Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Pepita Ramos ‘la Niña de Marchena’, una gran revelación (y II)

Durante el verano de 1935 Pepita Ramos recorrió buena parte de la geografía española junto a una compañía de ópera flamenca organizada por el empresario Alberto Montserrat e integrada por algunos de los artistas flamencos más prominentes del momento, a saber:

‒ Al cante, la Niña de los Peines, Pepita Sevilla ‘la Jerezanita’, Pepita Ramos ‘la Niña de Marchena’, Pepe Pinto, el Americano, Canalejas, Peluso, Guerrita y Conchita Aguilar.
‒ Al toque, Manuel Delgado, Antonio Moreno, Esteban de Sanlúcar y Niño Ricardo.
‒ El cómico José María Pavón, Regadera.

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (Ahora, 28-4-1936).

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (Ahora, 28-4-1936).

El grupo debutó el cuatro de julio en el madrileño Circo de Price (ABC, 3-7-1935) y en los días siguientes se presentó en el Teatro Circo Villar de Murcia (Levante Agrario, 25-6-1935), en la plaza de toros de Cartagena (El Noticiero, 3-7-1935), en el Tiro Nacional de Almería (Crónica Meridional, 7-7-1935), en el coso taurino de Alicante (El Luchador, 11-7-1935) y en el Teatro Olympia de Barcelona (La Vanguardia, 12-7-1935).

De nuevo en la capital de España, el dieciséis de julio se les pudo ver en la plaza de toros, con la colaboración del cantaor Pepito Alconera y el bailaor Frasquillo (La Voz, 15-7-1935). A continuación pusieron rumbo a tierras andaluzas, con parada en el coso albaceteño (Diario de Albacete, 17-7-1935).

Actuaron en el Teatro El Norte de Jaén (Yerga Lancharro, Candil nº 78), en la plaza de toros de Córdoba (La Voz, 25-7-1935), en el Teatro Villamarta de Jerez (El Guadalete, 2-5-1935), en el coso taurino de Cádiz (Diario de Cádiz, 4-8-1935), en la Plaza de Toros del Triunfo de Granada (El Defensor de Granada, 7-8-1935) y en la Maestranza de Sevilla (El Liberal de Sevilla, 17-8-1935), antes de regresar al Circo de Price (Heraldo de Madrid, 20-8-1935).

Pastora Pavón, la Niña de los Peines

Pastora Pavón, la Niña de los Peines.

Durante la gira, Pepita Ramos se anunció en distintos lugares como la “nueva estrella andaluza” y su labor fue destacada por algunos medios. El Luchador de Alicante, entre los artistas no conocidos por aquellos lares, hizo referencia a “Pepita Sevilla y la Niña de Marchena, contadores (sic), como ahora se estila, 100 por 100” (11-7-1935). El Diario de Cádiz también subrayó la presencia de la artista marchenera (4-8-1935) y, tras su paso por capital andaluza, el ABC de Sevilla le dedicó estas palabras:

“Merece especial mención la joven artista Pepita Ramos (Niña de Marchena), que fue la revelación de la pasada Semana Santa en Sevilla. Pepita sigue con paso firme su carrera. Una voz bellísima, un estilo personal y el impulso de su juventud, son factores de su legítimo triunfo, que cada día se va afirmando más. Muchos y entusiastas aplausos de los buenos aficionados premiaron la labor de Pepita Ramos” (18-8-1935).

Unas semanas más tarde, ese mismo diario publicó su retrato con el siguiente pie de foto: “En las representaciones de arte flamenco que se han dado recientemente en Price, se ha distinguido notablemente como ‘cantaora’ esta ‘Niña de Marchena’” (6-9-1935).

