Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Luisa ‘La Pompi’, una cantaora imprescindible (I)

(Artículo revisado en octubre de 2017, tras las III Jornadas de Estudio del Cante, celebradas en Jerez y dedicadas a la memoria de Luisa Ramos Antúnez, Luisa Requejo y María Valencia)

 

Luisa Ramos Antúnez, conocida artísticamente como “La Pompi”, vino al mundo en 1883 (1) en Jerez de la Frontera, en la calle Nueva del flamenquísimo barrio de Santiago. Tanto ella como su hermano Rafael, “el Niño Gloria”, y su hermana Manuela “la Sorda” poseían extraordinarias cualidades para el cante, lo cual les permitió salir de las gañanías jerezanas y ganarse la vida como profesionales del flamenco.

La Pompi junto a sus hermanos, La Sorda y el Niño Gloria

Luisa ‘La Pompi’ junto a sus hermanos, La Sorda y el Niño Gloria

Gracias a Javier Osuna y su magnífico blog Los fardos de Pericón, hemos tenido acceso a un interesante testimonio en primera persona de La Pompi, que al final de su vida concedió una entrevista al diario gaditano La Voz del Sur.

Primeros pasos como profesional del cante

Según su propio relato, Luisa Ramos se inició como profesional a los 18 años de edad -esto es, en los albores del siglo XX- en el café cantante ‘La Primera’ de Jerez y marchó después a la capital andaluza, para debutar en el café ‘La Bombilla’. En ambos locales coincidió con algunos de los artistas flamencos más destacados de su época:

“… empecé a cantar a los dieciocho. […] En Jerez; en mi tierra. Fue en “La Primera”, un café cantante que estaba frente a la Plaza. Allí actuaban Manuel Torres, el Niño Medina, Carmelita Borbolla, Mariquita la Roteña […] Luego a Sevilla. A “La Bombilla”. Con Chacón, Manuel Escacena, Pastora Pavón, La Niña de los Peines… Después a La Barqueta” (La Voz del Sur, 23-7-1950).

Café La Bombilla, de Sevilla (foto de Blas Vega)

Café La Bombilla, de Sevilla (foto de Blas Vega)

Durante los años 1913 y 1914, hay documentadas varias actuaciones de la ‘cantadora por lo jondo’ La Pompi en el café ‘La Primera’ de Jerez, acompañada a la guitarra por Javier Molina y compartiendo cartel con artistas como la bailaora Antonia la Coquinera:

“… Antoñita la Coquinera, popular y simpática bailadora, en unión de las cantadoras por ‘lo jondo’ La Pompi y Sebastianita, son aplaudidísimas a diario por los asiduos concurrentes a este Salón” (Eco Artístico, 5-10-1913).

“Son muy celebrados la cantadora de flamenco La Pompi y el inimitable guitarrista Javier Molina” (Eco Artístico, 5-2-1914).

En esa época, también se puede ver a Luisa en los teatros Principal y Eslava de su ciudad, cantando una saeta durante la representación de la obra Malvaloca, de los Hermanos Quintero. Ése es uno de los estilos que mejor domina la cantaora jerezana.

“La compañía Balmaña, que había terminado el abono abierto en el Teatro Principal, se trasladó anoche al de Eslava, donde se propone continuar la campaña artística que viene desarrollando en esta ciudad.

[…] La saeta final será cantada por la popular cantadora La Pompi” (El Guadalete, 21-3-1914).

La bailaora Antonia Gallardo Rueda, la Coquinera

La bailaora Antonia Gallardo Rueda, La Coquinera

Muy apreciada en Serva la Bari

En la década de los diez, Luisa Ramos también posee ya una fama considerable en Sevilla. Su cante es muy valorado por los buenos aficionados, que no sólo disfrutan de su arte en los teatros y cafés, sino que también cuentan con ella para sus fiestas y eventos privados.

Así, por ejemplo, en 1916, la jerezana y José Cepero amenizan con su cante la fiesta flamenca que se celebra en el domicilio trianero del torero Juan Belmonte con motivo del bautizo de su hermano pequeño. Les acompaña a la guitarra Baldomero Ojeda.

“… varias parejas de jóvenes bailaron las clásicas sevillanas, en tanto que las bandejas de cañas de olorosa manzanilla corría (sic) de mano en mano, iniciándose la juerga, que se prolongó hasta las últimas horas de la madrugada.

En la fiesta tomó parte un cuadro flamenco compuesto por el conocido cantaor Cepero, La Pompi y el tocador Baldomero” (El Noticiero Sevillano, 4-2-1916) (2).

Ideal Concert de Sevilla

El Ideal Concert de Sevilla

Desde 1919 y durante los primeros años 20, al menos de manera intermitente, Luisa Ramos Antúnez forma parte del elenco del Ideal Concert, sito en sevillana Calle Calatrava, en la zona de la Barqueta. Caracol el del Bulto, padre de Manolo Caracol, dirige el cuadro, integrado por una docena de artistas:

“… A más del cuadro flamenco formado por doce cañís de lo más flamenco que puede darse y acompañados a la guitarra por los profesores Baldomero Ojeda y Antonio Molina, toman parte los afamados cantadores ‘Caracol’ y ‘La Pompi’ y un cuadro coreográfico dirigido por el maestro Pericet, que gustó enormemente” (La Unión, 23-2-1919).

Unos meses más tarde se puede ver a La Pompi en la Venta de Villa Rosa, junto a la cantaora Rosalía -Rosalía de Triana, suponemos-; y en el Salón Variedades, de la Calle Amor de Dios, en un cuadro dirigido por el guitarrista Antonio Moreno. José Blas Vega, en su libro sobre los cafés cantantes de Sevilla (3), reproduce un cartel de este último local, en el que también figura, como artista destacada, la cantaora Lola la Macarena.

“El propietario de Villa Rosa, para corresponder al favor del público, presenta todas las noches un […] cuadro andaluz, en el que sobresalen las célebres cantadoras de flamenco La Pompi y Rosalía” (El Liberal de Sevilla, 13-7-1919).

