Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Gabrielita la del Garrotín, reina de los baile de chufla (I)

“En el principio fue la fiesta,
el flujo que alimenta la alegría del gozo”
(Ortiz Nuevo, 1996: 19)

Los bailes de chufla

El flamenco es un extraordinario medio de expresión que, desde sus orígenes, ha permitido al ser humano manifestar toda una gama de sentimientos que van desde la alegría hasta la tragedia. Ha estado presente en las celebraciones y en las fiestas, y la seriedad inherente a los estilos más solemnes siempre ha sabido convivir con el humor. Sirva como ejemplo el testimonio aportado por Luis Suárez Ávila sobre la función ofrecida en 1867 en el Teatro Principal de Jerez, en la que Curro Dulce “aparece anunciado para cantar la soleá, el jaleo y la viudita que bailaría Mingoli ―Mangoli―, remedando a un tonto. […] se trata, sin duda, de una chuflilla, con el apoyo literario del romance infantil tan conocido de La viudita del conde Laurel” (2004: 15).

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Fernando el de Triana, en su conocida obra Arte y artistas flamencos, también describe los números cómicos que se desarrollaban en el sevillano Café del Burrero, protagonizados por la bailaora Concha la Carbonera y su “comadre” La Escribana, sobrenombre del cantaor José León. “Esta pareja […] no pensaba más que en la chufla y en divertirse cuanto más, mejor, alegrándose con todo lo que fuera destruirse la naturaleza” (1979: 108). Asimismo, el autor hace referencia a las parodias representadas por todos los artistas del cuadro, que iban desde la formación de una comparsa de bandoleros hasta la lidia de un becerrillo aderezada con unos diálogos de lo más hilarantes.

La Carbonera destacaba especialmente en el baile por tangos, un estilo bastante propicio para el desarrollo de la vis cómica. Da testimonio de ello Salvador Rueda (1886: 1), que describe con todo lujo de detalles una actuación de la bailaora en el Burrero:

Y mientras truena este abigarrado laberinto de exclamaciones, Concha va y viene, cumpliendo todas las demandas, ya poniendo unas banderillas a los pliegues del aire, ya llevándose la mano a la mejilla para entonar el pregón de las flores; bien pisando, llena de melindres, la araña; ahora imitando al gallo en su quiriquiquí y en sus desplegamientos de alas; tan pronto anunciando, sin salirse del canto, ‘los boquerones’; a las voces diciendo que ‘lleva la rosa y la rosa mosqueta y las flores de tóoos colores’; y siempre intercalando al repertorio de habilidades, repiques de puntería y golpes de tacón, yéndose serenamente hacia atrás, corriendo luego hacia adelante, haciendo desgoznes de caderas, con los que finge muecas ridículas el polisón, y sosteniendo, siempre imperturbable sobre su peinado, un airoso chambergo pedido a un circunstante, que es como el noble y glorioso birrete del doctorado.

Pepa y Pichiri bailando el tango (Le Monde Illustré, 31-8-1889)

Pepa y Pichiri bailando el tango (Le Monde Illustré, 31-8-1889)

Esa comicidad, con un componente erótico, también estaba presente en los tangos bailados por Antonio de la Rosa ‘Pichiri’ formando pareja con Pepa, bailaora de San Fernando, durante su actuación en la Exposición Universal de París de 1889, con un número que dejó impactados a los franceses. Así lo describieron las crónicas:

Pepa, una mujer muy alegre, con una mirada sorprendentemente lasciva; es muy pícara […]. Muy guasona […]. Para bailar se planta sobre la oreja un sombrero de hombre; después, con Pichiri, comienza un baile que todo París querrá ver. Si he comprendido bien este tango, Pepa llama a Pichiri para que venga, cantándole un cuplé ―¡Y qué cuplé!― y ejecutando, ante sus ojos extasiados, una danza del vientre especial.

[…] Me han traducido una de las frases del cuplé, y esto es lo que ella canta:
‘Me encanta el salchichón, cuando es bien grande’.

No profundicemos más. Y a cada nueva frase, a cada nueva rotación de su trasero, Pichiri la bendice y se acerca, como mordido por un intenso deseo… (Intérim, 1889: 4) (1).

Pichiri y Pepa la de San Fernando (Fotos: BNF)

Pichiri y Pepa la de San Fernando (Fotos: BNF)

Aparte de la travesura y el erotismo que se desprenden de los testimonios anteriores, existe otro elemento común a muchos de los artistas que se han especializado en el baile cómico, como es la vinculación entre la chufla y el toreo. En este sentido, es obligado mencionar a la famosa Trinidad Cuenca, que en el último tercio del siglo XIX triunfó en los escenarios de medio mundo con un número que imitaba todas las suertes de una corrida de toros, y que no estaba exento de guasa (cfr. Ortiz Nuevo et al., 2016). Unas décadas más tarde, el jerezano Juan Sánchez Valencia, ‘Estampío’, ideó el baile del picador, que le reportó fama y no pocos imitadores. Así lo contaba él mismo a la periodista Luisa Carnés (1935: 25) en la revista Estampa:

El baile del picaor es un baile creación mía. Lo inventé una noche que tenía dos copas en el cuerpo. Había estao por la tarde a los toros y había visto un picaor con mucha pata. Conque, aquella noche, en el teatro, me dio por imitar al picaor que había visto en la plaza, y me puse a dar unos pasos y a hasé como que sitaba a un toro invisible. ‘¡Upi! ¡Toro!’ Y comensé a yamar a los peones: ‘¡Mantalombra! ¡Estampío! ¡Mantamojá! ¡Chorrojumo!’ Y la gente se entusiasmó con aquello, y me aplaudió mucho, y la Prensa se ocupó de mi nuevo baile. Y hubo muchos que me lo imitaron

En la década de 1910 se anunciaba en el Teatro Romea de Madrid “el graciosísimo ‘Estampío’, en un baile de chufla, parodia de un picador” (La Correspondencia de España, 1911a: 6). Sin embargo, ésta no era su única especialidad. Fernando el de Triana lo definió como un “artista grande, de la vieja solera del baile flamenco” (1979: 236), que destacó por su excelente zapateado y por su inimitable juego de brazos.