A principios de octubre Alberto Montserrat presentó en el Circo de Price una nueva troupe compuesta por “los divos del cante Niña de Marchena, Peluso, Niño de Fregenal, Canalejas, Los Gitanillos de la Cava y otras figuras del género” (ABC, 2-10-1935), como las cantaoras Encarnita Díaz y la Duquesita, los guitarristas Manolo Moreno y Esteban de Sanlúcar, y el cómico Regadera.

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (ABC de Sevilla, 5-5-1936).

Pepita Ramos, la Niña de Marchena (ABC de Sevilla, 5-5-1936).

Durante los meses siguientes el grupo también actuó en el Teatro Eslava de Jerez de la Frontera (El Guadalete, 20-10-1935), en el Teatro Dindurra de Gijón (La Prensa, 21-11-1935), en el Coliseo Albia de Bilbao (¡Tararí!, 28-14-1935) y en el Teatro Circo Barcelonés de la Ciudad Condal (La Vanguardia, 11-12-1935). La prensa gijonesa dedicó estas palabras a la joven cantaora:

Niña de Marchena, es una estrella andaluza de nueva creación y poderosa y propia luz. Alumna del viejo y gran maestro Fernando el de Triana, lleva su escuela depurada en la jabera y la rondeña, y como tiene una preciosa voz, clara y potente y una gran afición, es la artista que más rápidamente ha subido, habiendo sido consagrada recientemente” (La Prensa, 21-11-1935).

El día de Navidad la compañía llevó a escena en el Teatro Eslava de Jerez el espectáculo Al pie de la Giralda, obra del periodista y poeta sevillano Manuel G. Álvarez-Franco, que “[n]o es una comedia flamenca ni el tan cansado desfile de cantador tras cantador, sino unas estampas sevillanas de fino estilo […], en la (sic) que se contiene cuanto de típico existe en esta bendita tierra” (El Guadalete, 24-12-1935). El montaje, “altamente cómico”, estaba dividido en un prólogo y tres actos: “1º Estando en el Altozano.- 2º El barrio de Santa Cruz. 3º La alegría del patio andaluz” (La Voz, 14-1-1936).

El reparto original de cantaores y guitarristas se vio reforzado con la incorporación del cómico Revoltoso; las bailaoras la Romerito, la Trianera, María de la Cruz y la Gaditana, los actores Antonio Benavides, Juan García y Antonio Bernal, y las actrices Juanita Ramos, Sara García y Rocío de la Vega.

Durante el mes de enero de 1936 la obra se representó en el Circo de Price (Heraldo de Madrid, 8-1-1936), en el Gran Teatro de Córdoba (La Voz, 14-1-1936), en el Teatro Isabel la Católica de Granada (Noticiero Granadino, 17-1-1936) y en el Cervantes de Sevilla (ABC de Sevilla, 25-1-1936). El diario madrileño El Debate destacó la actuación de la “‘Niña de Marchena’, cantadora de estilo y elegancia” (11-1-1936).

Carmen Amaya (Crónica, 4-8-1935).

Carmen Amaya (Crónica, 4-8-1935).

En febrero de ese año, acompañada por su inseparable Manolo Moreno, Pepita Ramos colaboró en una función benéfica celebrada en el Cine Esperanza de Sevilla (ABC de Sevilla, 26-2-1936). De nuevo en Madrid, en primavera siguió cosechando éxitos en Price (Ahora, 28-4-1936) y en el Teatro de la Zarzuela, donde formó parte de un nutrido elenco de variedades en el que destacaba la presencia de figuras como Carmen Amaya o Miguel de Molina (El Sol, 3-5-1936). A principios de julio actuó en el Salón San Lorenzo de Córdoba junto al Niño del Museo, María la Faraona, el Niño de Azuaga, Tomasa Moreno, Juanita Ramos, Manolo Moreno y Antonio el del Lunar (La Voz, 8-7-1936).

