Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Lolita Astolfi, cuando el baile se convierte en sentimiento (IV)

En los primeros meses de 1924 Lolita Astolfi actuó en ciudades como Guadalajara, Zamora, Sevilla o Córdoba. Los cronistas ensalzaban su gran sentido del ritmo, su expresividad y capacidad de transmisión -la llamaron incluso “sacerdotisa del gesto” (Diario de Córdoba, 3-5-1924)-, y una legión de enamorados, no sólo de su arte, la asediaba a las puertas de los hoteles. Así lo contaba un reportero del diario La Voz (9-5-1924) que fue a buscarla durante su estancia en la ciudad califal: “Lolita es una tentación. De una simpatía extraordinaria. ¡Y con 18 años recién cumplidos! Tiene a su alrededor más de quince pollos en plan de ‘cicerones’. Unos, para acompañarla a la Catedral. Otros, a la Sierra. Y los espontáneos que a última hora se brindan a convidarla a chocolate…”

Lolita Astolfi (Castilla, 14-12-1924)

Lolita Astolfi (Castilla, 14-12-1924)

La bailaora del gesto y el sentimiento

Después de varias pesquisas, por fin pudo localizarla en el cine, viendo una película junto a su madre, y consiguió entrevistarla durante la proyección. Lolita le habló de sus comienzos, de su familia, de sus viajes, y el representante del teatro, también presente, se refirió a ella en estos términos: “Esta chiquilla ha llegado, por ser rebelde. Es creadora de un género nuevo del baile. No se ha sometido a maestros, ni ha copiado de otra alguna. Repentiza ella sus bailes, que acompaña con esos gestos tan suyos, tan evocadores, que no se repiten dos veces…” (La Voz, 9-5-1924).

A su regreso a Madrid, actuó en una fiesta benéfica celebrada en el Hotel Ritz, a la que asistieron los reyes y la infanta Isabel, y cosechó un nuevo éxito personal durante su presentación en el Teatro Rey Alfonso, con números como “Amanecer granadino”, una obra de gran “belleza y riqueza melódica […] original del maestro Arquelladas” (La Voz, 29-5-1924). También bailó piezas como “Quien no vio Sevilla” o “Antillanas”, en las que hizo “un verdadero alarde de interpretación” (La Unión Ilustrada, 15-6-1924).

Lolita Astolfi, por Pellicer (El Imparcial, 21-12-1924)

Lolita Astolfi, por Pellicer (El Imparcial, 21-12-1924)

La gira veraniega de ese año la llevó al Gran Kursaal de San Sebastián y al Gran Casino del Sardinero, en Santander, donde volvió a triunfar con su arte singular, al alcance de muy pocas: “Sus bailes […] son verdaderos poemas bailados, pues con la gracia sugestiva de su persona, la sonrisa encantadora de su cara y la luz y picardía de sus ojos, da a sus bailes una expresión tan singular que parece que son bailes hablados” (El Cantábrico, 29-7-1924).

Ya en otoño, compartió cartel en Salamanca con Estrellita Castro y en el Teatro Maravillas de Madrid, con Carmen Vargas, y después volvió a presentarse en Romea. Las crónicas destacaban el modo en que Lolita Astolfi había “logrado dar a sus bailes una personalísima línea, llena de gracia y buen gusto” (ABC, 25-11-1924), y la calificaban de bailaora “expresionista”, pues “domina el gesto” y en su rostro “pueden claramente verse los distintos sentimientos de dolor, alegría, triunfo y abatimiento que la música de sus bailes hace experimentar a su alma de artista” (La Opinión, 16-12-1924). Por todo ello, era considerada “una de las figuras más interesantes de la escena de las ‘varietés’” (El Imparcial, 21-12-1924).

Lolita Astolfi (Mundo Gráfico, 7-10-1925)

Lolita Astolfi (Mundo Gráfico, 7-10-1925)

También pasó por Toledo, Guadalajara y el Teatro de la Comedia de Madrid, y en abril de 1925 acudió puntual a su cita con el público sevillano. En el Teatro Lloréns compartió cartel con la Niña de los Peines y Manuel Vallejo, entre otras figuras. La “más graciosa y mejor artista” de la tierra “dejó maravillados” a sus paisanos “con las filigranas de sus bailes”, e incluso se la comparó con la genial Antonia Mercé (El Liberal de Sevilla, 11-4-1925). Continuó después con su exitoso periplo por ciudades como Alicante, Málaga, Madrid -Maravillas, Ideal Rosales…- o Vitoria.

Primera incursión en el cine

Asimismo, en 1925 debutó como actriz dando vida a Soledad, uno de los personajes principales de la película El niño de las monjas, dirigida por Antonio Calvache ‘Walken’ y basada en la obra homónima de Juan López Núñez. El 11 de diciembre, grandes personalidades de mundo del arte y la cultura, como Mariano Benlliure, Jacinto Benavente, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla o la propia Lolita Astolfi, ofrecieron un homenaje al director en el Restaurant Molinero de Madrid, al que asistieron figuras como la Argentinita (La Libertad, 10-12-1925).

En el otoño de 1926, la Astolfi emprendió una gira por Galicia junto a la cupletista Paquita Garzón, con paradas en El Ferrol, La Coruña, Pontevedra, Vigo y Santiago de Compostela. Los diarios se refirieron a ella como “una de las artistas coreográficas que más grande y justificado renombre posee hoy en su género, y goza del más sólido prestigio” (El Correo Gallego, 23-9-1926); destacaron su gran personalidad y originalidad, la variedad y finura de sus números, y el lujo de su presentación.

