Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Gabrielita la del Garrotín, reina de los bailes de chufla (y VII)

La comedia lírica Nobleza gitana, escrita por Bestard y Tenorio, con arreglos musicales del maestro Octavio, fue estrenada el 10 de enero en el Teatro Pavón de Madrid por la compañía de Paco Gómez Ferrer y Nieves Barbero; y, tras un mes de éxitos, pasó al Teatro Circo Barcelonés y, posteriormente, al Gran Teatro Bosque, ambos de la Ciudad Condal. La obra incluía una zambra gitana, para la que se contaba con un cuadro de artistas flamencos, que en Barcelona se vio modificado con la incorporación de Manuel Vallejo y Gabriela Clavijo. Figuraban también en el mismo los cantaores Sevillanito y Verdulerito de Málaga, el bailaor cómico Ramironte y un coro de doce bailarinas, así como los guitarristas Antonio Moreno y Jorge López (El Noticiero Universal, 1930: 8).

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Gabrielita la del Garrotín (Shadowland, septiembre de 1921)

Asimismo, durante su actuación en Barcelona, la bailaora colaboró en una función organizada por Juanito el Dorado en el Teatro Nuevo como despedida de Manuel Vallejo, que volvía a presentarse ante el público tras una convalecencia. También prestaron su concurso los cantaores El Sevillanito, el Niño de Sevilla, José Fanegas y Alfonsín de Madrid; las bailaoras La Macarrona, La Romerito, Micaela la Mendaña y La Pirulí; y los guitarristas Petaca y Antonio Moreno (La Vanguardia, 1930: 26).

El drama La hija de Juan Simón, obra de Nemesio M. Sobrevilla adaptada en verso por José María Granada, fue estrenada el 28 de mayo en el Teatro de la Latina de Madrid por una compañía en la que se revelaron “como actores La Andalucita, El Sevillanito, el Niño de Almadén, el de la Puerta del Ángel, José Ortega, Luis Yance, Habichuela y la Gabrielita, ases del género flamenco” (Heraldo de Madrid, 1930a: 5).

También formaban parte del elenco los cantaores Niño de Caravaca y Pepita Lláser. Con motivo de la centésima representación, el seis de julio se celebró en el Hotel Reina Victoria de Madrid un banquete en honor de los autores, al que asistieron numerosas personalidades. Varias artistas, entre ellas Gabrielita, acompañaron a José María Granada en la mesa presidencial (La Época, 1930: 3).

Rosario Núñez, la Andalucita

Rosario Núñez, la Andalucita

Durante el verano de 1930, también se pudo ver a la bailaora actuando en el Teatro Pavón de Madrid (La Libertad, 1930: 8), en la verbena del Montepío de Actores celebrada en la zona de recreos del Retiro (Heraldo de Madrid, 1930c: 5) y en el Cine Parisiana de Zaragoza (La Voz de Aragón, 1930: 6). En los citados escenarios alternó con artistas como la bailaora Custodia Romero, el bailaor Ramironte o los cantaores Chato de las Ventas y Bernardo el de los Lobitos.

Entre los meses de diciembre de 1930 y enero de 1931, la Clavijo emprendió una nueva gira con una compañía de ópera flamenca encabezada por el cantaor José Muñoz ‘Pena hijo’. Completaban el reparto los cantaores Ángel el de las Marianas, Niño de la Alegría, Niño de Alcalá, Niña del Patrocinio y Bernardo el de los Lobitos, y los guitarristas Rojas y Manuel Martell. De la parte coreográfica se encargaba “la más grande de todas las figuras del baile cómico, la emperadora de la chufla y reina de la gracia, La Gabrielita” (La Prensa, 1931: 2). El grupo recorrió ciudades como Zamora, Pontevedra, Santiago de Compostela, Mieres, Gijón y Oviedo (Hache, 1930: 3; El Progreso, 1931: 3; El Compostelano, 1931: 1; Rodanjela, 1931: 6; La Prensa, 1931: 2; La Voz de Asturias, 1931: 8).

No deja de resultar llamativo que el diario El Compostelano (1931: 1) se refiera a quien presumía de haber ganado un concurso de feas en París como “la bellísima bailarina La Gabrielita”. Dejando de lado su aspecto físico, lo que queda fuera de toda duda es su dominio del baile de chufla, pues “en verdad que ‘hizo’ un garrotín como para modelo de caricatura” (La Voz de Asturias, 1931: 8).

Custodia Romero (Crónica, 3-12-1933). BNE.

Custodia Romero (Crónica, 3-12-1933). BNE.

