Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Isabelita Ruiz, la gran estrella jerezana del baile (I)

Jerez de la Frontera es tierra de buenos vinos y también de excelentes artistas. Allí han visto la luz grandes bailaoras, como Juana la Macarrona y su hermana María; Magdalena Seda, La Malena; Juana y Fernanda Antúnez; Juana La Sordita o Rosa Durán; y cantaoras como María Valencia, La Serrana; Luisa Requejo; Isabelita de Jerez; o La Paquera.

Isabelita Ruiz (La Revue Limousine, 26-11-1915)

Isabelita Ruiz (La Revue Limousine, 26-11-1915)

Muchas de esas artistas saborearon las mieles del éxito fuera de su ciudad natal y llevaron el nombre de Jerez por los mejores escenarios. Algunas incluso alcanzaron gran fama a nivel internacional, como es el caso de la universal Lola Flores, o de la bailarina y bailaora a la que hoy recordamos, Isabelita Ruiz, toda una estrella del espectáculo a quien el tiempo no ha hecho demasiada justicia.

Sus orígenes familiares

Isabel Ruiz viene al mundo en 1902, en el número 12 de la jerezana Plaza Alfonso XII (hoy, Plaza del Arenal) (1). Su afición por el baile le viene de familia. No en vano es nieta de Isabel Santos, otra célebre bailaora jerezana, que en el último tercio del siglo XIX compartió escenario con algunos de los mejores artistas flamencos de su tiempo (2), y que dedicó los últimos años de su vida a impartir clases de baile en su academia de la madrileña calle de la Aduana (3).

Sin embargo, a pesar de los antecedentes familiares, se puede afirmar que Isabelita es prácticamente autodidacta, según se desprende de la entrevista concedida años más tarde al periodista José Montero Alonso, que escribe lo siguiente sobre ella:

Isabelita es un caso tipo de este instinto del arte. Nadie guía sus pasos y sus movimientos en la danza. No tiene maestras, no va a academias de baile flamenco. Sólo una abuela suya -que fue bailaora- enseña algo a la pequeña. Y la pequeña va mostrando lo que en ella hay de gran artista. Sus años escasos revelan ya una personalidad, un modo propio de ver y sentir el baile. Todo en él es finura y elegancia: lejos los retorcimientos y las violencias que antes parecían necesarios al arte flamenco” (Mundo Gráfico, 14-12-1927).

Isabelita Ruiz (Eco Artístico, 5-8-1919)

Isabelita Ruiz (Eco Artístico, 5-8-1919)

Por tanto, no es extraño que tanto Isabel como su hermana María iniciaran su carrera artística a una edad bastante temprana. En torno a 1910 ambas se encuentran en Madrid, donde reciben las enseñanzas de su abuela, y se anuncian como “Las Jerezanitas, preciosa pareja de niñas cupletistas-bailarinas” (Eco artístico, 5-6-1911), con dirección permanente en el número 38 de la calle Mesonero Romanos (4).

Primeros éxitos de ‘Las Jerezanitas’

En otoño de 1910, Isabelita y María Ruiz se presentan en distintas salas madrileñas de variedades, como el Royal Kursaal, donde coinciden con las hermanas Borrull. Posteriormente inician una gira por el norte de España, que las lleva a ciudades como Santander, Valladolid, Vigo o Pontevedra. En todas ellas “gustan más cada día las renombradas cupletistas y bailarinas conocidas por Las Jerezanitas” (Eco artístico, 25-10-1910). La “encantadora pareja de bailes” (Eco artístico, 5-12-1910), por su gracia y elegancia, cosecha “grandes ovaciones” (Eco artístico, 15-11-1910).

