Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Gabrielita la del Garrotín, reina de los baile de chufla (I)

“En el principio fue la fiesta,
el flujo que alimenta la alegría del gozo”
(Ortiz Nuevo, 1996: 19)

Los bailes de chufla

El flamenco es un extraordinario medio de expresión que, desde sus orígenes, ha permitido al ser humano manifestar toda una gama de sentimientos que van desde la alegría hasta la tragedia. Ha estado presente en las celebraciones y en las fiestas, y la seriedad inherente a los estilos más solemnes siempre ha sabido convivir con el humor. Sirva como ejemplo el testimonio aportado por Luis Suárez Ávila sobre la función ofrecida en 1867 en el Teatro Principal de Jerez, en la que Curro Dulce “aparece anunciado para cantar la soleá, el jaleo y la viudita que bailaría Mingoli ―Mangoli―, remedando a un tonto. […] se trata, sin duda, de una chuflilla, con el apoyo literario del romance infantil tan conocido de La viudita del conde Laurel” (2004: 15).

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Fernando el de Triana, en su conocida obra Arte y artistas flamencos, también describe los números cómicos que se desarrollaban en el sevillano Café del Burrero, protagonizados por la bailaora Concha la Carbonera y su “comadre” La Escribana, sobrenombre del cantaor José León. “Esta pareja […] no pensaba más que en la chufla y en divertirse cuanto más, mejor, alegrándose con todo lo que fuera destruirse la naturaleza” (1979: 108). Asimismo, el autor hace referencia a las parodias representadas por todos los artistas del cuadro, que iban desde la formación de una comparsa de bandoleros hasta la lidia de un becerrillo aderezada con unos diálogos de lo más hilarantes.

La Carbonera destacaba especialmente en el baile por tangos, un estilo bastante propicio para el desarrollo de la vis cómica. Da testimonio de ello Salvador Rueda (1886: 1), que describe con todo lujo de detalles una actuación de la bailaora en el Burrero:

Y mientras truena este abigarrado laberinto de exclamaciones, Concha va y viene, cumpliendo todas las demandas, ya poniendo unas banderillas a los pliegues del aire, ya llevándose la mano a la mejilla para entonar el pregón de las flores; bien pisando, llena de melindres, la araña; ahora imitando al gallo en su quiriquiquí y en sus desplegamientos de alas; tan pronto anunciando, sin salirse del canto, ‘los boquerones’; a las voces diciendo que ‘lleva la rosa y la rosa mosqueta y las flores de tóoos colores’; y siempre intercalando al repertorio de habilidades, repiques de puntería y golpes de tacón, yéndose serenamente hacia atrás, corriendo luego hacia adelante, haciendo desgoznes de caderas, con los que finge muecas ridículas el polisón, y sosteniendo, siempre imperturbable sobre su peinado, un airoso chambergo pedido a un circunstante, que es como el noble y glorioso birrete del doctorado.

Pepa y Pichiri bailando el tango (Le Monde Illustré, 31-8-1889)

Pepa y Pichiri bailando el tango (Le Monde Illustré, 31-8-1889)

Esa comicidad, con un componente erótico, también estaba presente en los tangos bailados por Antonio de la Rosa ‘Pichiri’ formando pareja con Pepa, bailaora de San Fernando, durante su actuación en la Exposición Universal de París de 1889, con un número que dejó impactados a los franceses. Así lo describieron las crónicas:

Pepa, una mujer muy alegre, con una mirada sorprendentemente lasciva; es muy pícara […]. Muy guasona […]. Para bailar se planta sobre la oreja un sombrero de hombre; después, con Pichiri, comienza un baile que todo París querrá ver. Si he comprendido bien este tango, Pepa llama a Pichiri para que venga, cantándole un cuplé ―¡Y qué cuplé!― y ejecutando, ante sus ojos extasiados, una danza del vientre especial.

[…] Me han traducido una de las frases del cuplé, y esto es lo que ella canta:
‘Me encanta el salchichón, cuando es bien grande’.

No profundicemos más. Y a cada nueva frase, a cada nueva rotación de su trasero, Pichiri la bendice y se acerca, como mordido por un intenso deseo… (Intérim, 1889: 4) (1).