Unos meses más tarde la volvemos a encontrar, de nuevo junto a Pena hijo y la Niña del Patrocinio, en el Cine Delicias de Madrid (Heraldo de Madrid, 1931: 6) y después en la plaza de toros de la capital, en un “festival de cantos y bailes regionales organizado a beneficio de los obreros sin trabajo” (ABC, 1931: 26). Tras las actuaciones de los grupos representantes de Salamaca, Bizkaia, Galicia, Asturias, Valencia y Aragón, llegó el turno de Andalucía, que estaba representada por la cantaora Isabelita de Jerez y Gabrielita, entre otros artistas:

… y salen los andaluces, que hacen el paseíllo en medio de una ovación. También viene una falange bastante regular: Isabelita, la de Jerez; la Gabrielita, la Neira, otra más guapa y otra más guapa… Se colocan doctoralmente en el tablado, y para qué les vamos a ustedes a contar: todos los aires andaluces más hondos, que a esta hora de las dos y veinticinco tienen una profundidad de mina de Arrayanes. Aplausos, ¡oles…! (ibidem).

Aquí le perdemos la pista a Gabriela Clavijo, que probablemente continuase en Madrid, pues allí volvemos a encontrarla, por última vez, en el año 1937, en plena guerra civil. En el mes de febrero se anunciaba en una de las salas nacionalizadas por U.G.T., el Teatro de la Latina, junto a artistas con los que tantas veces había trabajado, como Estampío, el Americano, Cepero o el cuadro de baile de Frasquillo (Ahora, 1937a: 11). En octubre participaba en un homenaje tributado a Manolo Caracol en el Teatro Alkázar con un elenco de excepción, en el que destacaba la presencia de Pastora Imperio, la Niña de los Peines y Caracol padre (ibidem, 1937b: 7).

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934)

Pastora Imperio (La Nación, 14-4-1934).

En su conversación con El Caballero Audaz, Gabrielita ofrecía un dato que tal vez pueda explicar esos años de ausencia: tras el fallecimiento de su marido se retiró de los escenarios, a los que se vio obligada a regresar una vez dilapidados sus ahorros. Así lo contaba ella misma:

―Habiendo, pues, ganado tanto dinero, ¿tendrá usted por lo menos su vida asegurada?
―¡Nada de eso, zeñó!… ¡Ni mucho menos!… Yo estoy montá al aire, como los brillantes que llevaba en mis tiempos… Cuando murió mi marío, todavía tenía una fortunita, y me retiré de las ‘tablas’… Pero yo tengo un agujero en la mano, y, aunque me esté mal el decirlo, mu buen corasón. No pueo escuchá una pena… Y empecé a da, a da, sin pensar que las cuatro perras que tenía ahorradas podían acabarse… Y así, ha tenío que volver a trabajar ‘la reina del garrotín’, cuando ya el ‘garrotín’ es una cosa de la que no se acuerdan más que los viejos (Carretero Novillo, 1948: 147-148).

Aunque había regresado a los escenarios, en la época en que se celebró la entrevista la bailaora confesaba seguir encontrándose en una precaria situación económica. Vivía con dos perritas a las que llamaba “mis hijas”, y con las que compartía su miseria: “Cuando las cosas están estrechas, reparto con ellas la comida que tengo, y cuando no, ayunamos a medias” (ibidem: 148). A pesar de todo, conservaba la esperanza de recuperar la buena vida de antaño, si lograba cobrar una herencia:

Hace poco me he enterao de que mi abuelo, por parte de mi padre, murió hace muchos años en Cuba y me dejó una fortuna de millones… Hace quince años que me andan buscando pa dármela. ¡Y mire osté: yo sin saberlo!

Pero ahora acabo de darle poderes a un buen abogao pa que gestione allá en La Habana que me entreguen mi herencia… (ibidem).

La Gabriela_antigua bailaora (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid)

La Gabriela, antigua bailaora (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid)

Incluso había decidido lo que pensaba hacer con ese dinero: “fundar un asilo para los Artistas pobres”, porque “yo pa mí necesito mu poco” (ibidem). Mas su proyecto se vio truncado por el estallido de la guerra civil, según la información que nos aporta El Caballero Audaz en su obra Galería, como colofón del texto de la entrevista:

¡Pobre Gabriela, artista miserable, fea y sentimental!

¡Todavía sigue esperando, esperando siempre, aquella herencia hipotética, que no es una fantasía de su imaginación meridional!…

Posee documentos innegables que atestiguan sus derechos, y sus gestiones iban por buen camino… En la Embajada de Cuba reconocían sus razones e incluso se pensaba en facilitarla (sic) medios para que fuera a rescatar su herencia…

Pero estallaron, primero, nuestra guerra civil; después, la mundial, y el Mundo tuvo más que hacer que preocuparse de los derechos hereditarios de la infeliz Gabriela, la bailaora… (ibidem: 149).

