Desde su presentación en solitario, Luz de Garay está imparable. Los primeros meses de 1911 los pasa en Barcelona, entre el Teatro Arnau, el Lírico y el Cine de la Maravilla. En todos ellos es muy aclamada por el público y la prensa la colma de elogios:

La Estrella de Andalucía (Eco Artístico, 25-6-1911)
“La Estrella de Andalucía
El arte clásico, hermanado con una arrogante figura, es la característica de esta verdadera reina del baile flamenco; cual ninguna, se ajusta a las reglas de la ejecución, y nadie como ella, antes y ahora, logró despertar mayores entusiasmos en el público barcelonés con sus creaciones artísticas, que fascinan al más exigente auditorio. Prorrogada tres veces en el Teatro Arnau, de Barcelona, […] es la atracción de moda, el número insustituible del programa. […] Con arte, suntuoso y elegante vestuario, espléndida juventud y físico hermoso, se vence siempre; y como esas bondades las posee en alto grado la sin rival bailarina de flamenco ‘Estrella de Andalucía’, sus triunfos son asimismo, sin precedentes, colosales” (Eco Artístico, 15-2-1911).
“Las eminentes artistas Trío Lucerito y La Estrella de Andalucía se despidieron del público barcelonés en el cine ‘La Maravilla’.
Durante toda la función las ovaciones se sucedieron, aplaudiendo el numerosísimo público que acudió al espectáculo el arte, la discreción, la finura y lo culto del notabilísimo trabajo de estas preciosas artistas” (El Heraldo Militar, 15-4-1911).
En primavera, Luz de Garay y sus hermanas realizan una gira por Andalucía y Canarias, a cuyo regreso se instalan en Madrid por unos meses. Tanto la acogida por parte de la afición como las críticas siguen siendo muy favorables:
“‘La Estrella de Andalucía’ es una linda joven, maestra en el arte de Terpsícore, que con sus danzas varias y sugestivas no sólo consigue aplausos y ovaciones, sino la admiración de todos los espectadores por sus gracias, donaire y gentileza.
Podemos asegurar que en algunos de los bailes que ejecuta tendrá pocas imitadoras” (El Heraldo Militar, 5-5-1911). (1)

La Estrella de Andalucía (Eco Artístico, 25-6-1911)
El público que asiste cada noche al Teatro Madrileño no se cansa de pedirle bises y la empresa del Trianón Palace no duda en prorrogar su contrato. El Gay Park y el Teatro de la Latina también son testigos de sus triunfos. Entre los bailes que interpreta, destacan su ya famoso zapateado y el garrotín:
“Madrileño.- Con éxito extraordinario ha debutado la eminente y bella bailarina la Estrella de Andalucía, teniendo que repetir en cuantas secciones toma parte cinco y seis veces su extenso y fino repertorio de bailes flamencos” (La Correspondencia de España, 17-5-1911).
“Enloquecer de entusiasmo a los públicos, hacerles instintivamente unir las manos para prorrumpir en clamorosa ovación, es la característica de esta singular artista, que todo lo reúne para vencer siempre.
… La Estrella de Andalucía viste con refinada elegancia; ejecuta sus bailes flamencos, del más puro estilo, con suprema distinción, con el acierto e inspiración del elegido, con la finura y gracia innata en la andaluza de más salero.
Brillar, encumbrarse por sus indiscutibles méritos, escalar la gloria con noble arte, es empresa fácil para quien, como La Estrella de Andalucía, hállase pletórica de facultades, de juventud y de hermosura” (Eco Artístico, 25-5-1911).
“Latina.- El debut de la eminente bailarina la Estrella de Andalucía ha sido, como se esperaba, un éxito colosal, habiendo demostrado que es una consumada bailarina, sobre todo en el flamenco fino.
Tuvo que repetir diversos bailes, entre ellos difícil zapateado flamenco, garrotín y jota aragonesa” (Heraldo de Madrid, 1-7-1911).

