Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Trinidad “La Cuenca”, una estrella de fama internacional (IV)

Un episodio de rivalidad entre artistas

A estas alturas de su carrera, tras haber conquistado París, y con el público mexicano en el bolsillo, los méritos de Trinidad Cuenca están fuera de toda duda. Tras poco más de dos semanas en Ciudad de México, la bailaora malagueña ha superado con creces todas las expectativas y se ha convertido en una auténtica diva, tanto en el buen como en el mal sentido del término. De hecho, además de difundir sus éxitos y elogiar sus dotes artísticas, la prensa también se hace eco de un episodio violento, protagonizado por La Cuenca y su compañera de cartel, y originado por los celos profesionales de esta última. El diario The Two Republics nos lo refiere así:

“LAS RIVALES

Una obra que hace sangre en el Principal.

[…] el colmo de los infortunios llegó con la inmensa popularidad de Madame Trinidad Cuenca. ¡Una torera!, ¡una bailarina que se llevaba todos los vivas y aplausos que D’Escazos piensa que deberían ser sólo para ella!

Esto era demasiado.

Así, la rivalidad y el rencor entre las dos señoras ha ido creciendo en intensidad hasta que el miércoles a mediodía rompió todos los límites. Parece que el martes por la noche, unos minutos antes de que Trinidad tuviese que salir al escenario, descubrió que a su guitarra le faltaban todas las cuerdas. Rápidamente se compraron otras nuevas y la señora cumplió su compromiso con el éxito habitual. Cuando las dos pelirrojas se encontraron al día siguiente en el hall del teatro, comenzó una guerra dialéctica; Trinidad, con valentía, acusó a María de haber robado las cuerdas de su guitarra, con la esperanza de que el robo no fuese notado hasta que la primera estuviese bajo los focos, cuando su fracaso al evocar los acordes clásicos haría que fuese abucheada por el público que antes la había aplaudido con locura. María negó firmemente la acusación. […]

Durante unos minutos los empresarios consiguieron calmar las mentes de las enfurecidas mujeres, cuando, mira por dónde, los maridos de las dos rivales aparecieron en el escenario. […] Monsieur d’Escazos recibió un fuerte golpe en la cabeza, que le propinó el Señor Cuenca con un bastón” (7-10-1887). (1)

La Cuenca (dcha.) junto a La CoquineraLa Cuenca (dcha.) junto a La Coquinera

La disputa se saldó con la pareja d’Escazos detenida, el novio de la Cuenca en paradero desconocido y esta última recluida en su habitación. Además, según el mencionado diario, la policía del distrito prohibió las representaciones por miedo a nuevos disturbios; y ello ocasionó al Sr. Leavitt pérdidas económicas por valor de unos 1.500 dólares. En sus memorias, el empresario ofrece su propia versión sobre el incidente:

“Un periódico escribió con entusiasmo que se habían producido dos conquistas de México, la primera por parte de Cortés y la segunda por la Cuenca. Era obsequiada, agasajada y tratada como una auténtica reina, circunstancia ésta que no contribuía a la compostura de la maga, quien sentía que su fama estaba siendo eclipsada. Una noche, en el Café San Carlos, que estaba abarrotado de comensales, la Sra. d’Escozas era el centro del grupo en una mesa, mientras que, en otra, la Cuenca estaba rodeada por una multitud de admiradores. Empezaron a lanzarse cumplidos de dudoso carácter de una mesa a otra, y la escena llegó a su punto álgido cuando el acompañante español de mi torera se levantó con una botella de champán en la mano y golpeó vigorosamente la cabeza del Sr. Fleuron [el acompañante de d’Escozas]. […] Las autoridades inmediatamente lo deportaron de México”.