Asimismo, el periodista relata cómo la Clavijo, igual que otras muchas artistas de su género que en sus años de juventud y madurez habían saboreado la gloria y el prestigio, en 1948 se encontraba en una situación lamentable: “Y la antaño famosa flamenca, que trenzaba las chuflas, musa del cante jondo, arrastra por los colmados castizos del ‘Barrio Chino’ madrileño su vejez desamparada, disimulando su pobreza mendiga con la venta de décimos de Lotería” (ibidem).

La Gabriela, antigua bailaora, vendiendo lotería (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid).

La Gabriela, antigua bailaora, vendiendo lotería (Foto: Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid).

A modo de conclusión

La figura de Gabriela Clavijo nos interesa por su singularidad y por su calidad artística, cualidades ambas que, llegados a este punto, consideramos ampliamente demostradas. Aunque también dominaba otros palos, se especializó en el garrotín, un baile típicamente femenino con un alto componente de sensualidad, mas prescindió de esto último y explotó su vertiente cómica. Practicó, pues, un baile festero, de chufla, en el que alcanzó gran maestría, en una época ―primer tercio del siglo XX― en la que, como ha quedado patente en el apartado inicial, ese terreno estaba reservado fundamentalmente a los hombres.

Ello no le impidió compartir cartel con grandes figuras de lo jondo, triunfar en los escenarios de toda España, encandilar a artistas tan eminentes como Sergei Diaghilev o Pablo Picasso, y alcanzar el reconocimiento de la crítica y los públicos europeos. Las escasas descripciones de su baile que hemos logrado recopilar nos permiten hacernos una idea de su estilo, caracterizado por un excelente dominio del compás y por el empleo de originales recursos como volteretas o la ejecución de pasos por bulerías tumbada en el suelo. Poco más nos queda por añadir, pues la fotografía publicada en la revista Shadowland (Sanborn, 1921: 41) habla por sí misma.


Referencias:

ABC (1931, 25 de junio). “Gran festival de cantos y bailes regionales en la plaza de toros”, p. 26.

Carretero Novillo, José María [El Caballero Audaz] (1948). “La Gabriela”. Galería: mas de cien vidas extraordinarias contadas por sus protagonistas y comentadas por El Caballero Audaz, vol. 4. Madrid: Ediciones Caballero Audaz, p. 145-149.

El Compostelano (1931, 4 de enero) “Mañana, jueves en el Principal”, p. 1.

El Noticiero Universal (1930, 11 de febrero). “Mañana, estreno en Barcelona de la comedia lírica ‘Nobleza gitana’, con el cantador flamenco Manuel Vallejo”, p. 2.

El Progreso (1931, 13 de enero). “El espectáculo de mañana en el Principal”, p. 3.

Hache (1930, 16 de diciembre). “Teatro Principal”. Heraldo de Zamora, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 29 de mayo). “La hija de Juan Simón”, p. 5.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de junio). “El nuevo cuadro flamenco de cantaores actores obtiene un gran éxito en ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de julio). “La verbena del Montepío de Actores”, p. 5.

Heraldo de Madrid (1931, 11 de marzo). “Cartelera para mañana”, p. 6

La Época (1930, 7 de julio). “Banquete a los autores de ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

La Libertad (1930, 18 de junio). “Correo de teatros”, p. 9.

La Libertad (1930, 30 de julio). “Fiestas madrileñas: ‘Kermesse’ de San Cayetano”, p. 8.

La Prensa (1931, 20 de enero). “Hoy, martes, en el Dindurra: Ópera flamenca – Nueve artistas”, p. 2.

La Vanguardia (1930, 25 de febrero). “Teatro Nuevo”, p. 26.

La Voz de Aragón (1930, 14 de agosto). “Teatro-Cine Parisiana”, p. 6.

La Voz de Asturias (1931, 24 de enero). “La copla andaluza”, p. 8.

Rodanjela (1931, 21 de enero). “Ópera flamenca en Mieres y Gijón”. Heraldo de Madrid, p. 6.


Doña Pilar López… o simplemente Pilar (II)

Aunque desde los ocho años frecuentó los escenarios de la mano de su hermana Encarnación, fue a los catorce cuando Pilar López decidió dedicarse al arte de manera profesional, compaginando esta actividad con su formación académica. Así lo contaba la propia artista a Florencia Ortiz para el diario Lanza décadas más tarde:

“A los 14 años yo no sé qué sentí en mí. Llamé a mi hermana y la (sic) expuse claramente mi deseo de dedicarme a la danza. Me escuchó como una madrecita y no se opuso. Que era mi temor. Claro que accedió a ello, con la condición de que yo por los inviernos me reintegrase al colegio y a mis estudios” (Lanza, 7-7-1956).