Anuncio de La Estrella de Andalucía (Eco Artístico, 25-10-1911)
En septiembre de 1911, Luz de Garay actúa en varias ciudades aragonesas, y comparte cartel con Raquel y Tina Meller en el Teatro Arnau de Barcelona. Una semanas más tarde regresa a la Villa y Corte, para debutar en Romea. En la también llamada catedral de las variedades, la “reina indiscutible del baile” (La Mañana, 23-10-1911) es “ovacionada todas las noches, merced al elegante trabajo que realiza, que le ha valido ser proclamada como la mejor bailarina de flamenco fino y considerada como la reina del zapateado” (Heraldo de Madrid, 30-10-1911).
De nuevo en la carretera
Una vez cumplidos sus compromisos en la capital de España, la artista se embarca en una tournée por distintas ciudades del este peninsular, como Alicante, Valencia o Castellón. A cada nuevo destino Luz llega precedida de una excelente reputación. A pesar de su juventud, es ya una bailaora consumada, que destaca por su elegancia y su maestría en la ejecución del zapateado flamenco:
“Impera en los públicos por su magistral arte, por su espléndida belleza cautiva, por su gracia arrebata y por su juventud y elegancia fascina y embelesa.
Sus bailes, verdaderas armonías, tienen el encanto de la originalidad, y en la ejecución vese a la maestra consumada, cultivadora del más puro clasicismo; de aquí, de este cúmulo de perfecciones, arrancan sus incesantes triunfos, su preponderancia, su encumbramiento, hasta posesionarse del más alto y preeminente lugar en la coreografía flamenca, castiza y elegante. La Estrella de Andalucía, si arrebata de entusiasmo, es porque el fuego de la inspiración la acompaña en todos sus movimientos, y la perfección, en su mayor amplitud, es el resultado de todos sus bailes” (Eco Artístico, 27-12-1911).
Luz de Garay recibe el nuevo año en Castellón. 1912 llega cargado de nuevos compromisos por toda la geografía española. Ninguna sala que se precie quiere prescindir de quien se ha convertido ya en una de las artistas de moda, pues ella lo reúne “todo: arte, belleza, lujo en el vestir y una distinción especial que sabe imprimir a todos sus bailes, dándoles un sello característico suyo” (Eco Artístico, 15-1-1912). La joven domina a la perfección un amplio repertorio de danzas, si bien brilla con luz propia en el zapateado flamenco y toca prodigiosamente las castañuelas.

La Estrella de Andalucía (Portada de La Unión Ilustrada, 28-4-1912)
Resultaría tedioso enumerar todas las ciudades y teatros por los que discurre la interminable tournée de Luz de Garay. Señalaremos, pues, algunos de sus hitos más destacados, como su paso por Cádiz, “donde el público acudió en tropel a presenciar el trabajo de la hermosa Estrella de Andalucía, sin que le arredraran las lluvias constantes que cayeron durante los días de su actuación” (Eco Artístico, 5-3-1912):
[Cádiz – Cine Escudero] “La Estrella de Andalucía, que bien puede serlo por su arte y por su hermosura, bástale su sola aparición ante el público para cautivarlo, para hacerse la dueña de él, arrancándole estruendosas y delirantes ovaciones, tan espontáneas como sentidas, en cada bailable que ejecuta. Es el género fino y zapateado flamenco el furor de tan sin par bailarina; pero lleva a cabo otros cómicos, cuyos éxitos nada desmerecen, porque a lo perfecto en la ejecución sabe aunar lo exótico y lo raro” (Eco Artístico, 5-2-1912).
[San Fernando, Cine La Rosa] “El debut de esta última, considerada como la reina del zapateado flamenco, fue un verdadero acontecimiento
El público, electrizado ante la hermosura y agilidad de La Estrella de Andalucía, la hizo salir muchas veces al terminar su trabajo” (Eco Artístico, 15-2-1912).
Luz de Garay se ha convertido en una auténtica institución en la Tacita de Plata. Meses después de su visita, aún se recuerda el fervor con que fue acogida:
“En Cádiz no habléis mal en ninguna parte de la famosa Estrella de Andalucía: os interrumpirán violentamente los que oigan vuestras frases pronunciadas en tal sentido, y si entre los que escuchen se encuentra el gran bailador de flamenco Churri (padre), preparaos a recibir una descarga de denuestos por tal osadía: el inteligente maestro siente delirios de admiración por esta estrella del arte coreográfico…
Estrella de Andalucía […] Aquí puso cátedra de baile, aquí llegó el entusiasmo popular a aclamarla tan ruidosamente, que en sus últimas actuaciones […] la fuerza pública tenía que evitar que la aglomeración de público ocasionara desperfectos en las barandillas del vestíbulo del salón, y, a pesar de la vigilancia ejercida, una de las noches la ola humana echó a tierra estrepitosamente dicha baranda” (Eco Artístico, 5-1-1913).
…
NOTA:
(1) Copiado de El Orden, periódico de Cádiz, según se indica en el propio artículo.