Pichiri y Pepa la de San Fernando (Fotos: BNF)

Pichiri y Pepa la de San Fernando (Fotos: BNF)

Aparte de la travesura y el erotismo que se desprenden de los testimonios anteriores, existe otro elemento común a muchos de los artistas que se han especializado en el baile cómico, como es la vinculación entre la chufla y el toreo. En este sentido, es obligado mencionar a la famosa Trinidad Cuenca, que en el último tercio del siglo XIX triunfó en los escenarios de medio mundo con un número que imitaba todas las suertes de una corrida de toros, y que no estaba exento de guasa (cfr. Ortiz Nuevo et al., 2016). Unas décadas más tarde, el jerezano Juan Sánchez Valencia, ‘Estampío’, ideó el baile del picador, que le reportó fama y no pocos imitadores. Así lo contaba él mismo a la periodista Luisa Carnés (1935: 25) en la revista Estampa:

El baile del picaor es un baile creación mía. Lo inventé una noche que tenía dos copas en el cuerpo. Había estao por la tarde a los toros y había visto un picaor con mucha pata. Conque, aquella noche, en el teatro, me dio por imitar al picaor que había visto en la plaza, y me puse a dar unos pasos y a hasé como que sitaba a un toro invisible. ‘¡Upi! ¡Toro!’ Y comensé a yamar a los peones: ‘¡Mantalombra! ¡Estampío! ¡Mantamojá! ¡Chorrojumo!’ Y la gente se entusiasmó con aquello, y me aplaudió mucho, y la Prensa se ocupó de mi nuevo baile. Y hubo muchos que me lo imitaron

En la década de 1910 se anunciaba en el Teatro Romea de Madrid “el graciosísimo ‘Estampío’, en un baile de chufla, parodia de un picador” (La Correspondencia de España, 1911a: 6). Sin embargo, ésta no era su única especialidad. Fernando el de Triana lo definió como un “artista grande, de la vieja solera del baile flamenco” (1979: 236), que destacó por su excelente zapateado y por su inimitable juego de brazos.

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Trinidad Cuenca (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Sí se dedicaron de lleno al baile de chufla Juan Martínez, conocido como Don Jenaro el Feo, y Mariano Figueroa, apodado Churri el Bonito, que triunfaron en esa misma época en los escenarios de variedades. El primero de ellos alcanzó gran notoriedad con sus canciones y bailes excéntricos, sus parodias e imitaciones, y muy especialmente con su garrotín cómico, que ejecutaba “con un cencerro como dije de la cadena” (La Unión Ilustrada, 1922: 13). Asimismo, impresionó para la casa Odeón un garrotín y unos tientos (Mundo Gráfico, 1915: 28).

Churri el Bonito, que también había probado suerte en los toros antes de dedicarse al baile, se anunciaba como “cantante-bailarín excéntrico” (La Correspondencia de España, 1911b: 6) y “buen bailador jocoso de baile flamenco” (Noticiero Turolense, 1911: 3) que destacaba por su dominio del zapateado. A principios de los años treinta llegó a compartir cartel con una jovencísima Carmen Amaya en el Circo Barcelonés (El Diluvio, 1932: 3).

Sin ánimo de extendernos demasiado en este apartado, merece la pena destacar también la labor de figuras como Paco Senra, Acha Rovira o Ramironte, cuyos nombres aparecen con frecuencia en los carteles de la ópera flamenca. Los tres coincidieron con Gabriela Clavijo en distintas ocasiones.

Don Jenaro el Feo (Diana, 31-5-1911)

Don Jenaro el Feo (Diana, 31-5-1911)

A Senra se refería la prensa como “célebre y gracioso bailaor cómico flamenco en chufla” (El Tiempo, 1928: 3). Probablemente fuese uno de los imitadores de los que hablaba Estampío, pues en más de una ocasión deleitó al público con su “baile por chufla, interpretando el muñeco y el picaor” (Diario de Córdoba, 1929: 2). En los años treinta recorrió las plazas de toros españolas junto al famoso caricato Regadera y la Banda Taurina Sevillana, con un espectáculo en el que Charlot, Don Bartolo y el propio Paco Senra hacían el papel de toreros cómicos (El Liberal de Sevilla, 1932: 3).