Rafael Ortega y Laura Gómez (La Nación, 26-11-1929)

Rafael Ortega y Laura Gómez (La Nación, 26-11-1929)

En 1920, la cantaora jerezana se ve obligada a retirarse temporalmente de los escenarios a causa de una enfermedad. Sus compañeros del Ideal-Concert le dedican un festival benéfico al que también se suman otros artistas, como la pareja de baile formada por Laura Gómez y Rafael Ortega:

“En la noche del jueves último, y para beneficio de la popular cantadora de flamenco La Pompi, a quien una enfermedad obliga a retirarse temporalmente de la profesión, se verificó un espectáculo en el que además de las artistas que con éxito actúan allí a diario, tomaron parte los más conocidos artistas del género flamenco, en sus variedades de canto, baile y toque, que prestaron generosamente su concurso en obsequio a la beneficiada.

[…] El ‘clou’ de la fiesta lo constituyó el debut de Los Gómez-Ortega” (El Liberal de Sevilla, 24-1-1920).

Una restablecida de su dolencia, La Pompi regresa al local de la Barqueta. Caracol padre continúa al frente del cuadro, compuesto por los cantaores María la Moreno, José Cepero, Carlota y Rita Ortega; el tocaor Baldomero Ojeda; y los bailaores Antonio Ramírez y Eloísa Albéniz, entre otros artistas:

“Actúa un cuadro flamenco bajo la dirección de Manuel Ortega “Caracol” en el que figuran Rita y Rosario OrtegaLa Farrié”, Carlota Ortega, Manuela Moreno “La Piruli”, Emilia Juana Vargas y Antonia Ramírez; las cantadoras de flamenco La Pompi y La Moreno, y los tocadores de guitarra Baldomero Ojeda y Juan el de Alonso; […] y el cantador de flamenco José López Cepero” (Eco Artístico, 30-11-1921).

María "la Moreno"

María ‘La Moreno’

Gran saetera

En los años veinte, Luisa Ramos, -junto a sus hermanos Manuela y Rafael– es una de las artistas que cada Semana Santa se asoma a los balcones de Sevilla para lanzar al cielo sus saetas, que se encuentran entre las más cotizadas y no tienen nada que envidiar a las de La Niña de los Peines, Arturo y Tomás Pavón, Manuel Vallejo, Manuel Centeno o la Niña de la Alfalfa.

“… ¡Y llegó la Macarena! […]
En calle Sierpes había también pugilato de ‘saetas’. La Niña de los Peines, Arturo, el otro hermano, la Pompi, un enjambre de ‘cantaores’ que en estos días quedan sin glotis” (El Liberal de Sevilla, 26-3-1921).

“Profesionales de la ‘saeta’. Centeno, el célebre cantaor, no admite rival. […] Con él alternan Cepero, Vallejo, las Pompi, la Niña de las Saetas, la Goyita y otros elementos espontáneos” (La Voz, 29-3-1923).

En la entrevista que hemos mencionado, la artista jerezana también se refiere a su faceta como saetera en Sevilla y, posteriormente, en Jerez:

“- ¿Y saetas?
– También. En Sevilla he cantao mucho en La Campana.
– ¿Pagan bien eso?
1.500 pesetas por noche. Hay que cantarle a toas las cofradías que pasen, sean diez o doce. El año pasao canté aquí en El Lebrero y en la entrá de la Yedra. Y en esta calle, al Santo Entierro de recogida. El Marqués de Domecq, que estaba escuchando, dijo: – ‘Ésa, ésa es la que sabe cantar’. – Y es que yo vocalizo muy bien” (La Voz del Sur, 23-7-1950).

 

Algunos cantes de Luisa la Pompi, por cortesía de Pedro Moral:

 

NOTAS:
(1) La documentación aportada por José Manuel Martín Barbadillo en las III Jornadas de Estudio del Cante confirma este dato.
(2) Todas las noticias extraídas de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y están disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.
(3) José Blas Vega, Los cafés cantantes de Sevilla, Editorial Cinterco, 1987.


Angustias la Gitana, la cupletista más flamenca del Albaicín (y II)

En mayo de 1922, Angustias la Gitana vuelve a presentarse en el Salón Liceo de Albacete, junto a la bailaora Soleá la Mejorana. Como no podía ser de otra forma, la granadina vuelve a conquistar al respetable:

“Conocida y popularizada por el público de Albacete la cancionista de aires regionales Angustias la Gitana, podíamos limitarnos a anunciar que debutó anoche en el Salón Liceo, y habíamos dicho bastante para que sus admiradores, que son legión, se apresuraran a tributarle el homenaje de su asistencia y el tributo de sus ovaciones.

Pero […] justicia es decir que Angustias la Gitana es la primer (sic) canzonetista en su género, por su voz, por su estilo y por su gracia.

Angustias la Gitana ‘cañí’ con vestido hechura sastre, pero no deja de ser ‘cañí’.

Su debut, anoche, constituyó un éxito clamoroso, que es prenda de que cuantos días actúe parecerán una romería los alrededores del Liceo. […]

Gran éxito de Angustias la Gitana, canzonetista” (El Diario de Albacete, 7-5-1922).

Angustias la Gitana (portada de La Unión Ilustrada, 25-11-1920)

Angustias la Gitana (portada de La Unión Ilustrada, 25-11-1920)

En septiembre de ese mismo año, la artista regresa a Madrid, y permanece durante varias semanas en el teatro Maravillas, en cuyo programa de variedades destaca, entre otras, la cupletista Chelito. La granadina vuelve a triunfar:

“Anoche debutó Angustias, la Gitana, que obtuvo un buen éxito. Posee voz, figura y belleza; no se puede pedir más” (La Época, 14-9-1922).

Angustias la Gitana debutó ayer en este alcázar de las variedades con un éxito rotundo; es bonita, canta con gracia y tiene un excelente repertorio” (ABC, 14-9-1922).

Artista excelente y modesta

Sin duda, la granadina atraviesa por un excelente momento artístico, pues si unos meses antes su foto protagonizaba la portada de La Reclam, ahora su bello perfil ilustra la cubierta de La canción popular, que también le dedica un poético artículo a ensalzar sus virtudes, en lo que se refiere tanto a lo profesional como a lo personal:

Angustias ‘la gitana’. He aquí una genuina intérprete del ‘cante jondo’.

Como surge el agua del manantial, limpia e impetuosa, así salen los cantares de la garganta de esta artista singular y admirable.