Lolita Astolfi (Muchas Gracias, 3-12-1926)

Lolita Astolfi (Muchas Gracias, 3-12-1926)

El baile hecho poesía

Tras cosechar un nuevo triunfo en Zaragoza, en el mes de noviembre regresó al Teatro Romea de Madrid, y lo hizo, “como siempre, […] con todo el repertorio nuevo y escrito para ella” (El Imparcial, 16-11-1926), que de cada baile hacía una auténtica creación en la que ponía todo su “entusiasmo, nervio, gracia y simpatía” (La Voz, 18-11-1926). El periodista Fernando Hernández Exposité confesaba no haber olvidado la “honda […] impresión estética” que experimentó al verla el verano anterior en el Kursaal Gaditano, al que hubo de “volver muchas veces más” para “saturar[se] de belleza ante la grácil ejecución de aquellos breves poemas sin palabras”. De este modo describía la absoluta entrega de Lolita a su arte sobre las tablas de Romea:

“Esta noche, en Romea, he vuelto a ver al hada menudita de romántico recuerdo. […] al verla aparecer envuelta en el cono luminoso del reflector, sentí mi corazón saltar alborozado […] Son sus mismas características inconfundibles con que ilustra la muda elocuencia del baile: las sonrisas de alegría triunfal, la actitud de angustia amenazante, el mismo gesto fatalista y sombrío de los momentos patéticos, idéntico el pudor de la virgen curiosa ante la página inédita del amor… […]

Todo el mundo sabe que Lolita es una enamorada de su propio arte. […] Con la fe del creyente, […] se entrega al sortilegio de sus bailes únicos con voluptuosa complacencia, con delectación refinada, en una entrega de su ser todo al poder taumaturgo de esa deidad inmaterial que la ha poseído desde la cuna. […] Sin esfuerzo, con placer, […] el alma enamorada de Lolita -toda ella es un alma envuelta en la locura polícroma de un mantón de Manila- baila y baila, incansable, feliz, sintiéndose arrebatada fuera del mundo, más arriba de las estrellas…” (El Noticiero Gaditano, 14-12-1926, p. 1).

Lolita Astolfi (¡Tararí!, 17-12-1927)

Lolita Astolfi (¡Tararí!, 17-12-1927)

La reina del baile flamenco

Siempre generosa, durante su estancia en Madrid colaboró en varios festivales benéficos. Asimismo, en esa época realizó una segunda incursión en el cine, de la mano de Benito Perojo, que rodó una adaptación de la obra “Malvaloca”, de los hermanos Álvarez Quintero. La cinta, que se estrenó en los primeros meses de 1927, tuvo una estupenda acogida, por ser “una hermosa página de costumbres y bellezas de la tierra andaluza, […] una visión amplificada, perfeccionada” (La Nación, 7-3-1927), de la obra original, en la que no faltaban las saetas ni una típica fiesta, en la que lucía su arte la sevillana. Durante el mes de marzo, la película fue proyectada en el Cine de Callao, entre otras salas madrileñas, y Lolita Astolfi puso el broche de oro, con sus bailes, en el fin de fiesta.

Durante la primavera del 27 “la reina del baile flamenco” (ABC, 1-4-1927) también actuó en el Cinema Argüelles de la capital, compartiendo protagonismo con el cantaor Angelillo, y causó sensación, como cada año, en la Feria de Abril de Sevilla, bailando con Pilar Molina y Soledad la Mejorana (El Liberal de Sevilla, 21-4-1927).

Lolita Astolfi (Der Querschnitt, vol. 6, 1970)

Lolita Astolfi (Der Querschnitt, vol. 6, 1970)

En el mes de octubre se presentó en el Teatro Ortiz de Murcia, convertida en la “artista por excelencia”, que ha sabido engrandecer su género “hasta llegar a lo sublime” (Levante Agrario, 7-10-1927). Con su variado repertorio, “con ese depurado arte suyo”, consiguió “cautivar a los espectadores”, que le regalaron una prolongada ovación. “Gustó mucho el ‘fandanguillo serrano’ donde la artista hace verdaderas filigranas y en el que más cuida de guardar la línea; danza sin descomponer la figura ni un momento; en una palabra, la creación que hace la Astolfi de este baile es inimitable”. Asimismo, ofreció varios números acompañada a la sonanta por Teodoro Castro, en los que demostró “un dominio absoluto del baile flamenco” (Levante Agrario, 8-10-1927).

Junto a ese mismo guitarrista actuó en las “tardes aristocráticas” del Teatro de la Comedia de Madrid y colaboró en una función benéfica celebrada en Apolo; y, ya en el mes de diciembre, participó en un festival organizado por la Asociación de la Prensa de Sevilla en el Teatro San Fernando. Para Lolita Astolfi, que, “depurada su sensibilidad de bailaora”, se encontraba “en plena granazón, espléndida de su talento, su hermosura y su gracia” (El Noticiero Sevillano, 4-12-1927), ésta sería una de sus últimas actuaciones antes de retirarse de los escenarios para contraer matrimonio.

En el matrimonio no halló la felicidad

El enlace, de carácter íntimo, se celebró el 29 de diciembre de 1927 en Villa Astolfi, el domicilio madrileño de la artista. El elegido fue Pedro Rodríguez de Torres, “de aristocrática familia ecijana” y bendijo la unión “el sacerdote perteneciente al clero palatino, don Ventura Gutiérrez de San Juan” (El Noticiero Sevillano, 8-1-1928). Pronto llegaron los hijos, Leopoldo y Jaime, mas poco duró la felicidad.

Lolita Astolfi y Pedro Rodríguez de Torres el día de su boda (Mundo Gráfico, 11-1-1928)

Lolita Astolfi y Pedro Rodríguez de Torres el día de su boda (Mundo Gráfico, 11-1-1928)

En marzo de 1930, en plena noche y acompañada por su abogado, Baldomero Montoya, Lolita “se presentó llorando al juez de guardia, y contándole desdenes, agravios y miserias, le pidió medidas de seguridad y garantía para su persona” (El Liberal, 26-3-1930). El juez ordenó su depósito a fin de tramitar la demanda de divorcio. A. Teixeira, en El Imparcial, dedicaba un artículo al “drama de esa mujer que se arrancó sus caireles para lograr la felicidad y llora el dolor de no haberlo conseguido”:

“… Un buen día, un mal día, oyó seriecita e impresionada cierta declaración de amor […] ¿Quién era aquel hombre? Un señorito ecijano, millonario y postinero que dejó sus cortijos, y sus ganados […]
Lolita Astolfi rindióse al señorito ecijano. Arrumbó -como ella dice- castañuelas y ‘faralaes’; dio un adiós sin reservas de añoranza melancólica al pasado de su vida; y se casó con el señorito…
¿Fue feliz en la gloria de dos hijos; en el ambiente de respeto que formaron sus austeridades y desvelos de mujer honrada? Debió serlo pero no lo fue […].
No fue feliz porque el señorito ecijano que se casó con ella, de quien se enamoró fue de la bailarina. La bailarina dejó de serlo, y para la otra ya no tuvo amor… Lolita Astolfi se casó en cambio con el posible esposo bueno, y se quedó con el señorito ecijano” (El Imparcial, 27-3-1927, p. 3).


