Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

María la Gazpacha y su participación en el concurso de Granada (y II)

A falta de dilucidar las condiciones de su participación en el Concurso de Cante Jondo de Granada, no cabe duda de que éste supuso un impulso extraordinario para la carrera de María Amaya. Ante la imposibilidad de reseñar aquí, por cuestiones de espacio, todos sus méritos y triunfos, señalaremos, al menos, algunos de los más relevantes.

"El niño de oro" (Buen humor, 23-11-1922).

“El niño de oro” (Buen Humor, 23-11-1922).

Como segundo hito fundamental en su andadura artística hay que mencionar su participación en el sainete El niño de oro, de José María Granada, que se estrenó en el Teatro de la Comedia de Madrid en octubre de 1922 (1). María ‘la Gazpacha’ fue contratada junto a sus hermanas, Paca y Pepa, y los hermanos Hidalgo. La obra superó las doscientas representaciones y, para celebrar el éxito obtenido, en el mes de noviembre los artistas granadinos fueron agasajados con un almuerzo en los altos del Café Nacional, en el que Manuel Machado leyó uno de sus poemas. A continuación, los homenajeados “cantaron y bailaron cosas de su tierra con mucho estilo y fina voluntad de agradar”. (2)

Además de describir su estampa al detalle, Federico García Sanchís, destacó la autenticidad de la cantaora -que “simboliza en su tierra la falsedad grata al turismo”- en el contexto de la obra:

“Se encuentra en Madrid la Gazpacha, y a diario la aplauden en la Comedia. Es una gitanaza brillante y colorinista como un cartel de toros. Pechugona y con los pies característicamente andaluces, tiene figura de palomo buchón. Cabellera negra y voluminosa sobre la cara africana, en que los ojos descansan en unos párpados que parecen sonajas de pandero. Envuelve el busto en un mantón de Manila, cuyos flecos caen en cataratas. Siéntase en toda la silla y con las piernas separadas. Cuando palmotea jaleándose, con el movimiento de sus brazos, redondos, morenos y desnudos, de belleza oriental, el cuerpo y sus policromados trapos tiemblan, palpitan. Detrás de ella, en contraste con su abundancia y su flojedad de rosa que se deshoja, el traje oscuro y escueto, el rostro cetrino y escueto del guitarrista, y la escueta amarillez de la guitarra.
[…]
En el simpático cromo y el chascarrillo en acción de El Niño de Oro, la Gazpacha constituye la única verdad. Hasta en los menores detalles. Por ejemplo; sólo ella bebe vino auténtico en la zambra, que lo necesita para entonarse”. (3)

Fiesta andaluza del Centro Artístico en el Palacio de Carlos V (Granada Gráfica, 1-7-1924).

Fiesta andaluza del Centro Artístico en el Palacio de Carlos V (Granada Gráfica, 1-7-1924).

Tras darse a conocer en el concurso y alcanzar el éxito con El niño de oro, María Amaya continuó desarrollando una intensa actividad en Madrid y otras ciudades españolas, casi siempre vinculada a sus hermanas y a otros artistas de las zambras de Granada. Su presencia fue requerida en fiestas de postín, como la verbena andaluza celebrada por el Centro Artístico de su ciudad en el Palacio de Carlos V en 1924, y en la que compartió cartel con artistas de la categoría de la Niña de los Peines, Antonia ‘la Minerita’ o Soledad Miralles (4).

En 1926 consiguió el primer premio en la categoría de profesionales del concurso de cante jondo organizado por la cofradía de los Californios de Cartagena, que estaba dotado con doscientas pesetas (5). En 1929 salió de gira junto a la compañía de comedias de Anita Tormo y el espectáculo La copla española, en cuyo reparto también figuraba el cantaor Manuel Centeno (6); y en 1930 fue contratada por el empresario Vedrines para actuar en distintas ciudades compartiendo cartel con Angelillo, el Americano, el Niño de las Marianas, Ramón Montoya, Estampío y la tribu faraónica del Albaicín (7).

Asimismo, merece la pena reseñar su visita a la Exposición Internacional de Barcelona en 1930 para intervenir en la Semana Andaluza junto a las zambras gitanas del Sacromonte, con la mítica Anilla la de Ronda como atracción principal del grupo (8). Durante su estancia en el Pueblo Español, María Amaya también participó en un concurso de saetas celebrado el día 20 de junio, en el que resultó ganadora:

La Gazpacha, una gitana del Sacromonte, se llevó la Copa Barcelona 1930 en el concurso de saetas. Dificultades tuvo el jurado para adjudicar este premio pues la mayoría de los cantadores que tomaron parte en el concurso se entregaron y pusieron toda su alma en el cante […] pero fue tal el arte, el sentimiento y la valentía puesta por La Gazpacha al entonar las saetas, que el jurado unánimemente acordó concederle a la artista gitana el codiciado premio. Abrazos de sus compañeros, apretones de manos, un beso estridente de Anita Maya y mucho vino y alegría fue el colofón al premio otorgado a tan renombrada artista”. (9)

María la Gazpacha en la zambra de Manolo Amaya (Revista Life, febrero de 1949). Cortesía de Alejandro García Amaya.

María la Gazpacha en la zambra de Manolo Amaya (Life, febrero de 1949). Cortesía de Alejandro García Amaya.

Según Molina Fajardo (10), las saetas de María Amaya eran uno de los sonidos habituales de la Semana Santa granadina, tanto en la calle como en el Coliseo Olimpia, donde se proyectaban películas mudas sobre la Pasión de Cristo, a las que ella ponía la banda sonora.

En 1931, la artista regresó a la Ciudad Condal para participar en una nueva edición de la Semana Andaluza. En esta ocasión lo hizo acompañando con su cante al cuadro de sevillanas del maestro Frasquillo, además de integrarse en la Zambra gitana del Sacromonte de Angustias la Emperadora (11). El grupo, formado por más de medio centenar de artistas, también ofreció una representación en la plaza de toros de Valencia (12).

A decir de quienes la conocieron, María Amaya fue una de las grandes cantaoras granadinas del siglo XX, como se desprende del testimonio de Isabel la Golondrina:

“La ‘Gazpacha’ ha sío la mejor cantaora que ha habío en to el Sacromonte, esa le ha hecho achuchar a ‘La Niña de los Peines’. Mi padre me contaba que una vez en un festín en el Patio de los Aljibes -donde había muchos artistas- cuando sintió cantar a La Gazpacha, dijo La Niña de los Peines: ‘ésta me va a hacer reventar’; y tuvo que echar tripas pa quear como que ella era La Niña de los Peines”. (13)

Según Manuel Lorente, “La Gazpacha desarrolló un modelo de granaínas que hoy día están en desuso, y casi en el olvido” (14). Molina Fajardo también le atribuye el mérito de haber sido “la última que cantó la pícara ‘zarabandilla’ acompañada a la guitarra por Pataperro” (15). María Amaya Fajardo falleció en su domicilio de la Placeta Alta de Santa Inés de Granada el 30 de noviembre de 1961 (16).