Pilar López (Taraí, 25-10-1930)

Pilar López (Tararí, 25-10-1930)

En octubre de 1921, Pilarcita se anunció en el Teatro Romea de Madrid, en cuyo programa de variedades destacaba la presencia de las cancionistas Pilar Osiris y Ofelia de Aragón, y de la gran Antonia Mercé, la Argentina. Aunque en esta ocasión no la acompañaba Encarna, su parentesco ya era suficiente tarjeta de presentación:

“… Había un primeur, una novedad: Pilarcita López, una graciosa artista llena de promesas […]. La nueva bailarina es hermana de la Argentinita, y sigue con mucha gracia sus huellas. Tiene una linda figura, y un arte fogoso y juvenil, en que hay ya mucha seguridad” (La Época, 18-10-1921).

En el mes de diciembre actuó en una fiesta a beneficio de la Cruz Roja organizada por la embajadora de Inglaterra, Lady Isabella Howard, en el Hotel Palace, a la que asistieron la reina Victoria Eugenia y la infanta Isabel. Tanto la cancionista Luisa Vila como Pilarcita López, “oyeron muchos aplausos y fueron obsequiadas con preciosos ramos de flores” (El Imparcial, 18-12-1921).

Durante el verano de 1922, una vez concluido el curso escolar, acompañó a la Argentinita en algunas de sus actuaciones. Juntas se presentaron en ciudades como Bilbao, San Sebastián, Avilés o Logroño; y pasaron las fiestas navideñas actuando con gran éxito en el Salón Imperial de Sevilla.

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre).

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre).

Durante los meses de enero y febrero de 1923 se las pudo ver en el Teatro Cervantes de Granada, en el Eslava de Jerez y en el Principal de Sanlúcar de Barrameda. Las crónicas granadinas dedicaron grandes elogios a Pilar, que demostró estar a la altura de su maestra, por la perfección con que ejecutó sus bailes y dijo sus cuplés, por el lujo de su presentación… “Aquí sí se puede decir con razón aquello de ‘dichoso aquél que a los suyos se parece'” (El Noticiero Granadino, 20-1-1923).

Volar en solitario

Tras la gira andaluza, las dos hermanas separaron sus caminos y Pilar empezó a anunciarse sólo con su nombre de pila, tal vez en un intento de hacer valer sus propios méritos. Mas ambas cosas no eran incompatibles, y la prensa destacó sus virtudes, sin dejar de mencionar su vínculo con Encarnación.

En marzo triunfó en el Teatro Maravillas de Madrid, donde compartió cartel con artistas como María Tubáu, Consuelito Hidalgo o Luisa Vila, y de allí pasó al Teatro-Casino de Guadalajara. La crítica le auguraba “grandes triunfos, pues tiene verdadero temperamento de artista. No puede ocultar que es hermana de la inimitable Argentinita” (Eco Artístico, 31-3-1923).

En el mes de julio actuó en el Ideal Rosales de Madrid, y cantó y bailó con mucho arte y gracia en una comida celebrada en la Embajada de Francia, a la que asistieron los reyes. En agosto conquistó al público del Salón Toreno de Oviedo, que admiró especialmente sus números de baile, y en septiembre alternó con la cancionista y cantaora Emilia Benito en el Circo Price.

Emilia Benito (Antonio Esplugas, Arxiu Nacional de Catalunya).

Emilia Benito (Antonio Esplugas, Arxiu Nacional de Catalunya).

En noviembre regresó al Teatro Maravillas, compartiendo cartel con la cantante Cándida Suárez y la bailarina Isabelita Ruiz. A sus dieciséis años, Pilar se presentaba “más hecha, más perfecta, más artista“, y ocupaba ya “un puesto preeminente en su arte vario y elegante” (La Acción, 3-11-1923), como demostró unas semanas más tarde en el Teatro Moderno de Salamanca.

Allí se anunció junto a la cancionista Pepita Lláser y la bailaora Lolita Astolfi, y deleitó al auditorio con su variado repertorio de danzas y canciones. “El cuplé frívolo, alegre, y el baile en todas sus formas, tienen en Pilarcita López la más genial intérprete” (El Adelanto, 27-11-1923).

El programa estaba compuesto por las actuaciones individuales de cada una de las artistas y concluía con un número de conjunto. En la primera parte, “Pilarcita López [cantó] La rubia de Maxim, Pekín Park, Robe Pierre y un chotis en el que, dicho sea de paso, lució un mantón de Manila riquísimo” (El Adelanto, 28-11-1923).

