“Si la cañí que en Sevilla es conocida por este nombre, tuviera el ojo que tiene cocorrí como el bonito compañero que luce en su cara de cobre, había que pasarle tarjeta antes de hablar con ella.
A esos individuos que abominan del cante flamenco, porque seguramente nos oyeron cantar a nosotros, los invitamos una noche a que escuchen un rato a la Moreno.

María “la Moreno”
¿Quién es la Moreno (1)? Una cañí con diecinueve abriles, alta, delgada, pero con los huesecitos cubiertos, que pasea su bohemia por los salones de baile, que podría ganar, si lo quisiera, cinco o diez duros diarios, y que como buena cañí, vive al día y le sobra dinero.
Si no eres flamenco y la Moreno te canta la copla que vamos a copiarte, desde aquel momento eres más caló que el Calvo.
Baldomero (2) ha abierto el piano, ha puesto la cejuela en tono alto, porque la niña no tendrá mucho pecho, pero los pulmones deben ser como dos termos, y esta copla de martinete ha sonado en tus oídos, haciéndote pensar:
Desgraciaíto aquel que come
el pan por manita ajena,
siempre mirando las caras
si la ponen mala o buena.
Eso, dicho por una cañí fea, pero muy simpática y con diecinueve años en el pelo… Ya no te vas, porque Baldomero sigue rasgueando su guitarra y la Moreno, que no necesita que le rueguen, se ha arrancado de nuevo en otro tono:
Han cambiao los tiempos
o he cambiao yo…
donde no hay escritura jecha
no hay obligación.
Y en seguida otra seguidilla, y otra, y siete y un nuevo cambio en la guitarra para cantar ese cantecillo ligero, del que abominan los cantaores serios, pero que la Moreno lo borda:
No te deseo más castigo
que estés durmiendo con otra
y estés soñando conmigo.
Y después esta:
No digas que me has dejao;
mete la mano en tu pecho
y cuenta cómo ha pasao…
Para terminar con el estribillo, cantado muy bajito:
Yo no me siento morir,
sólo siento las fatigas
que estoy pasando por ti.
¿Hace un ratito de juerga con la Moreno a la vera? Pues cuando ustedes quieran. No siendo domingo, porque esos días está cogiendo pitos, cuando ustedes gusten.
Se desea un antiflamenco para que oiga cantar a la Moreno la copla esta:
Si me dieran en la agonía
la vía por aborrecerte,
yo no lo consentiría,
prefiero mejor la muerte
a vivir sin ti ni un día…
Baldomero está dispuesto; la Moreno no hay que decir; nosotros tenemos dos botellas de solera… ¿Quién pide otra?
Si eres buen aficionado al cante, forastero flamenco, no te vayas sin escuchar a la Moreno, a la gitanilla cocorrí, que canta en el baile de Barrera (3) como los canarios: mientras tiene la luz encencida”.
(Artículo publicado por Galerín en Sevilla en broma. Guía-Programa de Galerín-Cuesta, Fiestas de Primavera 1918).
…
NOTAS:
(1) La cantaora María Moreno desarrolló su carrera en Sevilla. Su presencia era habitual en los colmaos y otros locales de la Alameda de Hércules, donde se prodigaba sobre todo en reuniones y fiestas privadas.
(2) Se trata del guitarrista Baldomero Ojeda, que solía acompañar a La Moreno en aquella época.
(3) Al Salón Barrera de Sevilla se accede por las calles Trajano y Amor de Dios. Sobre él escribe Galerín en el mismo número de Sevilla en broma: “… Barrera, que es, se enfade el que se enfade, el mejor. A Barrera va gente bien, gente regular y gente enferma… Una banda de música no cesa (cuando le avisa el timbre del bastonero) de tocar lo más nuevo para no caerse. Siempre hay señoras, señoras amigas del dueño de la casa, que tiene mucho conocimiento y que a pesar de que habla como los fonógrafos, tiene simpatía, vista, entrevista y tal”.