Notas:
(1) La Correspondencia de España, 25-10-1922.
(2) La Acción, 23-11-1922.
(3) García Sanchís, ibidem.
(4) “La verbena andaluza del Centro Artístico”, El Defensor de Granada, 24-6-1924, p. 1.
(5) “El concurso de Cante Jondo”, El Eco de Cartagena, 1-9-1924.
(6) “REINA VICTORIA: ‘La copla andaluza’”, El Telegrama del Rif, 1-1-1930.
(7) El Noroeste, 5-9-1930.
(8) “Semana Andaluza”, El Diluvio, 20-6-1930.
(9) Ferraz, Ernesto de, “La Semana Andaluza. Los concursos de cante jondo y saetas”, Barcelona Gráfica, 25-6-1930; cit. en Madridejos Mora, Montse, El flamenco en la Barcelona de la Exposición Internacional 1929-1930, Barcelona, Bellaterra, 2012.
(10) Molina Fajardo, Eduardo, El flamenco en Granada. Teoría de sus orígenes e historia, Granada, Ed. Miguel Sánchez, 1974, p. 168.
(11) Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona, 20-7-1931.
(12) El Pueblo, 14-7-1931.
(26) Lorente Rivas, Manuel, “Etnografía polifónica del fandango en la provincia de Granada”, Música oral del sur, nº 1, 1995, p. 172.
(27) Ibidem.
(28) Molina Fajado, op. cit., p. 169.
(29) Así consta en su acta de defunción, inscrita con asiento número 251 en el tomo 137-2, página 268, sección tercera del Registro Civil del Salvador (Granada).


Encarnación la Trinitaria, una cantaora excepcional (II)

La comedia musical La copla andaluza, de Antonio Quintero y Pascual Guillén, fue estrenada en diciembre de 1928 por la compañía de Fernando Porredón en el Teatro Pavón de Madrid. Allí permaneció casi seis meses en cartel con un rotundo éxito tanto de crítica como de taquilla, y ello animó a diferentes troupes de artistas a repartirse la exclusiva para representarla en distintas zonas de España.

La obra consistía en “una sucesión de cuadros de costumbres populares, cada uno de los cuales es la feliz dramatización de una ‘soleá’; una malagueña, un fandanguillo o una seguidilla gitana de la más pura cepa flamenca” (Heraldo de Madrid, 24-12-1928). En consonancia con los gustos de la época, en el libreto predominaban los fandanguillos que, dichos en competencia entre los distintos cantaores, constituían uno de los grandes atractivos del espectáculo.

Custodia Romero (Nuevo Mundo, 22-7-1927). BNE.

Custodia Romero (Nuevo Mundo, 22-7-1927). BNE.

El estreno en Barcelona tuvo lugar el 30 de marzo de 1929 en el Teatro Victoria, y corrió a cargo de la compañía de Vicente Mauri, que contrató para la ocasión a la bailaora Custodia Romero, y los cantaores Angelillo y Guerrita (El Día Gráfico, 27-3-1929). En las semanas y meses sucesivos se fueron incorporando al reparto el Americano, el Niño del Museo, el Niño de Caravaca, el Niño de Talavera, el Chato de Valencia y la Trinitaria (Noticiero Universal, 18-6-1929).

Cuando se habían ofrecido más de ciento treinta representaciones, el montaje fue llevado al Teatro Principal de Gracia y a la Plaza Mayor del Pueblo Español de Montjuic, donde se dieron varias funciones en un escenario al aire libre, con un decorado sintético creado ad hoc por el escenógrafo Bulbena. “Como cantadores [tomaron] parte el Niño de Caravaca, el Chato de Valencia y la Trinitaria; bailarina La Pato y Torderas, Manolo de las Bulerías, Rojo el Alpargatero” y Alfonso Aguilera. “El espectáculo fue del agrado del numeroso público que asistió al mismo, que aplaudió con entusiasmo distintos pasajes de la obra popular” (El Día Gráfico, 26-7-1929).

Con estas últimas presentaciones La copla andaluza se despidió de Barcelona y poco después la compañía de Vicente Mauri embarcó rumbo a Buenos Aires para estrenar la obra el 2 de agosto en el Teatro Avenida, con el cantaor Jesús Perosanz como estrella principal. Antes de su debut, la prensa porteña auguraba un nuevo triunfo de Encarnación Cabello: “No ha de ser más pequeña [emoción] la que produzca ‘La Trinitaria’, ‘cantaora cañí’ cuya intervención en ‘La copla andaluza’ determinará su éxito definitivo” (El Correo de Galicia, 28-7-1929). Se cumplieron los mejores presagios, y la obra permaneció varios meses en cartel, con excelentes críticas y gran aceptación por parte del respetable:

Niño de Caravaca (El Pueblo, 8-5-1929).

Niño de Caravaca (El Pueblo, 8-5-1929).

“La representación de ‘La copla andaluza’ ha transcurrido entre el constante y estentóreo ‘jalear’ de la concurrencia, que desbordaba de la amplia sala, cuyo aspecto recordaba por instantes a una plaza de toros.

La copla andaluza’, más que una comedia lírica popular, como la han denominado sus autores, es un convencional armazón escénico, confeccionado exclusivamente para que se lucieran los intérpretes del ‘cante jondo’, en esta ocasión la Trinitaria, Perosanz, Chato de Valencia, Niño de Caravaca y el guitarrista Aguilera, todos ellos verdaderos astros en la flamenca materia.

[…] Los aludidos artistas tienen ocasión de destacar sus magníficas facultades, y el público premia su labor con ovaciones y gritos de entusiasmo de musitada estridencia” (Caras y Caretas, 17-8-1929).

El 6 de octubre, cuando se cumplían 114 representaciones, se ofreció un “gran acto de concierto flamenco”, con el siguiente programa: “cantos típicos gitanos por La Trinitaria; soleares y tarantas por el Niño de Caravaca; seguiriyas gitanas y asturianas por bulerías, por el Chato de Valencia. Milongas y medias granaínas por Perosanz. Bailes por [Lolita] Beltrán y acompañamiento de guitarra por Aguilera” (El Correo de Galicia, 6-10-1929).

En un reportaje publicado en el diario La Voz de Córdoba, el actor Paco Meana y el cantaor Jesús Perosanz manifestaban sus impresiones sobre la extraordinaria recepción de la obra tanto por la crítica como por el público de la capital argentina. Meana hacía alusión al “formidable éxito de la ‘Copla Andaluza’, en la que los cantadores agitan los más profundos sentimientos raciales, arrancando olés, que se mezclan al salir de las bocas anhelantes, con las lágrimas que resbalan por las mejillas”.

Encarnación Cabello, la Trinitaria (Foto: Ruth Aguilera).

Encarnación Cabello, la Trinitaria (Foto: Ruth Aguilera).

Perosanz añadía lo siguiente: “No me asombra el éxito de ‘La Copla Andaluza’ aquí. Los primeros días me llamaba la atención ver a muchas mujeres llevarse el pañuelo a los ojos cuando la Trinitaria o mis compañeros Chato de Valencia y Niño Caravaca remataban una saeta, una media granadina, o una cartagenera” (La Voz, 19-10-1929).

