Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Luisa Pericet, gran maestra y coreógrafa de la Escuela Bolera (y IV)

En los años cincuenta, los “fantásticosballets’ de Luisa Pericet” (Hoja Oficial del Lunes, 21-9-1953) también pueden admirarse en otras ciudades españolas, ya que la intervención coreográfica de la maestra también es requerida por artistas como Juanita Reina, Estrellita Castro o Antoñita Moreno, para sus espectáculos “El puerto de los amores”, “Romería” y “Dolores ‘La Macarena’”, respectivamente.

Luisa Pericet Jiménez

Luisa Pericet Jiménez

Grandes éxitos del Ballet de Luisa Pericet

Entre 1953 y 1954, el “gran ‘ballet’ ‘Triana’, de Luisa Pericet” (La Vanguardia, 5-6-1954), es uno de los elementos que más llaman la atención en “Cariño de legionario”, una “fantasía lírica” con la que Dolores Vargas y el Príncipe Gitano recorren buena parte de la geografía española.

“[E]lla, con su personalidad tremenda, […] llena el espectáculo de originalidad, de arte, de juventud, de belleza y de gracia. […] Su interpretación de ‘Poema y danza de la seguiriya’ es inigualable. […]

En el consabido conjunto de cantaores, bailaores y jaleadores, tenemos que destacar a la pareja de bailarines Lina y Miguel; a Dorita La Algabeña, cancionista; a Isabel Martí, otra gran bailarina” (Voluntad, 5-3-1954).

“La coreografía, de Luisa Pericet, fue muy aplaudida” (ABC, 26-9-1953).

En 1954, el “gran ballet de Luisa Pericet” también se presenta en distintos escenarios junto a otras compañías, como la de Rafael Farina, la de Mercedes Vecino o la de Juanito Valderrama, que estrenan, respectivamente, los espectáculos “Luces de feria”, “Cabalgata cinematográfica” y “Mi vida es el cante”.

Este último es especialmente apreciado por el público y la prensa. No en vano cuenta con un reparto de lujo:

“Desde que Juanito Valderrama puso un pie en el escenario hasta que bajó el último telón de la segunda parte, se le jaleó y aclamó de tal modo que casi no se nos dejaba oír sus canciones. Y el espectáculo es tan bueno, tiene tan buen gusto y calidad, desde el ciclón de la danza gitana Fernanda Romero a la estrella de la canción Lolita Caballero, pasando por el Niño Ricardo, manos de plata; Maruja Baena, genio del baile calé; el ballet de Luisa Pericet y Manolo Rodríguez, que las palmas echaron humo en su honor toda la noche” (Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona, 22-11-1954).

Juanito Valderrama

Juanito Valderrama

En 1955, Luisa Pericet sigue colaborando con Dolores Vargas y el Príncipe Gitano, y con Juanito Valderrama. En ese año, el cantaor jiennense protagoniza el filme El rey de la carretera, de Juan Fortuny, en el que también participan la bailaora Gracita del Sacromonte y Luisa Pericet, que se encarga de la coreografía.

Además, la maestra sigue llevando su ballet por los teatros españoles, junto a la compañías de Antonio Machín, Gracia Montes, Gloria Romero y Antonio Molina. Este último triunfa con “Garbo”, que cuenta con “algunas atracciones muy aceptables; por ejemplo, el ‘ballet’ de Luisa Pericet, y el espectáculo es, en conjunto, agradable y se ve con gusto” (Hoja del Lunes de Gijón, 26-9-1955).

“La compañía de Antonio Molina agrupa otros estimadísimos elementos, entre los cuales descuellan Laura Alonso, bailarina de temperamento, técnica y carácter, […] y el ‘Ballet Español’ de Luisa Pericet, formado por artistas que saben dar relieve a lo popular y a lo clásico” (La Vanguardia, 17-12-1955).

“El maestro Montoro se ha documentado esta vez en el auténtico folklore murciano y ha compuesto números tan inspirados como ‘El Taranto’, ‘Las seguidillas’ y ‘El fandango murciano’, así como ‘El baile de la cisterna’, […] que, interpretados por el ‘ballet’ de Luisa Pericet, a cuyo frente actúa la bailarina Laura Alonso, lograron un buen éxito” (ABC, 22-10-1955).

“También es muy aplaudido el ‘ballet’ español de Luisa Pericet, en lo popular como en lo clásico” (Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona, 19-12-1955).