Nacida en Granada, donde también pasó sus primeros años, la poesía que flota en aquel ambiente encantador se adueñó de su alma y enardeció sus sentidos, que se expansionaban en raudales de notas que se desgranaban de su privilegiada garganta expresando sus penas y alegrías, sus trabajos y fatigas, sus deseos y sus amores… Porque Angustias ‘la gitana’ parece que ha nacido sólo para cantar, aunque de ello no se dio cuenta cuando niña, a pesar de que cantaba en todo momento: cuando estaba alegre, como cuando en ratos de ocio su espíritu se extasiaba y su mirada se perdía en la contemplación de los bosques de la Alhambra y en la visión imponderable de la vega granadina. Hasta que hubo quien, dándose cuenta del tesoro que encerraba aquella garganta y del entusiasmo que había de despertar en los públicos su figura gentil, le aconsejó que se dedicase al teatro, particularmente a las variedades por estar más en armonía con su voz y con su apostura.

Angustias la Gitana (portada de La Canción Popular, 1-9-1922))

Angustias la Gitana (portada de La Canción Popular, 1-9-1922))

Y Angustias ‘la gitana’ se dedicó al arte y triunfó desde el primer momento. No fue su triunfo el que prestan el cortejo de amigos y adoradores, sino el de la artista que vale y tiene condiciones para imponerse al público, aunque no haya entre éste quien la conozca. Y así, de triunfo en triunfo, ha llegado a figurar Angustias ‘la gitana’ entre las ‘estrellas’ del género frívolo y, sobre todo, como una de las primeras -tal vez hoy la primera– intérpretes del ‘cante jondo’ y de los demás cantos regionales.

Una cosa perjudica a esta artista: su excesiva modestia.

Bien está que la mujer no sea orgullosa; pero en este mundo del teatro, donde se vive entre tantas vanidades y rodeados de tanto oropel, quien poseyendo los encantos naturales y una voz tan privilegiada como la de Angustias ‘la gitana’, el no dejarse avasallar y procurar que se la tenga en el lugar que se merece no es fatuidad, sino poner las cosas en su justo medio y rendir tributo a la belleza y al arte” (La canción popular, 1-9-1922).

Nuevos éxitos por toda España

Durante el año 1923 Angustias se presenta en distintos locales de Barcelona, Madrid y Valencia. En marzo coincide en el Edén Concert de la ciudad condal con la canzonetista Maruja Lopetegui y la bailarina La Yankee, entre otras artistas de variedades. En la capital de España se la puede ver en mayo, en el Recreo Turo Park, y en noviembre, en los teatros Barbieri y Romea.

En la ciudad che, en primavera debuta en la sala Edén “la notabilísima y original estrella Angutias la Gitana” (El Pueblo, 24-5-1923), que regresa en el mes de diciembre para triunfar en el Madrid Concert y después en Ba-Ta-Clan: “Éxito grandioso, colosal de Angustias ‘La Gitana’ con sus nuevas creaciones de canto andaluz y cañí” (El Pueblo, 22-12-1923).

En diciembre de 1924, la artista granadina comparte cartel con la bailarina Nerina en el teatro Colón de San Sebastián. En julio del año siguiente debuta en el Concert Novis de Palencia “la eminente artista de género andaluz, estrella de las estrellas, Angustias la Gitana, que viene precedida de una justa y bien merecina (sic) fama por sus actuaciones, que han sido todas éxitos ruidosos, en los mejores teatros de España” (El Diario Palentino, 11-7-1925)

Angustias la Gitana, por José Llasera (Esfera, 8-12-1928)

Angustias la Gitana, por José Llasera (Esfera, 8-12-1928)

En otoño de ese mismo año, Angustias regresa a la escena madrileña y deleita con su arte al público de distintos teatros. En el Rey Alfonso participa en la representación de la obra El rey de la vida, junto a Pepe Medina, Elvira de Amaya y Maruja Lopetegui, entre otros artistas. En Eldorado y Barbieri comparte aplausos con Chelito, Preciosilla o Pilar Torres, entre otras estrellas del género frívolo.

Durante la primavera de 1926, Angustias viaja en varias ocasiones a Valencia. En el mes de marzo coincide con el Niño Caracol y el guitarrista José Capinetti en la sala Ba-Ta-Clan, a la que regresa en mayo, después de presentarse con “éxito grandioso” (El Pueblo, 7-4-1926) en el Eden Concert.

En esa misma sala la volvemos a encontrar durante varias semanas entre mayo y junio de 1930. Las últimas referencias que hemos localizado corresponden al año 1932, y sitúan a Angustias la Gitana en primavera en el Gran Café-Bar Mercantil de Lugo, junto a la bailarina Elisa Velkis, y de nuevo en la sala Ba-Ta-Clan de Valencia, en diciembre.

En 1926, la poeta turolense Nieves del Moncayo le dedicaba el poema que reproducimos a continuación:

Rosa de Granada
Tuve al nacer en Granada
el Albaicín por padrino,
y además fui bautizada
en un carmen granadino.
Hubo Montilla en la pila,
fue una guitarra mi altar
y fue… un mantón de Manila
mi ropa de cristianar.
Soy Angustias la Gitana,
soy la flor de la alegría,
soy el sol de la mañana
del cielo de Andalucía.
Soy ardiente y soñadora,
llevo la faca en la liga
y tengo sangre de mora,
pero de la jarka amiga.
Sé lucir una peineta,
llevo con gracia el mantón,
sé cantar una saeta
y sé tener corazón.
Y es Angustias la gitana
la flor de la gallardía
que nació en bella mañana
bajo el sol de Andalucía”
(Teruel, 28-1-1926).


Luisa Pericet, gran maestra y coreógrafa de la Escuela Bolera (III)

En 1931, Luisa Pericet se traslada a Madrid junto con sus padres y su hermana Concha. Nada más llegar, el maestro Pericet abre una nueva academia en la calle Jardines, donde cuenta con la ayuda de sus hijas. Poco tiempo después se mudan al número 10 de la calle Encomienda, al mismo local en el que había tenido su estudio otro famoso maestro de baile sevillano, Eduardo Cansino (3) (4).

La nueva academia madrileña de los Pericet no tarda en convertirse en uno de los más prestigiosos e importantes centros de danza bolera de España. Las clases son impartidas por el maestro, con la colaboración de sus hijas, que compaginan esta actividad con sus actuaciones como “Hermanas Pericet”.