El número final, titulado ¡Tóo gitano!, consistía en una fiesta flamenca. El escenario se convirtió en “un patio andaluz, con luces, farolillos, tocaores, cañas de manzanilla, mujeres bonitas, bailaoras y cantaoras de flamenco” (El Adelanto, 28-11-1923). Con las sonantas de Ángel Salinero, Eleuterio Rodríguez, Domingo Hernández y Félix Alejo, Pepita Lláser cantó unas sevillanas para que bailaran sus compañeras. Después, “Pilarcita López fue la bellísima gitana que con su Farruca, bailada maravillosamente, obtuvo un triunfo ruidoso y unos aplausos admirativos y entusiastas. ¡Muy bien, magníficamente bien bailada, Pilarcita!” (El Adelanto, 28-11-1923).

Lolita Astolfi (Fundación Juan March)

Lolita Astolfi (Fundación Juan March)

En marzo de 1924, Pilar obtuvo un sonado triunfo en el Teatro Guerrero Mendoza de la localidad murciana de Abarán. El cronista del diario El Tiempo la calificó de artista “prodigiosa“, de “exquisitez depurada“, y vio en ella otras muchas virtudes:

“… el encanto de su garganta de cristal, […] su dicción maravillosa, […] la expresión acabada de sus gestos, […] la aristocracia de sus movimientos, […] ‘ese algo‘, en fin, oculto y misterioso que sólo ella posee, como un don por el cielo concedido que la eleva, en carroza de triunfo a las más altas cumbres del arte. […] Algo encierra su persona que encanta y que fascina, algo que produce inacabable borrachera de placer” (El Tiempo, 12-3-1924).

Bailarina, cantante, pianista…

Tras actuar en el Teatro Rey Alfonso y en el Maravillas de Madrid, en el mes de mayo regresó a Murcia -en esta ocasión, al Teatro Ortiz de la capital-, como directora de una compañía de variedades internacionales en la que destacaba la bailarina Vera Wratislava. Llevaba un espléndido decorado y lujoso vestuario; y, como se esperaba, demostró ser “una bailarina excelente; tiene agilidad y sabe unir a los compases de la orquesta los movimientos rítmicos de su cuerpo gentilísimo” (El Tiempo, 24-5-1924).

Aunque gustó mucho como cancionista, por su “agradable y melodiosa voz” (El Tiempo, 24-5-1924) y por el sentimiento que puso en sus canciones, tanto el público como la crítica disfrutaron más viéndola danzar. Varios periodistas le dieron un mismo consejo: dejar de anunciarse como hermana de la Argentinita, pues “Pilar López es un ‘astro’ con luz propia, que no necesita ese título para arrancar el elogio y el aplauso” (El Liberal de Murcia, 25-5-1924).

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre)

Encarnación López, la Argentinita (Institut del Teatre)

De hecho, cuando volvieron a compartir escenario, en el mes de julio, en el Teatro Pereda de Santander, “Pilar no deslució junto a su hermana” (El Cantábrico, 29-7-1924), pues “lleva ya la ‘marca de fábrica‘ en sus bailes y canciones” (La Atalaya, 31-7-1924). Unas semanas más tarde, en una función aristocrática celebrada en La Granja, mostró una nueva faceta, la de pianista, acompañando a los bailes de la Argentinta (La Libertad, 10-9-1924).

Progresa adecuadamente

A su regreso al Teatro Maravillas de Madrid, en el mes de septiembre, eran evidentes sus progresos:

Pilar, la hermanita de Argentinita, avanza a paso firme a colocarse ‘casi’ a nivel de su excepcional hermana. Tiene una bonita voz, frasea mucho mejor que la temporada anterior, viste muy bien y, sobre todo, es una formidable bailarina. Además, tiene juventud, belleza y simpatía. ¿Se puede pedir más?” (La Libertad, 19-9-1924).

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

Pilar López (La Esfera, 3-4-1926)

En enero de 1925, tras volver a encandilar al público murciano, debutó en el Teatro Romea de Madrid en sustitución de Encarna. Ante el gran parecido con esta última, la prensa le recomendó buscar la diferenciación, puesto que sus extraordinarias cualidades le auguraban un prometedor futuro:

Pilar tiene, por encima de todo, una admiración rayana en idolatría por Encarnita […]. Realmente, como la Naturaleza les ha dotado de una voz muy parecida, hay canciones que, si cerramos los ojos, creeríamos oír a la Argentinita. Por esta razón aconsejaremos a la bella y simpática Pilarín que huya del repertorio de su hermana.

