Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Adela López, una cantaora de éxito a la altura de las mejores de su tiempo (II)

En su periplo por las provincias de Valencia, Castellón, Alicante y Albacete, Adela López, esa “‘tontería’ de cantadora y de mujer, que se trae el ‘casticismo’ por arrobas” (Eco Artístico, 25-10-13), cosecha aplausos, ovaciones y buenas críticas en todos los escenarios. Veamos siquiera una muestra:

“[Requena, Teatro Romea] Adela López, que ha electrizado a este público durante todos estos días, tiene un verdadero tesoro en su garganta y es sin disputa el número para salvar a las Empresas. Requena entera desfiló por el este Teatro a tributar a la gran artista el testimonio de su admiración y simpatía” (Eco Artístico, 15-12-1913).

“[Valencia, Salón de Novedades] Adela López, cantadora de aires regionales, garbosa ella, con expresión, sentimiento, voz extensa y buena escuela de canto” (Enrique Honrubia, Eco Artístico, 5-2-1914).

Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 5-11-1912)

Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 5-11-1912)

“[Valencia, Salón de Novedades] … actúa la célebre cantadora de aires regionales Adela López, cuyo estilo y agradable voz son justamente apreciados” (El Pueblo, 9-2-1914).

“[Valencia, Salón de Novedades] … consigue éxito ruidoso la simpatiquísima cantadora de aires regionales Adela López, que canta como los ángeles” (Revista de Varietés, 10-2-1914).

“[Alicante, Cine Sport] Adela López, una cantadora de aires regionales que quita el sueño al más contumaz dormilón” (La Unión Democrática, 8-4-1914).

“[Albacete, Teatro-Circo] Adela López, que viste con gusto y elegancia, ha causado buena impresión y aplaudida sin cesar” (Eco Artístico, 25-4-1914).

Durante su tournée por tierras levantinas, la afamada cantaora también realiza una breve visita a París, para presentarse en la sala ‘La Feria’, fundada por el guitarrista Amalio Cuenca. Allí “escucha siempre clamorosos aplausos” (Eco Artístico, 1-12-1913).

Y Adela conquistó Sevilla

En la primavera de 1914, después de deleitar durante unas semanas al público madrileño de los teatros Español y Romea con su “voz magnífica y gran escuela” (Revista de Varietés, 10-5-1914), Adela López llega a Sevilla, contratada por el Salón Imperial. Allí actúa con gran éxito durante más de un mes, junto a un elenco de variedades en el que figuran artistas como la canzonetista María Albareda, las bailarinas Lucerito y La Peñita, o la pareja de baile Sánchez-Díaz:

“… la cantadora de aires regionales Adela López, de la cual ¡no diremos que sea una niña!, no, que ya está cuajadita; pero eche usted voz, estilo y cuantos atributos necesarios para el cante le parezcan, y… entonces habrá formado una idea de esta colosal cantadora, que es de lo mejor que se conoce. Las palmas que escuchan toda las noches hacen humo” (Revista de Varietés, 30-5-1914).

Carmen Díaz y Enrique Sánchez (Comedias y comediantes, 1-11-1911)

Carmen Díaz y Enrique Sánchez (Comedias y comediantes, 1-11-1911)

Durante su actuación en Sevilla, Adela López demuestra que sus extraordinarias dotes para el cante no están reñidas con la humildad y el respeto hacia las compañeras, según se desprende de la carta del representante del Salón Imperial publicada por Eco Artístico. En ella, el Sr. Fonti Mercadal responde a las declaraciones de la cancionista Livia Cervantes, que no se tomó nada bien los cambios realizados en el programa por la empresa, a la que acusa de dar a Adela un trato preferente:

“Es totalmente incierto que la Empresa necesitara hacer cartel a la artista Adela López, porque ni ésta es la misión de la Empresa ni creerá nadie que una artista que lleva actuando en este Salón cerca de cuarenta días, haciendo cinco y seis repeticiones por sección, necesita hacer cartel; precisamente por esto mismo creí de justicia el que alternasen el último puesto las dos artistas; y como entre ellas era forzoso poner un número de baile, de ahí que Livia tuviera que pasar a segundo número, y aquí fue Troya: insultos, amenazas, voces, sobre todo por parte de su señor acompañante. De modo que mientras la Srta. Adela López nada decía ni se quejaba del cambio yendo en segundo número, por el contrario, la Srta. Livia Cervantes no se resignaba a ello, cuando si alguna podía haberse molestado era la primera, según pueden atestiguar los Sres. Sánchez-Díaz y Lucerito, que con aquéllas completaban el programa” (Eco Artístico, 25-6-1914).

Intensa actividad por toda España

Tras cumplir su contrato con el salón de la Calle Sierpes, Adela López se presenta durante unos días en el Kursaal Central de Sevilla e inicia después una gira que la lleva a ciudades como Cádiz, La Línea, Algeciras, Ceuta o Ronda. En esa época, la artista se anuncia principalmente como cancionista o cantante de aires regionales y tiene su domicilio profesional en Madrid, en el número 45 de la Calle Carretas (Revista de Varietés, 30-12-1914).

Tal vez por ese motivo, a mediados de los años diez Adela actúa con cierta frecuencia en distintos teatros de la capital de España y de otras ciudades cercanas, como Alcalá de Henares, Aranjuez o Guadalajara, actividad que compagina con sus viajes a distintos puntos de la geografía peninsular.