Luisa Requejo, la ‘Petit Niña de los Peines’ (III)

(Artículo revisado en octubre de 2017, tras las III Jornadas de Estudio del Cante, celebradas en Jerez y dedicada a la memoria de Luisa Ramos Antúnez, Luisa Requejo y María Valencia)

 

En julio de 1921 la compañía de comedias de Benito Cebrián y Pepita Meliá representa en el Teatro Eslava de Jerez el sainete Trianerías, de Muñoz Seca y Pérez Fernández. Según el programa de mano de la función, “las saetas del final del cuadro 5º serán cantadas por la afamada artista Luisa Requejo, cantando varios números flamencos, acompañada a la guitarra por el célebre Javier Molina” (1).

Unos meses más tarde, la cantaora exhibe su extenso repertorio en una fiesta flamenca que se celebra en el despacho de vinos de la jerezana Calle Clavel:

“… un rato agradable, amenizado por la aplaudida cantadora de flamenco Luisa Requejo y el buen concertista de guitarra Cristóbal Salazar.

Tarantas, malagueñas, bulerías, seguidilla, y por último el pasodoble ‘Desfilen’” (El Guadalete, 15-11-1921).

El Niño de Marchena

El Niño de Marchena

Tras actuar en San Fernando con el mismo guitarrista, en mayo de 1922 Luisa triunfa durante varios días en el Kursaal Gaditano de Cádiz. Sus cantes flamencos constituyen el número principal del programa, en el que también figuran varios artistas de variedades:

“Dice Diario de Cádiz:

‘Se ha visto muy favorecido el Kursaal con motivo de la actuación de Luisita Requejo, la modesta y joven y bella artista de cante andaluz.

Este arte es para nosotros una segunda naturaleza, y por eso las familias concurren a los salones del Kursaal para escuchar las tarantas, bulerías y fandanguillos que interpreta Luisa Requejo con singular donaire y sentimiento” (El Guadalete, 26-5-1922).

Una carrera en alza

En esa época, la cantaora jerezana adquiere cada vez mayor proyección fuera de su tierra y empieza a codearse con los artistas más prominentes de su tiempo. En 1924 regresa a Madrid para actuar durante varios meses en el Kursaal Imperial, junto a El Gloria, El Cojo de Málaga y Ramón Montoya, y posteriormente en Maravillas, donde se anuncia como “la reina del cante flamenco” (El Imparcial, 20-11-1924). El éxito no se hace esperar:

Luisita Requejo

He aquí una andaluza garbosa que trae locos a los aficionados al cante flamenco. Su actuación en el Kursaal Imperial (¿por qué llamar Kursaal a un espectáculo netamente andaluz?) es un éxito continuado: sus ‘seguiriyas’ gitanas y sus malagueñas tienen a los concurrentes al Imperial sin poder conciliar el sueño. Nos dicen que terminará pronto; hay que advertir que lleva más de un mes actuando en el local antedicho. ¿No podría ser que antes de despedirse diera a conocer sus sentidas saetas? Tenemos entendido que en ese género de canción hay quien la compara con la célebre Niña de la Alfalfa. Con que Luisita, a dar gusto a sus admiradores” (La Libertad, 8-11-1924).

La Niña de la Alfalfa (Correo Extremeño, 15-2-1929)

La Niña de la Alfalfa (Correo Extremeño, 15-2-1929)

El concurso de Sevilla

En abril de 1925, con la asistencia de varios miembros de la Familia Real, se celebra en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla la Fiesta del Cante y el Baile Andaluz, un concurso que tiene como objetivo dignificar el arte flamenco.

Además de los participantes aficionados, en él intervienen profesionales de prestigio, como los cantaores Luisa Requejo, el Niño de Marchena y Fernando el Herrero; los guitarristas Currito el de la Jeroma, Niño Ricardo y Baldomero Ojeda; y las bailaoras Juana la Macarrona y Soledad la Mejorana. Don Antonio Chacón forma parte del jurado.

El primer día del concurso, la jerezana conquista al público con su cante por soleá:

“Aparece la profesional Luisa Requejo. La soleá está en la escena.

‘En el mirar solamente
Comprenderás que te quiero,
Y también comprenderás
Que quiero hablarte y no puedo’.

¡Olé! Exclama el público, que ya va entrando en la fiesta. La Requejo ha gustado mucho” (El Liberal de Sevilla, 16-4-1925) (2).

En la segunda jornada, la cantaora interpreta con gran estilo malagueñas, seguiriyas y medias granadinas, acompañada a la guitarra por Currito el de la Jeroma:

La Requejo aparece en el escenario, y con gran estilo canta malagueñas. La aplauden mucho y canta seguidillas, y ante los aplausos de la concurrencia terminó con medias granadinas. Currito el de la Jeroma y la cantaora han agradado mucho” (El Liberal de Sevilla, 18-4-1925).

Fiesta del Arte Andaluz, Hotel Alfonso XIII de Sevilla, 1925

Fiesta del Arte Andaluz, Hotel Alfonso XIII de Sevilla (La Unión, abril de 1925)

Ópera flamenca

Tras el concurso de Sevilla, Luisa retoma sus recitales por los teatros de pueblos y ciudades, acompañada por Javier Molina, y en el verano de 1926 se integra en una compañía de cante jondo organizada por el empresario Vedrines, que ofrece espectáculos de ópera flamenca en las plazas de toros de distintas localidades.

En el elenco figuran algunos de los artistas más destacados del momento, entre ellos, los cantaores La Niña de los Peines, El Cojo de Málaga, Manuel Centeno, El Canario, El Canario de Madrid y la Perla de Triana; acompañados por los guitarristas Javier Molina, Ramón Montoya, Luis Yance y Victoria de Miguel. El baile corre a cargo de Juana la Macarrona, Paula la Flamenca, Carmelita la Guapa y Estampío.

Durante los meses de julio y agosto, la compañía visita Cartagena, Córdoba, Cádiz y Granada. Las tres cantaoras son “muy estimables y justamente aplaudidas” (El Porvenir, 17-7-1926).