Durante la Guerra Civil, varias noticias sitúan a la Niña de Marchena y su guitarrista en el Teatro Municipal de Castellón, donde trabajaron en los meses de julio y noviembre de 1937, formando parte de sendos espectáculos de variedades (Heraldo de Castellón, 13-8-1937; 22-11-1937). En abril de 1938 se presentaron en el Teatro Máiquez de Cartagena (Cartagena Nueva, 22-4-1938) y en agosto, en el Murcia Park (El Liberal de Murcia, 24-8-1938).

Antonia Ponce, la Niña de Marchena (Fuente: José Gelardo, ¡Viva la ópera flamenca!).

Antonia Ponce, la Niña de Marchena (Fuente: José Gelardo, ¡Viva la ópera flamenca!).

Una vez finalizada la contienda, en octubre de 1939, “la célebre cantadora NIÑA DE MARCHENA, con bulerías de su creación, acompañada a la guitarra por Patena (hijo)”, y compartiendo cartel con el cantaor Niño del Museo y la bailaora Tomasa Moreno (Boinas Rojas, 25-10-1939), se anunció en el Teatro Lara de Málaga; y durante la Semana Santa de 1941 “cantó saetas a la Virgen de la Amargura” desde el local de la Asociación de la Prensa de Sevilla (Hoja Oficial del Lunes, 7-4-1941).

Durante los años cincuenta y sesenta encontramos nuevas noticias sobre la Niña de Marchena, mas entendemos que pueden hacer referencia a Antonia Ponce, una cantaora que, según Blas Vega y Ríos Ruiz (Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, 1988), “[v]ivió de niña en Lorca (Murcia), donde ganó un primer concurso Juvenil de cante. En los primeros años cincuenta, obtiene otro en el programa radiofónico Fiesta en el aire, pasando a cantar en diversos espectáculos flamencos”.

En su canal de YouTube, la Sociedad de Pizarras recoge una decena de cantes impresionados por Pepita Ramos para la casa Regal-Columbia con la guitarra de Manolo Moreno. El hecho de que en uno de los temas aparezcan las palmas de Carmen Amaya nos lleva a pensar que probablemente fuesen registrados en el año 1936, fecha en que los tres artistas coincidieron trabajando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, puesto que tras el estallido de la Guerra Civil la bailaora comenzó un largo periplo por América, de donde no regresó hasta 1947.


Custodia Romero, la Venus gitana del baile flamenco (VIII)

En diciembre de 1936 la encontramos en Ámsterdam junto a Vicente Escudero, que, tras el repentino fallecimiento de Antonia Mercé, se presenta con su propia compañía, secundado por Carmita y Custodia Romero como bailaoras principales. El acompañamiento musical corre a cargo del guitarrista Sabas Gómez y del pianista George Lebenson.

El programa consta de una selección de danzas españolas y flamencas ejecutadas de manera individual por cada uno de los artistas. La estrella principal, Escudero, destaca especialmente en la “Danza del molinero”, la “Farruca” y “Ritmos”, una pieza sin música en la que se puede apreciar su extraordinaria técnica de pies. Carmita seduce en el “Bolero”, mientras que Custodia, “resultó ser una bailarina de gran encanto, especialmente en su ferozmente conmovedora ‘Zambra gitana’”. También llama mucho la atención el animado “Garrotín gitano” que bailan los tres juntos (Dagblad De Gooi- en Eemlander van Woensdag, 16-12-1936) (1).

Vicente Escudero y Carmita García. Junta de Castilla y León.

Vicente Escudero y Carmita García. Junta de Castilla y León.