Estrella Troupe (Revista de Varietés, 30-3-1914)

Estrella Troupe (Revista de Varietés, 30-3-1914)

En todos ellos es bien recibida, por ejemplo en Orense, donde “Adela López, la maravillosa cantadora de aires regionales, triunfa en toda la línea. Es una gran artista y tiene ruidosas ovaciones” (Revista de Varietés, 20-11-1914). En el Salao Foz de Lisboa “es objeto de entusiastas aplausos” (Eco Artístico, 25-2-1915) y en el Cine Escudero de Cádiz “es tan aplaudida como merece, singularmente en las malagueñas, jotas y guajiras” (Eco Artístico, 5-11-1915).

Durante su actuación en la Feria de Algeciras, se produce un incendio en el camerino de la artista que a punto está de causar una desgracia, aunque la rápida intervención de varias personas hace que todo se quede en un susto:

“Estando funcionando anoche el salón Adela López, en el real de la feria, se prendió fuego el cuarto de la artista, que estaba alumbrado con un una vela, ardiendo en un momento toda la techumbre del cuarto.

El incendio quedó sofocado en pocos instantes, gracias al arrojo de algunos marineros y del personal del salón, evitando que tomara las grandes proporciones que se temían” (La Correspondencia de España, 19-6-1915).

Derroche de flamencura en Jerez

En noviembre de 1915, acompañada a la guitarra por Pepe Crévola, Adela López debuta en el Teatro Principal de Jerez, con un amplio repertorio de aires regionales y andaluces en el que ocupan un lugar destacado las malagueñas. También figura en el cartel la Troupe Estrella.

“La notable canzonetista de aires regionales Adela López, […] proclamada por todos los públicos como reina de las malagueñas, pues imprime a ellas gusto exquisito, luciendo su espléndida voz; no se limita a ello su especialidad, pues los aires asturianos, fados, canciones canarias y demás que constituyen su extenso repertorio, le han proporcionado grandes ovaciones” (El Guadalete, 10-11-1915).

Adela López (Eco Artístico, 25-8-1912)

Adela López (Eco Artístico, 25-8-1912)

Desde el día de su presentación, la cantaora conquista al respetable con su estilo refinado y lleno de sentimiento. Por malagueñas, granadinas, cartageneras y marianas sienta cátedra de flamencura ante un público exigente, como el jerezano:

“El debut de la hermosa cantante de aires regionales Adela López, efectuado anoche en el Principal, puede considerarse como un verdadero acontecimiento.

Adela López es una artista de indiscutible mérito, que ha de dar muy buenas entradas en este teatro, por el que no dudamos desfilará Jerez entero para escucharla.

Posee una voz tan extensa como bien timbrada y en cuantos números canta pone todo su corazón de artista y de mujer; en sus coplas hay gusto, finura, delicadeza, sentimiento.

Se presentó cantando el número de La pajarera y desde los primeros momentos notóse en el público ese movimiento de espectación (sic), que parece revelar que es de su completo agrado el trabajo de la artista.

Después, cantó una jota aragonesa, en la que hizo galas de sus portentosas facultades de cantante, más tarde, entonó un par de granadinas que harían temblar al mismo Boabdil.

Pero en lo que la debutante nos dejó más complacidos, fue en una cartagenera que nos sirvió al final, en la que demostró que ‘chanela del cante jondo, pero que una jartá’.

Dijo también unas marianas de esas a las que hay que quitarles el sombrero, y una malagueña que bastó para que el respetable se convenciese de que no ‘le está mal’ el sobrenombre de La Reina en aquel cantar.

En resumen, que todos salimos encantados del viejo coliseo y los aficionados más aún, esperando que llegue esta noche para volver a escuchar a Adela López” (EL Guadalete, 15-11-1915).

 


Juana la Macarrona en los escenarios europeos (VI)

Durante los meses de noviembre y diciembre de 1908 el público parisino puede volver a saborear el arte de Juana la Macarrona. La jerezana se anuncia junto a Antonio de Bilbao y Manuel Giménez, entre otros artistas, en el music hall Bal Tabarin, sito en el número 36-38 de la Rue Victor-Massé. Según la Guide des plaisirs à Paris de 1908, se trata de una sala “muy bonita y deliciosamente decorada”, en la que “se bailan los nuevos bailes, pero el viejo cancán no se ha olvidado”, y a la que acuden “muchas bonitas mujeres”.

La Macarrona bailando en Madrid (Nuevo Mundo, 24-9-1911)

La Macarrona bailando en Madrid (Nuevo Mundo, 24-9-1911)

Las gacetillas dan cuenta del gran éxito obtenido por los flamencos:

“BAL TABARIN.- Este music hall aún posee el récord de todos los éxitos; cada noche, Antonio de Bilbao, Manuel Giménez, la célebre Macarrona y su compañía española obtienen un triunfo sin igual; nunca este brillante establecimiento ha tenido un conjunto tan perfecto” (Le Journal, 8-11-1908). (1)

“Todas las noches, la célebre Macarrona y su compañía de bailarinas españolas obtienen un éxito colosal, y Antonio de Bilbao y Manuel Giménez, en su baile flamenco, cada noche deben hacer un bis” (Gil Blas, 19-11-1908).