Luisa, Concha y Ángel Pericet Jiménez

Luisa, Concha y Ángel Pericet Jiménez

Nuevos éxitos de las Hermanas Pericet

Según el testimonio de su sobrino Ángel Pericet Blanco, “eran lo que se llamaba bailarinas y cancionistas, no cupletistas. […] Concha cantaba fragmentos de zarzuela como ‘La Reina Mora’ y […] Luisa cantaba tangos acompañándose muy bien a la guitarra” (5).

En la primera mitad de los años treinta, hallamos referencias sobre algunas de sus actuaciones, tanto en Madrid como en provincias. No obstante, a juzgar por los papeles, ya no se prodigan tanto como antes.

En octubre de 1931, las Hermanas Pericet se anuncian en el teatro Barbieri de Madrid. Al año siguiente, “el mejor dueto artístico” (La Prensa, 26-1-1932) actúa en ciudades como Santander, Murcia o Reus, generalmente en programas de variedades o music hall.

En febrero del 33 se presenta en el Circo Barcelonés el espectáculo “Alma”, en cuyo elenco figura “la cada día más ovacionada pareja de baile Hermanas Pericet” (El Diluvio, 26-2-1933), mientras que en los años siguientes las encontramos varias veces en Lugo. En noviembre de 1935 la prensa las anuncia así:

“Gran Café Bar Unión
Sala de espectáculos que presenta los mejores números de varietés
HOY formidable DEBUT HOY
HERMANAS PERICET
Únicas en su género
Jóvenes vedettes modernas
Duetos, tangos, canciones, bailes
ÉXITO GRANDIOSO ÉXITO
Espectáculo altamente moral, propio para familias” (El Progreso, 12-11-1935).

La bailarina Elvira Lucena

La bailarina Elvira Lucena

Años difíciles y vuelta a empezar

En 1936, tras el estallido de la Guerra Civil, por motivos de seguridad, Luisa y Conchita Pericet se trasladan a Valencia junto con sus padres. Allí permanecen hasta el final de la contienda. Su actividad artística queda reducida al mínimo.

Durante esos años, Luisa Pericet realiza estudios de enfermería y ejerce como voluntaria cuidando a heridos de guerra. Por su parte, su hermana Conchita contrae matrimonio en 1938 con el militar republicano Agustín Larios, y da prioridad a su faceta de esposa y madre (6).

En 1940, toda la familia regresa a Madrid, donde vuelven a empezar de cero. Ángel Pericet y sus hijas retoman su actividad docente en el local de la calle Encomienda, que poco a poco va recuperando su antiguo esplendor.

Tras el fallecimiento del maestro, en 1944, Luisa Pericet se pone al frente de la academia. Por ella pasan bailarines y bailarinas como Elvira Lucena, José de Udaeta, Pacita Tomás o Tona Radely, que están llamados a convertirse en grandes figuras del baile español. Antonio Ruiz Soler, Pilar López, María Rosa, Alberto Lorca, Antonio Gades y Matilde Coral, por mencionar sólo a algunos, también toman clases con la maestra. (7)

Luisa Pericet, maestra querida y admirada

Quienes la conocieron coinciden en resaltar la excelente labor desarrollada por Luisa como embajadora y transmisora de los bailes boleros tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Según María Victoria Serrano, “gracias a ella fue una época de esplendor y de éxito de la Escuela Bolera en España y en el resto del mundo, pues a su escuela de la calle Encomienda venían profesores y bailarines de muchos países” (8).

Tona Radely y Paco de Ronda (Primer Plano, 1957)

Tona Radely y Paco de Ronda (Primer Plano, 1957)

Otra antigua alumna suya, Tona Radely, sólo tiene elogios para Luisa Pericet, a quien define como “gran profesora de baile y de la vida. Es la verdad del baile español, la precursora de todo”. Según su discípula, Luisa dominaba a la perfección todas las facetas de la danza española, incluidos los bailes regionales y también el flamenco. De hecho, a pesar de sus años, aún recuerda con cariño cómo su maestra, acompañándose con la guitarra, la enseñó a bailar por soleá y por alegrías. (9)

María Victoria Serrano también hace hincapié en la gran calidad humana de Luisa Pericet:

“Era pequeña y gordita […], muy estricta y con mucho genio: cuando se hacía un paso mal, se enfadaba muchísimo, pero buenísima persona. A la maestra no le importaba mucho el dinero; incluso daba la clase gratis cuando no podíamos pagarle, porque amaba lo que hacía”. (10)

Debut como coreógrafa

Desde finales de los años cuarenta, impulsada por el maestro Monra, Luisa Pericet sitúa en primer plano su faceta de coreógrafa, que la lleva a cosechar grandes éxitos. Sus servicios son solicitados por las compañías más famosas de la época, y su nombre vuelve a escribirse en los papeles con letras de gran tamaño.

Luisa fue una excepcional coreógrafa, no sólo por su experiencia en el mundo del baile, sino también por su versatilidad y el entusiasmo que derramaba en cada montaje. A su total dominio sobre los pasos de la Escuela Bolera se sumaba su profundo conocimiento sobre el flamenco, en especial los palos más antiguos que la apasionaban, y dicen los que la conocieron que además tocaba la guitarra con auténtica maestría”. (11)

Pacita Tomás

Pacita Tomás

En 1950, Elvira Lucena presenta en el teatro Madrid de la capital un espectáculo de bailes españoles en el que “seguidillas, panaderos, fandangos y malagueñas desfilan en deslumbrante cortejo ante la ‘Soleá’ […] y los ‘boleros de la cachucha’”. Las bailarinas Carmen Segura y Dorita Ortiz, los bailaores Tere y Juanele Maya, y el cantaor Jacinto Almadén también figuran en el elenco. Las coreografías de Luisa Pericet “contribuyeron al éxito del espectáculo, que fue tan grande como merecido” (ABC, 15-11-1950).

Durante el verano siguiente, Luisa actúa en un recital de canciones y bailes españoles que se celebra en el palacio de La Granja para conmemorar el XV aniversario del glorioso Movimiento nacional. Entre los artistas participantes también destacan Maruja Díaz, Antoñita Moreno, Pacita Tomás, Carmen Sevilla o Juanita Reina. Poco después se la puede ver en el espectáculo “Pena y oro”, de Juanito Valderrama, en el que comparte cartel con Tona Radely, Nati Mistral y Carmen Sevilla, entre otros artistas.