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Sí se dedicaron de lleno al baile de chufla Juan Martínez, conocido como Don Jenaro el Feo, y Mariano Figueroa, apodado Churri el Bonito, que triunfaron en esa misma época en los escenarios de variedades. El primero de ellos alcanzó gran notoriedad con sus canciones y bailes excéntricos, sus parodias e imitaciones, y muy especialmente con su garrotín cómico, que ejecutaba “con un cencerro como dije de la cadena” (La Unión Ilustrada, 1922: 13). Asimismo, impresionó para la casa Odeón un garrotín y unos tientos (Mundo Gráfico, 1915: 28).

Churri el Bonito, que también había probado suerte en los toros antes de dedicarse al baile, se anunciaba como “cantante-bailarín excéntrico” (La Correspondencia de España, 1911b: 6) y “buen bailador jocoso de baile flamenco” (Noticiero Turolense, 1911: 3) que destacaba por su dominio del zapateado. A principios de los años treinta llegó a compartir cartel con una jovencísima Carmen Amaya en el Circo Barcelonés (El Diluvio, 1932: 3).

Sin ánimo de extendernos demasiado en este apartado, merece la pena destacar también la labor de figuras como Paco Senra, Acha Rovira o Ramironte, cuyos nombres aparecen con frecuencia en los carteles de la ópera flamenca. Los tres coincidieron con Gabriela Clavijo en distintas ocasiones.

Don Jenaro el Feo (Diana, 31-5-1911)

Don Jenaro el Feo (Diana, 31-5-1911)

A Senra se refería la prensa como “célebre y gracioso bailaor cómico flamenco en chufla” (El Tiempo, 1928: 3). Probablemente fuese uno de los imitadores de los que hablaba Estampío, pues en más de una ocasión deleitó al público con su “baile por chufla, interpretando el muñeco y el picaor” (Diario de Córdoba, 1929: 2). En los años treinta recorrió las plazas de toros españolas junto al famoso caricato Regadera y la Banda Taurina Sevillana, con un espectáculo en el que Charlot, Don Bartolo y el propio Paco Senra hacían el papel de toreros cómicos (El Liberal de Sevilla, 1932: 3).

Tanto Acha Rovira como Pedro Ramírez, ‘Ramironte’, explotaron la doble vertiente del baile cómico-serio. El primero lo mismo bailaba por farrucas que realizaba “parodias del flamenco” (El Noticiero Sevillano, 1929a: 3) o conquistaba al auditorio con sus “deliciosas piruetas” (ibidem, 1929b: 2). El segundo hacía “las delicias del público con su comicidad” (Heraldo de Madrid, 1930: 3) y era designado “el ‘as’ de la gracia flamenca” (La Libertad, 1930: 9).

Churri el Bonito (Eco Artístico, 25-9-1910)

Churri el Bonito (Eco Artístico, 25-9-1910)

Notas y referencias:

(1) La traducción de todos los textos extranjeros es mía.

Carnés, Luisa (1935, 8 de junio). “El final de los flamencos”. Estampa, pp. 21-25.

Diario de Córdoba (1929, 28 de febrero). “Los espectáculos”, p. 2.

El Liberal de Sevilla (1932, 19 de marzo). “Los contratos de ‘Regadera’”, p. 3.

El Noticiero Sevillano (1929, 11 de agosto). “Concierto de cante flamenco en La Pañoleta”, p. 3.

El Noticiero Sevillano (1929, 15 de agosto). “En la Plaza de toros”, p. 2.

El Tiempo (1928, 11 de diciembre). “Teatro Ortiz”, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de junio). “El nuevo cuadro flamenco de cantaores actores obtiene un gran éxito en ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

Intérim (1889, 15 de julio). “Les Gitanas de Grenade”. Gil Blas, pp. 3-4.

La Correspondencia de España (1911, 23 de abril). “Gacetillas”, p. 6.

La Correspondencia de España (1911, 6 de noviembre). “Gacetillas”, p. 6.

La Libertad (1930, 18 de junio). “Correo de teatros”, p. 9.

La Unión Ilustrada (1922, 22 de marzo). “Bulerías”, p. 13.

Mundo Gráfico (1915, 21 de abril). “El teatro en casa”, p. 28.

Noticiero Turolense (1911, 12 de diciembre). “Gacetillas”, p. 3.

Ortiz Nuevo, José Luis (1996). Alegato contra la pureza. Barcelona: Libro PM.

Ortiz Nuevo, José Luis, Cruzado, Ángeles y Mora, Kiko (2016). La Valiente. Trinidad Huertas la Cuenca. Sevilla: Libros con Duende.

Rueda, Salvador (1886, 5 de junio). “La bailadora de café”. El Defensor de Granada, p. 1.

Suárez Ávila, Luis (2004). “Jaleos, gilianas, versus bulerías”. Revista de Flamencología 20 (X): 3-18.

Triana, Fernando el de (1979). Arte y artistas flamencos. Fernán Núñez: Demófilo. (Original publicado en 1935).