En el mes de octubre el espectáculo se ofreció durante una semana en el Teatro Urquiza de Montevideo, donde cosechó un nuevo triunfo gracias al buen hacer de los intérpretes y al excelso arte que cultivaban:

“La compañía […] es una verdadera manifestación del arte en el amplio sentido de la palabra.

No se trata de un conjunto de artistas de variedades ni de una agrupación de las que se forman para el negocio ‘en las Américas’. Por el contrario, se expone en el escenario del teatro Urquiza una manifestación legítima del arte andaluz, surgida a plena luz, cantantes legítimos, depositarios de una tradición sagrada […].

Las coplas que surgen como bramidos de celos, como llamados de amor o saetas de odio, desde el tablado del Urquiza, son coplas breves que traducen en pocas líneas un drama pasional” (El Correo de Galicia, 20-10-1929).

En junio de 1930 Juan Areu Franco, corresponsal en Buenos Aires de Levante Agrario, hacía balance de los logros alcanzados por la obra de Quintero y Guillén en la capital argentina:

“En el Avenida se están oyendo ‘jipíos’, a teatro lleno, desde hace seis meses. ‘La copla andaluza’ ha sido un éxito sin precedentes en compañías españolas, superando económicamente, al de la gira de Vives con ‘Doña Francisquita’. Aunque la obra es solo un cañamazo vasto (sic) bordado de cantares, los aficionados al cante jondo, atraídos por los virtuosos de este arte, han desbordado sus entusiasmos durante más de 200 días. ¡Olé! ¡¡Olé!! y ¡¡¡Olé!!! Se han vertido lágrimas de la más pura emoción y ha habido que sujetar a algunos para que no se arrojasen desde las galerías” (Levante Agrario, 20-6-1930).

Jesús Perosanz (El Mundo, Puerto Rico, 26-2-1938).

Jesús Perosanz (El Mundo, Puerto Rico, 26-2-1938).

Una vez culminada su aventura americana, en el verano de 1931 Encarnación Cabello se encontraba de nuevo en España. Las escasas referencias periodísticas que hemos conseguido localizar en la primera mitad de los años treinta la sitúan principalmente entre La Rioja y Aragón, ofreciendo recitales de cante flamenco acompañada a la sonanta por su marido. El 25 de julio se celebró en el Hogar Riojano de Logroño una “gran velada en la que el alma de la copla andaluza, ‘La Trinitaria’, con su purísimo estilo en todas sus creaciones, [cantó] lo más selecto de su repertorio desde el sentimental fandanguillo a la alegre y gitana bulería, siendo acompañada por el discutido ‘as’ de los tocadores de guitarra Alfonso Aguilera” (La Voz de Aragón, 25-7-1931).

Poco después se la pudo ver en Madrid, en una función celebrada en el Teatro de Price a beneficio del bailarín Rafael Pagán, en la que también colaboraron la bailaora Rosarillo de Triana y el cantaor Chato de las Ventas (Heraldo de Madrid, 6-8-1931). Unas semanas más tarde la pareja de artistas ofreció varios conciertos en el bar Petit Lyon d’Or de Huesca, donde quedaron patentes sus excelentes cualidades y lo extenso de su repertorio:

“Durante las noches del domingo y lunes […] se han dado unas sesiones de flamenco, que han gustado mucho.

Han (sic) intervenido Alfonso Aguilera, que maneja la guitarra con mucho gusto y moviendo bien los dedos. Y como cantadora una muchacha en cuya alma el cante de Andalucía ha prendido bien. Es la Trinitaria. Tiene mucha voz, modula con gusto y pone en las coplas mucho ‘ángel’.

Cantó varias cartageneras, tarantas, malagueñas, soleares y las coplas de ‘La copla andaluza’. Las ovaciones grandes, entusiastas, con que ha sido premiada la labor de estos dos artistas de cante flamenco son la mejor demostración del rotundo éxito que han conseguido en Huesca” (La Tierra, 25-8-1931).

Alfonso Aguilera (Foto: Ruth Aguilera).

Alfonso Aguilera (Foto: Ruth Aguilera).

En enero de 1932 Encarna y Alfonso ofrecieron una nueva velada flamenca en el Hogar Riojano de Logroño (La Voz de Aragón, 30-1-1932) y en julio de 1933 participaron en una verbena organizada en Zaragoza por la Casa de Andalucía, con un programa que incluía tres números de cante: Esteban Garrido, Niño de Huelva, con la guitarra de Jesús Ruiz; el niño Ángel Martín acompañado a la sonanta por Pepe de Zaragoza; y “la notabilísima cantadora La Trinitaria” con la bajañí de Alfonso Aguilera (La Voz de Aragón, 3-7-1933). El 6 de enero de 1934, en la misma institución, “‘La Trinitaria’, figura notable del cante flamenco”, actuó en el intermedio de un festival artístico celebrado para conmemorar el día de los Reyes Magos (La Voz de Aragón, 7-1-1934).

Un año más tarde, Encarnación realizó una nueva gira por La Rioja, en el transcurso de la cual recaló al menos en dos ocasiones en Logroño para cantar ante los micrófonos de Radio Rioja junto a su inseparable compañero, dada la gran popularidad de que gozaban en aquellas tierras. Así anunciaba la prensa local una de sus actuaciones:

“La emisora local […] ha solicitado de los celebrados artistas ‘La Trinitaria’ y su esposo Alfonso Aguilera, cantadores de flamenco que se encuentran de paso en nuestra capital en brillante turnée artística, que hoy en su emisión de sobremesa ocupen su micrófono. Nos complacemos en dar esta noticia, que dada la fama de tan célebres artistas, producirá gran satisfacción entre los numerosos aficionados al ‘cante jondo’” (La Rioja, 16-1-1935).

En el mes de julio de ese mismo también visitaron la localidad de Santo Domingo de la Calzada, donde fueron requeridos para trabajar en varios locales: “En los bares y otros establecimientos públicos análogos, durante algunas noches y muchas más en el de Julio García, ha entretenido al personal ‘La Trinitaria’, que se titula el alma de la copla andaluza, acompañada por el guitarrista Alfonso Aguilera” (La Rioja, 17-7-1935).


Gabrielita la del Garrotín, reina de los bailes de chufla (y VII)

La comedia lírica Nobleza gitana, escrita por Bestard y Tenorio, con arreglos musicales del maestro Octavio, fue estrenada el 10 de enero en el Teatro Pavón de Madrid por la compañía de Paco Gómez Ferrer y Nieves Barbero; y, tras un mes de éxitos, pasó al Teatro Circo Barcelonés y, posteriormente, al Gran Teatro Bosque, ambos de la Ciudad Condal. La obra incluía una zambra gitana, para la que se contaba con un cuadro de artistas flamencos, que en Barcelona se vio modificado con la incorporación de Manuel Vallejo y Gabriela Clavijo. Figuraban también en el mismo los cantaores Sevillanito y Verdulerito de Málaga, el bailaor cómico Ramironte y un coro de doce bailarinas, así como los guitarristas Antonio Moreno y Jorge López (El Noticiero Universal, 1930: 8).