En los primeros meses de 1911 fallece la maestra Isabel Santos. No obstante, a pesar de su corta edad, sus nietas gozan ya de una cierta fama en distintos escenarios madrileños, como el Salón Luminoso, Lo Rat Penat e incluso el teatro Romea, la mismísima “catedral de las variedades”:

Salón Luminoso. […] La sin rival pareja de niñas duetistas Las Jerezanitas fue objeto de una ruidosa ovación, justo premio a lo meritísimo de su trabajo” (Eco artístico, 15-2-1911).

Romea.- Las Jerezanitas es una pareja de niños que anoche hizo su primera presentación en este teatro.

Los niños ejecutaron varios bailes con gran perfección.

Muchos fueron los aplausos que cosecharon” (La Correspondencia de España, 27-2-1911).

Romea.- El debut de las lindas artistas Las Jerezanitas ha sido otro éxito de este afortunado teatro” (La Correspondencia de España, 28-2-1911).

“Salón Luminoso. […] Las Jerezanitas, cupletistas y bailarinas, que son dos monumentos de gracia, picardía y arte. El respetable dio señaladas muestras de su entusiasmo, […] volviéndose loco con esos lindos retoños llamados Jerezanitas” (Eco artístico, 5-4-1911).

Isabelita Ruiz (Eco Artístico, 5-8-1919)

Isabelita Ruiz (Eco Artístico, 5-8-1919)

Tras algunas actuaciones en Madrid y otras ciudades cercanas, Las Jerezanitas se presentan en Portugal, en escenarios como el Casino Setubalense, y en el mes de agosto ponen rumbo a tierras americanas.

‘Las Jerezanitas’ triunfan en Brasil

Su primera gira brasileña comienza en la localidad de Belem, en el estado de Pará. Allí se anuncian en septiembre de 1911, en el Teatro de la Paz, “las traviesas e interesantes niñas Las Jerezanitas, verdaderas incentivadoras de la risa” (Estado do Pará, 9-9-1911) (5).

Una vez cumplido ese compromiso, con gran éxito, Isabel y María Ruiz son contratadas por la empresa del Moulin Rouge para actuar en distintas ciudades. Las hermanas permanecen en Belem hasta finales de año, y en diciembre se presenta en el Teatro Cinema-Helvética de Pernambuco “la excelente pareja de baile y canto español LAS JEREZANITAS, sin rivales en los boleros” (Jornal de Recife, 25-12-1911).

En esa sala comparten cartel y aplausos con The Selects, entre otros artistas. María e Isabel destacan por sus “graciosos bailes de Farrucas, Garrotines, Boleros, Malagueñas y otras cosas más de la tierra de la gracia, España” (Pequeno Jornal, 3-1-1912). Las jovencísimas artistas no tardan en conquistar al público y a la prensa, que se refiere a ellas en estos términos:

LAS JEREZANITAS
Dos graciosas niñas hacen, actualmente, las delicias de la platea del teatro-cine ‘Helvética’, que son Las Jerezanitas, agradable número de baile y cante español.

Tuvimos ocasión de apreciar anoche a estas interesantes pequeñas, artistas en formación, y que, a pesar de su poca edad, vienen ya precedidas de fama por la fidelidad de sus trabajos como cupletistas y bailarinas.

En los bailes regionales de la […] patria del Cid, son excelentes.

Hemos visto a otros artistas de este género, pero no nos satificieron como las alegres Jerezanitas, en los célebres bailes de Jota aragonesa, tango andaluz o Seguidillas sevillanas, en los cuales, como dicen los españoles, derraman ‘la gracia, la sal y el salero de Andalucía’.

El difícil baile punteado, ‘solo inglés‘, es ejecutado por una de las pequeñas que no tiene ni quince años, con mucha perfección.

Su voz agrada por la perfección y limpieza, aunque sea una voz de niña” (Pequeno Jornal, 9-1-1912).

