Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

CRÓNICA – II Cabildo Flamenco “Archidona tiene nombre de mujer” – Día I

El pasado 10 de septiembre, bajo el título “Archidona tiene nombre de mujer”, daba comienzo la segunda edición del Cabildo Flamenco de Andalucía, que por cuarto año consecutivo ha convertido la ciudad de la Plaza Ochavada en el epicentro del flamenco.

Se afianza así una tradición, iniciada en 2016 con las jornadas “Entre medias”, de inauguración y presentación de la Biblioteca Flamenca de Archidona, y continuada en 2017 con el curso de verano “La década prodigiosa, 1860-1869: El big bang del flamenco”, y en 2018 con el I Cabildo Flamenco.

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El artífice de todas estas iniciativas es el investigador, poeta y flamencólogo José Luis Ortiz Nuevo, fundador de la Bienal de Sevilla y siempre fértil en nuevas ideas, que en esta etapa de su vida sigue escribiendo páginas memorables en el libro del flamenco con su Archidona natal como telón de fondo.

Inauguración

El acto oficial de apertura del II Cabildo, a cargo de su director, de la Alcaldesa de Archidona, Mercedes Montero, y de la jovencísima estudiante de música Marta Solís, tuvo lugar a las 12 del mediodía en la Biblioteca Pública Ricardo Conejo Ramilo.

Ortiz Nuevo señaló que el lema del Cabildo, ‘Archidona tiene nombre de mujer’, “no significa que entendamos el flamenco como algo propio de un sexo o de una categoría o de una raza. Somos tolerantes, somos abiertos, somos librepensadores en tanto que lo que nos alumbra es la ciencia y la experiencia, y no la ideología previa”.

Foto: Paco Lobato

Foto: Paco Lobato

En palabras de su organizador, lo que diferencia a este encuentro de otros muchos es la intención de “sembrar juntos la idea, el pensamiento con la praxis, de manera que los conciertos son conferencias, las conferencias son conciertos, los artistas disfrutan, el público disfruta y vamos avanzando”, siempre con cariño, con ilusión y con muchas ganas de enmendar los errores y seguir adelante.

La Alcaldesa destacó el gran salto, tanto cualitativo como cuantitativo y en lo que se refiere a la diversidad, que supone este II Cabildo respecto a los encuentros flamencos celebrados en Archidona en los últimos años, y cerró el acto con una frase de José Antonio Benítez Macías: “Salud y que al flamenco lo sigan meciendo los sueños”.

Foto: Paco Lobato

Foto: Paco Lobato

Se inauguraban así cuatro días de aprendizaje, disfrute, convivencia e intercambio en torno al arte jondo, con especial hincapié en la aportación de las mujeres, todo ello aderezado con la excelente gastronomía de la zona, la belleza del entorno y la hospitalidad de su gente… Es cierto que esto suena poco imparcial, pero ¿cómo se puede serlo después de haberlo experimentado en carne propia? Vayan, vean y juzguen por sí mismos.

Conferencia de Génesis García

Tras el acto de apertura, la doctora Génesis García Gómez ofreció una brillante conferencia inaugural, titulada “Flamenca y bailaora: El gesto de la libertad”. Nacida en Cartagena, Génesis cuenta con una extensa trayectoria en el ámbito de la docencia -ha sido profesora de educación secundaria y universitaria-, el mundo editorial -diseñó y puso en marcha la colección de flamenco de Almuzara, y forma parte del consejo asesor y científico de la editorial de la Universidad de Sevilla- y la investigación. Su campo de estudio es el flamenco desde una perspectiva histórica, historiográfica y sociocultural, es decir, dentro del contexto general de la cultura, en relación con otras músicas y manifestaciones artísticas.

La tesis central de la conferencia giró en torno a la afirmación de que, desde el punto de vista expresivo, la bailaora flamenca comporta un gesto de libertad mayor que ninguna otra danza o manifestación artística, sea ésta espontánea o coreográfica.

Foto: Paco Lobato

Foto: Paco Lobato

Para apuntalar esta idea, Génesis empezó por explicar por qué el flamenco es una música tradicional que evoluciona con los tiempos y permanece viva, mientras que otras músicas tradicionales españolas, como es el caso de la zarzuela, constituyen hoy un género residual, estático, muerto.

Esto sucede, según la investigadora, porque el flamenco se desarrolla tanto encima como debajo de los escenarios. En la época en que el arte jondo se estaba forjando como nuevo género musical, en los escenarios oficiales se estrenaban sainetes, tonadillas, zarzuelas, que constituían un programa de educación nacional en valores liberales y que, por tanto, contaban con el beneplácito de los escritores.