Grandes éxitos por toda España

En 1952 se estrena en el teatro Calderón de BarcelonaLa copla nueva”, una “fantasía lírica en dos actos y catorce cuadros” de Quintero, León y Quiroga, en la que Luisa Ortega muestra sus excelentes dotes para el género folclórico. La acompañan su padre, Manolo Caracol, y su hermano, además de otras figuras, como la bailarina Pacita Tomás. “La coreografía, de Luisa Pericet, francamente encomiable; en especial, en el boleroLa maravilla’” (La Vanguardia, 13-4-1952).

Dos meses más tarde, en ese mismo escenario, la Compañía de Antoñita Moreno presenta “Sortija de oro”, un espectáculo de canciones andaluzas compuestas por Ochaíta, Valero y Solano, en el que también participan “la primera bailarina Lola de Ronda […], la pareja Lina y Miguel, los guitarristas Patena y Duque y el ‘ballet’ clásico español de Luisa Pericet” (La Vanguardia, 16-7-1952), que “se mostró disciplinado” (La Vanguardia, 19-7-1952).

Programa de "La copla nueva", con Luisa Ortega y Manolo Caracol (1952)

Programa de “La copla nueva“, con Luisa Ortega y Manolo Caracol (1952)

En 1953, la cantante Carmen de Veracruz lleva su “Leyenda española” por varios teatros de nuestro país, como el Calderón de Barcelona o el de la Zarzuela de Madrid. “La parte coreográfica fue encomendada a las bailarinas que dirige Luisa Pericet” (ABC, 17-6-1953), que obtienen “una buena acogida del auditorio”, sobre todo en las estampas “‘Carmen la Goya’, ‘La Cacharrera’, ‘La Vicaría’, ‘¡Celosa!’ y ‘El sueño se fue al Pilar’”, que destacan “por su buena presentación, interpretativa y coreográfica” (La Vanguardia, 17-4-1953).

También en ese año se estrena con gran éxito en el teatro Calderón de Madrid el espectáculo “Chica… ¿dónde vas?”, en el que las canciones interpretadas por Imperio de Triana y Marisol Reyes comparten protagonismo con un nutrido elenco de bailaores y bailarines, en el que destacan especialmente:

“la pareja Lyna y Miguel componen una viñeta completa por ‘seguidillas gitanas’, con estructura Luisa Pericet, maestra consumada en el pulso del baile dramático y apasionado. […]

Colmó el éxito de la primera parte un delicioso ‘baile de candil’, de gran empaque literario. Destacamos a la gentil Ana Mercedes, bailarina solista, de facultades prodigiosas; a Ana María ‘La Jerezana’, cantadora de acento pasional” (ABC, 15-7-1953).

NOTAS:

(3) Eduardo Cansino es hoy más conocido por ser el progenitor de la actriz Rita Hayworth. Sobre esta familia, puede consultarse el artículo de Manuel Bohórquez “El abuelo flamenco de Rita Hayworth”.

(4) Información proporcionada en entrevista personal con María Victoria Serrano López, antigua alumna de Luisa Pericet y autora de los libros La danza española: la Escuela Bolera (vols. I y II), en los que se recogen las enseñanzas de la maestra.

(5) Entrevista concedida a Marta Carrasco para su obra La Escuela Bolera Sevillana. Familia Pericet (Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía, 2013). Pág. 47.

(6) Datos aportados por Marta Carrasco en su obra La Escuela Bolera Sevillana. Familia Pericet (Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía, 2013). Según esta autora, fruto de su matrimonio con Agustín Larios, Conchita da a luz a su hijo Luis, al que tiene que criar en solitario, tras la desaparición de su marido, de quien nunca más se supo.

(7) Información proporcionada en entrevista personal con María Victoria Serrano López, antigua alumna de Luisa Pericet y autora de los libros La danza española: la Escuela Bolera (vols. I y II), en los que se recogen las enseñanzas de la maestra.

(8) Ibidem.

(9) Testimonio obtenido en conversación personal con la bailarina y maestra Tona Radely, que fue una primera figura del baile español en los años cincuenta y sesenta, época en la que compaginó sus actuaciones en los teatros y salas españolas con sus giras por medio mundo. Posteriormente se dedicó a la enseñanza del baile bolero en su academia de Torremolinos (Málaga).

(10) Información proporcionada en entrevista personal con María Victoria Serrano López, antigua alumna de Luisa Pericet y autora de los libros La danza española: la Escuela Bolera (vols. I y II), en los que se recogen las enseñanzas de la maestra.

(11) Marta Carrasco, La Escuela Bolera Sevillana. Familia Pericet, Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía, 2013, p. 56.


La Quica, maestría y temperamento (II)

En agosto de 1935, La Quica, Frasquillo y Merceditas León realizan una nueva visita a la redacción del Heraldo de Madrid. En esta ocasión lo hacen junto a la compañía de Arte Andaluz que dirige el Niño del Museo, y en la que también figuran artistas como la cantaora Pepita Caballero o el guitarrista Niño de Posadas.

Mercedes León, La Quica y Frasquillo, en su visita al Heraldo de Madrid (7-8-1935)

Frasquillo, La Quica y Mercedes León, en su visita al Heraldo de Madrid (7-8-1935)

Durante ese mismo verano las dos compañías comparten escenario en varias ocasiones. Por ejemplo, ambas participan en la comedia de ambiente andaluz En el altar de tu reja, que se estrena en el teatro Pavón, e incluye números de cante y baile:

“Los amores, los quereres, los achares, los sufrires, traducidos al buen lenguaje de los ‘cantaores’ y guitarristas de un cuadro flamenco que integran las insignes figuras del ‘Niño del Museo’, el ‘Niño de Sabicas’ y ‘Frasquillo’, con ‘la Quica’, Mercedes León y Rafael Cruz, dieron mucho que sentir, en la mejor acepción de la palabra, y no poco que aplaudir a la dichosa concurrencia que llenaba el teatro” (El Sol, 11-8-1935).

Unas semanas más tarde, también en el Pavón, un elenco similar hace lo propio en la obra Una paloma perdía, en cuyo final “el insuperable Frasquillo puso una vez más cátedra de baile y fue ovacionado con los demás artistas de su notable cuadro” (Heraldo de Madrid, 29-8-1935).