Isabelita Ruiz (Muchas Gracias, 30-7-1919)

Isabelita Ruiz (Muchas Gracias, 30-7-1919)

Hasta la prensa española se hace eco de los éxitos de Las Jerezanitas en Brasil. La revista Eco artístico publica la siguiente reseña:

PERNAMBUCO (Brasil).
Teatro Cinema-Helvético.- En este coliseo han sido recibidas con entusiasmo Las Jerezanitas, que ya en Pará fueron las predilectas del público del Moulin Rouge.

Su gracia al cantar y su arte y desenvoltura al bailar, sobre todo en el baile inglés, es la característica de Las Jerezanitas, artistas de gran fama y que llevan por doquier la garantía de su nombre a Empresas y público” (25-1-1912).

En marzo de 1912, Isabelita y María Ruiz se despiden del público del Teatro Cinema-Helvética de Pernambuco, que obsequia con un “gran festival artístico” a las “queridas y predilectas artistas Las Jerezanitas, las niñas precoces en farrucas, garrotín, boleros y jotas aragonesas” (Pequeno Jornal, 19-3-1912)

Durante la primavera y el verano de 1912, las hermanas Ruiz siguen cosechando éxitos en tierras cariocas. El teatro Palace, de Río de Janeiro; el Polytheama y el Circo Spinelli, de Sao Paulo, son algunos de los escenarios en los que se puede admirar el arte de las dos pequeñas. A finales de año, Las Jerezanitas marchan a Buenos Aires, donde continúan con su gira triunfal.

En verano de 1914 encontramos a Isabelita Ruiz de nuevo en España, concretamente en Ceuta, con el nombre artístico de “Estrella Jerezana”. La “simpática canzonetista y bailarina en miniatura […] cosecha muchos aplausos y […] ha sido varias veces prorrogada” (Eco artístico, 15-7-1914). Su hermana María permanece en Brasil, donde contrae matrimonio y emprende una brillante carrera como actriz (6).


NOTAS:
(1) Datos aportados por José Luis Jiménez en la web “Gente y Habitantes de Jerez de la Frontera”.
(2) Por citar sólo algunos ejemplos, en 1879, Isabel Santos actúa en Valencia y Madrid junto a Concha la Carbonera. En 1881 vuelve a coincidir con la bailaora granadina, y con Antonia la Roteña, en el Salón Filarmónico de Sevilla. En 1897, comparte escenario en Madrid con Juana y María Vargas, Las Macarronas; Antonia y Josefa Gallardo, Las Coquineras, Antonio Chacón y Merced la Serneta, entre otros artistas.
(3) La genial Pastora Imperio confiesa a El Caballero Audaz que cuando era niña tomó sus primeras lecciones de baile, a escondidas de su madre, en la academia de Isabel Santos, que se encontraba en el mismo edificio donde vivían los Rojas Monje (en Lo que sé por mí, Mundo Latino, 1922).
(4) Unos meses más tarde, la dirección que aparece en el anuncio es la siguiente: Travesía del Horno de la Mata, 7 y 9, 2º dcha.
(5) La traducción de todos los textos extranjeros es nuestra.
(6) Según afirma la propia Isabelita Ruiz, en una entrevista concedida a la revista Mundo Gráfico: “Estuvimos después en América, en el Brasil. Mi hermana se casó allí, y allí se quedó. Yo volví a España y continué trabajando” (14-12-1927).


Rita la Cantaora, un mito muy real

Si ha existido una mujer en la historia del flamenco cuyo nombre se asocia indefectiblemente al atributo de cantaora, ésa es, sin duda, Rita… “Rita la cantaora”.

Rita la Cantaora (<em>Estampa</em>, 8-6-1935)Rita la Cantaora muestra la bata que lució en su última actuación (Estampa, 8-6-1935)

Aunque hay quienes puedan pensar que se trata de un personaje de ficción, de una mera metáfora creada para dar sentido al popular dicho -“Eso lo va a hacer Rita la cantaora”-, lo cierto es que Rita existió y, según hemos podido comprobar, su fama fue merecida, pues no en vano se convirtió en una de las artistas flamencas más destacadas de su tiempo. De hecho, y por mencionar sólo un ejemplo, en 1885 el periódico El Enano le dedicaba un largo poema, del que reproducimos algunas estrofas:

“Del pueblo andaluz señora,
todo el elogio merece,
que su mirar enamora,
que una rosa que florece
es Rita la Cantaora.