Mientras tanto, debajo de los escenarios seguía desarrollándose el “género nacional negro, protagonizado por los jácaros, los majos y los gitanos a lo flamenco”. Éstos eran los crúos, es decir, los marginales, denostados en los escritos. Es precisamente esa situación de exclusión de las instituciones oficiales lo que garantiza la buena salud de esta música.

Sin embargo, no hay que obviar la constante retroalimentación que se produce entre ambas esferas, pues los grandes autores, como Barbieri o Chueca, se inspiraban en esas manifestaciones musicales marginales, violentas, crúas, que constituían para ellos una garantía de éxito y, tras someterlas a un proceso de blanqueamiento, las subían a los escenarios oficiales, ya cocías. De este modo, el flamenco acude al rescate de esas músicas tradicionales oficiales, a las que insufla un soplo de vitalidad.

Foto: Kyoko Shikaze

Foto: Kyoko Shikaze

Según Génesis, “el flamenco es un arte que ha conservado la memoria simbólica de los siglos” y también la memoria histórica. De hecho, el no haber formado parte de los escritos oficiales no significa que esté al margen de la historia y precisamente esa situación de marginalidad, el haberse desarrollado sin atender a normas musicales ni académicas, ni a control alguno en su expresividad, es lo que ha permitido al flamenco evolucionar en libertad.

A continuación, la ponente introdujo la simbología del rojo, el blanco y el negro, que representan, respectivamente, la naturaleza, la civilización y la condenación. Llevados al terreno de la danza, el rojo correspondería a los bailes de seducción, como la sevillana, y el blanco serían los bailes virginales, que raramente se dan; mientras que “en negro se baila casi todo, porque el baile ya viene satanizado”, como sucede con los tangos, un “baile reptilesco que remite a mundos infrahumanos y lleva a situaciones de perdición”.

La investigadora hizo hincapié en que, en un momento en que los intelectuales de toda Europa trataban de demostrar la inferioridad de las mujeres, como respuesta a su incipiente movimiento de emancipación, los escritores, pintores y dramaturgos de nuestro país nunca trataron mal a la fémina hispana, puesto que su representación de la bailaora flamenca como figura satánica obedecía más bien a un deseo de denunciar lo negro para buscar su regeneración.

Como conclusión de todas estas ideas, Génesis afirmó que “no se ha visto un gesto de tanto orgullo y poderío como tiene la bailaora flamenca”, que “coge todos los objetos de sumisión y se los baila y los convierte en objetos de liberación”. Se baila el mantón, que estaba pensado para “estar debajo y quieta”; se baila la cola, se la taconea, la agarra, se la enrosca y la extiende a sus pies; enseña sus piernas con el pantalón y zapatea; lanza sus peines y peinetas al aire como símbolo de libertad… El baile flamenco es, pues, un baile de posesión, que puede ser dichosa -ejemplificada en la imagen Pastora Galván- o bien dramática -simbolizada por La Chana-.

A los postres: Tremendo asombro

Durante la sobremesa, en el Bar Central, José Luis Ortiz Nuevo presentó su libro Tremendo asombro. Huellas del género andaluz en los teatros de La Habana y otras informaciones a lo flamenco (1790-1580), que acaba de ser publicado por la editorial Athenaica de Sevilla, con prólogo de Cristina Cruces y epílogo de Raúl Rodríguez.

Esta obra es el resultado de las investigaciones de su prolífico autor en las hemerotecas cubanas, una labor que comenzó allá por el año 1997 con el fin de documentar el origen de los tangos flamencos y que en la actualidad sigue dando sus frutos, pues el segundo volumen de esta historia se encuentra ya en proceso de preparación.

Tremendo Asombro, Editorial Athenaica

Tremendo Asombro, Editorial Athenaica

Aunque esta primera entrega de Tremendo asombro culmina a mediados del siglo XIX, cuando aún no se había extendido la partida oficial de nacimiento del arte jondo, sus páginas contienen una gran cantidad de referencias a bailes, canciones y tipos andaluces, gitanos y españoles, elementos todos ellos que jugarán un papel decisivo en la conformación del primer repertorio flamenco.

El libro da cuenta de la gran efervescencia cultural que caracterizaba a la entonces ciudad española de ultramar, por cuyos teatros desfilaban tenores andaluces como don Andrés del Castillo, que en 1830 cantaba a lo gitano acompañándose con la guitarra; actores como el cubano Francisco Covarrubias, que durante décadas destacó por su interpretación en piezas de temática andaluza; toreros como Ignacio Ezpeleta, ascendiente del famoso cantaor gaditano; o cantautores andaluces como Don Federico de Vera, que llega dispuesto a conquistar al público habanero con canciones como “La jaca de terciopelo”, que tantos éxitos había cosechado en Cádiz. Se pone, por tanto, de manifiesto la fructífera relación de intercambio y comunicación entre la capital cubana y la Tacita de Plata.