NOTAS:
(1) Esta información la recoge Juan de la Plata en su artículo “En la calle de la Amargura cantó Luisa Requejo” (Diario de Jerez, 20-3-1994). He podido consultarlo gracias a Salvador Rubio, que me proporcionó una copia del mismo durante la III Jornada de Estudio del Cante.
(2) Las referencias procedente de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y se pueden consultar en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.

 

Algunos cantes de Luisa Requejo, por cortesía de Pedro Moral:


Luisa ‘La Pompi’, una cantaora imprescindible (II)

(Artículo revisado en octubre de 2017, tras las III Jornadas de Estudio del Cante, celebradas en Jerez y dedicada a la memoria de Luisa Ramos Antúnez, Luisa Requejo y María Valencia)

 

En los primeros años veinte, además de actuar en el Ideal-Concert de Sevilla, Luisa Ramos Antúnez participa en otros eventos, como el Concurso de Cante Jondo celebrado durante la Velá de San Juan de la Palma, en el que también intervienen sus hermanos Manuela y Rafael, Manuel Centeno y el Niño Medina, entre otras figuras del arte flamenco:

“… se organiza un concurso de ‘cante jondo’, en el que tomarán parte los ‘cantaores’ Centeno, Niño Medina, Cojo Pomares, Niño Gloria y las hermanas Pompi, y los ‘tocaores’ de guitarra Currito y Niño Huelva” (El Noticiero Sevillano, 25-6-1922) (1).

La cantaora Luisa Ramos Antúnez, La Pompi

Luisa Ramos Antúnez, La Pompi

También se puede ver a las dos Pompis en el Teatro Cervantes de Sevilla, en una función organizada por la Hermandad del Patrocinio. Durante la representación de la obra Trianerías se escuchan las saetas de Centeno, Manuel Torres, y Luisa y Manuela Ramos, que, según la prensa, no tienen su mejor noche:

“… en el cuadro quinto de este sainete celebróse un concurso de saetas, tomando parte en él los más afamados artistas del cante.

En el concurso […] registráronse varios incidentes: las hermanas ‘Pompi’ cantaron desde anfiteatro; pero con tal desacierto […] no sabemos a qué atribuirlo, que el público significó su protesta en forma bien ostensible. El Niño de Jerez comenzó a cantar desde el escenario; pero también de manera extraña y como si fuese él un amigo suyo…” (El Liberal de Sevilla, 22-12-1922).

Un cantaora de primerísima fila

Para hacerse una idea del gran nivel artístico de Luisa La Pompi basta con echar un vistazo al notable elenco de artistas con los que comparte escenario a lo largo de su carrera. De hecho, la jerezana es una de las profesionales contratadas para actuar en el Concurso de Cante Jondo que se celebra en la Plaza de Toros de Huelva durante los días 21 y 22 de julio de 1923.

El cantaor Antonio Chacón

Antonio Chacón

Siguiendo la estela del de Granada, el certamen onubense se propone velar por “la conservación y purificación de nuestros cantos” (La Provincia, 11-7-1923). Cada noche, el programa se abre con un cuadro flamenco en el que figuran La Pompi y Caracol padre; y, tras la actuación de los concursantes, intervienen algunos de los cantaores más destacados del momento, acompañados a la guitarra por el Niño de Huelva, Morales y Currito el de la Jeroma. La Niña de los Peines finalmente tiene que ser sustituida por La Perla de Triana.

“PROGRAMA PARA LAS DOS NOCHES
1º Cuadro de baile flamenco, cantando ‘La Pompi’ y ‘Caracol’.
2º Intermedio por la banda municipal.
Concurso de cante.
El día 21 se cantarán Soleares y Siguiriyas.
El día 22, tarantas, malagueñas y fandangos. […]
4º Cantarán por orden de antigüedad los artistas contratados: ‘Caracolito’. Centeno. Vallejo. Gloria. Manuel Torres. Antonio Chacón. Acompañarán a estos artistas los célebres guitarristas ‘Niño de Huelva’, Morales y Currito de la Jeroma.
5º Visión fantástica de una noche de Jueves Santo en Sevilla, tomando parte en este número los cantadores, la célebre banda de cornetas del tercer regimiento de artillería ligera, de guarnición en Sevilla y la banda municipal” (La Provincia, 21-7-1923).

En junio de 1924, La Pompi actúa en el Villa Rosa de Madrid, en una fiesta celebrada por la Asociación de la Prensa en honor de unos periodistas italianos. En el cuadro figuran artistas de altísimo nivel, como Antonio Chacón y Ramón Montoya:

“… Terminado el banquete, empezó la fiesta española, en la que tomó parte un cuadro flamenco, compuesto por La Pompi, Dolores Ortega, Chacón, Montoya, Pavón y algunos otros” (El Liberal, 8-6-1924).

Entre las más solicitadas

Durante los años siguientes, Luisa Ramos sigue siendo una habitual en las fiestas de mayor postín que se celebran en Sevilla. La cantaora jerezana forma parte del elenco artístico, al menos, de los siguientes eventos:

La Pompi junto a otros artistas participantes en el homenaje a los Álvarez Quintero

La Pompi, junto a otros artistas participantes en el homenaje a los Álvarez Quintero celebrado en la Venta de Eritaña

– Un almuerzo en honor de los Hermanos Álvarez Quintero que tiene lugar en la Venta de Eritaña, con la presencia del Alcalde y otras personalidades. El cante corre a cargo de La Pompi, El Colorao y Manuel Torres, con las sonantas de Moreno y el Niño de Huelva:

“… Terminado el almuerzo, […] se organizó una animadísima fiesta de cante flamenco y jondo, en que rivalizaron, contribuyendo con su arte y sus facultades, los magos de la sonanta Moreno y Niño de Huelva, y los famosos cantaores Colorao, La Pompi y Manolo Torres, […] que ‘tiene del cante una cepa y cuando quiere florear, le mete un jardín al cante’ (El Liberal de Sevilla, 19-3-1925).

– Una fiesta ofrecida por el diestro Ignacio Sánchez Mejías en su finca de Pino Montano, en la que, tras una becerrada y varios números de baile protagonizados por las alumnas de Realito, llega el momento del cante, con La Pompi, el Niño de Huelva y el Niño de Marchena:

“Cuando oscureció […] Realito y sus discípulas bailaron durante un buen rato sevillanas y bulerías. En otra rotondita hubo canto flamenco, con guitarras, a cargo de la ‘Pompi’, el Niño de Huelva y el ‘de Marchena’. Y también cantaron, con estilo tan depurado como los profesionales, las hermanas Pérez de Guzmán, que son tres muchachas muy estimadas en la sociedad sevillana. La concurrencia a la fiesta, muy distinguida” (La Época, 1-5-1925).