[…]

Su bello rostro es moreno,
con su sonrisa me encanta,
y de placeres me lleno,
es redonda su garganta
y es curvilíneo su seno.

Su talle airoso se mueve
lo mismo que una piragua;
nadie a igualarla se atreve
y desliza su pie breve
como una linfa del agua.

[…]” (El Enano, 3-8-1885).

Rita Giménez García nació en 1859 en Jerez de la Frontera, si bien algunos autores, como Núñez de Prado, la creen oriunda de Sanlúcar de Barrameda. Desde muy joven destacó por sus dotes para el cante y el baile flamenco, que pronto se convirtieron en su medio de vida.

Rita interpretaba con maestría los cantes considerados mas difíciles, sobre todo las malagueñas y soleares, y derrochaba gracia a raudales en los palos festeros, especialmente en las bulerías de su tierra. Incluso era capaz de marcarse unos pasos de baile en sus propias actuaciones. Según distintas fuentes, precisamente las envidias suscitadas por esa superioridad de la cantaora podrían encontrarse en el origen del referido dicho, que se extendió por toda España y sigue usándose en nuestros días.

La estrella de los cafés cantantes madrileños

Rita desarrolló la mayor parte de su trayectoria profesional en Madrid, donde se convirtió en una figura destacada de los cafés cantantes. En una entrevista concedida a la revista Estampa en 1935, ella misma relataba cómo fueron sus comienzos en la capital de España:

“Una ve me oyó un agente teatrá, y me contrató. Trabajé por primera ve con las Macarrona y Juan Breva. […] Era en la caye Arcalá, mismamente aonde está ahora la Equitativa. Entonse había un solá; en é hasíamo teatro de verano” (Estampa, 8-6-1935).

El cantaor Juan BrevaEl cantaor Juan Breva

Así, pues, Rita debutó en el Café Romero, junto a algunas de las estrellas más rutilantes del universo flamenco de la época, como las bailaoras Juana y María Vargas, las Macarronas, y el cantaor Juan Breva. En aquellos gloriosos años, la cantaora también coincidió con Francisco Lema, Fosforito, las hermanas Coquineras o la Paloma; y, ya en los años veinte, compartió escenario con Manuel Pavón y Manuel Escacena, entre otros artistas.

La prensa de la época se hace eco de algunas de sus actuaciones. Así, por ejemplo, sabemos que en marzo de 1892 Rita participó en una función benéfica celebrada en Madrid. El espectáculo consistía en la representación de la obra Mi mismo nombre y en la actuación de un cuadro flamenco integrado por grandes artistas, como el cantaor Juan Breva, la bailaora Pepa Gallardo, la Coquinera o el guitarrista Paco de Lucena, además de la propia Rita.

En agosto de ese mismo año, en el madrileño Circo de Parish se representa la pantomima La feria de Sevilla, con la participación de la bailarina Soledad Menéndez y, “en el cante y baile flamenco, Juan Breva y Rita la de Jerez” (El Heraldo de Madrid, 9-8-1892).

Entre 1984 y 95, Rita aparece en varias ocasiones en el cartel del Liceo Rius, siempre junto a artistas de primerísimo nivel. Veamos algunos ejemplos:

“El viernes 25 se celebrará en el Liceo Rius una función extraordinaria de cante y baile andaluz, bajo la dirección del conocido cantaor José Barea. En esta función tomará parte todo lo más distinguido del gremio de cantaores y bailaores existentes en Madrid. Con decir que entre los artistas de ambos sexos figuran entre otros la Macarrona, Rita García, las Borriqueras, Matilde Prada, el Breva, el Malagueño, Barberán, Medina y Barea, basta para que los aficionados a este género estén de enhorabuena” (El Heraldo de Madrid, 23-5-1894).