En el mes de diciembre, Juana Vargas y sus compañeros simultanean sus actuaciones en el Bal Tabarin con su presentación en otros locales. El día 11 ilustran con sus bailes la conferencia sobre Andalucía pronunciada por el escritor René Maizeroy en la sala Femina:

“Será una auténtica evocación de España con sus bailes tan extraños de gitanos, con sus canciones de amor acompañadas por las guitarras y las castañuelas, la conferencia en la que el Sr. René Maizeroy contará mañana, en Femina, sus sensaciones sobre Andalucía. La Macarrona, Antonio de Bilbao, la Saravia, etc., bailarán el tango y el zapateado. La bella Fornarina también está en el programa de esta fiesta” (Le Gaulois, 10-12-1908).

Durante las fiestas navideñas, la compañía presenta en el Teatro Olympia el montaje Noël à Séville (Navidad en Sevilla), una “sorprendente fantasía española de los Sres. Maizeroy y Valverde”, con el siguiente elenco: “Canciones de España por la Fornarina; bailes boleros y flamencos por la Macarrona, Antonio de Bilbao, Mojigongo, las señoritas Carmen, Salvita, Encarnación, Graciela, Emilia y Aurora Bellini, Paco Fernández y sus guitarristas” (Gil Blas, 25-12-1908). A causa del gran éxito obtenido en su presentación, el día de Nochebuena, se ofrecen varias sesiones más del espectáculo.

Entre la flor y nata de la cultura parisina

En febrero de 1909, también en la capital del Sena, Juana Vargas ameniza con su baile la fiesta española ofrecida por el pintor Ignacio Zuloaga en su taller de Montmartre. A ella asisten importantes personalidades procedentes de distintos países, como la esposa y la amante -Natalie de Goloubeff- del escritor Grabriele D’Annuzio, y la mujer del literato Catulle Mendès.

El pintor Ignacio Zuloaga

El pintor Ignacio Zuloaga

El cronista de L’Écho de Paris, que firma como Sparklet, se recrea en el baile de La Macarrona, a quien describe como un ser siniestro y cargado de fealdad, hasta el punto de compararla con Jeanne Veber, una asesina en serie que actuaba en Francia por aquellos años:

“La mujer está recogida sobre sí misma como un gnomo, con las piernas arqueadas, la punta de los pies hacia fuera, los talones golpeándose, las manos levantando a puñados la falda de volantes recubierta por el mantón de largos flecos. Es tan pequeña que la tomaríamos casi por una enana y que su rostro llega a la altura del de las mujeres sentadas en círculo a su alrededor. ¿Qué edad tiene? Los más perspicaces se equivocarían, pero digamos rápidamente que a primera vista aparenta al menos cuarenta años. Se parece bajo sus fardos a Jeanne Veber; un pliegue que parte de las aletas de la nariz cae hasta las comisuras de los labios y hace aparecer las mejillas flácidas y el rostro lúgubre. Sin embargo, de pronto, cuando el viejo e indolente acompañante, que ha terminado de ajustar su mandolina al hueco de su estómago y de afinar las cuerdas, ataca las primeras medidas de un baile, los ojos de azabache de la gitana lanzan relámpagos. Sus dedos dejan oír chasquidos precipitados que parecen truenos de una tormenta de la que sus ojos son el rayo. Los cabellos, separados sobre la frente, se levantan; el cuello tendido, ardiendo su cabeza negra como un reptil que fascina a una presa, Juana la Macarrona baila en medio de los golpes bruscos de sus tacones y de los castañeteos secos de sus dedos…

… El cansancio de agitarse y de lanzar con su voz ronca acentos salvajes acerca los rasgos de la bailaora a la fealdad escayolada, que, con las luces de gas, se vuelve siniestra, como una parodia de danza macabra” (L’Écho de Paris, 15-2-1909).

En La Feria, con los Borrull

También en la capital del Sena, en mayo de 1912 el guitarrista Amalio Cuenca abre junto a otros socios -entre los que se destaca el pintor Ignacio Zuloaga– el local La Feria, situado en el número 16 bis de la rue Fontaine, en pleno corazón de Montmartre. La decoración es obra de Jean-Paul Alaux, que crea una “sala de espectáculos-restaurante en un estilo hispano-moruno, cuyo efecto es fascinante” (Le Gaulois, 5-5-1912).

Interior del restaurante 'La Feria', de París (Eco artístico, 25-12-1912)

Interior del restaurante ‘La Feria’, de París (Eco artístico, 25-12-1912)

En él se ofrecen dos espectáculos diarios, uno a la hora de la cena y otro a medianoche, para los cuales el Señor “Cuenca, el empresario, llega de Sevilla con una destacable compañía de artistas famosos en el arte del baile y el cante, a la cabeza de la cual está La Macarrona” (Le Figaro, 7-5-1912). El elenco lo completan Faíco, Lola la Flamenca, La Patita y la familia Borrull al completo.

La inauguración de La Feria tiene lugar el 8 de mayo y es todo un éxito. Por el local desfila lo más granado de la sociedad y la cultura parisina -el pintor Léon Bakst; el coreógrafo Vaslav Nijinski o el empresario creador de los Ballets Rusos, Serge Diaghilev-; y también buena parte de la realeza y el cuerpo diplomático español.

Los bailes andaluces son muy apreciados por el público parisino:

“… toda la noche, famosos guitarristas y cantaores españoles, bailaores como Faíco y bailaoras como la Macarrona, se multiplican, en una auténtica fiesta de frenesí y de ritmos” (Gil Blas, 9-5-1912).

“Todo París desfila por La Feria, el famoso restaurante de día y de noche de la rue Fontaine. Los bailaores y bailaoras españoles, la Macarrona y la pequeña Concha, reciben cada noche aplausos entusiastas” (Le Gaulois, 15-5-1912).