El Niño de Marchena

El Niño de Marchena

– Dos fiestas en honor de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia ofrecidas por los Duques de Alba en el Palacio de las Dueñas, una en 1925 y la otra en 1927, con un elenco de lo mejorcito que se pueda imaginar.

En la primera actúan la Niña de los Peines, Chacón, Montoya, La Macarrona, el Niño de Huelva, el Niño de Marchena y La Pompi. El repertorio se compone de soleares, fandanguillos, tangos, polos y malagueñas:

“En el fondo del salón, un tablado para los artistas flamencos. De éstos, lo mejor del género, lo más clásico, lo más cañí. La ‘Niña de los Peines’, insuperable en su estilo; Chacón, el maestro; Montoya, el guitarrista; la ‘Macarrona’, la bailadora; el gitanillo ‘Niño de Huelva’; el ‘Niño de Marchena’, la ‘Pompi’… La espuma de la flamenquería, en fin. […] Fiesta interesante, clásica, que se dilata hasta la madrugada con arreglo al protocolo de estas fiestas. Rondas de cañas de olorosa manzanilla, a la que hacen los honores las aristocráticas inglesas. Palmas tocadas por manos ilustres. Soleares, fandanguillos, polos, tangos, malagueñas. Suspiros de guitarra, tocada por el mejor tocador del mundo…” (La Época, 24-4-1925).

En la segunda fiesta, el baile lo pone Soledad la Mejorana y el cante corre a cargo de Chacón, Montoya, las dos hermanas Pompi y la Niña del Patrocinio, entre otros artistas:

“… en un tablao Soledad la Mejorana, la famosa bailaora, sobrina y heredera universal de Pastora, ponía cátedra de salero, y don Antonio Chacón […], acompañados a la guitarra por Montoya y jaleados por las populares cantaoras las Pompis. También tomó parte otra joven cantaora, la Niña del Patrocinio’” (El Correo de Andalucía, citado en La Voz, 2-5-1927).

Soledad la Mejorana (Revista Popular, 1-7-1927)

Soledad la Mejorana (Revista Popular, 1-7-1927)

Una anécdota ‘real’

En la entrevista concedida a La Voz de Sur al final de su vida, Luisa Ramos refiere una curiosa anécdota que le sucedió durante de una de esas veladas ofrecidas en el Palacio de las Dueñas en honor de los Reyes:

Un susto
– Y en el Palacio de las Dueñas, de Sevilla, – continúa – allí sí que he actuao yo veses. Delante del Rey, de Don Miguel Primo de Rivera, de los Duques de Alba, la de Santoña… Al Rey le gustaba mucho el flamenco. Un día me llevé un susto que me duró el tembló tres días. Figúrese que estaba yo sentá, esperando que me llamaran pa actuá, y el Rey desde una butaca me señala y le pregunta a la Santoña:
– Oye, Sol, ¿qué hace aquí esta mujer?
– Ésta es ‘La Pompi’, una cantaora – le respondió Sol.
– Yo no la he oído – dijo el Rey.
– ¡Pompi!
– Mande, señora duquesa.
El Rey quiere oírte.
– Bueno, pos me acompañó con la guitarra ‘El Huelva’, y yo canté una copla que decía:

Era mi queré más grande
que la voluntad de Dios,
porque Dios no te perdona
lo que te perdono yo.

– ¡Repite eso! – me dijo el Rey, y yo lo repetí, y al terminar vuelve a decirme: – ¡Repite eso! – Osú, yo estaba asustaíta perdía. ¡Dios mío! ¿qué querrá desí esta letra que estoy cantando? Y a las tres veses me levanté y me salí por una galería que había, y entonces el Conde de los Andes, que estaba por allí, me dijo: – No te asustes, Pompi, es que al Rey le ha gustao la copla.
– Bueno, po aquella noche canté otra vé, y me dice el Rey:
– ¡Qué simpática eres, mujé!
– ¡Ea, po más simpático es usted! – le dije yo, y el Rey se levantó y me dio la mano, y nos dieron una ovación” (La Voz del Sur, 23-7-1950) (2).

 

Algunos cantes de Luisa la Pompi, por cortesía de Pedro Moral:

 


NOTAS:
(1) Todas las noticias extraídas de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y están disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.

(2) Entrevista publicada por Javier Osuna en su espléndido blog Los Fardos de Pericón.


Soledad la Mejorana, la reina del gesto y del palillo (y IV)

Soledad la Mejorana ha entrado por la puerta grande en el Olimpo de las bailaoras. La muchacha que poco tiempo atrás era admirada por la buena sociedad sevillana en una caseta de feria, ha deslumbrado al público madrileño y se ha situado por méritos propios entre las artistas más solicitadas del momento.

No obstante, hay quien teme que la joven pueda dejarse tentar por las modas imperantes y desviarse del camino marcado por su prima Pastora, a quien se recomienda velar por que ello no suceda:

“… La ilusión del hallazgo de una artista genial suele romperse al intentar arrancarla del ‘cuadro’, destacarla del medio en que se manifiesta…

Con esa emoción -expectación enorme- asistimos a la presentación de Soleá, la Mejorana, en Maravillas: su trasplante de la caseta de la feria sevillana a un escenario de la corte. Era sacar de su fondo y de su ambiente al aire del mundo la fantástica y rara flor marina; sustituir el son de la guitarra […] por el sonido de una orquesta normal…

El milagro se ha realizado, en principio… La bailaora, espléndida figura de la mejor cantera cañí, triunfó en toda la línea. ¿Se consumará el prodigio? ¿No se agotará la flor gitana? ¿Conservará su esencia cañí? ¡Háganlo los dioses!