Sin embargo, estos hechos no debieron de sorprender al Sr. Leavitt, que ya tenía calado al novio de la Cuenca desde la primera vez que lo vio, según él mismo nos cuenta:

“Cuando mi torera y mi agente llegaron de la estación de tren, y pararon delante de mi hotel, el Chatham, observé que el vehículo también contenía a un español de aspecto grande y llamativo. En seguida imaginé, no sólo la relación que había entre él y la Cuenca, sino también que me esperaban problemas. Sin embargo, acordamos que el español no iría a México, ya que sólo había venido hasta París con su amada para asegurarse de que le ofrecíamos un trato justo. Firmé un contrato con la torera y una de sus condiciones era que viajaría sola. […]
En el último momento, como esperaba, apareció el caballero español y su enamorada se negó a hacer el viaje sin él, así que, por fuerza, vino con nosotros”.

Es más, el empresario también intuía que podían saltar chispas entre sus dos estrellas. No en vano, las hizo viajar por separado y, cuando supo que la Sra. d’Escazos había llegado a México acompañada de su amante francés, tuvo claro que la situación se complicaba por momentos.

La Cuenca sigue triunfando en México

A pesar del incidente entre las dos divas y sus respectivos acompañantes, el día 8 de octubre vuelven a anunciarse juntas en el Teatro Principal, y unos días más tarde el diario La Patria informa sobre su próximo debut en Veracruz.

Vista de VeracruzVista de Veracruz

Sin embargo, a partir del 14 de octubre, Trinidad Cuenca vuelve a presentarse en el Teatro Principal de Ciudad de México, donde recibe “grandes ovaciones” por su representación de “una corrida de toros donde pueden asistir las señoras y las niñas, pues no hay caballos muertos ni toro embolado” (Le Trait d’Union, 14-10-1887). María d’Escazos se ha caído del cartel, en el que ahora figura el actor Manuel Segarra.

El programa consta de los siguientes números:
“1º Obertura por la orquesta.
2º La zarzuela en un acto: TOREAR POR LO FINO.
BAILE FLAMENCO por la Srita. TRINIDAD CUENCA.
4º La preciosa comedia: UN ZAPATERO TENOR.
5º GRAN CORRIDA DE TOROS! – La novedad del día! – Graciosa pantomima ejecutada 200 veces en París por Trinidad Cuenca.
Sobresaliente de espada, Caricaburo (el buen mozo).
Banderilleros: Juan de Mastis y Pepe Cornu.
Picadores: Calderón padre y Calderón hijo.
El único toro que se lidiará, apartado de la acreditada ganadería del marqués de la Trampa, vecino de Sevilla y de mucho peso, será picado, banderillado y muerto al compás de las guitarras por la más guapa de las bailarinas españolas, la primera torera de las plazas de España, la aplaudida TRINIDAD CUENCA” (Le Trait d’Union, 16-10-1887).

Vista de Ciudad de MéxicoVista de Ciudad de México

El renovado espectáculo continúa cosechando éxitos, y la prensa no para de ensalzar las virtudes de la artista, que se ha convertido en el fenómeno de la temporada, a juzgar por críticas como la siguiente:

“¡Viva la sangre torera!
Trinidad Cuenca, diestra bailarina y bailarina diestro, conquista más admiradores en cada representación, y convierte al pacífico y anciano Principal, en ruidosa plaza de toros.

Tiene la rara virtud de viajar con un trozo de Andalucía que da a conocer con su peligroso baile, durante el cual, el que menos larga un ole casi con la misma propiedad que un ruso.

La gente de coleta ha entrado en un periodo de adoración y de aprendizaje, porque a decir de los inteligentes, es maravillosa la pericia con que ejecuta su imaginaria lidia.

Le han encontrado dos semejanzas. Tocando la guitarra, al Curro Cúchares y toreando, a Frascuelo.

Ambos personajes han representado importantes papeles en la historia del Madrid contemporáneo; entre otros, haber servido de inconscientes modelos para que la Cuenca se convirtiera en notabilidad.

Porque no cabe duda que es notable. Nada importa que en cuestión de baile flamenco, no rayamos a gran altura; lo que indica que lo comprendemos es que, a medida que la bailarina comienza sus voluptuosas ondulaciones, no hay un solo espectador que deje de mirar al palco escénico, creciendo su interés por grados hasta llegar al delirio cuando aquella concluye lanzando una mirada enradadera y una sonrisa en pecado mortal. […]

La primera vez que se va al Principal, prevenido por todo lo que se dice, al ver el baile se siente uno realmente enfermo -ha habido ya quien se accidente- y no se escucha más que el menudo taconeo de la flamenca que al notar casi sin aliento a los espectadores, ríe con refinada malicia segura del triunfo de su diabólico específico.