Tras actuar en el Gooiland Theater pasan al Koninklijken Schouwburg [Teatro Real], donde aún permanece muy vivo el recuerdo de la Argentina. Sin embargo, tanto el público como la crítica terminan rindiéndose ante su arte:

“… Destaca la torre de Escudero en lo alto del ensamble. ‘Bailadora’, bailada por Custodia Romero, fue lo único que alcanzó este nivel de fuerza. El ritmo de las palmas, de las castañuelas, los tacones y los dedos transmitió lenta pero seguramente el entusiasmo de los bailarines al público. Ovaciones después de las ovaciones” (Haagsche Courant, 18-12-1936)

Escudero, así como las bailarinas Carmita y Custodia Romero, que lo acompañan, son artistas técnicamente excelentes. Los tres están más cerca del ‘pueblo’ que Argentina, que, aunque siempre inspirada por motivos populares, había logrado plasmar un género puramente personal, que se había convertido en algo en sí mismo. […]
Un teatro lleno ayer siguió a Escudero y a sus compañeras con creciente entusiasmo; los aplausos, a veces tempestuosos, les obligaron a los tres a hacer bises, con los que fueron generosos” (Het Vaterland, 18-12-1936).

Custodia Romero obtuvo un extraordinario éxito en el baile ‘Zambra Gitana’, que mostró una gran emoción interior” (De tijd, 19-12-1936).

Custodia Romero (Le Petit Journal, 7-4-1937)

Custodia Romero (Le Petit Journal, 7-4-1937). BNF.

En febrero de 1937 la compañía actúa con gran éxito en la gala de la Cruz Roja que se celebra en el Casino Municipal de Pau (Francia):

“Estos tres bailarines, en su estilo de una sinceridad refinada, crean un ambiente apasionante en cada una de sus interpretaciones.
En la primera parte -unas veces acompañados por la orquesta y otras al piano por el Sr. Casenave-, […] recordamos especialmente las realizaciones de la Bailaora de Azagra (C. Romero), la Asturiana de Moureal (Carmita) y Córdoba de Albéniz (V. Escudero y Carmita).
En la segunda parte, El amor brujo de Manuel de Falla, con decorado y vestuario de A. Carretero, se reveló al público como un verdadero ensueño coreográfico. Obra magistral, de exuberante y armoniosa fuerza evocadora, terminó esta sesión de alta calidad artística de una manera hermosa” (Le Ménestrel, 5-2-1937).

A finales de marzo se presentan en la Ópera de Niza con un programa similar, en el que llaman especialmente la atención las originales danzas de Escudero así como “la hermosa bailarina Custodia Romero, a quien se le pidió que repitiera Córdoba, de Albéniz” (L’Art Musical, 26-3-1937). Unos días más tarde llegan al Gaumont-Palace de París con su “ballet gitano”, en el que, además de los artistas mencionados, también figuran Lolita Gómez, Juanito García y Antonio Triana. “El interés de los bailes ejecutados, la belleza de la música, y la elegancia de los intérpretes seducen profundamente al público” (Le Journal, 5-4-1937).

Custodia Romero (Estampa, 4-11-1930). BNE.

Custodia Romero (Estampa, 4-11-1930). BNE.

En el mes de julio se la puede ver, ya en solitario, en el Casino de La Corniche de Argel (L’Écho d’Alger, 3-7-1937), y en otoño la encontramos de vuelta en España, al frente de un espectáculo de arte andaluz en el que comparte protagonismo con el bailaor Rafael Ortega y el guitarrista Víctor Rojas. Completan el elenco el pianista Manuel Navarro, la cantaora Milagros Fernández y la bailaora Rita Ortega, que después es sustituida por la bailarina Sagrario de Córdoba. Con un repertorio de flamenco y danza española -llevan obras de “Falla, Bretón, Chueca, Serrano, Albéniz y Quiroga” (La Información, 15-10-1937)-, la compañía se presenta en distintas ciudades de la zona nacional, como Córdoba, Cádiz, Vitoria, Sevilla y Zamora. En esta última localidad, Custodia “dejó recuerdo agradable de una elegancia y arte que, cuando ella quiere, llegan hasta el grado inimitable” (Imperio, 30-11-1937). En la farruca “hizo unos picados dificilísimos que gustaron mucho a los aficionados” (Heraldo de Zamora, 29-11-1937).