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934)

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934)

… Admirable Pastora: sea usted quien vele y cuide y plasme y fije con enérgico tesón, con terco consejo, la gran figura. Diríjala, frénela, vele por ella, no se malogre; apártela del gran peligro ambiente, de la gran tentación en que cayeron tantas que prometían mucho y ya nada son ni nada valen. Moldee esta estatua viva a su imagen y semejanza. Córtele las alas, si preciso fuere; átela corto, no se salga del terreno propio de su arte. Sea siempre lo que es -aunque se avalore más y más-: bailaora, gitana, flamenca, andaluza, cañí. No vaya a salirse por ‘peteneras’, digo, por charlestones, fados o jotas, como las otras…

Porque hay madera’; porque hay ‘solera’; porque hay temperamento; porque hay raza. ¡No ha de haberlo, si es ramita del mismo tronco de usted; si es verla a usted!

El mismo braceo maravilloso; idéntico garbo, si no el mismo genio. Baila ‘con reto’, con fuerza, con brío. Puede ser la figura que esperamos y soñamos…” (José D. de Quijano, en Heraldo de Madrid, 9-7-1927).

Soledad ante la buena sociedad francesa

En otoño de 1927, Soledad la Mejorana ameniza con sus bailes dos fiestas celebradas, respectivamente, en el Hôtel du Palais y en el Casino Bellevue de Biarritz (Francia). En ambas ocasiones cosecha nutridos aplausos:

“… La Mejorana: joven bailarina […] ya famosa en toda España, ejecutó dos bailes admirables por su flexibilidad” (Le Figaro, 17-9-1927).

“… Una bailarina, joven y apuesta, la Mejorana, se presenta sonriente en el tablado, haciendo apreciar sus dotes artísticas, que fueron muy aplaudidas…” (ABC, 20-9-1927).

“…. Uno de los números que fue recibido con más entusiasmo fue la entrada de la gentilísima y notable bailarina española La Mejorana, cuya labor artística fue premiada con nutridos aplausos. Su arrogante figura, su gracia y su modo notable de tocar las castañuelas la (sic) captaron desde el principio las simpatías del selecto público” (Blanco y Negro, 16-10-1927).

Soledad la Mejorana bailando en una fiesta en Biarritz (Blanco y Negro, 16-10-1927)

Soledad la Mejorana bailando en una fiesta en Biarritz (Blanco y Negro, 16-10-1927)

Nuevos éxitos en Madrid y Barcelona

En noviembre de ese mismo año, Soledad vuelve a presentarse en el Teatro Romea, donde coincide con la cupletista Mercedes Serós. Tras sus actuaciones en el país vecino, la sevillana es muy esperada en la capital de España y, como no podía ser de otra manera, vuelve a triunfar:

Estrella verdad en su género cañí, puro, sin trampa, Soleá la Mejorana, al reaparecer hoy en Romea tendrá un éxito tan merecido como bien ganado” (La Opinión, 8-11-1927).

SOLEÁ LA MEJORANA, la admirable y castiza bailarina ‘cañí’, obtiene todos los días en Romea un éxito enorme” (La Voz, 8-11-1927).

“Si no conociéramos bien a Soleá la Mejorana, creeríamos, en algunos momentos, que era Pastora Imperio, con su arte típico, castizo y lleno de luz; pero es Soleá la Mejorana, es esa nueva ‘estrella’ ‘cañí’ que reapareció ayer en este teatro con un éxito completo, franco y decidido, como corresponde a tal artista” (El Imparcial, 9-11-1927).

“… El público acogió anoche muy cariñosamente a la debutante, que tuvo que hacer algunos números de ‘propina’ ante los insistentes aplausos de los espectadores” (La Libertad, 9-11-1927).

“… Ayer, Soleá la Mejorana estrenó dos bailes que le valieron un éxito clamoroso; Soleá la Mejorana se ha propuesto ‘epatar’, y lo consigue” (El Imparcial, 10-11-1927).

“… También Soleá la Mejorana sigue triunfando con sus bailes ‘cañís’ y entusiasmando al respetable…” (La Opinión, 12-11-1927).

“… Soleá la Mejorana sigue su carrera de éxitos, no escatimándole el público sus aplausos” (El Imparcial, 15-11-1927).

Pastora Imperio y Soledad la Mejorana en el Teatro Vital Aza de Mälaga

Pastora Imperio y Soledad la Mejorana en el Teatro Vital Aza de Málaga

En diciembre de ese mismo año, La Mejorana actúa en la sala Ba-Ta-Clán de Valencia, que ofrece un programa de variedades en el que también figuran artistas como Perlita. Ya en 1928, la joven bailaora triunfa durante varias semanas en distintos locales de la Ciudad Condal, como el Teatro Goya, en el Circo Barcelonés o el Gran Teatro Principal. En algunas de sus actuaciones comparte cartel con la afamada cupletista Amalia de Isaura. Así la anuncia la prensa catalana:

“Debut en Barcelona de la reina del baile flamenco SOLEÁ LA MEJORANA” (La Vanguardia, 10-1-1928).

“SOLEÁ LA MEJORANA excelente estrella coreográfica” (La Vanguardia, 11-1-1928).

“SOLEÁ LA MEJORANA, la reina de los bailes gitanos” (La Vanguardia, 21-1-1928).

La Mejorana triunfa en Buenos Aires

A partir de ese momento, las noticias que nos llegan de la artista sevillana son mucho menos frecuentes y la sitúan casi siempre en Argentina. En noviembre de 1928 Soledad se presenta en el Teatro Avenida de Buenos Aires, junto a otras artistas de nuestro país:

“… En el Teatro Avenida y en Lescón matinal, alternando con canto y baile flamenco en el que toman parte las artistas Soledad Pacheco, Lola la Gitana, Lola Benavente, Magadalena Miralles, La Mejorana, Visitación Aria, el bailador Niño Tobalo, los tocadores de guitarra Pedro y Manolo Aria” (El Clarín, 10-11-1928).

En enero de 1930, la artista sevillana se anuncia en el teatro Sarmiento de la misma ciudad, junto a la compañía de Azucena Maizani, que lleva a escena una revista en varios cuadros titulada ¡Piernas locas, rojas bocas!. Además de bailar flamenco, Soledad también interpreta otro tipo de bailes más internacionales, para los que luce un atuendo quizás demasiado atrevido, en opinión de la prensa:

‘Soleá, la Mejorana’, bailarina de pura raigambre gitana, después de ejecutar con estilo formal unas danzas flamencas, interviene en el cuadro ‘En un dancing de Broadway’, exhibiéndose con el sumario y frívolo ropaje (?) de circunstancias, ostensiblemente inadecuado en una sobrina de Pastora Imperio. No puede dudarse del humorismo, un tanto irrespetuoso, de los autores de la casa” (Caras y Caretas, 25-1-1930).