Las caras de los concurrentes semejan las de los exploradores de los desiertos africanos. El gas produce insolaciones y los más entusiastas acusan todos los síntomas de la hidrofobia.

Por eso se comprende que al concluir grite todo el mundo, oyéndose desde el viva tu madre que electriza a los españoles, hasta el de agua que algunos lanzan en moribundo tono. […]” (El Diario del Hogar, 16-10-1887).

Curro CúcharesCurro Cúchares

Unos días más tarde, se celebra una función benéfica a favor de Trinidad Cuenca, en la que toman parte los diestros Manuel Díaz Lavy “el Habanero” y Francisco JiménezRebujina”. El lleno es absoluto y el público se vuelca con la Cuenca, que decide permanecer unos días más en el Teatro Principal.

De México a La Habana

Poco después, la artista rompe su contrato con Leavitt y abandona México. Unas semanas más tarde, el cubano Diario de la Marina (2) la sitúa en el Teatro Cervantes de La Habana. Allí debuta a mediados de diciembre, con el espectáculo que tanta fama y notoriedad le ha dado a ambos lados del Atlántico:

Trinidad Huertas ‘Cuenca’, la toreadora española en carácter, que ha bailado en los principales teatros de España, Francia, Estados Unidos, México; distinguida y célebre bailadora de flamenco, y excelente tocadora de guitarra, debutará el próximo lunes en el Teatro Cervantes.

La Cuenca es una mujer agraciada, con una fisonomía móvil y ojos sumamente expresivos. De pequeña estatura, con un talle esbelto y flexible. Lleva con mucho donaire el traje de hombre, y sus posiciones son estéticas.

Sus bailes llaman la atención por su originalidad y por la gracia con que los ejecuta, y mientras ella está en escena tiene subyugado al auditorio que sigue con admiración las ondulaciones de su cuerpo y el movimiento de sus pequeños pies.

Hay naturalezas que nacen dispuestas al arte y a éstas pertenece la hermosa malagueña Cuenca. El arte escénico lo lleva en sí, y lo mismo tiene todos los atractivos de una cándida vestal, que la traviesa y retozona coquetería de una chula.

La Cuenca es una notabilidad en su género, y aconsejamos a nuestros lectores no dejen de asistir a alguna función en el Teatro Cervantes para admirar su gracia y habilidad” (16-12-1887).

Vista de La HabanaVista de La Habana

En febrero del año siguiente, en el mismo teatro, tiene lugar una función benéfica dedicada a La Cuenca, que, además de su baile del torero, se marca un “Vito” y muestra sus dotes como guitarrista tocando por malagueñas.

Teatro de Cervantes. Para mañana anuncian en este teatro el beneficio de la célebre bailadora de flamenco Sra. Trinidad Cuenca Dadas las simpatías que goza la Sra. Cuenca y el variado y escogido programa que ha combinado, no dudamos sea una de las mejores funciones que se han dado en esta temporada. He aquí el programa:

A las 8, la bellísima zarzuela en un acto y en verso titulada ‘En las astas del toro’. La beneficiada bailará la tan aplaudida Corrida de toros.

A las 9, la preciosa zarzuela en un acto y en prosa ‘Las niñas de Écija’; en este intermedio la beneficiada bailará el tan popular como aplaudido baile andaluz El Vito, cantado por la Sra. Carmona.

A las 10, octava representación de la revista de actualidades cómico-lírica en un acto y tres cuadros Garabato. El Sr. Benach, en obsequio a la beneficiada, cantará unas preciosas malagueñas acompañadas a la guitarra por aquélla” (Diario de la Marina, 29-2-1888).

NOTA:
(1) La traducción de todos los textos de periódicos extranjeros es nuestra.

(2) Referencias localizadas en Cuba por José Luis Ortiz Nuevo.

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Categoría: Bailaora, Guitarrista

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