En el mes de septiembre, el grupo de Francisco León y La Quica actúa en la plaza de toros de Madrid, integrado en un amplio programa de variedades, y en el teatro de la Comedia, donde comparten cartel con Eloísa Albéniz y Conchita Piquer, entre otros artistas. En octubre se presentan en la sala Pelikan y en el Circo Price.

Coincidiendo con las fiestas navideñas, La Quica, Frasquillo y su hija participan en dos funciones benéficas que se celebran, respectivamente, en el Cine de la Flor y en el Liceo Andaluz. En la primera -a favor de los Reyes Magos de la Inclusa- también colaboran, entre un amplio elenco de artistas de variedades, el Niño de Marchena, Pepita Caballero y el Niño de Almadén; mientras que en la segunda -destinada a adquirir juguetes para los niños pobres- destaca la presencia de una jovencísima Carmen Amaya.

Francisca González, La Quica

Francisca González, La Quica

Bailar en tiempos de guerra

En otoño de 1936, en plena guerra civil, se celebran en el teatro Coliseum de Madrid varios festivales benéficos, entre los que destacan uno a favor de la obra social del Socorro Rojo y otro a beneficio de los hospitales de sangre y en honor de los embajadores de México y Rusia. Los elencos no pueden ser mejores. En el primero destacan, entre otros muchos artistas, La Niña de los Peines, Pastora Imperio, La Argentinita, Pilar López, Manolo Caracol y Frasquillo.

Aunque sus nombres no aparecen mencionados en los papeles, no sería extraño que el maestro León fuese acompañado de su mujer, La Quica, y su hija Mercedes, que sí figuran en el segundo de los carteles, junto a “Rafael Cruz […], Bernardo de los Lobitos, Manolo Bonet y Paco Aguilera” (La Libertad, 18-10-1936), además de Pastora Imperio, Perico el del Lunar, Miguel de Molina o Pepe Pinto.

Durante el año 1937, el cuadro de Frasquillo se anuncia con frecuencia en distintos locales madrileños, especialmente en el teatro de La Latina. Allí coinciden con El Chozas y El Americano, entre otros artistas.

Una vez terminada la guerra, en julio de 1939, se presenta en el madrileño teatro Muñoz Seca “el gran cuadro flamenco del maestro Frasquillo” (Hoja Oficial del Lunes, 10-7-1939), con La Quica y Mercedes León entre otras artistas. Dos meses más tarde, la compañía actúa en el Liceo Andaluz, con un elenco renovado y el mismo éxito de siempre:

“… tomaron parte el cuadro de baile del maestro ‘Frasquillo’, constituido por Mercedes León, Francisca González (‘La Quica’) y Luisa Pericet y la bellísimas señoritas Leonor María García de Castro, María Luisa Castedo y Nita Duro. El maestro ‘Frasquillo’ presentó varios bailes del siglo XIX, que por su estilo antañón y la propiedad con que fueron montados por el famoso Ángel Pericet, se aplaudieron calurosamente.

Bernardo el de los Lobitos’ cantó con buena escuela, acompañado a la guitarra por el excelente guitarrista Manuel Bonet” (ABC, 3-12-1939).

El cantaor Bernardo el de los Lobitos

El cantaor Bernardo el de los Lobitos

Unas semanas más tarde, en el teatro Cómico, el cuadro obtiene un nuevo “triunfo innegable” (ABC, 16-12-1939), en la que probablemente sea una de las últimas actuaciones de La Quica junto a Frasquillo, que fallece en 1940. A partir de entonces, Francisca González continúa con su carrera en solitario, tanto en los escenarios como al frente de la academia que fundara con su marido.

Regreso a los escenarios: entre la danza clásica y el flamenco

En junio de 1941, La Quica y Mercedes León participan en un festival de danzas españolas que se celebra en el teatro Español de Madrid. En octubre de ese año, en el mismo coliseo, Francisca González toma parte en un espectáculo de danza clásica, baile flamenco y zarzuela, junto a la bailarina Anita Costa, la soprano Ino de Carvajal y el bailarín Guillermo la Blanca. La prensa elogia a La Quica por “su baile flamenco tan alegre y espontáneo y dueña en todo momento del manejo de brazos, tan esencial en el baile” (ABC, 21-10-1941).

En marzo de 1942, Paca González se anuncia en el teatro Cómico de Madrid, donde se representa el espectáculo “Estampas españolas”, que incluye copla, cante y baile flamenco, y en el que participan Lolita Benavente y Rafael Nieto, entre otros artistas.

En septiembre de ese mismo año también se puede ver a La Quica en el teatro de La Latina, en la obra Rocío la Granadina, en cuyo reparto destacan figuras como Lolita Triana, Ramón Montoya, el Niño de Almadén o el Cojo de Madrid.

A partir de 1945 encontramos a la bailaora sevillana vinculada a distintos espectáculos que se sitúan a mitad de camino entre el baile clásico español y el flamenco, lo cual demuestra la gran versatilidad de esta artista. Así, por ejemplo, en los últimos meses de 1945, La Quica comparte protagonismo con la bailarina Manuela del Río en cuatro galas de ópera y un festival benéfico que se celebran, respectivamente, en el Teatro María Guerrero y en el Calderón.

Ino de Carvajal, La Quica, Guillermo la Blanca y Anita Costa (ABC, 21-1-1941)

Caricatura de Ino de Carvajal, La Quica, Guillermo la Blanca y Anita Costa (ABC, 21-1-1941)

En marzo de 1946, Francisca González se sube a las tablas del Español, donde se celebra una gala en homenaje a Goya. Tras la representación del sainete La pradera de San Isidro, la artista sevillana y la bailarina Elvira Lucena conquistan al público con sus danzas:

“‘La Quica’, Carmen Egea, José Luis Udaeta y Sebastián Castro animaron con sus danzas la graciosa versión del tapiz goyesco ideada por escenógrafo Burgos […]. La música de Manuel Paradas y la impecable y exquisita dirección escénica de Cayetano Luca de Tena colaboraron eficazmente en el artístico espectáculo.