Dolores Vargas

Dolores Vargas

En 1956, Marifé de Triana estrena su “fantasía lírico-folklórica en dos actos y quince cuadros, ‘Torre de arena’” (ABC, 11-1-1956). En el elenco “figuran el Cuarteto Español, Carmen Segura, Conchita Cruz, Marcos Lucena y el ‘ballet’ de Luisa Pericet, que ganaron en justicia las ovaciones del público” (ABC, 4-7-1956).

También ve la luz ese año el espectáculo de Ochaíta, Valero y Solano “El cante ya tiene rey”, que incluye cuadros que van “desde la estampa alfonsina y castiza hasta el encuadre del tablao flamenco pasando por la la alusión a la zambra granadina, al cante de la mina, a las alegrías gaditanas, a las bulerías y a los fandangos” (ABC, 27-4-1956). En el reparto destacan el cantaor Rafael Farina, la cantante Amparo Garrido, las bailarinas Mary Antonia y Esperanza Roy, el guitarrista Pepe Motos “y un muy estimableballet’ de Luisa Pericet” (ABC, 14-6-1956).

Otros espectáculos en los que participa el cuerpo de baile de la maestra durante esos meses son “Andalucía en fiestas”, de la bailaora Fernanda Romero y el cantaor Porrina de Badajoz; “Estrella de España”, de Estrellita Castro; o la zarzuela “La Revoltosa”, que es representada en los madrileños Jardines de Sabatini por la compañía de Pedro Terol.

En 1957 Luisa Pericet sigue colaborando con artistas como Antonio Molina, que presenta los espectáculos “Caras conocidas”, junto a Juanito Valderrama; y “Ronda española”.

“ESTRENO DE ‘RONDA ESPAÑOLA’. […] Con Antonio Molina hemos de citar a la pareja de baile Lina y Miguel, por sus actuaciones verdaderamente extraordinarias; la canzonetista Conchita Martín, que posee un raro dominio del género flamenco, y al bien conjuntadoballet’ que dirige Luisa Pericet.

Para todos sonaron fuertes y prolongados aplausos” (ABC, 2-6-1957).

Estrellita Castro

Estrellita Castro

Además, el cuadro de baile de la maestra actúa en varias ocasiones en el local Casablanca y continúa acompañando a Estrellita Castro en su montaje “Estrella de España”, que sigue cosechando éxitos por los teatros de España.

“El espectáculo ‘Estrella de España’ no solamente se preocupa del lucimiento personal de su primera figura, sino también del resto de los artistas que la componen, ofreciendo así un programa variado y movido muy del agrado del respetable.

La actuación de la gentil bailarina Carmen Monge resultó altamente satisfactoria en sus bailes clásicos, así como también el ballet de Luisa Pericet, que nos ofreció una variada gama de bailes españoles de distintas épocas y regiones” (Imperio, 30-10-1957).

Última etapa

Valderrama, Machín, Fernanda Romero y Porrina de Badajoz, o Rafael Farina son algunos de los nombres, ya habituales en la trayectoria de la maestra, que siguen recurriendo a las coreografías de Luisa Pericet para dar realce a sus montajes.

En diciembre de 1959 Rafael Farina estrena con gran éxito el espectáculo “Copla y canción”, “en una línea de alegrías y garrotines, de tanguillo y fandango, de zambra y bulerías -y también de jota y son antillano-”, que cuenta con la “excelente coreografía de Luisa Pericet, con Lina y Miguel como primeras figuras de baile” (ABC, 12-12-1959).

A principios de los años sesenta la maestra asume la dirección del ballet del Teatro de la Zarzuela de Madrid, en el que destaca Carmen Mora como primera bailarina. En esa época, Luisa firma, en colaboración con Alberto Lorca, la coreografía de “Pan y toros”, una zarzuela de Picón y Barbieri que se representa en distintos escenarios españoles.

La Paquera de Jerez (Careta, 28-5-1959)

La Paquera de Jerez (Careta, 28-5-1959)

También lleva la impronta de la afamada coreógrafa el cuadro de baile de “La tabernera del Puerto”. Ambas obras son llevadas a escena en 1961, el mismo año en que Gregorio Almendros realiza su película Luna en la serranía, en la que también interviene el Ballet de Luisa Pericet.

La última referencia periodística que encontramos sobre una coreografía de Luisa hace alusión al espectáculo “Bronce y solera”, presentado en 1965 por Rafael Farina y La Paquera de Jerez.