“En La Feria de la rue Fontaine, Juliana (sic) e Isabel Borrull bailan con acompañamiento del famoso guitarrista Miguel Borrull. Después ‘la Macarrona’, que sorprende, y ‘Faíco’ con ‘Lola’, que fascinan en sus bailes de Andalucía…” (L’Écho de Paris, 7-6-1912).

Hermanas Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

Hermanas Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

Sin embargo, la prensa española, en su línea habitual en relación con el flamenco, se muestra bastante crítica con el espectáculo, por considerar que está pensado para guiris y que transmite la imagen de una España de charanga y pandereta:

“… el programa de baile es un poco monótono, porque bailaoras y bailaores han dado en la flor de imitarse los unos a los otros y no salen de los inevitables garrotines y farrucas… ¡Caramba! y son muchas patadas para estar aguantándolas una hora.

… ahora menos que nunca podremos protestar cuando literatos y autores franceses nos ridiculicen… La España que ofrecemos en La Feria a los extranjeros es una España de estampa de caja de pasas, una España de pandereta

… esta España excepcional ni existe ni nos interesa a los españoles, que empezamos por no poder aguantar la vista de un bailaor… Pero tengamos en cuenta que La Feria no se ha hecho para los españoles, sino para que se recreen y solacen los extranjeros que no pueden evocar el nombre de España sin que surja, cruel y altiva, la figura de Carmen… Los extranjeros invadirán La Feria, aplaudirán locos las farrucas y los garrotines, escucharán curiosos las afiligranadas falsetas de Borrull, y así, exhibiendo esa España de Excepción, que empieza a avergonzarnos un poco, se ganarán bravamente la vida unos cuantos compatriotas nuestros…” (ABC, 3-6-1912)


NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.


María de Albaicín, estrella del baile y reina del celuloide (III)

Tras su interpretación en Mylord l’Arsouille (1925), hay quienes sitúan a María de Albaicín, por sus “grandes cualidades […] en primera fila de las jóvenes estrellas de la pantalla francesa” (La Rampe, 3-5-1925). (1) De hecho, cuando se estrena el filme, la artista española ya está inmersa en el rodaje de su siguiente película, L’espionne aux yeux noirs (2), dirigida por Henri Desfontaines.

María de Albaicín

María de Albaicín

Con esta cinta, María se enfrenta a un nuevo reto, pues para interpretar el papel de la protagonista, la espía La Kowa, debe tomar clases de tiro, hasta convertirse en “una hábil tiradora”, que “hace diana en cada golpe” (La Rampe, 26-4-1925). Completan el reparto Roger Karl y Génica Missirio, entre otros actores y actrices.

La belleza exótica de María de Albaicín llama poderosamente la atención y despierta la curiosidad de sus admiradores, que, tras haberla visto interpretar el papel de una india en su primera película, ahora se preguntan cuál es su verdadera nacionalidad:

“… la que provocaba mayor curiosidad era María de Albaicín. Lo que preocupaba sobre todo a la gente era la nacionalidad de La Kowa. Como la vimos de hindú en el papel de Madiana, de Surcouf, el aspecto exótico de María de Albaicín hacía pensar que nos llegaba del país de los brahmanes. Un día, cansada de los debates que provocaba, María de Albaicín se volvió hacia sus malos jueces y, con ese acento que ella sabe hacer tan agradable, gritó, realmente enfadada:

– ¡No, yo souis espagnolé!” (Paris-Soir, 6-8-1925).

Maria de Albaicín, como La Kowa

Maria de Albaicín, como La Kowa

También quedó prendado del exotismo de María el escultor Sebastián Miranda, que, en una entrevista concedida al diario ABC en 1967, aún recuerda con nitidez el encuentro casual con la bailaora en su marido, acaecido en los años veinte en un hotel de Viena:

“Ella me dio la impresión, en un principio, que quizá fuese una princesa india. Alta, de pelo negro, como ala de cuervo, luciendo en el escote un collar de esmeraldas, armonizando con el verdor de sus enormes ojos. Vestía con suma elegancia y sencillez un traje de noche. Sonreía dejando asomar, entre sus labios rojos, una hilera de dientes blanquísimos, que contrastaban con la tez morena y aceitunada de su rostro. […]

Nos presentó a su marido, […] del que apenas guardo memoria. Asistimos aquella misma noche a la ópera, donde pusieron ‘La viuda alegre’ […]. A la salida cenamos en un famoso cabaret. Se empeñó en bailar conmigo la Albaicín, porque su marido no la dejaba hacerlo con nadie. […] a los pocos segundos de levantarnos todas las parejas cesaron de bailar, sentándose para poder contemplar aquella para ellos exótica belleza” (ABC, 11-6-1967).

Maria de Albaicín, como La Kowa

Maria de Albaicín

María de Albaicín, el orgullo de Francia

Tras el estreno de L’espionne aux yeux noirs, en febrero de 1926, la prensa gala elogia las buenas cualidades artísticas de la actriz española, que ya es considerada casi como una gloria nacional:

“En primer plano, la figura que domina todo el filme, la famosa espía de ojos negros: La Kowa, bailarina y gitana, una mujer con un encanto extraño e inquietante que conmociona la vida de un hombre y causa la ruina de un país. Era difícil encarnar este personaje mejor que María de Albaicín, designada para este rol que parece haber sido hecho para ella” (Le Matin, 12-2-1926).