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Asimismo, durante su actuación en Barcelona, la bailaora colaboró en una función organizada por Juanito el Dorado en el Teatro Nuevo como despedida de Manuel Vallejo, que volvía a presentarse ante el público tras una convalecencia. También prestaron su concurso los cantaores El Sevillanito, el Niño de Sevilla, José Fanegas y Alfonsín de Madrid; las bailaoras La Macarrona, La Romerito, Micaela la Mendaña y La Pirulí; y los guitarristas Petaca y Antonio Moreno (La Vanguardia, 1930: 26).

El drama La hija de Juan Simón, obra de Nemesio M. Sobrevilla adaptada en verso por José María Granada, fue estrenada el 28 de mayo en el Teatro de la Latina de Madrid por una compañía en la que se revelaron “como actores La Andalucita, El Sevillanito, el Niño de Almadén, el de la Puerta del Ángel, José Ortega, Luis Yance, Habichuela y la Gabrielita, ases del género flamenco” (Heraldo de Madrid, 1930a: 5).

También formaban parte del elenco los cantaores Niño de Caravaca y Pepita Lláser. Con motivo de la centésima representación, el seis de julio se celebró en el Hotel Reina Victoria de Madrid un banquete en honor de los autores, al que asistieron numerosas personalidades. Varias artistas, entre ellas Gabrielita, acompañaron a José María Granada en la mesa presidencial (La Época, 1930: 3).

Rosario Núñez, la Andalucita

Rosario Núñez, la Andalucita

Durante el verano de 1930, también se pudo ver a la bailaora actuando en el Teatro Pavón de Madrid (La Libertad, 1930: 8), en la verbena del Montepío de Actores celebrada en la zona de recreos del Retiro (Heraldo de Madrid, 1930c: 5) y en el Cine Parisiana de Zaragoza (La Voz de Aragón, 1930: 6). En los citados escenarios alternó con artistas como la bailaora Custodia Romero, el bailaor Ramironte o los cantaores Chato de las Ventas y Bernardo el de los Lobitos.

Entre los meses de diciembre de 1930 y enero de 1931, la Clavijo emprendió una nueva gira con una compañía de ópera flamenca encabezada por el cantaor José Muñoz ‘Pena hijo’. Completaban el reparto los cantaores Ángel el de las Marianas, Niño de la Alegría, Niño de Alcalá, Niña del Patrocinio y Bernardo el de los Lobitos, y los guitarristas Rojas y Manuel Martell. De la parte coreográfica se encargaba “la más grande de todas las figuras del baile cómico, la emperadora de la chufla y reina de la gracia, La Gabrielita” (La Prensa, 1931: 2). El grupo recorrió ciudades como Zamora, Pontevedra, Santiago de Compostela, Mieres, Gijón y Oviedo (Hache, 1930: 3; El Progreso, 1931: 3; El Compostelano, 1931: 1; Rodanjela, 1931: 6; La Prensa, 1931: 2; La Voz de Asturias, 1931: 8).

No deja de resultar llamativo que el diario El Compostelano (1931: 1) se refiera a quien presumía de haber ganado un concurso de feas en París como “la bellísima bailarina La Gabrielita”. Dejando de lado su aspecto físico, lo que queda fuera de toda duda es su dominio del baile de chufla, pues “en verdad que ‘hizo’ un garrotín como para modelo de caricatura” (La Voz de Asturias, 1931: 8).

Custodia Romero (Crónica, 3-12-1933). BNE.

Custodia Romero (Crónica, 3-12-1933). BNE.

Unos meses más tarde la volvemos a encontrar, de nuevo junto a Pena hijo y la Niña del Patrocinio, en el Cine Delicias de Madrid (Heraldo de Madrid, 1931: 6) y después en la plaza de toros de la capital, en un “festival de cantos y bailes regionales organizado a beneficio de los obreros sin trabajo” (ABC, 1931: 26). Tras las actuaciones de los grupos representantes de Salamaca, Bizkaia, Galicia, Asturias, Valencia y Aragón, llegó el turno de Andalucía, que estaba representada por la cantaora Isabelita de Jerez y Gabrielita, entre otros artistas:

… y salen los andaluces, que hacen el paseíllo en medio de una ovación. También viene una falange bastante regular: Isabelita, la de Jerez; la Gabrielita, la Neira, otra más guapa y otra más guapa… Se colocan doctoralmente en el tablado, y para qué les vamos a ustedes a contar: todos los aires andaluces más hondos, que a esta hora de las dos y veinticinco tienen una profundidad de mina de Arrayanes. Aplausos, ¡oles…! (ibidem).

Aquí le perdemos la pista a Gabriela Clavijo, que probablemente continuase en Madrid, pues allí volvemos a encontrarla, por última vez, en el año 1937, en plena guerra civil. En el mes de febrero se anunciaba en una de las salas nacionalizadas por U.G.T., el Teatro de la Latina, junto a artistas con los que tantas veces había trabajado, como Estampío, el Americano, Cepero o el cuadro de baile de Frasquillo (Ahora, 1937a: 11). En octubre participaba en un homenaje tributado a Manolo Caracol en el Teatro Alkázar con un elenco de excepción, en el que destacaba la presencia de Pastora Imperio, la Niña de los Peines y Caracol padre (ibidem, 1937b: 7).

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934)

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934).

En su conversación con El Caballero Audaz, Gabrielita ofrecía un dato que tal vez pueda explicar esos años de ausencia: tras el fallecimiento de su marido se retiró de los escenarios, a los que se vio obligada a regresar una vez dilapidados sus ahorros. Así lo contaba ella misma:

―Habiendo, pues, ganado tanto dinero, ¿tendrá usted por lo menos su vida asegurada?
―¡Nada de eso, zeñó!… ¡Ni mucho menos!… Yo estoy montá al aire, como los brillantes que llevaba en mis tiempos… Cuando murió mi marío, todavía tenía una fortunita, y me retiré de las ‘tablas’… Pero yo tengo un agujero en la mano, y, aunque me esté mal el decirlo, mu buen corasón. No pueo escuchá una pena… Y empecé a da, a da, sin pensar que las cuatro perras que tenía ahorradas podían acabarse… Y así, ha tenío que volver a trabajar ‘la reina del garrotín’, cuando ya el ‘garrotín’ es una cosa de la que no se acuerdan más que los viejos (Carretero Novillo, 1948: 147-148).

Aunque había regresado a los escenarios, en la época en que se celebró la entrevista la bailaora confesaba seguir encontrándose en una precaria situación económica. Vivía con dos perritas a las que llamaba “mis hijas”, y con las que compartía su miseria: “Cuando las cosas están estrechas, reparto con ellas la comida que tengo, y cuando no, ayunamos a medias” (ibidem: 148). A pesar de todo, conservaba la esperanza de recuperar la buena vida de antaño, si lograba cobrar una herencia:

Hace poco me he enterao de que mi abuelo, por parte de mi padre, murió hace muchos años en Cuba y me dejó una fortuna de millones… Hace quince años que me andan buscando pa dármela. ¡Y mire osté: yo sin saberlo!

Pero ahora acabo de darle poderes a un buen abogao pa que gestione allá en La Habana que me entreguen mi herencia… (ibidem).