Canta con una gran afinación, tiene voz bastante extensa, simpatía personal y viste con mucho gusto, y, siguiendo la escuela de la familia, baila como se debe bailar, con la severidad del rito, con el dominio de una consumada bailarina y consciente de su arte” (La Libertad, 22-1-1925).

“… es una de nuestras artistas jóvenes […] que están mejor en escena y de las que podemos esperar mucho. Cada vez que la vemos actuar, encontramos en ella algo que no vimos en su actuación anterior, un nuevo detalle de artista ‘cara’ que nos hace concebir risueñas y halagadoras esperanzas.

PILAR es hoy por hoy, una excelente artista, pero muy pronto ha de ser de las primeras” (La Unión Ilustrada, 1-2-1925).

En el mes de abril falleció su madre y en mayo se presentó junto a la cupletista Paquita Garzón en el Salón Novedades de Palencia, con un repertorio que “comprende tanto las danzas clásicas y evocadoras como esas otras bailables, cuyo ritmo conjuntado con los motivos melódicos de la música, hace de ellos una parte integrante de la partitura, que la cumplimenta y le da más vida y expresión” (El Diario Palentino, 15-5-1925).


Lolita Astolfi, cuando el baile se convierte en sentimiento (V)

Seis meses después de iniciar los trámites para disolver su matrimonio, en octubre de 1930 Lolita Astolfi concedió una entrevista al periodista Rafael Solís. Se mostraba triste, decepcionada por los hombres y, la vez, ilusionada ante la perspectiva de volver a entregarse en cuerpo y alma a su profesión:

(Heraldo de Madrid, 10-10-1930)

Lolita Astolfi y el periodista Rafael Solís (Heraldo de Madrid, 10-10-1930)

“-Pero, ¿y lo pasado, Lolita? -preguntamos a la estrella que reaparece, en esta visita que hacemos a su casa para comprobar el rumor.

-¿Lo pasado?… ¡Un sueño!

Y el rostro de la sevillanita menuda y gentil se nubla de tristeza

-¡Un sueño! -sigue diciendo-. Del que he tardado en despertar, pero del que ya he despertado. Nueva vida y existencia nueva. Consagrada sólo a mi arte y a mi familia

[…] La jovialidad ilumina su rostro y nos habla de prisa, muy de prisa, de todos sus proyectos y planes artísticos. Un decorado magnífico; un vestuario formidable de los mejores modistos; un repertorio moderno de bailes de Azagra, Villajos y otros notables maestros, y, finalmente, contratos, muchos contratos, que firma una y otra vez ese hombre acaparador de estrellas y de espectáculos frívolos que se llama Juanito Carceller. […]

-¿Y autorización para trabajar? -preguntamos un poco tímidamente.

-Autorización por escrito y ante mi abogado. Tengo ya varios contratos para provincias; creo que empezaré en Barcelona, y próximamente debutaré en Madrid. Mi madre me acompañará, como antes, a todas partes; mi madre la buena, la única, el verdadero amor… Los demás no existen…” (Heraldo de Madrid, 10-10-1930).

Lolita Astolfi (La Voz, 25-3-1930)

Lolita Astolfi (La Voz, 25-3-1930)

Sin embargo, la ansiada autorización marital aún se hizo esperar unos meses, pues en un primer momento el Juzgado de Palacio se la denegó, basándose en tres fundamentos: en la “idiosincrasia del trabajo”, que suponía una “ofensa” tanto a la mujer como al marido, a los hijos e incluso a algunos espectadores; en la necesidad de los hijos de disfrutar de la “educación maternal“; y en la paga de 2.000 pesetas que debía abonarle mensualmente su marido, cantidad que en la práctica se veía reducida a 350 pesetas.

El abogado de Lolita refutó el auto denegatorio, por considerar que infringía dos artículos del Código de Trabajo: el 4º, según el cual tendría derecho “contratar la prestación de sus servicios individualmente […] la mujer casada, con autorización de su marido, salvo el caso de separación, de derecho o de hecho”; y el 14º, en cuya virtud, “en caso de separación legal o de hecho de los cónyuges, el marido no podrá oponerse a que la mujer reciba la remuneración de su propio trabajo” (La Voz, 27-4-1931).

Lolita Astolfi

Lolita Astolfi

Recién estrenada la Segunda República, que traería cambios importantísimos en lo que respecta a las libertades fundamentales y a la igualdad de género, el caso de Lolita Astolfi no pasó desapercibido. El diario Ahora publicó un artículo titulado “El derecho de la mujer casada a ser artista de varietés”, que se posicionaba a favor de la bailaora y defendía su derecho a ganarse la vida honradamente con su profesión, algo en lo que España aún tenía mucho que aprender de otros países:

“Planteada en un Tribunal americano, la pretensión del marido haría sonreír a la opinión; tramitada en este país de inextinguibles prevenciones hacia la independencia femenina, igualdad de sexos y honradez del trabajo artístico, la solicitud de la esposa pidiendo nada menos que el derecho a vivir de su trabajo estremecerá a muchos moralistas” (Ahora, 28-4-1931).