“Extraña, flexible, felina incluso, la bonita María de Albaicín interpreta el impactante papel de ‘la Kowa’ con el notable talento que la sitúa en uno de los mejores lugares entre nuestras artistas” (Le Matin, 23-6-1926).

“En un rol de espía misteriosa, María de Albaicín se revela como una gran artista, bonita de una belleza realmente felina, actúa con todos los recursos de un buen temperamento dramático” (Paris-Soir, 27-3-1926).

Maria de Albaicin y su marido, Aimé Simon-Girard (Journal de Genève, 2-9-1926)

Maria de Albaicin y su marido, Aimé Simon-Girard (Journal de Genève, 2-9-1926)

Vuelta a las tablas, con Gitanerías

En marzo de 1926 se anuncia la próxima presentación de María de Albaicín en el music hall Apolo de París, acompañada de una compañía de gitanos que ha contratado en Madrid. La prensa francesa se muestra expectante ante la llegada del grupo, al que considera de lo más exótico:

“Las gitanas en París

Reina de la belleza y el misterio, la de Albaicín regresa.

París no ha visto todavía, agrupadas en un cuadro poderosamente evocador, a estas gitanas a las que la historia, así como la leyenda, nos representa como la más enigmática de las tribus del mundo.

Conservando de sus ancestros, hijos de Faraón, una naturaleza esencialmente salvaje, viviendo según leyes secretas que les son propias y enemigos de toda civilización, los gitanos hasta ahora no han sido accesibles a ninguna oferta de nuestros directores de teatro.

Ha sido necesario que una de sus reinas -la más bella, la más misteriosa, María de Albaicín– sea conquistada por París para que toda una familia de gitanos se decida a dejar sus comarcas impenetrables para venir hasta nosotros.

Vamos a verlas el 9 de abril en el music hall Apolo.

María de Albaicín nos las presentará tal y como son en España, con sus trajes primitivos; bailarán; cantarán.

Y la de Albaicín, a quien la pantalla francesa […] ha hecho popular entre todas, hará revivir ante nuestros ojos a las más turbadoras mujeres de su raza” (Le Journal, 8-1-1926).

Maria de Albaicín en uno de sus filmes

Maria de Albaicín en uno de sus filmes

En abril de 1926, María de Albaicín estrena su espectáculo Gitanerías, que permanece dos semanas en el cartel del Apolo. La crítica destaca su autenticidad, “porque no es en absoluto el ambiente de un local de bailes, donde se exhiben bailaoras singulares y sumisas a las diversas expresiones del baile español. Es mucho más una fiesta familiar, donde se baila para uno mismo y no para los demás. Costumbres y ritos, y no proezas coreográficas de escuela” (La Presse, 21-4-1926).

La puesta en escena, “perfectamente arreglada, […] hábilmente compuesta y con tal preocupación por el color local, que creeríamos estar mucho más cerca de Cádiz y de Sevilla que de la plaza de Clichy” (Le Matin, 17-4-1926), es obra del marido de la bailaora, Aimé Simon-Girard, y de Pierre Sandrini.

Entre el conjunto de gitanas llama poderosamente la atención María de Albaicín, a quien acompaña su madre, Agustina Escudero:

María de Albaicín es una de esas mujeres con vestidos de florecitas y volantitos… pero se distingue de las demás por la suavidad de todo su ser, por la incomparable pureza de los rasgos de su cara, por la flexibilidad altiva de su cuerpo ondulante poseído por el baile. Ella es reina, pero con la más sobria de las majestades. […]

Está la madre de la de Albaicín, que se parece totalmente a su raza. Su hija también, pero con un no sé qué más civilizado, más idealizado…” (La Presse, 21-4-1926).

Agustina Escudero, retratada por Zuloaga

Agustina Escudero, retratada por Zuloaga

Tras el estreno del espectáculo, la crónica de Georges le Cardonnel nos da una clara idea de lo sucedido en el music hall:

“En el Apolo hemos vuelto a ver con mucho gusto a María de Albaicín en Gitanerías, una muy curiosa evocación de la vida de las gitanas. Vemos despertarse a los correcaminos en las cuevas de Granada. Salen de su caravana para ocuparse de las tareas de su primitivo hogar, y saludan con sus bailes y sus cantes el regreso del sol. Tras un solo de guitarra de Amalio Cuenca, los vemos en su casa, donde dan una fiesta que nos vuelve a ofrecer bailes y cantes: la Sevillana, la Farruca, con Juan Valencia; nos hemos quedado sobre todo con la fantasía de unas Alegrías, bailadas por la elegante, flexible, sinuosa y bella María de Albaicín. Todos estos bailes, de una voluptuosidad un poco salvaje, derivan evidentemente de las danzas árabes; sólo que sus ritmos son más variados y un poco dulcificados, y además creemos sentir la nostalgia de una lejana patria perdida. Es realmente un bello espectáculo” (Le Journal, 12-4-1926).

NOTAS:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.
(2) L’espionne aux yeux noirs (La espía de ojos negros) es el título definitivo del filme. Sin embargo, durante su rodaje se barajaron también los siguientes: Le Prince Aryad (El príncipe Aryad) y Le sang des aïeux (La sangre de los antepasados). No obstante, la película llega a España en 1928 como El salvador de la patria.


Conchita Borrull, la reina de los bailes gitanos (I)

El apellido Borrull es sinónimo de guitarra, magistralmente acariciada por el maestro Miguel Borrull Castelló, y por sus hijos Miguel y Lola; y es sinónimo de baile, del baile gitano y enduendado que brota de las manos y los pies de Julia -la belleza morena que encandiló a Romero de Torres-, Isabel y Concha.