La Gabriela_antigua bailaora (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid)

La Gabriela, antigua bailaora (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid)

Incluso había decidido lo que pensaba hacer con ese dinero: “fundar un asilo para los Artistas pobres”, porque “yo pa mí necesito mu poco” (ibidem). Mas su proyecto se vio truncado por el estallido de la guerra civil, según la información que nos aporta El Caballero Audaz en su obra Galería, como colofón del texto de la entrevista:

¡Pobre Gabriela, artista miserable, fea y sentimental!

¡Todavía sigue esperando, esperando siempre, aquella herencia hipotética, que no es una fantasía de su imaginación meridional!…

Posee documentos innegables que atestiguan sus derechos, y sus gestiones iban por buen camino… En la Embajada de Cuba reconocían sus razones e incluso se pensaba en facilitarla (sic) medios para que fuera a rescatar su herencia…

Pero estallaron, primero, nuestra guerra civil; después, la mundial, y el Mundo tuvo más que hacer que preocuparse de los derechos hereditarios de la infeliz Gabriela, la bailaora… (ibidem: 149).

Asimismo, el periodista relata cómo la Clavijo, igual que otras muchas artistas de su género que en sus años de juventud y madurez habían saboreado la gloria y el prestigio, en 1948 se encontraba en una situación lamentable: “Y la antaño famosa flamenca, que trenzaba las chuflas, musa del cante jondo, arrastra por los colmados castizos del ‘Barrio Chino’ madrileño su vejez desamparada, disimulando su pobreza mendiga con la venta de décimos de Lotería” (ibidem).

La Gabriela, antigua bailaora, vendiendo lotería (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid).

La Gabriela, antigua bailaora, vendiendo lotería (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid).

A modo de conclusión

La figura de Gabriela Clavijo nos interesa por su singularidad y por su calidad artística, cualidades ambas que, llegados a este punto, consideramos ampliamente demostradas. Aunque también dominaba otros palos, se especializó en el garrotín, un baile típicamente femenino con un alto componente de sensualidad, mas prescindió de esto último y explotó su vertiente cómica. Practicó, pues, un baile festero, de chufla, en el que alcanzó gran maestría, en una época ―primer tercio del siglo XX― en la que, como ha quedado patente en el apartado inicial, ese terreno estaba reservado fundamentalmente a los hombres.

Ello no le impidió compartir cartel con grandes figuras de lo jondo, triunfar en los escenarios de toda España, encandilar a artistas tan eminentes como Sergei Diaghilev o Pablo Picasso, y alcanzar el reconocimiento de la crítica y los públicos europeos. Las escasas descripciones de su baile que hemos logrado recopilar nos permiten hacernos una idea de su estilo, caracterizado por un excelente dominio del compás y por el empleo de originales recursos como volteretas o la ejecución de pasos por bulerías tumbada en el suelo. Poco más nos queda por añadir, pues la fotografía publicada en la revista Shadowland (Sanborn, 1921: 41) habla por sí misma.


Referencias:

ABC (1931, 25 de junio). “Gran festival de cantos y bailes regionales en la plaza de toros”, p. 26.

Carretero Novillo, José María [El Caballero Audaz] (1948). “La Gabriela”. Galería: mas de cien vidas extraordinarias contadas por sus protagonistas y comentadas por El Caballero Audaz, vol. 4. Madrid: Ediciones Caballero Audaz, p. 145-149.

El Compostelano (1931, 4 de enero) “Mañana, jueves en el Principal”, p. 1.

El Noticiero Universal (1930, 11 de febrero). “Mañana, estreno en Barcelona de la comedia lírica ‘Nobleza gitana’, con el cantador flamenco Manuel Vallejo”, p. 2.

El Progreso (1931, 13 de enero). “El espectáculo de mañana en el Principal”, p. 3.

Hache (1930, 16 de diciembre). “Teatro Principal”. Heraldo de Zamora, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 29 de mayo). “La hija de Juan Simón”, p. 5.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de junio). “El nuevo cuadro flamenco de cantaores actores obtiene un gran éxito en ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de julio). “La verbena del Montepío de Actores”, p. 5.

Heraldo de Madrid (1931, 11 de marzo). “Cartelera para mañana”, p. 6

La Época (1930, 7 de julio). “Banquete a los autores de ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

La Libertad (1930, 18 de junio). “Correo de teatros”, p. 9.

La Libertad (1930, 30 de julio). “Fiestas madrileñas: ‘Kermesse’ de San Cayetano”, p. 8.

La Prensa (1931, 20 de enero). “Hoy, martes, en el Dindurra: Ópera flamenca – Nueve artistas”, p. 2.

La Vanguardia (1930, 25 de febrero). “Teatro Nuevo”, p. 26.

La Voz de Aragón (1930, 14 de agosto). “Teatro-Cine Parisiana”, p. 6.

La Voz de Asturias (1931, 24 de enero). “La copla andaluza”, p. 8.

Rodanjela (1931, 21 de enero). “Ópera flamenca en Mieres y Gijón”. Heraldo de Madrid, p. 6.


Gabrielita la del Garrotín, reina de los bailes de chufla (VI)

En junio de 1926 Gabriela Clavijo se presentó en el Teatro Nuevo de Zamora integrada en una troupe de “baile flamenco y cante jondo” en la que compartía cartel con los tocadores Jorge López ‘Petaca’ y Manuel Bonet; los cantaores Pepe el Mexicano, La Lavandera, Niño de Alcalá, El Mochuelo y Manuel Escacena; y el bailaor serio―cómico Ramironte (Heraldo de Zamora, 1926: 2). De nuevo en Madrid, en el mes de septiembre “la Gabriela, reina del ‘baile por chufla’”, intervino en un certamen de cante flamenco celebrado en el Teatro Fuencarral con un elenco cuajado de estrellas de lo jondo, en el que sobresalían Antonio Chacón, El Canario, la Niña de Linares, el Chato de las Ventas o el Niño de Marchena (La Voz, 1926a: 3).

Petra García Espinosa, la NIña de Linares

Petra García Espinosa, la Niña de Linares

También de reconocido prestigio eran los artistas con los que alternó Gabrielita en varios conciertos de cante y baile flamenco ofrecidos en el Monumental Cinema de la capital entre los meses de septiembre y octubre de ese año. El cante corrió a cargo de don Antonio Chacón, Manuel Centeno, la Niña de Linares, el Chato de las Ventas, Angelillo, el Americano, el Canario de Madrid, la Trianita y la Lavandera, entre otras figuras, con las sonantas de Ramón Montoya, Jorge López, Enrique Mariscal, Marcelo Molina y Manuel Martell. El baile lo pusieron Gabrielita, Estampío, Alfonsina, Goyita Herrero y Ramironte (ibidem, 1926b; ibidem, 1926c; ibidem, 1926d).