Reencuentro con el público

En junio de 1931 Lolita Astolfi por fin pudo regresar a las tablas, y lo hizo en uno de sus escenarios predilectos, el Teatro Romea de Madrid, acompañada a la guitarra por Teodoro Castro. Se estrenó, además, en una nueva faceta artística, la de cancionista, y hubo de “cantar diez o doce canciones por aclamación unánime de la concurrencia” (Ahora, 17-6-1923).

Después volvió a la carretera, tan estrella como antes. Compartió cartel con Pepita Lláser en Zamora, con Mercedes Serós en Alicante, y con Conchita Piquer en Zaragoza y Barcelona. También actuó en Valencia y en varios teatros madrileños, como el de la Comedia, el Maravillas, el Eslava y el recién inaugurado Fígaro.

Cartel de Lolita Astolfi (Biblioteca Virtual de Madrid)

Cartel de Lolita Astolfi (Biblioteca Virtual de Madrid)

En todos ellos, “bella, flexible, ondulante, simpática y cautivadora” (Diario de Alicante, 15-8-1931), derrochó arte, gracia y elegancia en sus clásicos bailes andaluces, unas veces acompañada a la sonanta por el maestro Castro y otras, como en el homenaje a Larra organizado por la Asociación de la Prensa, con guitarra y sexteto (La Nación, 9-11-1931).

En enero de 1932 fue, junto a Pilar López, una de las grandes atracciones de la gala de proclamación de Miss España, que tuvo lugar en el Teatro Metropolitano de Madrid. Allí bailó, acompañada por la orquesta y por la bajañí de Teodoro Castro, “dos de sus mejores creaciones, ‘Mango cubano’ y ‘Fandango serrano’ […]. Gracia ceñida, personal, repleta de sabor y de solera” (Hoja Oficial del Lunes, 18-1-1932).

Pilar López, R,amper, Lolita Astoli y Marcos Redondo en el certamen de Miss España (Ahora, 21-1-1932)

Pilar López, Rámper, Lolita Astoli y Marcos Redondo en el certamen de Miss España (Ahora, 21-1-1932)

En marzo fue contratada para intervenir en una fiesta andaluza celebrada en el Hotel Palace, junto la cantaora Rosario la Andalucita y el guitarrista Niño Sabicas; y en abril se presentó en el Teatro Liceo de Salamanca compartiendo cartel con Conchita Piquer. En un momento de “gran decadencia” de las variedades, estas dos artistas se contaban entre las pocas que podían ofrecer una “continuación magnífica” del género:

“Se ha ido lo mediano, para quedar sólo lo bueno, figuras como estas de Conchita Piquer y Lolita Astolfi, capaces, por sí solas de llenar los teatros. […]

Lolita Astolfi, arte puro, solera andaluza, ritmo y armonía, baile de guitarra, que dice toda la maravilla de la danza gitana.

En conjunto de arte, de inspiración admirable, Lolita Astolfi y Conchita Piquer, han personificado el baile, de giros rápidos, taconeo que es música, que lleva prendidas en los vuelos de la falda gitana, las notas cañís de una orquesta, el punteo triunfante y el rasgueo de la guitarra, con la copla exaltada y magnífica” (El Adelanto, 9-4-1932).

A su regreso a Madrid, siguió siendo requerida para actuar en distintas fiestas y beneficios, incluida una función de gala en honor del jalifa de Tetuán, Muley Hassan, que se ofreció en el Teatro Maravillas. En febrero de 1933 se convirtió, junto a Pepita Lláser, en una de las primeras figuras del Circo Price, que buscaba consolidarse como “Catedral de Variedades”. La “reina del baile ‘cañí’ […] arrancó ovaciones clamorosas en sus bailes a orquesta y guitarra, y […] en toda la madurez de su arte exquisito, se consagró una vez más como estrella del baile del más depurado estilo y de la más clásica escuela” (Heraldo de Madrid, 6-2-1933). De hecho, había quien se refería a ella como “la reencarnación de Pastora Imperio en la época actual” (Blanco y Negro, 20-11-1932).