Y la Cuenca “la lio” en Huelva

A Ana y Javi

En diciembre de 1881 llega a Huelva capital la bailaora Trinidad Huertas, ‘La Cuenca’, convertida en estrella de fama internacional, tras los éxitos cosechados durante su gira europea de 1880. No es extraño, pues, que los dos cafés cantantes de la ciudad entraran en una pugna por hacerse con los servicios de la malagueña, a pesar de su elevado caché:

Trinidad Cuenca (Foto tomada en La Habana), Achivo INAH, México (cortesía de Alberto Rodríguez Peñafuerte)

Trinidad Cuenca, en La Habana (Achivo INAH, México; cortesía de Alberto R. Peñafuerte)

“No es fácil describir la lucha titánica que han sostenido los dos cafés cantantes de la población para saber quién había de llevarse a la célebre bailadora flamenca Trinidad Cuenca que, desde primero de mes, se encuentra en Huelva alojada en el ‘Hostal Ricca‘, sin que todavía haya hecho su presentación al público.
El dueño del café de la Calzada recurría estos días a las autoridades alegando que tenía un contrato hecho con la simpática bailarina.
Decía Quintero que la tenía contratada en seis duros diarios, gastos de viaje de venida y vuelta, servicio diario de carruaje, doce reales diarios al representante que la acompaña, y una participación en las ganancias del establecimiento.
Decía Juan de Dios que él la tenía hechas mejores proposiciones y que tenía con ella anteriores y más fuertes compromisos.
No sabemos en qué término esta cuestión se haya resuelto, pero podemos decir que, según noticias que creemos fidedignas, esta noche hará su debut en el ‘Café de la Alegría‘ (Carretera) el cual al cambiar de local, cambiará también de nombre y se llamará de la ‘Concepción’, por la misma razón, sin duda, porque Farelo ha bautizado su taberna con el título ‘El Progreso'” (La Provincia, 8-12-1881).

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Efectivamente, el día 11 de diciembre la malagueña se presenta en un Café de la Alegría abarrotado… Tan grande es la afición al flamenco del público onubense. De hecho, el cronista no consigue acceder al local durante la actuación de la Cuenca y debe conformarse con el testimonio de quienes sí han tenido la suerte de contemplarla: ¡Una auténtica locura!

“Nunca podíamos nosotros figurarnos que aquí se escondía tanta afición a lo flamenco. Cuando se abrieron los primeros cafés cantantes y los vimos llenos de gente, dijimos:
-¡La novedad!; pasados quince días empezará el público a aburrirse y estos establecimientos se verán concurridos poco más o menos como todos los demás.
¡Pero cá!; conforme el tiempo transcurre, lejos de apagarse el entusiasmo, parece que arde con más vigor.
Ayer se inauguró el nuevo local del café La Alegría, y aunque es muy espacioso, no se podía entrar en él. Nosotros que por razón de nuestro oficio debemos ir a todas partes y verlo todo (todo lo que sea visible se entiende) para dar cuenta al público de las novedades y satisfacer en lo posible su curiosidad, tomamos a las nueve de la noche el camino del nuevo establecimiento, pero tuvimos que volvernos sin poder satisfacer nuestro deseo. Es decir, que ni pudimos llegar a las puertas del edificio, porque la gente lo impedía; por bocas de algunos individuos que se hallaban en las mismas circunstancias que nosotros, supimos que dentro del establecimiento había aún más gente de la que cabía y que para evitar la aglomeración excesiva y la confusión y los disgustos que esto pudiera ocasionar, se había tomado la precaución de cerrar las puertas. Dimos, pues, la vuelta y no volvimos al cantante hasta después de las doce. Ya estaban las puertas abiertas; ya no había gente en los alrededores; pero por dentro no se cabía; no había una silla desocupada y mucha gente estaba de pie.
El local es muy espacioso; lo constituyen dos grandes salones formando escuadra y en el ángulo se levanta el tablado para cantaores, bailaores y guitarreros. El personal de artistas de todos los géneros, masculino, femenino y epicéneo, asciende a 14 individuos.
En el hueco que dejan los dos salones para constituir un cuadro, están las cocinas y demás dependencias reservadas, y los cuartitos que están sin terminar, y que no sabemos si se destinarán a vestuario, o a la gente que quiera estar reservadas.
No pudimos ver a la Trinidad Cuenca, pues cuando llegamos había ya terminado; pero los aficionados con quienes hablamos, nos hicieron de ella los más entusiastas elogios: ¡estaban locos!” (La Provincia, 12-12-1881).

La Parrala (Antonio Esplugas, ANC)

La Parrala (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Es tan grande el furor que causa lo flamenco en la capital onubense, que ya hay quien no concibe salir a divertirse si no es con su mijita de juerga:

“Por supuesto que este entusiasmo flamenco que se ha desarrollado trae descontentos a todos los dueños de tabernas y demás establecimientos afines, porque ya nadie toma una caña como no le canten una soleá, ni se sirve una cena como no sea con jaleo, y discurriendo están todos la manera de tener un poquito de cante y su miajita de baile; pues ni la manzanilla de más fama atrae ya al público por sí sola.
Nuestro amigo el Sr. Jiménez, que tantas veces se ha lamentado con nosotros al ver su teatro vacío, ahí tiene la manera de llenarlo. Si cuando forma compañía en lugar de traer a la Ruiz, y a Tamayo o a la Trillo, trajera a Silverio, a la Parrala y a la Gabriela, otro gallo le cantara” (La Provincia, 12-12-1881).

 


La Lavandera, una gran cantaora que merece ser rescatada del olvido (I)

Petra García Espinosa, más conocida como la Niña de Linares, es una de las cantaoras flamencas que más han hecho brillar el nombre de su localidad en los escenarios de toda España. No obstante, antes de glosar sus méritos es preciso reconocer los de su progenitora, Carmen la Lavandera.

Carmen Espinosa y familia 1885

Carmen Espinosa, junto a sus padres y su hermana Isabel en el padrón de Linares de 1885

Carmen Espinosa Ruiz nació en la ciudad linense en torno a 1881, si bien sus padres, Manuel y Ramona, eran oriundos de la localidad de Dalias (Almería). Tras contraer matrimonio en Granada en 1873, la pareja se había instalado a Linares, seguramente en busca de trabajo, ya que él aparece inscrito en el padrón como minero.