Son tiempos convulsos, en los que está en juego la propia vida, y Custodia demuestra una gran capacidad de adaptación. Si en los primeros meses de conflicto colaboraba en Madrid en los festivales de la C.N.T., ahora, en Andalucía, también se la puede ver en distintos eventos organizados por las fuerzas nacionales. En febrero de 1938, para conmemorar el “aniversario de la liberación” (El Progreso, 10-2-1938), acompañada a la guitarra con Regino Sáinz de la Maza, ameniza una fiesta organizada en el Teatro Cervantes de Málaga y participa en una función de variedades en el Cine Viñas de Motril (Patria, 11-2-1938).

Custodia Romero, por Alfonso Grosso.

Custodia Romero, por Alfonso Grosso.

Poco después, junto a Manuel Vallejo y Rafael Ortega, actúa en el Teatro Cervantes de Sevilla a beneficio de los heridos de guerra. Sin embargo, “no pudo, a causa del denso alfombrado del escenario, interpretar sino una sola de sus admirables danzas. En vista de ello, y ante los insistentes aplausos con que el público solicitaba el bis, Custodia ofreció al general Queipo de Llano lucir en algún próximo festival su arte incomparable” (ABC de Sevilla, 22-2-1938). No tarda en cumplir su palabra, y a principios de marzo interviene en una función celebrada en el Teatro San Fernando a favor “del glorioso Ejército”. Interpreta en solitario “Los claveles”, de Azagra y, junto a Rafael Ortega, “Coplas del Burrero”, bajo la dirección del maestro Navarro, de la Orquesta Bética de Cámara (ABC de Sevilla, 3-3-1938).

Durante el mes de mayo se presenta en varias ocasiones en el Teatro Duque de Rivas de Córdoba, al frente de su propio espectáculo de variedades, en el que Rafael Ortega sigue desempeñando un papel protagonista. También figuran en el elenco la bailaora Rita Ortega, el cantaor Niño de Fregenal, la canzonetista de aires regionales Pepita Molina, la cancionista Rosaura y varios artistas internacionales.

Custodia Romero, ‘La Venus de Bronce’, y el gran bailarín andaluz Rafael Ortega, interpretaron en conjunto con bailarinas, con singular acierto, la canción y danza del fuego del ‘Amor Brujo‘, de Falla; ‘Los Claveles‘, de Serrano, y ‘Los cuatro muleros‘, que fueron ovacionados largamente.
Ambos artistas interpretaron magistralmente la danza ‘La Molinera‘ y la del ‘Sombrero de tres picos‘, de Falla, siendo ovacionados por el numeroso público que llenaba el teatro…” (Diario de Córdoba, 8-5-1938).

Custodia Romero (Estampa, 26-9-1931). BNE.

Custodia Romero (Estampa, 26-9-1931). BNE.

La compañía también actúa en el Cine Municipal de Cádiz y participa en un festival a beneficio de los gitanos organizado por la actriz Carmen Díaz en el Teatro San Fernando de Sevilla (ABC de Sevilla, 17-5-1938). En el mes de julio, la Venus de Bronce llega a Tenerife junto al diestro Juan Belmonte y un grupo de aristócratas sevillanos, con el fin de participar en un festival taurino y otros eventos a beneficio de los familiares pobres de las víctimas del crucero Baleares, hundido en la batalla del Cabo de Palos.

Durante su estancia en la isla, presta su concurso en una función celebrada en el Teatro Royal Victoria, en la que interpreta, entre otros números, “Los claveles”, del maestro Serrano; “Café de Chinitas” y “Los cuatro muleros”, de García Lorca; y “La bailaora”, de Quiroga (La Prensa, 28-6-1938). Asimismo, canta varias canciones ante los micrófonos de Radio Club, que dedica una emisión especial a los viajeros sevillanos (La Gaceta de Tenerife, 29-6-1938), y toma parte en la representación de la opereta “El Conde de Luxemburgo” en el Teatro Guimerá (La Prensa, 29-6-1938).