“Esta noche, en el Liceo Rius, gran festival de cante y baile andaluz, organizado y dirigido por el célebre Juan Breva. Bailarán las Borriqueras, la Paloma, Luis Pérez y el Pichiri; cantará Rita García, por el estilo de Chacón y Fosforito, y por los suyos propios el Breva, el de Jerez, Barea y José Calvo. […]” (El Imparcial, 11-12-1894).

“Mañana por la noche, en el Liceo Rius […]. Bailarán las Macarronas, la Borriquera, Adela Ayala, Dolores López, Manuela Romero, Luis Perea y el Pichiri. Cantarán Rita García, Adela Ayala, Félix Magán, Paco el Malagueño, Revuelta, el Tuerto de Madrid y otros. […]” (El Imparcial, 31-1-1895).

“Liceo Rius. Hoy martes, gran función de cante y baile andaluz por los más afamados artistas del género. Bailarán las Macarronas, Carmen la de Pichiri, María Malvido y Lola Sánchez, cuñada del célebre Silverio. Cantarán Rita García, insustituible en malagueñas y seguirillas; Antonio Ortega, conocido en el siglo flamenco por Juan Breva; José Barea y el Fosforito […]” (El Imparcial, 5-7-1895).

Cafe Imparcial, de MadridCafe Imparcial, de Madrid

Dos años más tarde, esta vez en el Salón Variedades, volvemos a encontrar a “la tan aplaudida y simpática cantadora Rita García” (El Día, 16-6-1897), que comparte escenario, una vez más, con María la Macarrona, Salud Rodríguez y José Barea, entre otros artistas.

En 1901, en un reportaje publicado por la revista Alrededor del mundo, se hace referencia a Rita como una de las mejores cantaoras flamencas del momento. En 1902, la artista vuelve a presentarse en el Variedades, junto a Paca Aguilera; y, en 1906, forma parte del cuadro flamenco del Café del Gato.

A través de un reportaje publicado en 1929 en El Heraldo de Madrid, sabemos que “la Rita de Jerez”, en sus años de esplendor, también hizo gala de su arte en otros locales de la capital de España, como el Café Imparcial, al que “en pleno apogeo de sus facultades vino a hacer suerte, ganando tres duros diarios” (13-11-1929).

De la gloria al olvido

En 1904, en su obra Cantaores Andaluces, Núñez de Prado destacaba las excelentes cualidades artísticas de Rita, a quien comparaba con el mismísimo Antonio Chacón:

“La popularidad de su nombre es inmensa, y generales las simpatías de que goza, y esto lo debe tanto a sus cualidades de artista, como al atractivo de su carácter alegre, comunicativo […]. Es justamente admirada, y aun más justamente aplaudida, porque dentro de ella hay algo que no pertenece a la generalidad, que no es vulgar, que lleva consigo […].

Es difícil, muy difícil, encerrar en las grandiosidades majestuosas del malagueño de Chacón los caprichosos jugueteos del cante de Rita, sin que el contraste se haga notar de manera antipática, y sin embargo, ella ha conseguido hacer esto, y lo ha hecho con un tacto tan exquisito, que su labor es un merecido triunfo, lo que constituye la mejor ejecutoria de su alma de artista”.

Pocas referencias más encontramos sobre esta cantaora, hasta la publicación de la mencionada entrevista en Estampa, firmada por Luisa Carnes, quien presenta a la protagonista con estas palabras:

Rita la Cantaora, de tan famosa, llegó a ser para la nueva generación sólo un refrán. ‘¡Anda, que te vea Rita la Cantaora!’ ¿A quién no le han dicho esto alguna vez? Pero Rita no es sólo un refrán. Rita, que ha sido en su época la más famosa cantaora de flamenco, es hoy una viejecita simpática, que vive consagrada al cuidado de su casa humilde y al amor de sus cuatro nietos” (8-6-1935).

