El apellido Borrull es sinónimo de guitarra, magistralmente acariciada por el maestro Miguel Borrull Castelló, y por sus hijos Miguel y Lola; y es sinónimo de baile, del baile gitano y enduendado que brota de las manos y los pies de Julia -la belleza morena que encandiló a Romero de Torres-, Isabel y Concha.

Conchita Borrull (Mundo gráfico, 10-10-1917)
Nacida Valencia el 30 de octubre de 1901 y criada en un ambiente flamenco por los cuatro costados, no es de extrañar que Conchita, la más joven de clan, siga los pasos de sus hermanas y se inicie, desde pequeña, en el arte de Terpsícore. En su formación artística, además de la escuela familiar, desempeña un papel destacado el maestro Cansino.
Ha nacido una joven estrella… en París
En 1912, con apenas once años de edad, Conchita Borrull marcha a París junto a toda su familia, que ha sido contratada por el guitarrista Amalio Cuenca para actuar en ‘La Feria‘, el restaurante flamenco que éste acaba de abrir en Montmartre. Allí brilla con luz propia su hermana Julia, que no tarda en convertirse en la estrella del local, y la pequeña Concha empieza a mostrar sus excelentes dotes para el baile:
“De pronto, la juerga comienza… Suenan los pitos; una niña de doce años, hija de Borrull también, sale a bailar un garrotín, arqueando los brazos, haciendo gestos y contorsiones, golpeando el piso con sus pies diminutos y delicados…
Borrull hace filigranas con la guitarra, el público aplaude entusiasmado, y los flamencos jalean a la bailaora y lanzan alaridos salvajes cada vez que el guitarrista remata gallardamente una ‘falseta’…
Cuando el baile va a terminar, suenan las palmas con fuerza, atropellándose los gritos, y Borrull llora y ríe a un tiempo, animando a su hija, que taconea con fuerza, rasgueando en la guitarra y repitiendo a cada instante: ‘¡Ole! ¡Ole! ¡Ole!’ […] Ahora se entusiasma viendo despuntar en su hija pequeña una nueva ‘estrella’ del arte, y sonríe satisfecho” (ABC, 19-3-1913).

Interior del restaurante ‘La Feria’, de París (Eco artístico, 25-12-1912)
Con estas credenciales, la precoz bailaora pronto empieza a figurar con nombre propio en los carteles. En 1915, con motivo de su actuación en el teatro Eslava de Valencia, la prensa ya se refiere a ella como “la reina del baile gitano”:
“… debut de la notable artista de 12 años, Conchita Borrull, reina del baile gitano, que ha obtenido extraordinarios éxitos en cuantos teatros de España y del extranjero ha actuado.
Conchita Borrull interpreta su original repertorio de bailes, alegrías y bulerías gitanas, acompañada por su hermana Julia y por su padre el afamado tocador de guitarra, Miguel Borrull” (El Pueblo, 11-5-1915).
Una estrella incipiente en el firmamento barcelonés
A mediados de los años diez la familia Borrull se traslada a Barcelona y abre su famoso café. La más joven de la saga no tarda en convertirse en una habitual de distintos locales de la ciudad condal, como el Gran Salón Excelsior, el Folies Bergère y, por supuesto, el Villa Rosa. Allí se anuncia con frecuencia junto a su padre y su hermana Julia, “verdaderos genios del baile gitano y también gitanas por sus hechizos” (Eco artístico, 25-3-1917).
En septiembre de 1917, Conchita Borrull debuta en el teatro Eldorado de Barcelona, donde permanece quince días, y poco después se presenta “la catedral del género de varietés” (Eco artístico, 25-9-1917), el teatro Romea de Madrid.
El ser hermana de Julia, toda una estrella del baile, no supone ningún inconveniente para la joven artista, que ya brilla con luz propia, por su gran personalidad y sus excelentes dotes para la danza:
“[Eldorado] Conchita Borrull comienza su carrera artística poniendo de relieve facultades extraordinarias para el cultivo del género flamenco. Baila con originalidad e inspiración, tiene mucha precisión y buen gusto en la presentación, y […] en la composición de figuras” (La Veu de Catalunya, 6-9-1917). (1)
“ROMEA.- Con éxito grande ha debutado la notable bailarina Concha Borrull, a la que el público premió con muchos aplausos los bailes típicos españoles que ejecutó con singular acierto, algunos acompañados a la guitarra por su padre y su hermano” (El Imparcial, 23-9-1917).
Una carrera bien cuidada
Sin duda, además de su talento natural, en el éxito de Concha tiene mucho que ver la labor realizada por padre, que cuida con mimo la carrera artística de su hija, sin dejar ningún detalle al azar:
“El primer contrato serio que Conchita Borrull ha cumplido ha sido éste de Eldorado […]; público y Prensa, al unísono, han aprobado su labor y ha pregonado sus éxitos.
Los éxitos de Conchita Borrull han sido grandes y merecidos, […] porque no podía esperarse otra cosa de quien lleva el apellido Borrull.
Miguel Borrull […] ha educado a su hija artísticamente, de tal forma, que no hará nunca el ridículo en ningún teatro que se presente, por importante que éste sea.
Miguel Borrull ha seleccionado para su hija un repertorio de músicas divinas, entre las que descuellan una preciosa serenata de Malatz, que Conchita Borrull borda cuando la ejecuta.
De presentación está la niña como la mejor; ha presentado una colección de trajes de un efecto grande, que el público ha admirado por su confección y gusto” (Eco artístico, 25-9-1917).

Conchita Borrull con su padre (Eco artístico, 25-9-1917)
Con todos estos ingredientes, no es extraño que la prensa vea ya a la benjamina de los Borrull como una gran bailaora en potencia:
“Conchita Borrull es una bailarina de cuerpo entero, que con su primera actuación ha recibido ya el bautismo del éxito.
Conchita es una bailarina españolísima: sus contorsiones gitanas del propio Albaicín y el Sacro Monte, sus gestos, su presentación, su arte, todo eso unido a su figura, joven y graciosa, la harán conquistar muy pronto […] un puesto entre las bailarinas clásicas, entre las buenas, entre las mejores” (Eco artístico, 15-9-1917).
“La aparición de Conchita Borrull en el mundo ‘varietinesco’ es un fenómeno astronómico; ya se convencerán las empresas de que es una cosa notabilísima, porque no pasará mucho tiempo sin que sus compañeras hablen mal de ella.
Creedme a mí: aquí hay una Concha que ni la de San Sebastián” (Eco artístico, 25-9-1917).
Tras cesar antes de lo previsto en el Romea debido a una indisposición, Conchita Borrull debuta en el teatro Rojas de Toledo y, poco después, en el de la Comedia, de Madrid. Acompañada de su padre y su hermano, la joven “reina de los bailes gitanos” exhibe un repertorio variado y confirma la gran fama cosechada en anteriores actuaciones:
“[Toledo. Teatro Rojas] Conchita Borrull, que ejecuta con singular maestría toda clase de bailes, tanto españoles como extranjeros, ha dedicado especial atención a las danzas gitanas, a cuyo difícil arte ha consagrado sus grandes dotes y reconocido talento” (Eco artístico, 15-10-1917).
“[Comedia] Ha debutado Conchita Borrull, obteniendo un éxito clamoroso. Bailarina clásica, flamenca, gitana como ninguna, bailó boleros, farrucas, seguidillas, con un arte supremo y una fuerte expresión de carácter, delicadeza y gracia” (La Correspondencia de España, 28-10-1917).
…
NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.