A su regreso a la península, sigue cosechando éxitos con su compañía de variedades, en ciudades como Palencia, Oviedo, Santander, Soria o Logroño. Su espectáculo triunfa por su “arte, alegría, variedad, gracia”. Custodia es “una verdadera artista”, tanto en sus “bailes clásicos, como el ‘Amor Brujo’ de Falla, en que no hay quien la supere, como en su actuación como canzonetista” (El Diario Palentino, 19-8-1938). Su repertorio también incluye piezas de Turina y Albéniz. Despide el año de gira por las ciudades del Protectorado Español en Marruecos y en enero regresa a Sevilla.


Nota:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es mía.


La Niña de la Alfalfa, reina de la saeta (y VI)

En abril de 1935 Galerín dedica un artículo a Rocío Vega, a quien él mismo bautizara casi dos décadas atrás como La Niña de la Alfalfa. El periodista se lamenta de la mala suerte de aquella muchacha que, a pesar del gran esfuerzo realizado, vio frustradas sus esperanzas de convertirse en cantante de ópera. Según él, “la engañaron”. No era ésa la misión que le tenía reservada el destino, porque Rocío posee un don especial para el flamenco, unos “duendes” que no salen en las partituras ni se aprenden en el conservatorio:

“… No gustó. Lo dice ella misma. ‘No gusté, no señor’. El miedo… los nervios… No sé. Lo que ocurrió entonces no quiero ni pensarlo. Todavía siguieron los inteligentes hablando de la futura diva. Y el tiempo, juez supremo de todo, le dio la razón a la muchacha. ¡A Rocío no le gustaban los macarrones! Le gustaba más el jamón serrano, y Rocío se dedicó a las varietés, y si ha ganado y gana dinero en su vida, ha sido cantando cuplés, a los que les intercala esos duendes flamencos que las cupletistas de por ahí desconocen, porque esos duendes son los duendes de Sevilla. […]

Agustín López Macías, Galerín

Agustín López Macías, Galerín

El músico lleva a los papeles su canción y las artistas andaluzas son las que se encargan de que los duendes levanten al público en vilo. Los artistas que no poseen esos misteriosos duendecillos, cantan siempre lo mismo. […]

El artista que canta flamenco no es tan seguro como el que lo hace por sus estudios; pero llega más al alma el flamenco” (El Liberal de Sevilla, 10-4-1935) (1).

La propia Rocío se muestra optimista y confía en sus posibilidades de triunfar con el repertorio andaluz:

“Todas las que tienen algo propio -nos dice- han vuelto o no se han ido: Pastora, la Argentinita, Raquel… Yo creo que sé cantar las saetas y que en otros números flamencos no desentono. Yo bailo un poquito y toco los palillos como cualquier chavala de mi tierra. ¿Por qué no he de tener suerte? En Madrid se están representando ahora obras de teatro a base de artistas flamencos. Yo no hablo del todo mal y tengo mis pretensiones haciendo coplas. ¿Que no tengo veinte años? El maquillaje, la luz de las baterías y el foco no entienden de edad. Figura, afición, voz y entusiasmo por mi trabajo, no me han faltado todavía. Yo no aspiro a ser “Miss Alfalfa”. Con que me sigan diciendo Rocío, me conformo” (El Liberal de Sevilla, 10-4-1935).

Flamenca de primer nivel

Durante la Semana Santa de 1935 la Niña de la Alfalfa vuelve a entonar sus saetas desde los balcones de Sevilla, y comparte las ovaciones con artistas como La Finito, La Niña de Marchena, El Gloria o el Niño de Mairena.

Después emprende una gira por distintas localidades de Huelva y Extremadura, al término de la cual “marchará a Madrid para impresionar discos de ‘saetas’, y entrará a formar parte de una de las compañías que cultivan el género flamenco” (El Liberal de Sevilla, 19-8-1935).