Carmen Espinosa y familia 1918

Carmen Espinosa, su marido e hijos en el padrón de Linares de 1918

Recién estrenado el siglo XX, Carmen contrae matrimonio con Juan García Martín, con quien tiene al menos cinco hijos. En torno a 1919 se queda viuda y es en la década de 1920 cuando su nombre empieza a aparecer con cierta asiduidad en la cartelera madrileña, lo cual nos hace pensar que probablemente fuese la necesidad lo que empujó a la artista linense a convertir el flamenco en su medio de vida (1).

Madre e hija debutan en la capital

En junio de 1923, La Lavandera se anuncia en el Circo Americano de Madrid junto a su hija, la Niña de Linares. Ambas figuran en el elenco de la pantomima bufa titulada ‘La Feria de Sevilla’ (2), en la que también participan el cantaor Niño de los Lobitos, los bailaores Luciano Rodríguez (3) y La Gabrielita, y los tocaores Manuel Martell y Manolo Molina, entre otros artistas (La Correspondencia de España, 28-6-1923).

El Circo Americano de Madrid (Nuevo Mundo, 23-7-1923)

El Circo Americano de Madrid (Nuevo Mundo, 23-7-1923)

Poco después, también en la capital de España, madre e hija actúan en Casa Juan. El cronista de la revista España, que firma como ‘Pipí’, sitúa a las dos cantaoras jienenses entre los últimos ídolos flamencos de esa época, a la altura de la mismísima Macarrona:

“… La Macarrona es un ídolo flamenco, el ídolo flamenco que queda. Lo demás es… literatura […]

Hay una continuación. «La Lavandera y su hija», anunciadas así, sin más ditirambo, sin concesión a ningún europeísmo de programa de varietés, suben al tablao, con la austeridad y el empaque característicos del buen género. Se sienta la cantaora junto al tocaor, apoyada ligeramente en el respaldo de su silla, se enjuga los labios con el pañuelo, quizá, supremo aliciente en el silencio de la espera, escupe al suelo a espaldas del guitarrista. Aquí no hemos venido a divertirnos, sino a sentir.

La Lavandera y su hija tienen sentimiento. Más impostado en la hija en cierto desgaire casticísimo; más atemperado en la madre al gusto fino de los canarios más sonoros…” (España, 24-8-1923).

La Niña de Linares (película María de la O, 1936)

La Niña de Linares (película María de la O, 1936)

Carmen Espinosa y la joven Petra reciben el año 1924 actuando en el Edén Concert de Madrid, donde permanecen durante tres meses ininterrumpidos, en un cuadro flamenco dirigido por el guitarrista Jorge LópezPetaca’. Con motivo de una fiesta andaluza celebrada en ese mismo local, la prensa se refiere a ella en estos términos:

“Organizada en el Edén una fiesta de carácter andaluz, ello sirvió para admirar muy singularmente como cantadora del mejor estilo a Carmen Espinosa y a su hija la niña de Linares, que apunta también una muy clásica manera…” (La Libertad, 14-2-1924).

Durante ese mismo verano, ya sin su hija, se puede ver a La Lavandera en distintos teatros madrileños. En julio comparte cartel en el Novedades con José Cepero y varios artistas de variedades (El Liberal, 26-7-1924); y en agosto forma parte de un cuadro flamenco que actúa en La Latina, donde “Carmen Espinosa, tan castiza como siempre, cantó como los ángeles, si los ángeles cantaran flamenco” (La Libertad, 30-8-1924).

José Cepero

José Cepero

Saetera de cine

Según las referencias hemerográficas, ya que grabaciones no hemos localizado, la cantaora linense destaca especialmente en estilos como la malagueña y la saeta. De hecho, en esa época anterior a la llegada del sonoro a las pantallas españolas, La Lavandera acude con cierta frecuencia a las salas de cine para cantar saetas en directo durante la proyecciones.

Así, por ejemplo, la encontramos en el Cine Olympia, donde obtiene “clamoroso éxito” con las saetas de Rosario la Cortijera (La Libertad, 25-4-1925), o en el Teatro Fuencarral, poniendo su voz al servicio de la obra dramática Los Chatos’ llevada a escena por la compañía de Emilio Portes (La Época, 11-12-1925).

Cartel de Currito de la Cruz (1926)

Cartel de Currito de la Cruz (1926)

En 1926, durante la proyección de Currito de la Cruz en el Cine Madrid, “cantan las saetas la gran cantadora Carmen, la Lavandera y el famoso Mochuelo, que fueron aplaudidísimos, así como la banda de trompetas y el guitarrista” (La Voz, 2-3-1926). Unos meses más tarde, la artista de Linares comparte éxitos con el Niño de Alcalá en el Teatro Proyecciones, donde se ofrece el filme El Niño de las Monjas (La Libertad, 15-7-1926); y al año siguiente, durante el pase de esa misma película en el Teatro Campoamor de Oviedo, “cantó varias saetas llenas de sentimentalismo, que causaron profunda emoción” (La Voz de Asturias, 13-11-1926).

Durante la segunda mitad de los años veinte, coincidiendo con el auge de la ópera flamenca, también se puede ver con cierta frecuencia a Carmen Espinosa en espectáculos de cante, como las veladas que se celebran durante el mes de diciembre de 1925 en el Teatro Ortiz de Murcia. En ellas, la cantaora de Linares comparte cartel con su paisana, la bailaora Custodia Romero, y con el cantaor Angelillo, entre otros artistas. La prensa levantina dedica elogiosas líneas a La Lavandera:

“… una cantaora de flamenco que en los teatros madrileños ha visto también hace poco ratificada su fama. De esta artista tenemos las mejores referencias y no queremos agotar los elogios a ‘priori’…” (El Liberal de Murcia, 17-12-1925).