Nos encontramos ya en la época de florecimiento y expansión de la ópera flamenca, que convirtió el cante en un fenómeno de masas y lo llevó a los teatros y plazas de toros de toda España. Aunque no fuese el plato principal, en ese tipo de espectáculos también tenía cabida el baile y en ellos encontró Gabriela Clavijo un buen filón para seguir viviendo de su arte. En 1927 fue contratada por el empresario Vedrines para realizar una gira por ciudades como Valladolid, Jerez de la Frontera, Córdoba, Cádiz, Constantina (Sevilla) o Madrid (El Noticiero Sevillano, 1927a: 6; El Guadalete, 1927: 1; La Voz, 1927: 13; El Defensor de Granada, 1927: 1; El Noticiero Sevillano, 1927b: 2; ABC, 1927: 38).

Angelillo (La Voz de Aragón, 7-6-1929).

Angelillo (La Voz de Aragón, 7-6-1929).

La compañía estaba compuesta por una veintena de artistas, entre los que cabe mencionar a la Niña de Linares, el Canario, Antonio García Chacón, el Niño de la Flor, el Niño de las Marianas II, el Chato de las Ventas, el Canario de Madrid y el Niño de Coín, con la intervención estelar del Cojo de Málaga en el Salón Rodrigo de Constantina (El Noticiero Sevillano, 1927b: 2). Marcelo Molina, Jorge López, Victoria de Miguel y Manuel Bonet se ocuparon de la parte musical y, en lo que respecta al arte de Terpsícore, aparte de la intervención de Carmen la Flamenca y Aurorita Imperio, merece la pena destacar la presencia de La Coquinera, toda una institución en el baile por alegrías, así como el predominio de lo cómico, encarnado en “Estampío, creador del baile ‘El picaor’, La Gabrielita, bailadora por ‘chufla’” (ibidem, 1927a: 6) y “el gran Ramironte (bailador cómico-serio)” (El Guadalete, 1927: 1). Ésta fue precisamente la parte del espectáculo que más atrajo la atención de algunos cronistas: “Del llamado cuadro flamenco sólo nos distrajo algo la ‘Gabrielita’ con su baile por chufla y el veterano ‘Estampío’” (La Voz, 1927: 13).

Antonio Escribano recoge un interesante testimonio de la guitarrista Victoria de Miguel, que nos permite hacernos una idea sobre la singularidad del baile de la Clavijo: “De la Gabrielita recuerda con admiración que era una bailaora que practicaba un estilo muy peculiar, entremezclando en su firme ritmo y compás volteretas y extrañas posturas, bailando las bulerías en ocasiones tumbada en el suelo” (1990: 209).

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Una vez concluida esta gira con la troupe Vedrines, a su regreso a la capital de España, durante el verano de 1927 Gabriela participó en varios conciertos flamencos ofrecidos en salas como el Cine Madrid o el Monumental Cinema (El Liberal, 1927: 4; La Libertad, 1927a: 7), junto a artistas como el Chato de Valencia, el Pescadero, Guerrita, Antonio García Chacón, el Americano, el Niño de Alcalá, el Niño de Utrera, Niño Medina o Manuel Vallejo en el cante; y Carlota Ortega, José Linares, Estampío o Ramironte en el baile.

Asimismo, intervino en el Certamen Nacional de Cante Flamenco en el que se disputó la Copa Monumental Cinema 1927, con el concurso de figuras de lo jondo de la categoría del Niño Gloria, el Niño de los Lobitos, Angelillo o Antonio Rengel, acompañados por las sonantas de Ramón Montoya, Carlos Montoya y Niño Sabicas; y, en el cuadro de baile, la enorme Juana la Macarrona (La Libertad, 1927b: 2).

Fue una época de gran actividad para Gabriela Clavijo, que también formó parte del elenco de la gran fiesta de cante y baile incluida en el segundo acto del sainete El niño de oro, de José María Granada, con motivo de su reposición en el Teatro de la Latina. La parte vocal corrió a cargo de la Niña de Linares, Carmen la Lavandera, el Niño de los Lobitos y el Sevillanito, con las guitarras de José Hijosa y Jorge López, y el baile recayó en exclusiva sobre “La Gabrielita (reina de la chufla)” (Heraldo de Madrid, 1928: 6).

Juana la Macarrona (Fondos del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco)

Juana la Macarrona (Centro Andaluz de Documentación del Flamenco)

Asimismo, actuó en varios conciertos de ópera flamenca ofrecidos en el Cine Pardiñas, donde volvió a coincidir con Bernardo el de los Lobitos y Estampío (La Voz, 1928a: 6); y en la fiesta granadina del Sacromonte con la que culminó el concurso de cante jondo celebrado en el Teatro de la Latina y al que concurrieron los cantaores Niña de Chiclana, el Americano, Niña de Linares, la Lavandera, el Mochuelo, el Chata, el Chato de las Ventas, el Canario de Colmenar, el Niño de la Huerta y Guerrita, acompañados por las sonantas de Marcelo Molina, Román García y Luis Yance. El cuadro de baile tuvo un claro componente cómico, con la presencia de Ramironte, Acha Rovira y Gabrielita la del Garrotín (La Voz, 1928b: 6).

Durante el verano de 1928 la bailaora se embarcó en una nueva gira a las órdenes de Vedrines, con una compañía de ópera flamenca todavía más excepcional, si cabe, que la del año anterior, pues llevaba en sus filas a don Antonio Chacón, la Niña de los Peines, Manuel Vallejo, José Cepero, Guerrita, el Niño de los Lobitos, el Chato de las Ventas y el Niño de Sevilla, escoltados por los guitarristas Ramón Montoya, Luis Yance, Manuel Martell y Manuel Bonet. El reparto se completaba con un cuadro de zambra gitana integrado por los bailaores Frasquillo, la Quica, Gabrielita, Carmen Vargas, Carmelita Borbolla, Estampío, El Tobalo, Acha Rovira, Manolita la Macarena y los seis gitanillos de la Cava de Triana. Esta troupe se presentó en ciudades como Granada, Cádiz o Badajoz (El Defensor de Granada, 1928: 1; El Noticiero Gaditano, 1928: 2; Correo Extremeño, 1928: 8).

Carmelita Borbolla (hija). Foto de Carmen de la Borbolla Triano

Carmelita Borbolla hija (Foto: Carmen de la Borbolla Triano).

Entre los meses de septiembre y octubre de 1928, la singular artista actuó en Valencia, Madrid, Córdoba y Jerez de la Frontera (El Pueblo, 1928: 3; La Voz, 1928c: 7; ibidem, 1928d: 2; El Guadalete, 1928a: 3), también bajo la batuta de Vedrines, aunque junto a un elenco diferente: los cantaores Manuel González ‘Guerrita’, Manuel Blanco ‘El Canario’, Manuel Carrera ‘El Sevillanito’, Juan García ‘Hierro’ y Emilio ‘el Faro’; los guitarristas Jorge López y Manuel Bonet; y al baile, “La Gabrielita, graciosa ‘bailaora’ por ‘chufla’, y los cuatro gitanillos de la Cava de Triana” (La Voz, 1928c: 7).