El cantaor Franciso Lema, FosforitoEl cantaor Franciso Lema, Fosforito

La anciana cantaora, que reside en Carabanchel Alto, además de recordar su debut en los escenarios madrileños, relata a la periodista la última de sus actuaciones, que tuvo lugar en 1934 en el Café Magallanes, junto a otras viejas glorias del flamenco:

“Como ahora no hay má que niño en esto der flamenco… una mujé, que le gustan estas cosas, se decidió a formar un cuadro de viejo. Y me yamaron. Aparesimo en un café de Magallane casi toos los antiguos. Ayí estaban Las Coquinera, Fosforito, y no me acuerdo de cuántos má. […]

Mire usté, cuando aparesimo, to se gorvían grito y viva a nosotros. Desían: ‘¡Vivan los viejos!’ ‘¡Viva la solera der cante y der baile!’ Era mu emosionante. Yo yevaba una farda blanca y negra y una blusa blanca; no se la enseño porque la tengo lavá. Y, claro, mi clavelito. Que aquí lo conservo. […]

lo del año pasao no se me orviará mientras viva. Tos los viejos reuníos. ¡Aquello! Ahora no hay más que buena vose, y fandanguillos, cosa fina, pero na… Se acabó la sabiduría der cante y del baile”.

Una vez más, se repite la historia de tantas y tantas artistas que, tras haber saboreado las mieles del éxito y el triunfo, terminan sus días olvidadas y en la miseria. “Lo púe ser to”, se lamenta Rita. “He vivío como una reina […] Y ahora soy más probe que las ratas. […] Tuve a mi vera a muchos hombres, que me hubieran elevao… y me casé con un vorquetero de Carabanché. ¡La vía! Si uno supiera er fin que le aguarda en eya, ya viviría de otro mo”. Y qué mejor manera de expresar sus penas que a través del cante. La anciana Rita regala a la periodista un par de coplas de su repertorio:

“Males que acarrea el tiempo,
quién pudiera penetrarlos,
para ponerle remedio
antes que viniera el daño”

“Tengo mi ropita en venta,
yo tengo mucha fatiga,
nadie me la quié comprá
y a mí er venderla me obliga”

En 1936, en plena Guerra Civil, por motivos de seguridad, la población de Carabanchel Alto es evacuada, y Rita es acogida, junto a su familia, en la pequeña localidad castellonense de Zorita del Maestrazgo. Allí fallece, a la edad de 78 años, el 26 de enero de 1937.


Antonia la Coquinera, genial bailaora y musa de pintores (y II)

Durante los meses de abril y mayo de 1898, la Coquinera figura en el cuadro de cante y baile andaluz que acompaña las representaciones del sainete La buena sombra, en el madrileño teatro de la Zarzuela. El éxito obtenido en la primera función convierte en imprescindible la presencia de los artistas flamencos:

“… para que los extranjeros puedan conocer el clásico baile y cante andaluz, para esta sola noche se ha contratado un notable cuadro de artistas de este género, en el que figuran las célebres bailaoras Matilde Prada y Antonia Gallardo (La Coquinera), además de los celebrados artistas andaluces Antonio Sierra y José Castellano” (La Época, 16-4-1898).

“ En el último cuadro, hubo un numero de cante y baile flamenco, en el que tomaron parte las bailadoras Matilde Prada y Antonia Gallardo, a las que no se cansaba el público de aplaudir. El baile tuvieron que repetirlo hasta cuatro veces, cosechando no pocos aplausos. La empresa ha contratado a las celebradas bailarinas para que tomen parte todas las noches en la obra” (El Día, 16-4-1898).