Luisa Pericet falleció en 1990 (12) en una residencia de ancianos de Madrid. Tanto María Victoria Serrano como Tona Radely denuncian el injusto olvido en que ha quedado sumida la figura de su maestra, una mujer que fue una gran estrella del baile, la auténtica alma de la escuela de la calle Encomienda, y cuya labor ha sido fundamental para la conservación de la Escuela Bolera española en toda su pureza.

NOTA:

(1) Dato aportado por Marta Carrasco en su obra La Escuela Bolera Sevillana. Familia Pericet, Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía, 2013.

 


Soledad Miralles, bailaora, torera y gracia en estado puro (y V)

La noticia de la retirada de Soledad llega hasta América y es recogida por la prensa neoyorquina:

Soledad Miralles, la atractiva bailaora morena que decidió intentar dedicarse al toreo profesionalmente, ha abandonado la idea. Dos costillas rotas, tras perder un combate con el toro, la han hecho cambiar de idea” (Daily Sentinel, 27-8-1935). (1)

Una vez recuperada de sus heridas, Soledad vuelve a los escenarios. En septiembre se presenta en Zaragoza y un mes más tarde en Barcelona. En abril de 1936 se anuncia en el Teatro Duque de Rivas de la capital cordobesaSOLEDAD MIRALLES, la más sensacional revelación del arte coreográfico” (Diario de Córdoba, 21-4-1936).

Soledad Miralles junto a otras artistas (El Heraldo de Madrid, 21-6-1933)

Soledad Miralles junto a otras artistas (Heraldo de Madrid, 21-6-1933)

En mayo, la bailaora se presenta en el teatro de la Zarzuela de Madrid, junto a un elenco de artistas en el que destaca Conchita Piquer. En esa misma sala vuelve a actuar en los meses de julio y octubre. Otros locales madrileños en los que puede verse a Soledad en esa época son el Circo Price y el Teatro de Fuencarral. Éstas serán sus últimas actuaciones en España antes de partir para el exilio.

Su etapa americana

Su destino es el nuevo continente. Allí coincide con grandes figuras de las artes españolas, como Salvador Dalí y su esposa Gala, o La Argentinita y su hermana Pilar López. Según Carlos F. ‘Seda y Oro’, durante su estancia en los Estados Unidos, Soledad Miralles “fue requerida por el Presidente Roosevelt para ofrecerle una gran gala en la Casa Blanca, siendo la primera bailarina española que tuvo ese honor y asombrando con su arte en la mansión presidencial ante un nutrido ambiente de altas personalidades” (El taurino gráfico, 1987).

En diciembre de 1938, “la gran bailarina y gitana auténtica, Soledad Miralles” se presenta en el local Montparnasse de Guadalajara (México), junto al guitarrista Guillermo Arcos (El Informador, 27-11-1938). Al año siguiente, su nombre empieza a aparecer en los periódicos neoyorquinos. En agosto de 1939, The Saragotian la sitúa en un club de Greenwich Village:

“Una famosa campaña para legalizar el toreo en Nueva York ha experimentado un fuerte impulso en los últimos meses. […] Pero ahora el sexo ha tomado parte en el asunto porque desde una España devastada por la guerra llega Soledad Miralles, una de las pocas mujeres toreras en el mundo latino. Además de ser graciosa, la Señorita Miralles es sumamente guapa, obviando los músculos bajo su moreno torso curvilíneo. Por lo pronto, la Señorita debe aplazar su inclinación por el toreo, así que se dedica a bailar en un club nocturno de Greenwich Village” (29-8-1939).

Soledad Miralles y otras personalidades (El taurino gráfico, 1987)

Soledad Miralles, Pilar López, La Argentinita, Dalí y otras personalidades (El taurino gráfico, 1987)

Por otra parte, The New York Sun publica la oferta realizada por el Sr. Collada, propietario del club español ‘El Chico‘, quien promete entregar mil dólares en metálico y comidas gratis en su local durante un año a quien demuestre que “la nueva estrella del local, Soledad Miralles, no es una distinguida torera”.