Conchita Borrull (Mundo gráfico, 10-10-1917)

Conchita Borrull (Mundo gráfico, 10-10-1917)

Nacida en los albores del siglo XX y criada en un ambiente flamenco por los cuatro costados, no es de extrañar que Conchita, la más joven de clan, siga los pasos de sus hermanas y se inicie, desde pequeña, en el arte de Terpsícore. En su formación artística, además de la escuela familiar, desempeña un papel destacado el maestro Cansino.

Ha nacido una joven estrella… en París

En 1912, con apenas diez u once años de edad, Conchita Borrull marcha a París junto a toda su familia, que ha sido contratada por el guitarrista Amalio Cuenca para actuar en ‘La Feria‘, el restaurante flamenco que éste acaba de abrir en Montmartre. Allí brilla con luz propia su hermana Julia, que no tarda en convertirse en la estrella del local, y la pequeña Concha empieza a mostrar sus excelentes dotes para el baile:

“De pronto, la juerga comienza… Suenan los pitos; una niña de doce años, hija de Borrull también, sale a bailar un garrotín, arqueando los brazos, haciendo gestos y contorsiones, golpeando el piso con sus pies diminutos y delicados…

Borrull hace filigranas con la guitarra, el público aplaude entusiasmado, y los flamencos jalean a la bailaora y lanzan alaridos salvajes cada vez que el guitarrista remata gallardamente una ‘falseta’…

Cuando el baile va a terminar, suenan las palmas con fuerza, atropellándose los gritos, y Borrull llora y ríe a un tiempo, animando a su hija, que taconea con fuerza, rasgueando en la guitarra y repitiendo a cada instante: ‘¡Ole! ¡Ole! ¡Ole!’ […] Ahora se entusiasma viendo despuntar en su hija pequeña una nueva ‘estrella’ del arte, y sonríe satisfecho” (ABC, 19-3-1913).

Interior del restaurante 'La Feria', de París (Eco artístico, 25-12-1912)

Interior del restaurante ‘La Feria’, de París (Eco artístico, 25-12-1912)

Con estas credenciales, la precoz bailaora pronto empieza a figurar con nombre propio en los carteles. En 1915, con motivo de su actuación en el teatro Eslava de Valencia, la prensa ya se refiere a ella como “la reina del baile gitano”:

“… debut de la notable artista de 12 años, Conchita Borrull, reina del baile gitano, que ha obtenido extraordinarios éxitos en cuantos teatros de España y del extranjero ha actuado.

Conchita Borrull interpreta su original repertorio de bailes, alegrías y bulerías gitanas, acompañada por su hermana Julia y por su padre el afamado tocador de guitarra, Miguel Borrull” (El Pueblo, 11-5-1915).

Una estrella incipiente en el firmamento barcelonés

A mediados de los años diez la familia Borrull se traslada a Barcelona y abre su famoso café. La más joven de la saga no tarda en convertirse en una habitual de distintos locales de la ciudad condal, como el Gran Salón Excelsior, el Folies Bergère y, por supuesto, el Villa Rosa. Allí se anuncia con frecuencia junto a su padre y su hermana Julia, “verdaderos genios del baile gitano y también gitanas por sus hechizos” (Eco artístico, 25-3-1917).

En septiembre de 1917, Conchita Borrull debuta en el teatro Eldorado de Barcelona, donde permanece quince días, y poco después se presenta “la catedral del género de varietés” (Eco artístico, 25-9-1917), el teatro Romea de Madrid.

El ser hermana de Julia, toda una estrella del baile, no supone ningún inconveniente para la joven artista, que ya brilla con luz propia, por su gran personalidad y sus excelentes dotes para la danza:

“[Eldorado] Conchita Borrull comienza su carrera artística poniendo de relieve facultades extraordinarias para el cultivo del género flamenco. Baila con originalidad e inspiración, tiene mucha precisión y buen gusto en la presentación, y […] en la composición de figuras” (La Veu de Catalunya, 6-9-1917). (1)

Las Hermanas Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

Julia e Isabel Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

“ROMEA.- Con éxito grande ha debutado la notable bailarina Concha Borrull, a la que el público premió con muchos aplausos los bailes típicos españoles que ejecutó con singular acierto, algunos acompañados a la guitarra por su padre y su hermano” (El Imparcial, 23-9-1917).

Una carrera bien cuidada

Sin duda, además de su talento natural, en el éxito de Concha tiene mucho que ver la labor realizada por padre, que cuida con mimo la carrera artística de su hija, sin dejar ningún detalle al azar:

“El primer contrato serio que Conchita Borrull ha cumplido ha sido éste de Eldorado […]; público y Prensa, al unísono, han aprobado su labor y ha pregonado sus éxitos.

Los éxitos de Conchita Borrull han sido grandes y merecidos, […] porque no podía esperarse otra cosa de quien lleva el apellido Borrull.

Miguel Borrull […] ha educado a su hija artísticamente, de tal forma, que no hará nunca el ridículo en ningún teatro que se presente, por importante que éste sea.

Miguel Borrull ha seleccionado para su hija un repertorio de músicas divinas, entre las que descuellan una preciosa serenata de Malatz, que Conchita Borrull borda cuando la ejecuta.

De presentación está la niña como la mejor; ha presentado una colección de trajes de un efecto grande, que el público ha admirado por su confección y gusto” (Eco artístico, 25-9-1917).