“La empresa, en vista del buen éxito obtenido por las bailaoras del genero flamenco Matilde Prada y la Coquinera, ha contratado a varios artistas de cante y baile andaluz, que actuarán todas las noches en el último cuadro de La buena sombra” (Diario Oficial de Avisos de Madrid, 20-4-1898).

El 16 de mayo, la obra se representa “a beneficio de las aplaudidas Matilde Prada y Antonia Gallardo, la Coquinera” (El Liberal,16-5-1898).

En abril de 1900, Antonia figura en el Gran Cuadro de Baile Flamenco que actúa en el Café Concierto Novedades de Sevilla, junto a las bailaoras Juana Valencia, Juana Antúnez y María Malvío, y al cantaor Antonio Cordero. Tres años más tarde se encuentra en el Salón Filarmónico, donde comparte escenario con Pepa Oro, Enriqueta ‘la Macaca‘, Carmen ‘la Pichira‘ y Carlota Ortega, entre otros artistas.

La gracia y el atractivo de esta artista cautivan a propios y extraños, incluido el pintor holandés Kees van Dongen, que en 1906 la convierte en protagonista de su óleo “Antonia la Coquinera”, que se conserva en el Museo Hermitage de San Petersburgo.

"Antonia la Coquinera" (1906), por Kees van Dongen“Antonia la Coquinera” (1906), por Kees van Dongen

Entre Madrid y Sevilla

En 1908 volvemos a encontrar la pista de Antonia Gallardo en el Novedades sevillano:

“Ahora trabajan en dicho local los siguientes artistas:
Tocador de guitarra, José Triana, ‘El Ecijano‘.
Cantadores: Antonio Valiente, ‘El Macareno‘, uno de los más famosos y que más se distinguen en el género andaluz, y José Pérez, ‘El Tiznao‘.
Bailadoras: Magdalena Seda; Antonia Gallardo, ‘La Coquinera‘; Juana Junquera; Rita Ortega.
Cantadora: Teresa Seda, ‘La Jerezana‘. […]
Este cuadro, tan completo y numeroso, no lo puede costear ningún establecimiento de Madrid de la índole referida” (El Globo, 3-10-1908).

En septiembre de 1911, también en Sevilla, la revista Eco Artístico informa sobre el debut en el salón Pasarela del Cuarteto Andalucía, dirigido por Víctor Rojas e integrado por “Antonia Gallardo y María Benítez y el bailador del género andaluz Antonio Ramírez, que son muy aplaudidos” (15-9-1911).

En abril de 1912, la prensa vuelve a situar a Antonia la Coquinera en la capital de España, en el teatro Madrileño, donde permanece varias semanas. En octubre de 1913 se presenta en el salón Primera de Jerez, donde es muy bien recibida:

“Este Salón de varietés abrió sus puertas el 12 del actual con el imprescindible cuadro flamenco. Antoñita la Coquinera, popular y simpática bailadora, en unión de las cantadoras por ‘lo jondo’ La Pompi y Sebastianita, son aplaudidísimas a diario por los asiduos concurrentes a este Salón” (Eco Artístico, 5-10-1913).

Unos meses más tarde, la bailaora regresa al lugar donde debutara en Madrid una década antes, el antiguo Café de la Marina. La prensa la sitúa en dicho local en distintas ocasiones entre los meses de enero y junio de 1914, junto a las bailaoras la Paloma, la Camisona y María la Macarrona, el guitarrista Ramón Montoya, y el cantaor Manuel Escacena, entre otros artistas.

Antiguo Cafe de la Marina (Revista Estampa, 1935)Antiguo Cafe de la Marina (Revista Estampa, 1935)

La siguiente referencia periodística que encontramos sobre Antonia Gallardo hace alusión a la velada benéfica celebrada en el salón Olimpia de Madrid en favor de la artista. El evento tuvo lugar el 29 de agosto de 1925, y en él participaron su hermana Josefa la Coquinera, Rita Ortega, la Gabrielita, Estampío, Fosforito, Manuel Vallejo, el Cojo de Málaga, el Mochuelo y Ramón Montoya, entre otras personalidades del mundo del flamenco. “Tomó parte en el espectáculo la beneficiada, que obtuvo un éxito grande” (La Libertad, 2-9-1925).