“… los cantadores Angelillo y La Lavandera tuvieron éxitos rotundos. Cantó ésta maravillosamente por el estilo de Juan Breva dos coplas, y a requerimiento del público, que la aplaudió entusiasmado, dijo, entre ellas la que empieza: ‘Dijo el ruiseñor al Breva…’, que le valieron a ovación por copla” (El Liberal de Murcia, 20-12-1925).

Custodia Romero, la Venus de Bronce (Crónica, 1-11-1931)

Custodia Romero, la Venus de Bronce (Crónica, 1-11-1931)

NOTAS:

(1) Durante la primavera de 1913 actúa en el Salón Victoria de Almería una cantaora de flamenco que se hace llamar ‘La Niña de Linares’, acompañada por el guitarrista Nicolás Domínguez. Por las fechas, no podría tratarse de Petra García, que entonces aún era muy pequeña. ¿Sería esta cantaora Carmen Espinosa? (Cfr. La Información, 29-3, 3-4 y 7-4-1913; Eco Artístico, 5-4 y 15-4-1913).

(2) Este número se titula igual que el espectáculo presentado por Trinidad Cuenca en París en la década de 1880, que también terminaba “con la lidia y muerte simulada de un becerro”. Desconozco si la relación entre ambos va más allá de estas coincidencias.

(3) Luciano Rodríguez es el nombre real del bailaor Antonio el Viruta, que adoptó este seudónimo porque sonaba más flamenco.


Trini Ramos, de la Alameda a Nueva York (IV)

En enero de 1923 se estrena en el Winter Garden de Nueva York la revista The Dancing Girl, “uno de los mayores espectáculos llevados a escena por los Shubert”, compuesto por “una gran colección de inteligentes escenas, cada una más bonita que su predecesora” (New York Clipper, 24-1-1923). La crítica destaca su “espléndida producción, trajes alegres, canciones […] melódicas y un excelente reparto” (Variety, 1-2-1923) (1).

Trini Ramos a su llegada a Nueva York (The Decatur Herald, 9-1-1923)

Trini Ramos a su llegada a Nueva York (The Decatur Herald, 9-1-1923)

Al frente del mismo está Trini Ramos, que llega avalada por los éxitos cosechados en Londres con “la sal y gracia de sus danzas castizas, el hondo brillo de sus ojos de gitana y el encanto típico de sus ‘andares’” (Cine-Mundial, enero de 1923)… Y no decepciona (2):

Trini, una flexible y elegante bailarina, con una voz que, aunque pequeña, es agradable, se ganó muchos aplausos” (New York Clipper, 24-1-1923).

“La encantadora bailarina española Trini, cuya belleza (de su cara y su figura) es tan gratificante como su fino arte para el baile, vale por sí sola ‘el precio de la entrada’” (Tyrone Daily Herald, 1-2-1923).

Trini, la bailarina española y sin duda una belleza, hace un trabajo muy inteligente” (Brooklyn Life, 3-2-1923).

Trini […] es una de las debutantes y se anotó un éxito de grandes proporciones. Es justo lo contrario de lo que se espera de una bailarina española. Es tranquila, recatada, hermosa y modesta, y trabaja con un auténtico deseo de agradar. Triunfó admirablemente” (New York Clipper, 7-2-1923).

Winter Garden de Nueva York, años 20

Winter Garden de Nueva York, años 20

Un nuevo estilo de baile español

La sevillana interpreta varias canciones en inglés (3) junto a su partenaire, Arthur Margetson. No obstante, lo más destacado de su repertorio son los bailes españoles, presentados de una manera novedosa que conquista al público de Broadway:

“… Trini es al arte español de Terpsícore lo que Einstein a la teoría de la relatividad, según nos informan quienes han podido echar un vistazo a alguno de sus ensayos.

[…] Trini está en el programa para traer su versión moderna y original de los bailes […] al nuevo Winter Garden, e incluso los ‘cansados hombres de negocios’ que se colocan en la primera fila para pasar una tarde tranquila, se levantarán y prestarán atención.

Sin embargo, faltarán los habituales mantones y la falda de vuelo; incluso las medias y quizás también los zapatos, si la dirección garantiza que el suelo del escenario no está astillado.

No se sabe exactamente qué ocupará el lugar de las obsoletas prendas descartadas, pero la propia Trini, ni más ni menos, promete que Broadway va a parar, mirar, escuchar y, después, volverá por más” (Daily Arkansas Gazette, 1-7-1923).

Trini en The Dancing Girl (The New York Times, 23-4-1923)

Trini en The Dancing Girl (The New York Times, 23-4-1923)

Tras las huellas de su tocaya

Llama especialmente la atención la ‘Farruca torera’, un número que nos recuerda a la ficticia corrida de toros que varias décadas atrás popularizara Trinidad Cuenca sobre los escenarios de todo el mundo. Lo mismo que su ilustre predecesora, la Ramos se mete en el papel de todos los personajes que intervienen en el combate:

“Chasquido de castañuelas, rasgueo de guitarra, pisadas de zapatillas de seda […]; la carrera del picador, el empujón de las punzantes banderillas de papel de seda lanzadas con diabólica habilidad, el rugido de los dueños, ávidos de sangre, de la plaza de toros; y el brillante golpe final que concluye el sanguinario espectáculo.

[…] Ella es toda la corrida. Es el picador, el torero, el matador e incluso el toro […]. Por medio de sus pasos de baile nos ofrece la vívida imagen del cruel pasatiempo que ella, como auténtica sevillana, apoya apasionadamente.

[…] La corrida de toros puede ser brutal, pero la presentación de Trini fue deliciosa” (The Evening News, 20-1-1923).

The Dancing Girl permanece varios meses en cartel y cuenta con ilustres espectadores, como el escritor y premio nobel español Jacinto Benavente, que es homenajeado durante una de las representaciones, en la que Trini ejecuta varios bailes adicionales en su honor (Hartford Courant, 15-4-1923).