Rocío Vega en 'La Carcelera' (Diario de Córdoba, 10-5-1936)

Rocío Vega en ‘La Carcelera’ (Diario de Córdoba, 10-5-1936)

En enero de 1936 se anuncia en Córdoba un espectáculo teatral titulado Al pie de la Giralda, en cuyo elenco figuran “Canalejas, el famosísimo as del cante en unión del Niño de Fregenal, Peluso, Regadera, Revoltoso, Niña de Marchena, Encarnita Pérez, Rocío Vega y otros artistas famosísimos” (Diario de Córdoba, 8-1-1936). Un mes más tarde, La Niña de la Alfalfa colabora en una función benéfica que se celebra en Utrera con gran afluencia de público, y en la que también participa el bailaor Rafael Ortega.

En el mes de abril, como cada año, Rocío Vega regresa a Sevilla para cantar a las imágenes de su devoción. Gracias al establecimiento de una estación de radio en La Campana, hasta el público americano podría disfrutar de sus saetas:

“Aquí escuchamos una saeta cantada con el alma y la primera ovación del público […].

Fue la cantaora Rocío Vega, la Niña de la Alfalfa, quien con su privilegidada voz y su inconfundible estilo saludó a la Virgen de la Estrella de este modo:

Mare mía de la Estrella – ampárame con tu manto – que mientras yo tenga vía – he de mandarte en mi canto – la saeta más sentía…

¡Y estalló la ovación! Ya la cantaora no se pertenecía. Era del público. Y así cantó varias saetas, entre aclamaciones. […]

La última en llegar fue la de San Jacinto, que entró cerca de la una.

Aquí otra vez Rocío Vega volvió a poner al rojo al público, cantando.

Ya va a su casa la Estrella – Triana está iluminá – con el oro de su manto – y el reflejo de su cara – por donde quiera que va – la luna a verla se para” (El Liberal de Sevilla, 7-4-1936).

Rafael Ortega

Rafael Ortega

Se avecinan tiempos difíciles

La última aparición pública de La Niña de la Alfalfa de la que tenemos constancia antes del estallido de la Guerra Civil tiene lugar en el Teatro Principal de Cabra (Córdoba), en un homenaje al pintor Julio Romero de Torres. La sevillana interpreta los siguientes números:

“La Musa Gitana, original de Juan Soca. Recitación de Rocío Vega, con acompañamiento de orquesta.

Soleares a Julio Romero de Torres, escritas por J. S., por la Niña de la Alfalfa, acompañada a la guitarra por Joaquín Cañero. […]

La Jaca (canción), por la Niña de la Alfalfa. Letra de Perelló. Música del maestro J. Mostazo.

Triniá (canción), por Rocío Vega. Letra de Valverde y León. Música del maestro Quiroga. […]

Semana Santa en Sevilla (marcha y saetas). Letra de Juan del Sarto y música del maestro Quiroga, por la Niña de la Alfalfa. […]

Estreno de la canción española La Carcelera, expresamente escrita para este acto por el ilustre maestro Francisco Alonso, letra de Juan Soca. Reproducción plástica del célebre cuadro de Julio Romero de Torres. Verdadera creación de Rocío Vega (Niña de la Alfalfa)…” (ABC de Sevilla, 7-5-1936).

En junio de 1938, en plena contienda, se la puede ver en el Teatro Cervantes de Sevilla, en una función benéfica en la que también participa Eloísa Albéniz, entre otros artistas, que “interpretaron con general aplauso la atrayente revista titulada ‘Luces de España’” (ABC de Sevilla, 7-6-1938).