Merece la pena destacar que en el anuncio del espectáculo en la Plaza de Toros de Valencia sólo aparecen tipográficamente resaltados ―en negrita y con un cuerpo de letra mayor― los nombres de Guerrita y Gabrielita (El Pueblo, 1928: 3); y que el diario El Guadalete (1928a: 3), cuando anuncia su presentación en Jerez, menciona en primer lugar a “La Gabrielita, graciosísima bailarina”, lo cual nos da una idea de su protagonismo en el conjunto. De hecho, según la crónica publicada en este último periódico, ella fue uno de los artistas que más aplausos cosecharon:

… El programa se cumplió en todas sus partes, siendo muy celebrada la labor de todos los que en él intervinieron y de manera muy especial la de Guerrita El Niño de Cartagena, que cantó cosas de su tierra y fandanguillos con extraordinarias facultades y sentimiento.

Gustó asimismo el graciosísimo trabajo de La Gabrielita y Los cuatro gitanillos de la Cava de Triana, que son unos chiquillos ágiles y habilísimos, conocedores de toda la gama del baile gitano (ibidem, 1928b: 3).

Elenco de La hija de Juan Simon. Gabrielita, tercera por la izquierda en la fila de abajo (Heraldo de Madrid, 23-5-1930).

Elenco de La hija de Juan Simon (Heraldo de Madrid, 23-5-1930).

Durante el año 1929 la prensa nos aporta escasas referencias sobre la actividad de Gabriela Clavijo, salvo las relativas a sus actuaciones en el Teatro Chueca de Madrid, junto a un elenco de ópera flamenca en el que destaca la presencia de Estampío, y de los cantaores Niño de Almadén, Chaconcito y Pena hijo (Heraldo de Madrid, 1929: 2); y en el Cine Parisiana de Zaragoza, con Angelillo, el Americano, la Niña de Chiclana y Emilio el Faro, entre otros artistas (La Voz de Aragón, 1929: 10). Sin embargo, las crónicas de 1930 informan sobre su participación en dos piezas teatrales, la comedia lírica Nobleza gitana y el drama La hija de Juan Simón, que se insertan en ese nuevo género, tan en boga en aquel momento, en el que se mezclan la acción dramática, la copla y el flamenco.


Referencias:

ABC (1927, 1 de abril). “Maravillas”, p. 38.

Correo Extremeño (1928, 14 de agosto). “Plaza de Toros de Badajoz”, p. 8.

El Defensor de Granada (1927, 23 de febrero). “Teatrales”, p. 1.

El Defensor de Granada (1928, 28 de julio). “El concierto de ópera flamenca”, p. 1.

El Guadalete (1927, 5 de febrero). “Teatro Eslava”, p. 1.

El Guadalete (1928, 13 de octubre). “Teatro Villamarta”, p. 3.

El Guadalete (1928, 14 de octubre). “Teatro Villamarta”, p. 3.

El Liberal (1927, 20 de julio). “Gacetillas”, p. 4.

El Noticiero Gaditano (1928, 6 de agosto). “En el Parque Genovés”, p. 2.

El Noticiero Sevillano (1927, 19 de enero). “Ópera flamenca”, p. 6.

El Noticiero Sevillano (1927, 13 de marzo). “Concierto de cante ‘jondo’”, p. 2.

El Pueblo (1928, 8 de septiembre) “Plaza de Toros”, p. 3.

Escribano, Antonio (1990). Y Madrid se hizo flamenco. Madrid: El Avapiés.

Heraldo de Madrid (1928, 22 de febrero). “Gaceta teatral madrileña”, p. 6.

Heraldo de Madrid (1929, 15 de febrero). “¡¡Acontecimiento!! en Chueca”, p. 2.

Heraldo de Zamora (1926, 9 de junio) “Nuevo Teatro”, p. 2.

La Libertad (1927, 20 de mayo). “Concierto de ópera flamenca”, p. 7.

La Libertad (1927, 11 de septiembre). “Certamen nacional de cante flamenco”, p. 2.

La Voz (1926, 3 de septiembre). “Certamen de cante flamenco en Fuencarral”, p. 7.

La Voz (1926, 4 de septiembre). “Monumental Cinema”, p. 7.

La Voz (1926, 11 de septiembre). “Monumental Cinema”, p. 6.

La Voz (1926, 4 de octubre). “Monumental Cinema”, p. 7.

La Voz (1927, 22 de febrero). “Gran Teatro: ¿Una sesión de cante y baile flamenco?”, p. 13.

La Voz (1928, 9 de mayo). “Pardiñas”, p. 6.

La Voz (1928, 9 de junio). “Latina”, p. 6.

La Voz (1928, 11 de septiembre). “Ópera flamenca”, p. 7.

La Voz (1928, 21 de septiembre). “Salón San Lorenzo”, p. 2.

La Voz de Aragón (1929, 8 de junio). “Teatro-Cine Parisiana”, p. 10.


Pepita Ramos ‘la Niña de Marchena’, una gran revelación (y II)

Durante el verano de 1935 Pepita Ramos recorrió buena parte de la geografía española junto a una compañía de ópera flamenca organizada por el empresario Alberto Montserrat e integrada por algunos de los artistas flamencos más prominentes del momento, a saber:

‒ Al cante, la Niña de los Peines, Pepita Sevilla ‘la Jerezanita’, Pepita Ramos ‘la Niña de Marchena’, Pepe Pinto, el Americano, Canalejas, Peluso, Guerrita y Conchita Aguilar.
‒ Al toque, Manuel Delgado, Antonio Moreno, Esteban de Sanlúcar y Niño Ricardo.
‒ El cómico José María Pavón, Regadera.

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (Ahora, 28-4-1936).

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (Ahora, 28-4-1936).

El grupo debutó el cuatro de julio en el madrileño Circo de Price (ABC, 3-7-1935) y en los días siguientes se presentó en el Teatro Circo Villar de Murcia (Levante Agrario, 25-6-1935), en la plaza de toros de Cartagena (El Noticiero, 3-7-1935), en el Tiro Nacional de Almería (Crónica Meridional, 7-7-1935), en el coso taurino de Alicante (El Luchador, 11-7-1935) y en el Teatro Olympia de Barcelona (La Vanguardia, 12-7-1935).

De nuevo en la capital de España, el dieciséis de julio se les pudo ver en la plaza de toros, con la colaboración del cantaor Pepito Alconera y el bailaor Frasquillo (La Voz, 15-7-1935). A continuación pusieron rumbo a tierras andaluzas, con parada en el coso albaceteño (Diario de Albacete, 17-7-1935).

Actuaron en el Teatro El Norte de Jaén (Yerga Lancharro, Candil nº 78), en la plaza de toros de Córdoba (La Voz, 25-7-1935), en el Teatro Villamarta de Jerez (El Guadalete, 2-5-1935), en el coso taurino de Cádiz (Diario de Cádiz, 4-8-1935), en la Plaza de Toros del Triunfo de Granada (El Defensor de Granada, 7-8-1935) y en la Maestranza de Sevilla (El Liberal de Sevilla, 17-8-1935), antes de regresar al Circo de Price (Heraldo de Madrid, 20-8-1935).

Pastora Pavón, la Niña de los Peines

Pastora Pavón, la Niña de los Peines.

