La últimas pinceladas del maestro Sorolla, reducido hoy a la esclavitud de su docencia, fueron dadas sobre un cuadro inconcluido en que el modelo era esta genial bailarina del Teatro Lloréns, llamada Laura de San Telmo… Fue el propio pintor de la luz quien le puso el nombre: un nombre evocador de Sevilla por medio de uno de sus más interesantes monumentos. Laura es verdad que se llama Laura, pero sus apellidos fueron sustituidos para lograr la sonora denominación artística por la referencia sevillana y monumental ‘de San Telmo’.

Laura de San Telmo (Nuevo mundo, 22-4-1927)
Laura es también un monumento ¡como mujer bella, prototipo del sevillanismo femenino -morena, graciosa, de ojos profundos y misteriosos y lustrosos pelo entre negro y azul-, y como artista que siente su arte y lo ejerce como una devoción febril y fervorosa!
Habíamos oído decir que Laura no es sevillana, ni siquiera andaluza, pero viéndola bailar ‘alegrías’ siguiendo el ritmo contrapunteado de la guitarra, sólo pueden dudarlo aquéllos que, aun teniendo ojos, no saben ver más allá de sus narices. Esa magnífica danza del ‘baile jondo’ sólo puede ser interpretada por quienes llevan sangre de por acá en las venas y tienen el pueblo metido en el corazón. Lo que pasa es que Laura no se formó aquí, no recorrió la ruta obligada -desde las casetas a Novedades y desde Novedades al teatro-, sino que luchando por la vida, viéndose huérfana y pobre y madrecita de unos pocos hermanos ‘chipilines’, dio en la buena obra de ser por todos, poniendo por medio su vocación de bailarina. Se fue por el mundo –Madrid, París, Londres– y al tornar a Sevilla trae labrada su fama, reconocido su valer por los grandes públicos y hecha una mujercita. A Sevilla ha venido a contrastarse en el ambiente. Y los que saben del baile a lo clásico, sin resabios varietescos ni requilorios falsos, han tenido a bien concederle su aprobación entusiástica.

Caricatura de Laura de San Telmo (El Noticiero Sevillano, 6-10-1922)
Pasa con el baile lo que con el cante: se ha creído, hasta el concurso de Granada, que el cante era la decadente mistificación falmenquista que nos servían entre gorgoritos, ronquidos, salivazos y palitroqueo los ‘cantaores’ insoportables. Ahora se sabe que el ‘cante jondo’ no es el cante flamenco, y ya se va sabiendo que también hay un ‘baile jondo’ que no es ciertamente el de los cuadros de la flamenquería. Vuelve lo sobrio, lo castizo, lo que es verdadero de la raza… Ya va volviendo también a ponerse sobre los hombros varoniles la clásica capa y los bustos de las mujeres se envuelven sin desdoro en los pañolillos de Manila. Nos vamos encontrando de nuevo.
Después de aplaudir el arte soberano de Laura de San Telmo, hemos ido a saludarla en su camarín del teatro.
– Aquí venimos a felicitar a usted.
– Gracias.
– Y, además, a saber si es usted o no paisana nuestra.
– ¡Ya lo creo que lo soy! Nasí en la Alameda y viví en la Macarena hasta los diez y seis (sic) años.
– ¿Hace mucho tiempo que nació usted en la Alameda?
– Hace veintidós años; y ahí está mi partida de bautismo que no me dejará mentir.
– Pero, ¿se va usted a casar? Parece que ha sacado usted los papeles…
– No; es que no quiero que me prendan por indocumentada.
– ¿Tiene usted familia aquí en Sevilla?

Laura de San Telmo (portada de La Unión Ilustrada, 29-8-1918)
– Ya lo creo. Mis abuelos y ‘la mar’ de parientes.
– ¿Cómo se hizo usted ‘bailaora’?
– Porque tenía muchas ganillas de serlo. Yo vivía con mis padres y mis hermanos… Ayudaba a llevar la casa, haciendo flecos para mantones… Nos quedamos ‘toos’ huerfanitos, y como yo era la mayor, me dije: los flecos no dan para mantener a toda esta patulea, de modo que a bailar se ha dicho… Y me fui por el mundo y… aquí me tiene usted: salvé la situación de la familia y me he dao el gusto a mi voluntad de ser artista.
– ¡Admirable, Laura!
– Pero no le quiero decir a usted ‘na’ de lo que he pasao para llegar donde estoy.
– Y está usted contenta de su triunfo.
– Aún, no. Nunca creo que llegué a la perfección. Todos los días estudio…
– Y del público sevillano, ¿está usted satisfecha?
– Naturalmente. Me ha aplaudido mucho y sus aplausos son los que mejor han resonado dentro de mí. […]
…
Nota:
* Fuente: El Noticiero Sevillano, 6-10-1922. Este texto ha sido localizado por José Luis Ortiz Nuevo y está disponible en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco de Jerez de la Frontera.
Francisco comentó:
Estoy leyendo poco a poco otra vez las cositas de este blog que es fascinante pero he leido lo de Laura de San Telmo y me ha llegado al alma. Gracias Laura y a tu investigadora.
Ángeles Cruzado comentó:
Gracias, Paco.