Elvira Lucena, la gran bailarina española, con Sebastián Castro y el pianista Eugenio Barrenechea, fueron los artistas que actuaron en la segunda parte de esta función extraordinaria y arrancaron merecidos aplausos de la concurrencia por su brillante intervención” (ABC, 28-3-1946).

Unos días más tarde, La Quica y Elvira Lucena vuelven a coincidir, esta vez en un espectáculo presentado por Jorge Montemar en el teatro Albéniz, con música de Turina, Leoz, Falla y Guridi (ABC, 5-4-1946). En el mes de mayo, en ese mismo escenario, la bailaora sevillana participa en un festival benéfico organizado por la Asociación de la Prensa de Madrid, en el que también interviene, entre otros artistas, el guitarrista Luis Maravilla.

Artista versátil y maestra de fama internacional

A estas alturas de su carrera, La Quica posee ya una importante reputación a nivel internacional, a juzgar por informaciones como la que publica la Gazette de Lausanne en 1946. Según el diario helvético, Harold Lander, el maestro de ballet de la Ópera Real de Copenhague, “en el momento de crear el Bolero de Ravel, va a España para trabajar con La Quica, en Madrid” (11-5-1946). (1)

Manuela del Río

Manuela del Río

En mayo de ese mismo año, la bailaora sevillana participa en un homenaje a la actriz Ana Mariscal, celebrado en el madrileño teatro Lara. Tras la representación de la obra Las horas inolvidables, “[a]ctuaron brillantísimamente […] ‘La Quica’, Satanela, el maestro Quiroga, Faustino Bretaño, el maestro Halpern, Manuel Gómez, Ángel Soler, Ayo, Nati Mistral, ‘Lepe’ y Maruja Tamayo. Para todos hubo grandes ovaciones” (ABC, 24-5-1946).

Seis meses más tarde volvemos a encontrar a Francisca González, de nuevo vinculada a Manuela del Río, que presenta con gran éxito en el teatro Español de Madrid un espectáculo de danzas españolas. Una vez más, La Quica demuestra su versatilidad y buen hacer sobre las tablas:

“La gran bailarina española Manuela del Río […], aplaudida en los principales escenarios del mundo, trata ahora de dar mayor variedad y atractivo a sus programas y ha incorporado a su espectáculo un grupo de artistas, algunos de tanta solera y prosapia como La Quica. Con ella, con Rafael de Granada, Pepita Saracena y Curro Gallardo, logra transplantar a la escena el ambiente natural de la danza.

Entre las mejores realizaciones, recordamos el ‘baile extremeño’, de Muñoz Molleda, que La Quica y Pepita Sarazena bailan deliciosamente. […]

La ‘Suite’ de danzas de ‘El amor brujo’, en la que intervienen La Quica, Curro Gallardo y Rafael de Granada, merecieron, asimismo, aplausos entusiastas del público que llenaba la sala del Español” (ABC, 7-11-1946).


NOTA:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.


Amalia Molina, el arte y la gracia de Sevilla que conquistan al mundo (y XII)

A principios de los cuarenta, tras siete años dando vueltas por el mundo, Amalia Molina regresa a los escenarios españoles, y lo hace de la mano de empresarios como Juan Carcellé, que la integra en sus espectáculos de varietés, o Pastora Imperio, que acaba de crear una compañía de cantaores y bailaores gitanos. Sin embargo, después de varias décadas como reina indiscutible del género de variedades, la estrella de la Molina ya no brilla como antes.

Amalia Molina (Mundo Gráfico, 31-12-1930)

Amalia Molina (Mundo Gráfico, 31-12-1930)

“… la genial Amalia Molina, cargada de glorias y que aún conserva el garbo peculiar que la hizo famosa. Sin embargo, creemos que los artistas deben de ser cuidadosos con su historia y en todo se pasa, pero más que en todo en este asunto de las varietés” (Hoja Oficial del Lunes, 2-12-1940).

Tras décadas de gloria, el descenso a los infiernos

La que años atrás regresaba de América cubierta de oro y joyas, y contaba sus ganancias por millones, en 1944 reside en una humilde habitación y actúa en un tablao de la calle del Infierno, en la Feria de Sevilla, por 150 pesetas. El periodista G. Gomez Bajuelo obtiene las siguientes declaraciones de la artista:

“- ¿Cuánto habrás ganado en tu vida artística?

– Unos cinco millones de pesetas. Pero lo que gané con el arte lo perdí con los negocios. La guerra me ha perjudicado también mucho. Por eso trabajo ahora […]

Yo necesito dinero. Por eso fui a la caseta de la feria… También Raqué Melle actúa ahora en los cines de barrio de Barcelona, con lo gran artista que ha sío…” (ABC de Sevilla, 7-7-1944).

Raquel Meller

Raquel Meller

En esa misma entrevista, Amalia afirma estar preparando un espectáculo, que espera presentar pronto en Sevilla. Un mes más tarde, la prensa se hace eco del éxito obtenido por la artista en su ciudad natal:

“La sin par artista sevillana Amalia Molina […] se ha presentado ahora ante su directo público, reverdeciendo con insospechada fragancia sus gloriosos lauros.

El público se entregó por completo a la saladísima ‘estrella’, aplaudiendo con entusiasmo todos sus números.

El triunfo de Amalia fue definitivo, granjeándose desde los primeros momentos la simpatía y la admiración de los sevillanos” (ABC de Sevilla, 6-8-1944).

A partir de ese momento, la Molina es agasajada con varios homenajes, con los que sus compañeros de profesión tratan de paliar en lo posible la difícil situación económica por la que atraviesa la artista. Uno tiene lugar en el Teatro Llorens de Sevilla, y en él participan la actriz María Fernanda Ladrón de Guevara y el cantaor Pepe Pinto, por citar sólo a algunos. Otro se celebra en el madrileño Circo Price. Así lo anuncia ABC:

Amalia Molina (Alrededor del mundo, 19-5-1919)

Amalia Molina (Alrededor del Mundo, 19-5-1919)

Amalia Molina, ‘estrella’ de ayer, y ahora muy olvidada, perdida en el elenco de una barraca verbenera, recibe hoy, merced a las buenas gentes del teatro, merced a los artistas circenses y al buen público madrileño, que tanto la aclamó en horas lejanas, un homenaje que le dará, con el recuerdo de aquéllas, una imprescindible ayuda económica para sus días difíciles” (8-8-1945).