Trinidad la Cuenca (Foto de Emilio Beauchy)

Trinidad la Cuenca (Foto de Emilio Beauchy)

Del escenario a la gran pantalla

Poco después, la polifacética artista da un paso más en su exitosa carrera y se estrena como actriz de cine en el filme Caroline, basado en el musical homónimo:

“… Trini estará en el estudio por las mañanas y por las tardes, con la excepción de las horas en que está actuando en la matinée de ‘The Dancing Girl’. […]

… Se cree que la extraordinaria belleza de Trini convertirá a la artista española en una incorporación excepcionalmente bienvenida entre las estrellas del celuloide. Un test de pantalla al que se ha sometido recientemente ha resultado especialmente satisfactorio. Será su primera aparición en el cine” (The Evening Telegram, 16-3-1923).

A Londres, como una estrella

En mayo de 1923, a pesar de los triunfos obtenidos en Broadway, Trini pone punto y seguido a su participación en The Dancing Girl y regresa a Londres para cumplir un nuevo compromiso adquirido con Charles Cochran, que cuenta con ella para su nueva revista, Five to Seven (4).

Trini Ramos saluda a Jacinto Benavente (St. Louis Dispatch, 13-3-1923)

Trini Ramos saluda a Jacinto Benavente (St. Louis Dispatch, 13-3-1923)

Durante esa nueva estancia en la capital británica, queda patente el alto grado de popularidad de la joven sevillana. El Sunday Post (24-6-1923) le otorga un puesto preferente en el ranking de artistas famosas, basándose en las ventas de tarjetas postales con su fotografía. Se la puede ver en distintos eventos teatrales (5), y es imagen la publicitaria de una marca de perlas (6).

De gira con The Dancing Girl

A finales de agosto, Trini regresa a los Estados Unidos y se reincorpora al reparto de The Dancing Girl, que lleva varios meses representándose en el Colonial Theatre de Chicago. Durante su ausencia, el papel protagonista ha sido interpretado por Conchita Piquer y, posteriormente, por Vera Myers (Chicago Daily Tribune, 23-8-1923).

A principios de septiembre, la revista pasa al Shubert-Murat Theatre de Indianapolis y allí comienza una gira por el Medio Oeste, con paradas en los teatros Shubert de ciudades como Cincinnati, Pittsburgh, Philadelphia o Boston. Un tren especial se encarga del transporte de la compañía, que consta de un total de 150 personas (The Hancock Democrat, 30-8-1923).

Anuncio de Cintra Pearls, protagonizado por Trini Ramos (Bexhill-on-Sea Observer, 29-9-1923)

Anuncio de ‘Cintra Pearls’, protagonizado por Trini Ramos (Bexhill-on-Sea Observer, 29-9-1923)

Al frente de la misma sigue estando Trini, que es considerada “una de las principales intérpretes de bailes con los pies descalzos”:

“Aunque los estilos de danzas españolas nunca se ejecutan con los pies desnudos, Trini ha introducido una exitosa revolución en los bailes nacionales, de modo que muchos ensayos se realizan sin zapatos ni medias” (The Indianapolis Star, 26-8-1923).

No obstante, la bailaora sevillana también domina el zapateado y el toque de castañuelas, que a veces sustituye por “pitos” o chasquido de dedos (Pittsburgh Daily Post, 18-9-1923). A todo ello hay que sumar su carácter de chica “adorable y sonriente”, que “pone gracia y melodía en sus pasos, y no las zalamerías de sirena de otras bailarinas españolas” (Pittsburgh Daily Post, 16-9-1923).

A Sevilla y olé

En 1924 Trini Ramos regresa a Sevilla, en plena Feria de Abril, y se deja ver en la Caseta de la Prensa:

“La Oterito, la simpatiquísima Anita Delgado, ese prodigio de mujer que se llama Trini Ramos, las hermanas Real y un sin fin de criaturas bonitas y simpáticas, artistas de pura cepa sevillana, han contribuido con su presencia a que la animación no decayera hasta la madrugada” (El Noticiero Sevillano, 29-4-1924) (7).

Trini Ramos (The Tatler, 7-2-1923)

Trini Ramos (The Tatler, 7-2-1923)

Durante su breve estancia en la ciudad que la vio nacer, la polifacética bailaora concede una entrevista a Galerín. En ella repasa sus éxitos en Londres y Nueva York, y ofrece algunos detalles sobre sus planes más inmediatos:

“-¿Y ahora vuelve por su cuenta?
-No, tengo que cumplir otros contratos. Embarcaré en un puerto francés el día 10. Ahora trabajaré en la impresión de una película por la mañana; por la tarde, en un cabaret, y por la noche, en un teatro.
-¿Qué sueldo cobrará?
-Unos mil dólares a la semana, ¿no?
-Qué sé yo ¿Y de dinero ahorrado, Trini?
-Se gasta mucho. Los viajes son carísimos. Venir a Sevilla me cuesta siete mil pesetas. Además la vida allí es muy cara.
-¿Usted vivirá en un hotel lujoso?
-No. Tengo un “apartament”, en el que vivo con una señora de compañía y una criada.
[…] Observamos que Trini lleva en el dedo del corazón un anillo con una piedra azul, y le preguntamos.
-Si. Es el anillo de pedida. Me caso
-¿En Nueva York?
-¡Como no! Mi novio lo tengo allá. Hace año y medio que nos hablamos, y si no me he casado ya ha sido porque quiero antes trabajar, ser yo la que mande” (El Liberal de Sevilla, 3-5-1924) (8).