Lolita Astolfi (El Adelanto, 8-4-1932)

Lolita Astolfi (El Adelanto, 8-4-1932)

En la carretera, con la Piquer

En los últimos meses de 1933 Lolita Astolfi emprendió una gira por el norte de España junto a Conchita Piquer. Ambas constituían la atracción principal de un programa compuesto por un nutrido elenco de artistas de variedades, que debutó en el Teatro Principal de Zaragoza el 8 de diciembre. La prensa no escatimó en elogios para la sevillana: “La Astolfi ha llegado a una depuración admirable de sus bailes andaluces y al estilismo elegante del flamenco, que interpreta con estilo y gracia personalísima sin desmerecer de las primeras figuras del arte coreográfico español” (La Voz de Aragón, 9-12-1933).

Sin embargo, su actuación tuvo que ser suspendida debido a una insurrección anarquista organizada por la CNT, que sembró el pánico en la ciudad y obligó a las artistas a permanecer tres días refugiadas en el hotel donde se alojaban, entre un estruendo de balas y cristales rotos. Cuando por fin pudieron salir de Zaragoza, tuvieron que dejar atrás sus equipajes, con “sus trajes de volantes, tan airosos y tan españoles; sus vestidos de pedrería y lentejuelas, lujosos y elegantes” (La Nación, 15-12-1933), y esta circunstancia les impidió cumplir sus compromisos en otras ciudades, como Logroño o San Sebastián.

Lolita Astolfi (Crónica, 9-6-1931)

Lolita Astolfi (Crónica, 9-6-1931)

El 28 de diciembre, la Piquer y la Astolfi reaparecieron en el Cine Astoria de Madrid, en un festival organizado por el comité femenino del Sindicato de Actores. Acompañadas al piano por el maestro Barrera, “rivalizaron en belleza y en arte en un concierto de danzas españolas, admirablemente ejecutadas, que les valió sendos triunfos” (Heraldo de Madrid, 29-12-1933).

Poco después emprendieron una nueva gira al frente de una compañía de variedades selectas, con el espectáculo “Galas 1934”. Completaban el elenco Teodoro Castro y Regla Astolfi, ambos como guitarristas, el pianista T. Cristóbal, las cantantes Pilar Rubí y Maruja Casanoves, el ventrílocuo Ojival, la bailarina exótica Piolita y las bailarinas clásicas alemanas Etta et Steffi, entre otras atracciones.

“Galas 1934” se llevó a escena en el Gran Teatro de Córdoba, en el Cervantes de Sevilla, en el Falla de Cádiz, en el de las Cortes de San Fernando, en el Salón Rodas de Antequera, en el Teatro Isabel la Católica de Granada, en el Cervantes de Almería y en el Circo Barcelonés. En todos ellos obtuvo un éxito “clamoroso”. Entre los números más originales que representaron cabe destacar la “fiesta ranchera argentina ‘Che’” en la que participó toda la compañía en Sevilla (El Liberal de Sevilla, 30-1-1934). La Astolfi, “verdadera maestra de la danza cañí -arte en su más alta expresión-” (Diario de Almería, 3-3-1934), se mostró “cada día más insuperable en sus creaciones” (El Noticiero Gaditano, 24-2-1934).

Reglita Astolfi (Muchas Gracias, 11-4-1925)

Reglita Astolfi (Muchas Gracias, 11-4-1925)

De regreso a Madrid, durante la primavera Lolita se presentó en varias ocasiones en el Dancing Casablanca y fue requerida por Federico Villanueva para actuar en tres fiestas flamencas celebradas en su domicilio de la calle Goya. En la primera, que tuvo lugar en el mes de abril, la acompañaron Conchita Piquer, Teodoro Castro y su hermana Regla:

“Ya se ha merendado, y se ha merendado bien; los cañeros de manzanilla se vacían constantemente; Conchita Piquer y Lolita Astolfi van a actuar; pero las dos grandes artistas, acostumbradas a trabajar en los escenarios del mundo entero, tienen miedo y están nerviosas. Lolita pide más manzanilla; pero la Piquer, que va a actuar de telonera, como dice ella, con mucha gracia, necesita algo que la anime más y pide ‘cock-tail’.

El maestro guitarrista Teodoro Castro rasguea la guitarra -esto está muy alto, maestro; hay que bajar el tono-, y Conchita, entornando los ojos y muy bajito, nos da las primicias de su cante.

Ya se ha roto el hielo; Conchita Piquer es dueña de sí y canta la ‘Procesión del Rocío’, y pone tanta alma y tanto calor en el cante, que el auditorio, contrariado, la jalea y la interrumpe, para ovacionarla al final.

Ahora es Lolita Astolfi la que cautiva con sus maravillosas danzas y nos electriza a todos bailando tangos y alegrías, acompañada a la guitarra por su hermana y Teodoro Castro” (Ahora, 15-4-1934).