Conchita Borrull con su padre (Eco artístico, 25-9-1917)

Conchita Borrull con su padre (Eco artístico, 25-9-1917)

Con todos estos ingredientes, no es extraño que la prensa vea ya a la benjamina de los Borrull como una gran bailaora en potencia:

Conchita Borrull es una bailarina de cuerpo entero, que con su primera actuación ha recibido ya el bautismo del éxito.

Conchita es una bailarina españolísima: sus contorsiones gitanas del propio Albaicín y el Sacro Monte, sus gestos, su presentación, su arte, todo eso unido a su figura, joven y graciosa, la harán conquistar muy pronto […] un puesto entre las bailarinas clásicas, entre las buenas, entre las mejores” (Eco artístico, 15-9-1917).

“La aparición de Conchita Borrull en el mundo ‘varietinesco’ es un fenómeno astronómico; ya se convencerán las empresas de que es una cosa notabilísima, porque no pasará mucho tiempo sin que sus compañeras hablen mal de ella.

Creedme a mí: aquí hay una Concha que ni la de San Sebastián” (Eco artístico, 25-9-1917).

Tras cesar antes de lo previsto en el Romea debido a una indisposición, Conchita Borrull debuta en el teatro Rojas de Toledo y, poco después, en el de la Comedia, de Madrid. Acompañada de su padre y su hermano, la joven “reina de los bailes gitanos” exhibe un repertorio variado y confirma la gran fama cosechada en anteriores actuaciones:

“[Toledo. Teatro Rojas] Conchita Borrull, que ejecuta con singular maestría toda clase de bailes, tanto españoles como extranjeros, ha dedicado especial atención a las danzas gitanas, a cuyo difícil arte ha consagrado sus grandes dotes y reconocido talento” (Eco artístico, 15-10-1917).

“[Comedia] Ha debutado Conchita Borrull, obteniendo un éxito clamoroso. Bailarina clásica, flamenca, gitana como ninguna, bailó boleros, farrucas, seguidillas, con un arte supremo y una fuerte expresión de carácter, delicadeza y gracia” (La Correspondencia de España, 28-10-1917).


NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.


Julia Borrull, la bailaora del dolor y el fuego (II)

En abril de 1912, tras haber saboreado las mieles del triunfo en el Salón Vizcaya de Bilbao, Las Egipcias ponen rumbo a París en compañía de toda la familia. Su padre, Miguel Borrull, ha firmado un jugoso contrato con el guitarrista Amalio Cuenca para actuar en ‘La Feria‘, un restaurante flamenco que éste va a inaugurar en el corazón de Montmartre y del que también es socio el pintor Ignacio Zuloaga, que se ha encargado de la decoración.

Interior del restaurante 'La Feria', de París (Eco artístico, 25-12-1912)

Interior del restaurante ‘La Feria’, de París (Eco artístico, 25-12-1912)

Según informa José Juan Cadenas, corresponsal de ABC, poco después de la apertura, ‘La Feria’ “es un restaurant nuit, donde habrá cantos y bailes español […] En el salón figura un patio andaluz, el escenario es una capilla de la Mezquita…”. La inauguración es todo un éxito, a pesar de que el espectáculo parece estar concebido para guiris y “el programa de baile es un poco monótono, porque bailaoras y bailaores han dado en la flor de imitarse los unos a los otros y no salen de los inevitables garrotines y farrucas…” (ABC, 3-6-1912).

En el cuadro artístico figuran la incombustible Juana la Macarrona, “que, por lo visto, está ya declarada monumento nacional” (ABC, 3-6-1912); el bailaor Faíco y su esposa, Lola la Flamenca; La Patita; y la familia Borrull al completo, con el mono incluido.

“En la Feria de la calle Fontaine, Juliana (sic) e Isabel Borrull bailan con el acompañamiento del famoso guitarrista Miguel Borrull. Después está ‘la Macarrona’, que sorprende, y ‘Faíco’ con ‘Lola’, que fascinan en sus bailes de Andalucía… y este espectáculo único, cuyo empresario es Cuenca, está dirigido por Maurice, el gran director de las cenas de la Feria” (L’Echo de Paris, 7-6-1912). (1)

La conquista de París

La estancia en la capital del Sena resulta bastante fructífera para la familia Borrull, que consigue amasar una pequeña fortuna, compaginando sus actuaciones en ‘La Feria‘ con otro tipo de actividades, como la impartición de clases de guitarra.

En el local de Amalio Cuenca todas las hermanas tienen su momento de gloria: Isabel y Julia con sus bailes, Lola haciendo vibrar las cuerdas de su sonanta, y hasta la más pequeña, Conchita, con apenas diez años de edad, que empieza a despuntar en el arte de Terpsícore.

Hermanas Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

Hermanas Borrull (Eco artístico, 25-8-1912)

Sin embargo, entre todas ellas, Julia es sin duda la más polifacética, pues, además de bailar, posa como modelo para un pintor e imparte lecciones de guitarra:

“Otro número español que ha gustado mucho aquí son los Hermanos Borrull, que están cosechando aplausos… y oro. ¡Qué manera de hacer luises! Verdad es que la familia no tiene desperdicio: gana el simpático Miguel Borrull, como ‘tocaor’ y como profesor de guitarra; ganan dos hermanas, como bailarinas; gana la tercera como ‘tocaora’; gana la pequeñita, que apenas ha nacido, cantando y bailando… amén de que Julia cobra 20 francos la hora en casa de un pintor famoso (que ha encontrado, según dice, el tipo ideal de la gitana en Julita Borrull) y otros 20 francos por cada lección de guitarra.