NOTAS:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.
(2) Las noticias sobre los éxitos de Trini Ramos en Nueva York no tardan en llegar a la prensa de Sevilla, que se congratula del triunfo de su paisana:
“Hace tres noches, según cablegrama recibido, fue el debut de Trini en el teatro Winter Garden, con ‘La muchacha bailarina’, obra que es un prodigio de lujo y riqueza, y donde nuestra gentil paisana alcanzó una inmensa ovación.
El nombre de Sevilla resonó aquella noche en Nueva York con el estruendo de las grandes representaciones artísticas. Trini Ramos era al día siguiente popular, elogiándola en alto grado la Prensa” (El Liberal de Sevilla, 27-1-1923; noticia localizada por José Luis Ortiz Nuevo).
(3) “Trini y Margetson tienen varias canciones deliciosas en pareja, y triunfan con ‘My Love Bouquet’ y ‘I’ve Been Wanting You’” (Variety, 1-2-1923).
(4) “Un espectáculo que durará desde las cinco hasta las siete es la nueva noción de Charles B. Cochran para el London Pavilion. Se llamará ‘Cinq a Sept’. El programa se compondrá sólo de mujeres. Entre las primeras colaboradoras están Delysia, las Dolly Sisters, Trini, Raquel Meller, La Argentina y la Sra. Vernon Castle” (The Era, 1-2-1923)
(5) Nada más llegar a Inglaterra, se puede ver a Trini Ramos junto a la Señora Cochran en un palco del Palace Theatre, durante el estreno de la revista ‘Music Box’. La sevillana “lucía -si es posible- más bonita que nunca, con un vestido blanco bordado en cristal, con cadenas de perlas envolviendo sus muñecas y una gardenia de cera prendida en la brillante negrura de su pelo” (Illustrated Sports and Dramatic News, 26-5-1923).
Unas semanas más tarde, en la misma compañía, Trini asiste a la première de ‘Little Nelly Nelly’ en el New Oxford Theatre (Illustrated Sports and Dramatic News, 14-7-1923).
(6) Los anuncios de dicha firma que tienen a Trini como musa se publican en el Bexhill-on-Sea Observer durante los meses de agosto y septiembre de 1923.
(7) Noticia localizada por José Luis Ortiz Nuevo y disponible en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.
(8) Ibídem.


Soledad Arce, la estrella de las Gitanas de la Exposición (III)

Varias semanas después de la desaparición de Soledad, la prensa de distintos países europeos continúa especulando sobre la suerte de la muchacha. Algunos diarios la sitúan en San Petersburgo, viviendo a todo trapo junto a su enamorado captor:

“Los periódicos rusos cuentan que Soledad, cuyo secuestro en París ha dado tanto que hablar, se encuentra con su raptor, un joven ruso, en San Petersburgo.

Al parecer, la guapa gitana ha informado a su padre, el capitán Chivo, de su feliz llegada a San Petersburgo, y le ha enviado una suma de dinero bastante redonda junto con la carta, con el fin de consolarlo por la pérdida momentánea de la estrella de la compañía de las gitanas” (La Justice, 30-11-1889). (1)

Soledad ¿Arce? (Bibliothèque Nationale de France)

¿Soledad Arce? (Bibliothèque Nationale de France) (2)

Otros diarios describen el largo periplo supuestamente recorrido por la pareja, con paradas en Mónaco, Ginebra o Constantinopla, entre otras ciudades. También llegan rumores desde Lille e incluso hay quien la ubica al otro lado del charco.

Soledad está de vuelta

En enero de 1890, distintos rotativos anuncian el regreso de Soledad a su Sevilla natal, mientras que su padre continúa en París, esperando la resolución del caso:

“Tal y como lo habíamos anunciado hace unos días, la bella Soledad, la estrella de los gitanos, está actualmente en Sevilla.

Una carta de nuestro corresponsal nos anuncia, en efecto, de la manera más formal, que ha regresado, pero no al seno de su familia. Por miedo a la cólera del ‘capitán Chivo’, su padre, se ha refugiado en casa de unos parientes.

No obstante, no tardará en volver al domicilio paterno, pues el capitán Chivo se verá obligado a perdonar si quiere recuperar a la estrella de su compañía.

Por otra parte, ya se conoce a su raptor; se trata de un ruso, como se había dicho, que en el momento de la Exposición se encontraba en París. Él también ha regresado a su país natal” (Le XIXè Siècle, 26-1-1890).

La estrella de las Gitanas vuelve a brillar en París

Sea como fuere, en febrero de 1890 Soledad regresa a los escenarios franceses, y el trabajo no le ha de faltar. Junto a Trinidad Cuenca y Elena Sanz, entre otros artistas, la joven sevillana viaja a Niza para ofrecer una serie de espectáculos:

“La Sra. Elena Sanz, la Sra. Zina Dalti y el Sr. Mariano de Padilla, con un ballet español (primeras bailarinas: la Cuenca y Soledad) con coros y mandolinistas, parten para dar algunos conciertos, bajo la dirección del Sr. Glaser, y fiestas españolas en el Casino Municipal de Niza. El estreno tendrá lugar el 12 de febrero de 1890” (L’Écho de Paris, 4-2-1890).

“… También se anuncia para el 12 de febrero el debut de la compañía española que cuenta en sus filas con la famosa Soledad, que se hizo célebre por un secuestro que, en noviembre del año pasado, fue el tema de todas las conversaciones. Hoy, separada de su raptor, Soledad, a su regreso de Sevilla, se ha convertido en un objeto de curiosidad, en una auténtica atracción. ¡Ojalá no la vuelvan a secuestrar!” (Le Figaro, 2-9-1890).

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

En el mes de marzo, de nuevo en París, Soledad se anuncia junto a la compañía de su padre en el Théâtre des Variétés:

“Les Variétés anuncian que Soledad bailará en este teatro, con la troupe del Chivo, en la matiné del domingo.

El Chapeau de paille d’Italie completará el espectáculo” (Le Rappel, 9-3-1890).