Amalia de Isaura

Amalia de Isaura

En diciembre de ese mismo año, se puede ver a la sevillana en el Teatro Ateneo de la capital bonaerense, junto a otra compañia de revistas:

“El Teatro Ateneo ha abierto ya sus puertas con una compañía de revistas y espectáculos frívolos, organizados bajo la dirección de Enrique Rando.

Las principales figuras son Alicia Vignoli, Amparo Guillot, Soledad (La Mejorana), la pareja de bailes Iberia-Ortega, Emilia Ibáñez, Lina Ocampo, Lola Flores y Luisa Grani, y los actores Manuel Montero y Héctor Quintanilla […]. El conjunto hizo su presentación con el estreno de ‘El almanaque de la frivolidad’, comptetándose el cartel con ‘Cien mujeres para un viudo’, vodevil en dos cuadros” (La Libertad, 31-12-1930).

En enero de 1931, los diarios vuelven a situar a La Mejorana en el Teatro Ateneo de Buenos Aires. La sevillana sigue dedicada al mundo de la revista frívola. En esta ocasión comparte cartel con la actriz Amparito Guillot:

“En el Ateneo ha debutado una compañía de espectáculos frívolos en la que figuran Soleá la ‘Mejorana’ -¡estamos de moda! y Amparito Guillot” (El Imparcial, 9-1-1931).

“… en el Ateneo se ha dado a conocer una revista, traducida del francés por Julio F. Escobar, titulada ‘Rodolf, ¡qué le das a las mujeres?’, que ha pasado sin pena ni gloria. En el reparto se distinguieron las tiples Vignoli, Grani, Ibáñez, Ocampo y Soledad, ‘la Mejorana’, y los actores Rando, Quintanilla, Montero y Ruffa” (La Libertad, 13-1-1931).

“También en Buenos Aires triunfa la bailarina española Isabelita Ruiz y en el Ateneo de la misma capital, con placentero éxito, debutó una compañía de espectáculos frívolos, en la que figuran Soleá la Mejorana y Amparito Guillot” (La Libertad, 18-1-1931).

La última referencia que tenemos de La Mejorana es de 1934. Después de varios años, la prensa la sigue situando en Buenos Aires, lo cual nos hace pensar que tal vez Soledad se estableciera definitivamente en aquel país:

Pastora […] Todas sus batas y todos los perifollos de escena los metió en un baúl y se los mandó a su prima la Mejorana, que está trabajando en Buenos Aires” (La Voz, 28-3-1934).


Soledad la Mejorana, la reina del gesto y del palillo (III)

Durante su visita a Sevilla, en mayo de 1927, el futuro monarca de Inglaterra también es agasajado con una fiesta celebrada en un patio andaluz del Barrio de Santa Cruz. Los periodistas británicos que cubren el evento asisten sorprendidos al espectáculo flamenco, en el que, como no podía ser de otra manera, Soledad la Mejorana acapara todas las miradas:

“… Únicamente sus ojos [de los periodistas] tienen un fulgor especial, cuando la ‘bailaora’ con su falda de veinte volantes, lanza el salto repentino con el que abandona su silla, en la que momentos antes sentada palmoteaba al son de la guitarra, y alrededor del surtidor con sus diminutos pies afiligranea con el arte y pone en las contorsiones rítmicas de su esbeltez morena algo tan grandioso, que hasta los ingleses olvidan su aspecto glacial y juntan sus manos pausadamente, mientras sus bocas exclaman el ‘hurra’ clásico…

… Aún el talle cimbreante de esta figura escultural que la providencia dotó de belleza y arte (sin duda como heredera de su tía la célebre Pastora Imperio que lo llevó y ensalzó por el mundo), ‘La Mejorana’, así se llama esta gitana baila y se retuerce con nostalgias que anuncian el gusto y despiertan los deseos, mientras sus ojos de mirar profundo aprisionan y engarzan corazones repletos de admiración” (La Voz de Soria, 3-5-1927).

Soledad la Mejorana (por Alfonso Grosso)

Soledad la Mejorana (por Alfonso Grosso)

Unas semanas más tarde, esta vez en Madrid, la bailaora sevillana vuelve a acaparar todas las miradas en una fiesta a la que asisten el Embajador de Francia y varios miembros de la Casa Real Española, así como en un concierto que se celebra en honor de la colonia francesa:

“… la segunda parte de la fiesta se redujo a bailes flamencos, a cargo de la excelente artista la Mejorana, en el jardín, donde hubo después animado baile, que duró hasta bien entrada la madrugada” (ABC, 23-5-1927).

“… Un simpático ‘speaker’ anunció luego el programa de los bailes de la bella sobrina de Pastora Imperio ‘La Mejorana’, quien bailó fandanguillos y otros bailes clásicos, aplaudiéndose su arte, sus ojos negros y su tez bronceada” (La Época, 23-5-1927).

“… Como fin de fiesta, la reina actual de las bailaoras jóvenes, que es sobrina de Pastora Imperio y se llama como se llamó la madre de aquélla, la Mejorana, se hizo aclamar por el extranjero concurso con su gracia flamenca y española” (ABC, 24-5-1927).

‘Alternativa’ artística de la mano de Pastora Imperio

Con estas credenciales, en junio de 1927 Soledad debuta en el Teatro Maravillas de Madrid, y lo hace acompañada de su prima Pastora Imperio, que le da la alternativa artística. Completan el programa la recitadora Gloria Bayardo y la bailarina Carmen Flores. El acontecimiento despierta gran expectación:

“Por iniciativa de una bella dama de la alta sociedad, bien conocida por su protección a las artistas, mañana jueves, en la función de la noche, debutará la bailarina andaluza la Mejorana, prima de Pastora Imperio. En este ‘debut’ hay la novedad de que Pastora dará la alternativa a su prima, entregándole las castañuelas y bailando con ella. Los éxitos de la Mejorana en la última feria de Sevilla, su belleza y su gracia, garantizan el éxito” (ABC, 1-6-1927).

“El jueves próximo, la genial ‘estrella’ cañí Pastora Imperio presentará a Soleá la Mejorana, extraordinaria bailaora gitana, cuyo debut ha de causar verdadera sensación” (La Voz, 31-5-1927).