Asimismo, según señaló el autor, llama poderosamente la atención la riqueza de la prensa cubana, mucho más generosa que la peninsular en este tipo informaciones. Los diarios habaneros ofrecen una visión amable y alegre de lo andaluz, que se vincula sobre todo con el baile. Grandes artistas coreográficos, como la pareja de boleros formada por Marietta Gozze y Francisco Piáttoli, triunfan durante años en la escena americana con números como la Cachucha, el Jaleo de Jerez, el Zapateado de Cádiz con pandereta o las Boleras jaleadas. Aún está por llegar el sentimiento trágico del flamenco.

Flamenco a escena: Pastora eterna

Tras un necesario receso, a las siete de la tarde comenzó en el Auditorio Municipal José Luis Miranda el espectáculo “Pastora eterna”, que versa sobre la inmensa figura de Pastora Pavón Cruz, la Niña de los Peines, abordada desde una doble vertiente, como mujer y como artista, gracias al excelente trabajo de la actriz Susi González y de la cantaora Laura Vital, con el magistral acompañamiento de Eduardo Rebollar a la guitarra.

Foto: Ayuntamiento de Archidona

Foto: Paco Lobato

Nacida en Sevilla en 1890, Pastora fue precoz en la vida y en el arte. Tuvo que crecer antes de tiempo y se convirtió en una mujer adelantada a su época. Vivió grandes pasiones y amargos desamores, se abrió camino en un mundo de hombres y alcanzó la excelencia en el arte; mas su existencia no fue un camino de rosas, y es en ese aspecto más íntimo y personal -en sus miserias y sinsabores- en el que ahonda especialmente el texto dramático, para mostrarnos a esa mujer de carne y hueso que se oculta tras el mito.

La desgarradora interpretación de Susi González tuvo su contrapunto ideal en la actuación de Laura Vital, que interpretó una selección de cantes extraídos del amplísimo repertorio de Pastora. Las bamberas, la soleá, las bulerías -con versos de su admirado Federico-, los tangos -la famosa letra “péinate tú con mis peines”, que dio a la Niña su nombre artístico-, la seguiriya, las cantiñas, las peteneras, la malagueña y el fandango de Lucena, en la voz dulce y elegante de la sanluqueña, constituyeron un digno homenaje a la más grande de las cantaoras. La sonanta del maestro Rebollar creó el marco sonoro ideal para que la gaditana hiciera gala de su gran conocimiento y sensibilidad.

Nocturno: Cuatro noches y un amanecer

La jornada finalizó con la presentación del espectáculo “Cuatro noches y un amanecer” en el claustro del Instituto Luis Barahona de Soto. Muy en consonancia con la temática y la filosofía del Cabildo, esta obra denuncia la lacra de la violencia machista, tomando como inspiración el libro universal de Las mil y una noches.

Foto: Paco Lobato

Foto: Paco Lobato

“Mi cuchillo le clavé
porque me engañó con otro
y cuando ya muerta estaba
de pronto me arrecordé
que yo también la engañaba”.

Tras esta declaración de intenciones del asesino, al que dio vida un inspiradísimo José Luis Ortiz Nuevo, entró en escena una Sherezade flamenca encarnada por Luisa Palicio, que, a diferencia de su mítica antecesora, sólo necesitó cuatro noches para reducir al malvado con su arte y su inteligencia.

Bailó por guajiras, peteneras, bulerías por soleá, cantiñas y tangos, unas veces sensual, seductora y juguetona; otras veces trágica; y siempre poderosa, altiva, dominadora, cual ilustración práctica de las teorías expuestas unas horas antes por Génesis García. Tanto es así que, tras desarmar al agresor, la bailaora conquista su libertad y “el libre albedrío de su cuerpo”.

La maestría y el metal inconfundible de Juan José Amador, y el impecable toque de Jesús Rodríguez crearon el ambiente propicio para el lucimiento de la esteponera, que, a pesar de su juventud, demostró por qué es uno de los más sólidos valores el baile flamenco actual.

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Categoría: Testimonios
  • Francisco Prat Bernardi comentó:

    Dia 1º me gusta a mi mucho y en especial ese baile por solea con la terminación en bulerías con ese baile se puede uno partir la camisa como se hacia antiguamente. de tus escritos no digo nada porque ya sabe como pienso yo de ese Blog tuyo y no voy a decir siempre lo mismo, como un disco rayado. Soy un gaditano pero no con tanto humor, vamos que no estoy “sembrao” pero creo tener gusto y paladar para lo que leo y en especial los tuyos.

    • Ángeles Cruzado

      Ángeles Cruzado comentó:

      Muchas gracias.

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