Unos días más tarde, el periódico recibe la carta de “un caballero que firma como Luis Sariego”, quien afirma lo siguiente: “Fui a España y oí mencionar el nombre de Soledad Miralles como una gran bailaora de flamenco, pero nunca como una torera” (1-9-1939). En respuesta a este desafío, el Señor Collada aporta la siguiente información, sobre las fechas y lugares en que Soledad se puso delante del toro:

“El 17 de octubre de 1934, mató dos toros en la plaza de Tetuán, con Domingo Ortega, uno de los ases de los matadores españoles.
El 20 de junio de 1935, mató dos toros en la plaza de Madrid.
El 23 de junio de 1935 mató dos toros en la plaza de Málaga.
El 30 de junio de 1935 mató dos toros en la plaza de Vinarós.
El 27 de julio de 1935, en la plaza de Alicante, mató dos toros.
El 28 de julio de 1935, mató un toro en Alcoy. Allí fue herida y pasó un mes en el hospital.
El 2 de septiembre de 1935, en la plaza de Zaragoza, fue herida de gravedad y pasó tres meses en el hospital.
LA GUERRA SE INTERPUSO
Estaba contratada para otras veinte corridas, en el verano de 1936, pero, por desgracia, no pudo seguir con su carrera de torera por la guerra civil española” (The New York Sun, 6-9-1939).

Como se puede ver, la información proporcionada por el empresario de “El Chico” sólo coincide en parte con los datos recabados en la prensa española, que nos hacen dudar de esa segunda cogida en tierras zaragozanas, ya que son varias las actuaciones de Soledad que aparecen documentadas en los meses de septiembre y octubre de ese año.

Según el Daily Sentinel, la Miralles permanece en este local unas seis semanas. Un artículo firmado por George Tucker nos permite hacernos una idea del tipo de bailes que ejecuta. Según parece, uno de los números de su repertorio podría guardar cierta similitud con el baile del torero, que décadas atrás hizo famosa a La Cuenca:

“Ahora en América no hay corridas de toros a la vuelta de la esquina o del vestuario de la sala de variedades, y por eso la clara gracia y la volátil fugacidad de movimientos con la que los toreros y toreras evitan ser corneados han sido incorporados por esta señorita en una serie de nuevos bailes con la capa, en los que ella representa el toreo sin el toro. […] No obstante, el baile de la capa sólo es una pequeña muestra del repertorio de la Señorita Miralles, que es morena, de ojos negros y endiabladamente rápida, y que es incapaz de permanecer sentada desde que la orquesta empieza a tocar. Le encantan los flamencos que fueron llevados a España por los moros siglos atrás. Cada uno de estos bailes cuenta una historia. Algunos deben ser pequeños cuentos trágicos de amantes afligidos, pues cuando los baila ella nunca se ríe. Otros deben ser sagas de victorias, pues sus ojos brillan y sus dientes resplandecen como el Puerto del Sol con el sol del mediodía. Y hay uno que ella no explicará pero que tiene un significado especial, porque cuando lo baila Ben y yo ya no estamos allí, al menos para ella. Su espíritu parece salir flotando por la ventana y no regresa hasta que termina la música. Entonces la señorita Miralles regresa al presente y vuelve a estar entre nosotros. La señorita Miralles estará aquí unas seis semanas por insistencia del Señor Collada, que quiere su talento para El Chico, un muy conocido santuario sagrado para los oprimidos de espíritu que desean relajarse con un poco de comida española, y quizás con un poco de charla española y una gotita de vino español” (Daily Sentinel, 14-9-1939).

Soledad Miralles durante su etapa como torera (Crónica, 18- 8-1935)

Soledad Miralles durante su etapa como torera (Crónica, 18- 8-1935)

En 1943, volvemos a tener noticias de Soledad Miralles, que se presenta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York junto con la compañía de Encarnación López, la Argentinita.

“El programa incluirá el ‘Homenaje a Lorca‘ del compositor mexicano Revueltas y un cuadro flamenco, ‘El Café Chinitas‘. La bailarina será acompañada por Carlos Montoya, guitarrista, y Pilar López, Soledad Miralles, Antonio Cobos, Dorita, José Greco, Valero, Manolo Vargas y Paco Lucena, bailaores” (New York Post, 27-5-1943).

A lo largo de su carrera, Soledad Miralles ha participando en distintos festivales benéficos para apoyar diferentes causas. En 1946, desde Nueva York, la artista vuelve a dar muestras de su gran generosidad, al poner en marcha una campaña a favor de la que fuera su maestra: “La bailarina española Soledad Miralles ha iniciado una suscripción en favor de la famosa bailaora de flamenco Juana ‘La Macarrona’, que, como es sabido, se encuentra en gran estado de pobreza en Sevilla” (ABC, 7-4-1946).