Eloísa Albéniz (La Union Ilustrada, 16-2-1921)

Eloísa Albéniz (La Union Ilustrada, 16-2-1921)

Una vez finalizada la guerra, Rocío Vega interviene en la gran Fiesta de la Victoria organizada por la Agrupación Sur de Carros de Combate en el cortijo ‘Las Quemadas’ de Córdoba:

“Terminada la corrida, se organizó una gran fiesta flamenca, en la que tomaron parte la Niña de la Alfalfa, Vallejo, el Sevillano, el mago del baile gitano Rafael Ortega y un cuadro flamenco, con elementos de Sevilla, Cádiz y Córdoba, a los que acompañaba un coro de gitanillos verdad, que bailaron y cantaron al compás de las guitarras” (ABC de Sevilla, 26-5-1939).

A partir de ese momento, no son muchas las apariciones públicas de Rocío Vega, que sigue manteniendo la tradición -eso sí- de cantar cada Semana Santa sus apreciadas saetas. En 1943 actúa como artista invitada en un concurso de saetas organizado por Radio Sevilla y también se la puede ver ese verano en las fiestas de Alcolea del Río (Sevilla) “al frente de su cuadro artístico” (ABC de Sevilla, 23-9-1943).

Artista hasta el final

La última aparición de La Niña de la Alfalfa de la que hemos hallado noticia tiene lugar en la Plaza de Toros del Triunfo de Granada en julio de 1947, junto a un elenco de excepción:

Pepe Marchena con su grandioso espectáculo Pasan las Coplas, integrado por 40 artistas valiosísimos. Niña de la Puebla, El Americano, El Peluso, Ramón Montoya, José Cepero, Manolo el Malagueño, Rosita Durán, Lola Ortega, Guerrita, Pericón de Cádiz, Pepe Azuaga, Niña de la Alfalfa, Luquita” (La Prensa, 14-7-1947).

La Niña de la Alfalfa

La Niña de la Alfalfa

Según la saetera Angelita Yruela, Rocío le canta por última vez a la Estrella en 1969, año en que deja de salir a la calle debido a la enfermedad que padece. En su domicilio de la Calle Peral, la voz de La Niña de la Alfalfa se apaga para siempre el 16 de julio de 1975, sólo unos meses después de haber sido nombrada hermana de honor de la Hermandad de la Estrella y de haber recibido un merecido homenaje promovido por la Junta de Damas de dicha entidad:

“Culminó la obra de las mujeres de la Estrella cuando conseguimos que se le descubriese un azulejo en la Alfalfa, donde ella empezó a cantar, cosa que le pedimos al Ayuntamiento. Nos prometieron que así se haría, y así se hizo. El día 15 de diciembre de 1974, a la una de la tarde, quedó el nombre de Rocío Vega Farfán grabado para siempre, justo al lado de un balcón, ya que en los hierros de muchos balcones de Sevilla se enredaron más de una vez la voz de esta mujer sencilla, que rezándole a nuestras Vírgenes se iba dejando en el aire jirones de su corazón.

Todavía cuando la llevaban desde su habitación de la clínica a recibir su sesión de cobalto recordaba los versos que le dedicaran grandes poetas, como José María Pemán y tantos otros. Ella se hacía poeta y le musitaba esta oración a su Virgen:

Balconcito de la Estrella,
donde tanto he ‘salío’ a verte,
‘pa’ decirte muchas cosas.
¡Todas las que Tú mereces!
Pero aún hay muchas más
¡Las que mi corazón siente!
Aunque no puedo expresar
porque me encuentro,
¡No sé!, como inerte.
Pero aún puedo decirte,
¡Virgencita! ¡La Valiente!
es que me encuentro enfermita
y no puedo ir a verte.
Y si Dios me recogiera
porque lo crea conveniente,
en el lugar donde esté
siempre te tendré presente” (Angelita Yruela Rojas, ABC de Sevilla, 22-7-1975).

 

Algunos cantes de la Niña de la Alfalfa, por cortesía de Pedro Moral:

NOTA:

(1) Las referencias de la prensa sevillana de 1916 a 1936 han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y se encuentran disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.