“… La ‘debutante’ sigue la tradición de la buena escuela flamenca, sin mixtificación alguna, y acompañada por la orquesta y a la guitarra, lució su gracia pinturera y su casticismo de la mejor solera. Pastora y la neófita fueron aplaudidísimas” (ABC, 3-6-1927).

Pastora Imperio

Pastora Imperio

El día del esperado debut, la Imperio se dirige al selecto público que llena el Teatro Maravillas y le presenta a su prima. Asimismo, advierte a la joven la gran responsabilidad que supone subirse a las tablas con el nombre de La Mejorana:

“… Pastora Imperio, sacando de la mano a otra ‘cañí’, que es un asombro de bonita y otro asombro de expresión, la señorita ‘Soleá la Mejorana’, se arrancó por un discurso con el público, diciéndole estas o parecidas frases:

‘Aquí les traigo a ustedes a esta chavalilla, por nombre ‘Soleá la Mejorana’. La pajolera niña ha caído en la cuenta de ponerse por mote el mismo que mi madre se puso en el ‘tablao’. ¡La Mejorana! ¡No recuerda na este nombre en la historia del baile flamenco!

Pues, bueno, esta niña tan bonita resulta que es prima carnal mía, gitana como yo, ‘bailaora’ como yo y con más vocación por esto de los palillos que un cura por cantar misa.

Quiere la chiquilla que yo le dé el paso a la escena o la alternativa, como ustedes quieran llamarlo a esto. Y yo se la voy a dar, diciéndole sólo una cosa: Tienes que probar que hay sangre, arte y agrado para con el público. De no ser así, ‘arrecoge’ los avíos y vuélvete a casa, niña, ‘pa’ no pensar nunca más en asomar a ningún escenario’” (La Libertad, 3-6-1927)

Sin embargo, lejos de defraudar al público, el debut de Soledad constituye todo un éxito. La joven sevillana, digna heredera de su estirpe, atesora lo mejor de arte de Pastora Imperio y Rosario Monje. Ha nacido una nueva estrella:

“… Soleá ‘La Mejorana’, al recibir los palillos de Pastora Imperio, recibió también su arte. ‘La Mejorana’ es sin duda la mejor artista de este género castizo y la bailaora de más tronío que se ha presentado en Madrid […].

Muy personal Soleá, como su madrina, en la interpretación de los bailes ‘cañís’, consiguió un franco y verdadero éxito.

Tuvo que repetir todas las danzas, escuchando nutridos aplausos al final de cada una” (La Opinión, 3-6-1927).

Soledad la Mejorana (por Alfonso Grosso)

Soledad la Mejorana (por Alfonso Grosso)

“… La Mejorana, deliciosa gitana que recibió su ‘alternativa’ de Pastora Imperio, es ya una realidad de la escuela flamenca. Sus bailes constituyen una prueba más de que entre la ‘gitanería’ castiza hay linajes consagrados al culto de un fuego sagrado inextinguible. La danza de esta ‘Soleá’ es, en efecto, una continuación de ese estilo originalísimo conocido en la anterior Mejorana, estrella que brillara un día con fuerte llama, y en Pastora Imperio, síntesis moderna de una sensibilidad y un arte hermético…

Grande fue el éxito alcanzado por la Mejorana en esta velada, que ha de constituir para ella uno de los mejores recuerdos de su carrera artística, tan brillantemente iniciada” (La Época, 3-6-1927).

“… La Mejorana tiene la ingravidez serena y alada que caracteriza a las bailadoras de su raza, y sus bailes son apasionadores, fuertes en contrastes, ricos en emociones.

Estamos ante una nueva ‘estrella’ del baile. En potencia, Soleá posee las condiciones de las mejores artistas de su género” (La Nación, 3-6-1927).

La nueva estrella del baile

Tras su exitoso debut en el Maravillas, el público madrileño puede volver a disfrutar con el arte de Soledad la Mejorana en un baile organizado por el Círculo de Bellas Artes en los Viveros de la Villa y, poco después, en los teatros Romea y Pavón.

La joven sevillana se ha convertido en la artista de moda. La prensa del momento dedica bastantes líneas a ensalzar sus virtudes. Incluso hay quien se atreve a situarla, en algunos aspectos, por encima de Antonia Mercé, La Argentina, una de las mayores bailarinas españolas de todos los tiempos:

Antonia Mercé, La Argentina

Antonia Mercé, La Argentina

“… ‘Soleá la Mejorana’ cultiva únicamente los bailes populares andaluces, interpretándolos de manera excepcional, de forma personalísima, sin traer a la memoria ningún antecedente, y además con espontaneidad, acreditando una intuición artística verdaderamente admirable.

… Antonia Mercé ha conseguido en la interpretación de estos bailes magníficas calidades; pero a nuestro juicio ‘Soleá la Mejorana’ ha atinado a atrapar una nota interesantísima de la que carecen las interpretaciones de la Mercé: la espontaneidad

Conviene al Arte que las actitudes, los giros, las flexiones que nos dan idea de los estados interiores, sean un tanto estilizados, y convencida de esto ‘Soleá, la Mejorana’, baña a sus danzas con una suprema elegancia, con una elegancia imponderable.

Si a todo esto añadimos que ‘Soleá, la Mejorana’ ostenta una graciosa figura, una figura genuinamente femenina, muy cabalmente proporcionada, y que los crótalos tañidos por las manos de ‘Soleá’ suenan mágicamente, como pocas veces los oímos sonar, se puede perfectamente proclamarla como una gran danzarina, como la mejor bailarina andaluza de los días que corren.

Vivificada la música de Albéniz y Granados por ‘Soleá, la Mejorana’ adquiere valores hasta ahora inéditos e insospechados…” (Emiliano M. Aguilera, en Revista Popular, 1-7-1927).

Sin embargo, no todo son elogios para la joven artista, pues hay un aspecto de su presentación que no satisface del todo a la crítica. Se trata de su vestuario, tal vez demasiado moderno para lo que se espera de una bailaora tan clásica y elegante:

“Si algún defecto hay que ponerla (sic) es la falta de clasicismo en el vestido: La Mejorana tiene obligación moral de salir al tabladillo con una bata de cola señoril, graciosa, ‘cañí’” (La Nación, 3-6-1927).