Durante la gira, Pepita Ramos se anunció en distintos lugares como la “nueva estrella andaluza” y su labor fue destacada por algunos medios. El Luchador de Alicante, entre los artistas no conocidos por aquellos lares, hizo referencia a “Pepita Sevilla y la Niña de Marchena, contadores (sic), como ahora se estila, 100 por 100” (11-7-1935). El Diario de Cádiz también subrayó la presencia de la artista marchenera (4-8-1935) y, tras su paso por capital andaluza, el ABC de Sevilla le dedicó estas palabras:

“Merece especial mención la joven artista Pepita Ramos (Niña de Marchena), que fue la revelación de la pasada Semana Santa en Sevilla. Pepita sigue con paso firme su carrera. Una voz bellísima, un estilo personal y el impulso de su juventud, son factores de su legítimo triunfo, que cada día se va afirmando más. Muchos y entusiastas aplausos de los buenos aficionados premiaron la labor de Pepita Ramos” (18-8-1935).

Unas semanas más tarde, ese mismo diario publicó su retrato con el siguiente pie de foto: “En las representaciones de arte flamenco que se han dado recientemente en Price, se ha distinguido notablemente como ‘cantaora’ esta ‘Niña de Marchena’” (6-9-1935).

A principios de octubre Alberto Montserrat presentó en el Circo de Price una nueva troupe compuesta por “los divos del cante Niña de Marchena, Peluso, Niño de Fregenal, Canalejas, Los Gitanillos de la Cava y otras figuras del género” (ABC, 2-10-1935), como las cantaoras Encarnita Díaz y la Duquesita, los guitarristas Manolo Moreno y Esteban de Sanlúcar, y el cómico Regadera.

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (ABC de Sevilla, 5-5-1936).

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (ABC de Sevilla, 5-5-1936).

Durante los meses siguientes el grupo también actuó en el Teatro Eslava de Jerez de la Frontera (El Guadalete, 20-10-1935), en el Teatro Dindurra de Gijón (La Prensa, 21-11-1935), en el Coliseo Albia de Bilbao (¡Tararí!, 28-14-1935) y en el Teatro Circo Barcelonés de la Ciudad Condal (La Vanguardia, 11-12-1935). La prensa gijonesa dedicó estas palabras a la joven cantaora:

Niña de Marchena, es una estrella andaluza de nueva creación y poderosa y propia luz. Alumna del viejo y gran maestro Fernando el de Triana, lleva su escuela depurada en la jabera y la rondeña, y como tiene una preciosa voz, clara y potente y una gran afición, es la artista que más rápidamente ha subido, habiendo sido consagrada recientemente” (La Prensa, 21-11-1935).

El día de Navidad la compañía llevó a escena en el Teatro Eslava de Jerez el espectáculo Al pie de la Giralda, obra del periodista y poeta sevillano Manuel G. Álvarez-Franco, que “[n]o es una comedia flamenca ni el tan cansado desfile de cantador tras cantador, sino unas estampas sevillanas de fino estilo […], en la (sic) que se contiene cuanto de típico existe en esta bendita tierra” (El Guadalete, 24-12-1935). El montaje, “altamente cómico”, estaba dividido en un prólogo y tres actos: “1º Estando en el Altozano.- 2º El barrio de Santa Cruz. 3º La alegría del patio andaluz” (La Voz, 14-1-1936).

El reparto original de cantaores y guitarristas se vio reforzado con la incorporación del cómico Revoltoso; las bailaoras la Romerito, la Trianera, María de la Cruz y la Gaditana, los actores Antonio Benavides, Juan García y Antonio Bernal, y las actrices Juanita Ramos, Sara García y Rocío de la Vega.

Durante el mes de enero de 1936 la obra se representó en el Circo de Price (Heraldo de Madrid, 8-1-1936), en el Gran Teatro de Córdoba (La Voz, 14-1-1936), en el Teatro Isabel la Católica de Granada (Noticiero Granadino, 17-1-1936) y en el Cervantes de Sevilla (ABC de Sevilla, 25-1-1936). El diario madrileño El Debate destacó la actuación de la “‘Niña de Marchena’, cantadora de estilo y elegancia” (11-1-1936).

Carmen Amaya (Crónica, 4-8-1935).

Carmen Amaya (Crónica, 4-8-1935).

En febrero de ese año, acompañada por su inseparable Manolo Moreno, Pepita Ramos colaboró en una función benéfica celebrada en el Cine Esperanza de Sevilla (ABC de Sevilla, 26-2-1936). De nuevo en Madrid, en primavera siguió cosechando éxitos en Price (Ahora, 28-4-1936) y en el Teatro de la Zarzuela, donde formó parte de un nutrido elenco de variedades en el que destacaba la presencia de figuras como Carmen Amaya o Miguel de Molina (El Sol, 3-5-1936). A principios de julio actuó en el Salón San Lorenzo de Córdoba junto al Niño del Museo, María la Faraona, el Niño de Azuaga, Tomasa Moreno, Juanita Ramos, Manolo Moreno y Antonio el del Lunar (La Voz, 8-7-1936).

Durante la Guerra Civil, varias noticias sitúan a la Niña de Marchena y su guitarrista en el Teatro Municipal de Castellón, donde trabajaron en los meses de julio y noviembre de 1937, formando parte de sendos espectáculos de variedades (Heraldo de Castellón, 13-8-1937; 22-11-1937). En abril de 1938 se presentaron en el Teatro Máiquez de Cartagena (Cartagena Nueva, 22-4-1938) y en agosto, en el Murcia Park (El Liberal de Murcia, 24-8-1938).

Antonia Ponce, la Niña de Marchena (Fuente: José Gelardo, ¡Viva la ópera flamenca!).

Antonia Ponce, la Niña de Marchena (Fuente: José Gelardo, ¡Viva la ópera flamenca!).

Una vez finalizada la contienda, en octubre de 1939, “la célebre cantadora NIÑA DE MARCHENA, con bulerías de su creación, acompañada a la guitarra por Patena (hijo)”, y compartiendo cartel con el cantaor Niño del Museo y la bailaora Tomasa Moreno (Boinas Rojas, 25-10-1939), se anunció en el Teatro Lara de Málaga; y durante la Semana Santa de 1941 “cantó saetas a la Virgen de la Amargura” desde el local de la Asociación de la Prensa de Sevilla (Hoja Oficial del Lunes, 7-4-1941).

Durante los años cincuenta y sesenta encontramos nuevas noticias sobre la Niña de Marchena, mas entendemos que pueden hacer referencia a Antonia Ponce, una cantaora que, según Blas Vega y Ríos Ruiz (Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, 1988), “[v]ivió de niña en Lorca (Murcia), donde ganó un primer concurso Juvenil de cante. En los primeros años cincuenta, obtiene otro en el programa radiofónico Fiesta en el aire, pasando a cantar en diversos espectáculos flamencos”.

En su canal de YouTube, la Sociedad de Pizarras recoge una decena de cantes impresionados por Pepita Ramos para la casa Regal-Columbia con la guitarra de Manolo Moreno. El hecho de que en uno de los temas aparezcan las palmas de Carmen Amaya nos lleva a pensar que probablemente fuesen registrados en el año 1936, fecha en que los tres artistas coincidieron trabajando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, puesto que tras el estallido de la Guerra Civil la bailaora comenzó un largo periplo por América, de donde no regresó hasta 1947.