“Ayer […] se celebró en el Circo de Price el anunciado festival en honor de la gran artista de la danza y de la canción Amalia Molina.

[…] El público llenó por completo las localidades. El veterano actor D. Enrique Chicote ofreció el homenaje en unas cuartillas llenas de emoción y gracia, y Amalia Molina tuvo que hablar, y dio gentilmente la gracias entre ovaciones y lágrimas de emoción.

[…] la compañía y el personal del Circo Price rivalizaron en entusiasmo y arte para rendir testimonio de compañerismo y de admiración a la gran ‘estrella’ Amalia Molina, que, como dijo en sus palabras de gratitud, reconoció ayer como el día más inolvidable de su vida” (9-8-1945).

Manolo Caracol y Lola Flores

Manolo Caracol y Lola Flores

Unos meses más tarde, en el teatro de Fuencarral, Lola Flores y Manolo Caracol organizan un nuevo beneficio en honor de la artista sevillana, cuyo nombre vuelve a figurar en la cartelera madrileña. Tanto los promotores de la iniciativa como “Amalia Molina -siempre joven y llena de temperamento- recibieron […] encendidas ovaciones, que llevaron lágrimas de emoción a los ojos de la agasajada” (ABC, 112-6-1946).

Un tímido renacer

A partir de 1947, la artista sevillana desarrolla la mayor parte de su actividad en Barcelona, donde se anuncia sobre todo en cines y en teatros como el Condal, el Moderno o el Cómico, por lo general, en el marco de distintos espectáculos con un elevado componente folclórico.

Aunque se prodiga mucho menos que antes, la Molina, “genio y figura de todos los tiempos” (La Vanguardia, 27-8-1950), sigue manteniéndose “firme en su puesto de insuperable repiqueteadora de los crótalos” (La Vanguardia, 21-6-1950).

A principios de los cincuenta, el nombre de Amalia vuelve a figurar en las carteleras madrileñas, junto a artistas como Tomás de Antequera, Emilio el Moro o Marujita Díaz, por mencionar sólo a algunos.

Amalia Molina y Antonio Amaya (Imperio, 12-5-1954)

Amalia Molina y Antonio Amaya (Imperio, 12-5-1954)

Entre 1952 y 1953, la incombustible artista realiza un nuevo viaje por América, que la lleva, entre otras ciudades, a Caracas. La revista Ritmo ofrece algunos detalles sobre esta última aventura transatlántica de la sevillana:

“En el Teatro Nacional, bajo de la dirección de Amalia Molina, será presentado próximamente un espectáculo de arte popular español denominado ‘Tambores de España’. Como quiera que viene precedido de una gran propaganda y mucha fama en los países vecinos, este espectáculo es esperado con verdadera impaciencia” (1-12-1952).

50 años sobre los escenarios del mundo

A su regreso, la Molina y sus castañuelas aún tienen tiempo de cosechar nuevos éxitos en distintas salas, fundamentalmente, de Madrid, Sevilla y Barcelona, donde la artista tiene fijada su residencia durante esta última etapa de su vida.

En junio de 1955, el escenario del Circo Price es testigo de excepción de uno de los días más emotivos para Amalia, que celebra sus bodas de oro con el cante y el baile, si bien es verdad que son muchos más años los que lleva dedicada en cuerpo y alma a ese arte, que es su vida. De hecho, a juzgar por las palabras que le dedica Fernando Castán Palomar, ni cinco décadas sobre las tablas han podido desgastar la gracia y el encanto de esta gran artista:

Amalia Molina ha dedicado su vida a cantar y a bailar, con una perseverancia en la que no abrieron grietas ni sus momentos de mucho dinero entre los dedos. Ella ha preferido siempre tener en ellos las castañuelas, y el dinero contó poco en sus manos. […]

Amalia Molina sigue siendo en el escenario un prodigio de garbo, de salero, de juventud, de movimiento, de gracia y de entusiasmo por su baile y por los palillos. […]

En el escenario, Amalia Molina, con su mantón de flores y el alegre repique de sus castañuelas, sigue teniendo la alegría, el brío, la luz y la gracia de cuando, en 1905, se había retratar vestida de torero” (La Vanguardia, 26-6-1955).

Amalia Molina (ABC, 26-9-1926)

Amalia Molina (ABC, 26-9-1926)

La artista macarena, que constituye un “ejemplo señero de una vitalidad asombrosa y de un temperamento y andalucísima gracia y solera sin par” (Hoja Oficial del Lunes, 27-6-1955), aún no piensa en retirarse. Así lo manifiesta en octubre 1955 al periodista Del Arco: “El día que diga, me voy, me iré de verdad; quiero antes dar la vuelta a España, marchar otra vez a América, y, a la vuelta, me despediré” (La Vanguardia, 1-10-1955).

Sin embargo, el destino no le permite cumplir ese último sueño. El 8 de julio de 1956, víctima de un cáncer, fallece en el Hospital de Nuestra Señora de la Esperanza, de Barcelona, la genial Amalia Molina. Sus últimos años habían tenido un sabor agridulce, pero ni los problemas económicos ni la pérdida de su marido, en 1953, habían conseguido quitarle las ganas de vivir.

Al igual que en sus años dorados, cuando la prensa se llenaba de elogios para esta enorme artista y gran señora, con motivo de su último adiós son varios los periódicos que se acuerdan de ella y le dedican sendos artículos. Entre todos ellos, y a modo de epitafio, nos quedamos con estas palabras de Joaquín Montaner:

Amalia Molina, que llenó una época de buen canto y buen baile en su patria y en el mundo entero, vio llegar a la muerte con la sonrisa en los labios y con la fe en su Señor del Gran Poder. […] Pensó retirarse del todo creyendo sobrevivir a su enfermedad y desapareció en pocas horas para no volver nunca.

Amalia Molina era una institución en Barcelona, que fue refugio de su viejo arte durante los postreros años. Nadie llevó sus desdichas con mayor señorío y envidiable buen genio que Amalia. […]

Como mujer era encantadora y originalísima, y tuvo la gran virtud de no criticar jamás a ninguna de sus compañeras […].

Desapareció con ella un mundo genial y alegre, que no se puede dar fácilmente, y que si se diese, no podría ser superado ni siquiera igualado jamás” (ABC, 10-7-1956).