Su regreso a Madrid

Tras una década fuera de nuestro país, en 1949 el nombre de Soledad Miralles vuelve a figurar en la cartelera madrileña. En enero de ese año, la artista se presenta en el madrileño teatro Reina Victoria acompañando al bailarín Alberto Torres, quien, como ella, ha pasado una larga temporada al otro lado del Atlántico:

“El joven bailarín vuelve a España después de haber divulgado nuestras danzas durante diez años por Estados Unidos y México.
[…] Alberto Torres, que tuvo la suerte de trabajar junto al gran ‘Frasquillo‘, ha sabido no sólo aprovechar sus enseñanzas, sino también conservarlas, ser fiel a ellas. Y a estas enseñanzas debe hora los mejores triunfos, como ocurrió ayer al bailar las ‘Alegrías‘, el ‘Tanguillo‘ y el ‘Zapateado‘, éste magníficamente, en pareja con Soledad Miralles” (ABC, 8-1-1949).

Unos meses más tarde, en el teatro Lope de Vega de Madrid, debuta Pilar López con el espectáculo ‘Ballet Español‘, creado por la inolvidable Argentinita. En el elenco figura su comadre, Soledad Miralles.

Tras las citadas colaboraciones, en 1952 Soledad estrena su propio montaje, “S. M. el Arte”. Según la publicidad del mismo, se trata de “un espectáculo fino de categoría internacional”, en el que “Soledad Miralles nos brinda con españolísimo garbo, la gracia de su arte y el sabor de su solera”. El programa consta de los siguientes números y artistas:

Escuela Bolera Sevillana Siglo XVIII

El Vito” – Panaderos – Baile inglés – Olé de la Curra – Malagueñas – Baile de Luis Alonso – Subasta del ramo – Cuadro de Toledo

Segunda parte

Zorondongo – Farruca del Molinero – Danzas Carceleras (Las hijas del Zebedeo) – Danza del Fuego – Jota de la Dolores – Andalucía – Tanguillo de Cádiz – SolearesBulerías, FarrucaSeguiriyasSevillanas” (Imperio, 17-6-1952).

A mediados de junio, el espectáculo se representa en Zamora, con gran éxito:

“La personalidad de Soledad Miralles como bailarina y coreógrafa queda acusada con sus más característicos rasgos en los bailes, danzas y cantos españoles con que la notable artista se presentó ayer […]. Queremos con esto decir que […] la pureza lineal y el verdadero casticismo corren parejas con lo vistoso y espectacular. Pero no faltan en ellos gratas sugestiones, especialmente de colorido, y como la interpretación es viva y animada, se siguen con interés y arrancan continuos aplausos. […]

Individualmente triunfaron Soledad Miralles, por la pureza de su danza; […]

El público acogió con muchos aplausos todos los números de esta notable compañía” (Imperio, 17-6-1952).

En el mes de agosto, el espectáculo se representa en el teatro Carlos III de Madrid, y pasa posteriormente al Lope de Vega. “Confirmó Soledad Miralles en sus intervenciones la raíz clásica de sus bailes -ritmo y dinamismo- y fue ovacionada” (ABC, 20-8-1952).

Soledad Miralles (El taurino gráfico, 1987)

Soledad Miralles (El taurino gráfico, 1987)

En 1956, la bailaora actúa en el tablao madrileño “El Corral de la Morería”, junto a artistas como Emilia Escudero y Porrinas. En 1960, Soledad Miralles forma parte del elenco de “Sonidos Negros (Cante grande y duende del baile flamenco)”, un espectáculo en el que comparte escenario con Jacinto Almadén, El Güito y Carmen Mora, entre otros artistas. “Se trata […] de un espectáculo flamenco de buen gusto, acogido -muy justamente- con entusiasmo” (Hola Oficial del Lunes, 6-6-1960).

La última referencia periodística a Soledad Miralles la encontramos en agosto de 1978. A sus 76 años de edad, la bailaora participa en una verbena celebrada en El Retiro por la Unión de Artistas Cinematográficos.

En 1987 se marcha para siempre esta genial artista, que, con su gracia, talento y personalidad arrolladora, ha brillado con luz propia en el firmamento del flamenco, ha elevado el baile de la petenera y la siguiriya, y ha sido capaz de ponerse el mundo por montera -nunca mejor dicho- y reivindicar un estilo de toreo más femenino.

NOTA:

(1) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.