita Dausset (sic) es una maravilla, porque a su natural gracejo y voluptuosidad reúne la circunstancia de bailar a la perfección las peteneras que la han hecho célebre” (La Crónica, 23-5-1888).

En Barcelona, toda una estrella

Unas semanas más tarde, la troupe se dirige a Barcelona, donde se está celebrando la Exposición Universal. El 16 de junio debuta en el Teatro Tívoli “la original e incomparable y bella Carmencita Dausset” (La Dinastía, 16-6-1888), en un programa que incluye dos zarzuelas, cante y baile, y en el que la almeriense vuelve a brillar con sus peteneras, malagueñas -cantadas, estas últimas, por su cuñado El Rojo el Alpargatero– y sevillanas.

Exposición Universal de Barcelona, 1888

Exposición Universal de Barcelona, 1888

Como ya sucediera en Huesca, la crítica catalana cae rendida ante los encantos de Carmen, que empieza ya a perfilarse como la estrella que es:

“La gran atracción de estos días ha sido la presentación de la bailarina Carmencita Dausset, una flamenca originalísima y sumamente simpática.

Dotada de una figura distinguida y graciosa en grado superlativo, su aparición en la escena ya le vale un triunfo.

Pero cuando comienza a bailar y a dar vueltas, se dobla como un junco, se estira, se agacha y da unas pataditas intercaladas con mucha oportunidad, el entusiasmo del público se desborda y, a pesar de bailar sola, les parece ver en la simpática Carmencita todo un mundo coreográfico.

¿Qué baila? ¿Cómo baila? No lo sé. La verdad es que su gracia y su figura dominan al espectador más enemigo de los brincos y las volteretas. Carmencita Dausset es una especialidad, tiene personalidad propia: no puede compararse con ninguna ni decirse de ella que lo hace como ésta o como aquella otra. Carmencita sólo hay una: la del Tívoli” (La Esquella de la Torratxa, 23-6-1888).


NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.

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Categoría: Bailaora

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