Total: según mis cálculos, ¡unos 300 francos diarios! ¡¡Que ya es franqueza!! Verdad es que quizá necesiten todo eso, porque el amigo Borrull no se ha traído más que su mujer, las cuatro hijas, el hijo, la criada, un mono, un botijo y una cazuela grande para hacer arroz…” (Eco artístico, 5-8-1912).

Julia reina en ‘La Feria’

De hecho, desde el día de su debut, la prensa destaca las excepcionales cualidades de Julia Borrull y le augura un brillante futuro:

“- ¡Ole tu cuerpo!!

Así gritábamos anoche en el restaurant flamenco titulado La Feria, que acaba de inaugurarse bajo la dirección de Amalio Cuenca.

El guitarrista Amalio Cuenca

El guitarrista Amalio Cuenca

Los franceses, entusiasmados también, decían: ‘Ollé! Ollé!’ Y llenaban de flores a Julia, la hija de Borrull, que se presentó precisamente vestida de gitana, y cuya belleza morena se destacaba en el tablado como si el fondo de aquel cuadro hubiérase pintado para que ella luciera las líneas puras de su cuerpo flexible, sus pies diminutos, sus ojos curiosos y su boca fresca y apetitosa… ¿Qué me decís? ¿Que ahí no habíais reparado gran cosa en esta criatura? Pues fijaos bien en lo que desde ahora os anuncio… Julia Borrull triunfará en París… […]

Julia Borrull se ha presentado modesta y sencilla, y a juzgar por el efecto que anoche produjo en el público congregado en La Feria, su triunfo es indudable” (ABC, 3-6-1912).

Durante su estancia en la capital gala, Julia Borrull no sólo exhibe su arte en el local de Amalio Cuenca, sino que también se la puede ver en otras salas, como el Moulin Rouge o el restaurante Ciro’s:

“En el Teatro del Moulin-Rouge:

Esta noche, debutará en Tais-toi! tu m’affoles! en el acto de Pompeya la señorita Julia Borrull, que quien la dirección de La Feria ha prestado amablemente al Moulin-Rouge y cuyos bailes particularmente raros aportarán un nuevo atractivo a esta revista triunfal” (La Presse, 3-10-1912). (2)

“Teatro Moulin-Rouge.- Gran éxito para la señorita Julia Borrull, en la legendaria revista Tais-toi! Tu m’affoles!!!…” (Le Matin, 3-10-1912).

Julia Borrull (ABC, 14-6-1913)

Julia Borrull (ABC, 14-6-1913)

Ciro’s.- Las Hermanas Borrull, con motivo del cierre por reforma del espectáculo español ‘La Feria’, han bailado durante los días empleados en las importantísimas transformaciones que ha sufrido tan reputado establecimiento, en este distinguido y aristocrático restaurant.

Sus clásicos cantes, toques y bailes han causado la admiración de tan selecta clientela, y el triunfo obtenido es uno más a sumar a los muchos conseguidos en París por tan bellas y simpáticas artistas” (Eco artístico, 25-11-1912).

En España, la revista Eco artístico da cuenta de los éxitos obtenidos por las hermanas Borrull en la ciudad de la luz, e informa sobre sus próximos compromisos artísticos, que las llevarán a recorrer media Europa:

“En París fueron prorrogadas por dos meses, después de una brillante actuación de tres meses en el mismo Teatro, y entre otros contratos pendientes, figuran los de Amberes, Hamburgo, Berlín, Viena e Italia.

Pero ¿no está hecha la apología de las Hermanas Borrull con decir que hasta mayo de 1913 no están libres de compromiso en el presente momento?” (Eco artístico, 25-8-1912).

La fuga de Julia

Sin embargo, desconocemos si esta planificación pudo llegar a cumplirse. De hecho, dudamos que así fuera, pues en marzo de 1913 Julia Borrull abandona a su familia para fugarse con un francés:

“El famoso tocador de guitarra Miguel Borrull fue a inaugurar La Feria hace un año con sus hijas, las célebres bailaoras… Julia, sobre todo, llamó la atención con su tipo de gitana, su color bronceado, sus ojos brillantes y su boca de claveles… […]

Hoy, al terminar la juerga en el tablado, Miguel Borrull dejó la tiorba en un rincón y se acercó a nuestra mesa. […]

Miguel  Borrull Castelló

Miguel Borrull Castelló (3)

Miguel Borrull estaba triste, pálido […]

– ¡Que me han dao una corná…!

[…] Julia, su hija, aquel hermoso clavel de diez y ocho abriles, la reina de La Feria, ¡habíase escapado!

La catástrofe había ocurrido la noche anterior… La muchacha salió con no sé qué pretexto y dejó una carta escrita…

Me voy… No volveréis a verme más… No hagáis por buscarme, pues antes que dejarme coger, me mataré…’ El padre dio parte a la policía, corrió París como un loco… ¡En vano! No se ha podido dar con la pista de la fugitiva

– ¡Qué quiere usted…! -decía Borrull-. Nunca pude suponer esto… Y, sobre todo, nunca creí que mi hija… ¡se enamorase de un francés!” (ABC, 19-3-1913).


NOTAS:
(1) El nombre de la revista Tais-toi! Tu m’affoles! podría traducirse como “¡Cállate! ¡Me turbas!”
(2) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.
(3) Fotografía tomada del blog Flamenco de papel.