El declive de la artista

A partir de ese momento, son escasas las apariciones públicas de la bailaora, que ya supera los cincuenta años de edad. En 1925 actúa en el teatro Romea, junto a Manuel Vallejo y Manuel Centeno, y al año siguiente hace lo propio en el Kursaal y en el Maravillas.

En 1927, Antonia Gallardo, Faíco y Angelillo son las estrellas principales del espectáculo de ópera flamenca que se presenta en el teatro Goya con motivo de las fiestas populares del barrio del Puente de Vallecas. Un año más tarde se celebra una función similar “a beneficio de la afamada bailarina Antonia ‘la Coquinera’”, en la que toman parte “muchos tocadores y cantadores, todos ellos premiados en diversos concursos” (La Libertad, 10-6-1928).

En 1933, La Vanguardia anuncia el estreno del ballet El amor brujo en el Liceo de Barcelona. En el reparto figuran, entre otras artistas, las Coquineras, en el papel de “viejas gitanas” (22-11-1933). Un año más tarde, Antonia Gallardo, junto a Rita García, Fosforito y Estampío, forma parte del cuadro de “viejas glorias” que actúa con gran éxito en el Café Magallanes. En 1935, en un reportaje publicado en la revista Estampa, Rita la cantaora rememora aquella actuación: “Mire usté, cuando aparesimo, to se gorvían grito y viva a nosotro. Desían: ‘¡Vivan los viejos!’ ‘¡Viva la solera der cante y der baile!’” (8-6-1935).

En ese mismo reportaje, que incluye entrevistas a algunos de los otrora “emperaores del cante y del baile flamenco”, se informa sobre el reciente fallecimiento de Josefa la Coquinera, y sobre la actual situación de su hermana Antonia, que reside en Cuatro Vientos (Madrid), donde “está al frente de un bar de camareras, en compañía de su cuñado, tipo magnífico de gitano trianero, esposo de la difunta Coquinera y ex camarero de los más famosos colmados de Madrid”.

Antonia la Coquinera en su bar de Cuatro Vientos. Revista Estampa, 1935Antonia la Coquinera en su bar de Cuatro Vientos (Revista Estampa, 1935)

La bailaora recuerda, no sin cierta nostalgia, los años dorados en que mostraba su arte ante la flor y nata de la sociedad madrileña:

“Había muncha juerga ayí. Se cuenta y no se acaba. Muncha gente del palasio, pariente der rey… […] Nos pagaban después, según la voluntá de ca cuá. Por ejemplo, desían: ‘Ahí van quinientas -o setesientas, según- pa los flamenco’. Y lo repartíamo entre toos. Y ayí sí que había reunío señorío…
To se gorvían marquese y condese y reverensia. Entonse se respetaba ma a la artista que hoy. Hoy, por dos cochino duro, creen que tien derecho a to. Entonse había el señorito que mandaba regalo y regalo cuando le gustaba una mujé. A mí había uno que tenía finca, y que ca vez que iba a casa me mandaba pa Seviya to lo mejón” (Estampa, 8-6-1935).

En 1942 nos dejó para siempre esta gran bailaora, inspiradora de poetas y musa de pintores, cuyo arte y belleza le valieron elogios como éste: “Ver bailar a la Coquinera fue un sueño, metía cantaor y guitarra en su baile y los dirigía como una orquesta, no he visto bailar mejor” (Manolo Heras, Niño de Madrid)*.

* Citado por Antonio Cristo Ruiz, “Las Coquineras del Puerto”, Revista de Flamencología, 1999.