Unas semanas más tarde, la compañía de José Arce se incorpora al elenco de la revista París-Exposición, basada en la reciente muestra universal, que vuelve a los escenarios con el título de París tras la Exposición. Soledad asume el papel de la Macarrona, que hasta entonces había sido interpretado por la cantante Jeanne Granier:

“Esta obra, el gran éxito del año, ha sido considerablemente aumentada, especialmente con tres grandes ballets y con la bella Soledad, la gitana cuyo novelesco secuestro no hemos olvidado, así como el Capitán, su padre, y toda la compañía de bailarines, guitarristas y castañueleros españoles” (La Justice, 22-4-1890).

La mayoría de las crónicas destacan el éxito de la obra y alaban la actuación de Soledad, si bien hay quienes no se muestran tan amables con la sevillana:

“Esperábamos con curiosidad el regreso de Soledad, escoltada por varios capitanes, que esta vez, la cuidan bien. ¿Estamos ya cansados del exotismo o es que la gracia salvaje de la gitana se ha desvanecido en este inmenso decorado? En todo caso, el fandango y el taco (sic) no han provocado aplausos muy entusiastas. Ningún ramo de flores ha rodado por la escena y la guapa muchacha ha mostrado su decepción con una deliciosa mueca” (Le Journal des Débats Politiques et Littéraires, 29-4-1890).

“Entre las principales atracciones de esta reposición hay que mencionar a Soledad, la famosa Soledad, que baila en la rue Boudreau sus fandangos y sus meneos de la Exposición. La famosa gitana, considerablemente más gorda desde su secuestro y ataviada con un riquísimo traje, ha sido tan aplaudida como el año pasado en el Champs de Mars” (Le Petit Journal, 29-4-1890).

Soledad lo ha hecho de maravilla, con sus miradas incendiarias y sus provocativos contoneos” (La Presse, 30-4-1890).

Cartel de la Compañía de El Chivo

Cartel de la Compañía de El Chivo

Poco después se celebra un festival benéfico en el Théâtre du Vaudeville, en cuyo programa figuran “una orquesta de mandolinistas y la bailarina española Soledad con su compañía” (Le Figaro, 6-5-1890). Durante los meses siguientes también se puede admirar a la joven artista sevillana y a su troupe durante las celebraciones de la Fiesta Nacional Francesa y, posteriormente, en el Éden Théâtre.

Nuevo rumor, desmentido por Soledad

En marzo de 1891, más de un año después de la huida de Soledad, se difunde un nuevo rumor sobre su presunto paradero. Varios periódicos franceses sitúan a la joven en Tolón, donde se supone que ha sido localizada por la policía:

“Nos anuncian desde Tolón que la fugitiva acaba de ser encontrada. En virtud de una orden de expulsión dictada contra ella, ha sido detenida en la casa pública donde se alojaba y la han conducido a la casa de detención en espera de que la conduzcan hasta la frontera con España” (Le Petit Journal, 16-3-1891).

La propia Soledad no tarda en reaccionar ante ese bulo y envía una carta al Heraldo de Madrid, en la que afirma que se encuentra en Sevilla desde el mes de noviembre del año anterior y que reside en el número 32 de la calle Gerona. La misiva dice así:

“Sevilla, 19 de marzo de 1891

Sr. Director de EL HERALDO DE MADRID

Madrid.

Muy señor mío: Habiéndose publicado en su periódico el falso telegrama en el cual se dice: ‘La bailaora Soledad, la que fue objeto de un rapto durante la Exposición de París por un príncipe ruso, ha sido expulsada de Francia y acompañada a la frontera por dos gendarmes, después de haber estado en una casa pública en Tolón.

Pues bien, cuál no habrá sido mi sorpresa al leerlo, no solamente en los periódicos de la corte, sino en todos los de esta localidad.

Yo comprendo, señor director, que tal vez usted, inconscientemente, habrá publicado esa noticia; porque si usted supiera que yo me encuentro en esta capital desde el mes de noviembre último, ganando mi sustento honradamente, sin embargo que tuviera la desgracia, o la suerte, pues sólo a mí me toca, que ese rapto de que fui objeto durante mi estancia en París dio mucho que hablar a la prensa, creo que nadie puede decir que yo he estado en Tolón, pues no le conozco más que de nombre.

Le suplico, señor director, se apresure a reparar el error, pues va en ello la honra de una joven que no está tan desgajada como alguien supondrá. Conque creo que no tendré necesidad, señor director, aunque a pesar mío, de tomar otra determinación algo más enérgica.

Dispénseme los errores de esta carta, y mande como guste y pueda servirle a su segura servidora, Q. B. S. M.,

Soledad Hace (3)

Su casa: Gerona, 32 duplicado” (Heraldo de Madrid, 21-3-1890).

Soledad (Beauchy, década de 1880)

Soledad (Beauchy, década de 1880) (4)

El mismo diario confirma que la bailaora se encuentra actuando con éxito en un teatro de la capital hispalense:

“Sabemos, además, por nuestro diligente corresponsal de Sevilla, que Soledad Hace, hace de bailarina en el teatro del Centro, y que el público que acudió anteanoche a este teatro le hizo una verdadera manifestación de simpatía, obligándole (sic) a presentarse en el palco escénico a la terminación de todos los bailes en que tomó parte” (Heraldo de Madrid, 21-3-1890).


NOTAS:

(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.

(2) El apellido de Soledad aparece en algunos documentos como Arce y en otros como Hace o Hase.

(3) En la Bibliothèque Nationale de France se conservan varias fotografías de esta artista, llamada Soledad. ¿Se tratará de Soledad Arce?

(4) En la Biblioteca Nacional de España se conservan una fotografías tomadas por Beauchy en Sevilla a la gitana Soledad en la década de 1880. ¿Se trataría de Soledad Arce?