Tanto Acha Rovira como Pedro Ramírez, ‘Ramironte’, explotaron la doble vertiente del baile cómico-serio. El primero lo mismo bailaba por farrucas que realizaba “parodias del flamenco” (El Noticiero Sevillano, 1929a: 3) o conquistaba al auditorio con sus “deliciosas piruetas” (ibidem, 1929b: 2). El segundo hacía “las delicias del público con su comicidad” (Heraldo de Madrid, 1930: 3) y era designado “el ‘as’ de la gracia flamenca” (La Libertad, 1930: 9).

Churri el Bonito (Eco Artístico, 25-9-1910)

Churri el Bonito (Eco Artístico, 25-9-1910)

Notas y referencias:

(1) La traducción de todos los textos extranjeros es mía.

Carnés, Luisa (1935, 8 de junio). “El final de los flamencos”. Estampa, pp. 21-25.

Diario de Córdoba (1929, 28 de febrero). “Los espectáculos”, p. 2.

El Liberal de Sevilla (1932, 19 de marzo). “Los contratos de ‘Regadera’”, p. 3.

El Noticiero Sevillano (1929, 11 de agosto). “Concierto de cante flamenco en La Pañoleta”, p. 3.

El Noticiero Sevillano (1929, 15 de agosto). “En la Plaza de toros”, p. 2.

El Tiempo (1928, 11 de diciembre). “Teatro Ortiz”, p. 3.

Heraldo de Madrid (1930, 17 de junio). “El nuevo cuadro flamenco de cantaores actores obtiene un gran éxito en ‘La hija de Juan Simón’”, p. 3.

Intérim (1889, 15 de julio). “Les Gitanas de Grenade”. Gil Blas, pp. 3-4.

La Correspondencia de España (1911, 23 de abril). “Gacetillas”, p. 6.

La Correspondencia de España (1911, 6 de noviembre). “Gacetillas”, p. 6.

La Libertad (1930, 18 de junio). “Correo de teatros”, p. 9.

La Unión Ilustrada (1922, 22 de marzo). “Bulerías”, p. 13.

Mundo Gráfico (1915, 21 de abril). “El teatro en casa”, p. 28.

Noticiero Turolense (1911, 12 de diciembre). “Gacetillas”, p. 3.

Ortiz Nuevo, José Luis (1996). Alegato contra la pureza. Barcelona: Libro PM.

Ortiz Nuevo, José Luis, Cruzado, Ángeles y Mora, Kiko (2016). La Valiente. Trinidad Huertas la Cuenca. Sevilla: Libros con Duende.

Rueda, Salvador (1886, 5 de junio). “La bailadora de café”. El Defensor de Granada, p. 1.

Suárez Ávila, Luis (2004). “Jaleos, gilianas, versus bulerías”. Revista de Flamencología 20 (X): 3-18.

Triana, Fernando el de (1979). Arte y artistas flamencos. Fernán Núñez: Demófilo. (Original publicado en 1935).


Concha la Carbonera… Y la gracia se hizo tango (I)

Durante las últimas décadas del siglo XIX, los artistas flamencos más destacados del momento pasaron por los cafés cantantes sevillanos, convertidos en auténticos templos del arte jondo.

La famosa fotografía tomada por Emilio Beauchy en el Café del Burrero en torno a 1885 nos muestra un elenco cuajado de estrellas, en el que sobresale, en primer término -con mantón blanco-, una de las artistas más carismáticas de su tiempo, Concha la Carbonera.

Café El Burrero (Emilio Beauchy, hacia 1885)

Café El Burrero de Sevilla (Emilio Beauchy, hacia 1885)

A día de hoy aún no se conocen muchos datos biográficos de Concepción Rodríguez, nombre real de esa enduendada bailaora y cantaora. Sin embargo, nadie pone en duda la gran fascinación que la artista -granadina recriada en Málaga, según Blas Vega (1)- ejerció sobre sus contemporáneos, y especialmente sobre algunos escritores, como Armando Palacio Valdés, que la incluyó como personaje en su novela La hermana San Sulpicio (1889).

Los diarios españoles son parcos en referencias a La Carbonera, lo cual, desgraciadamente, no nos sorprende, teniendo en cuenta el escaso interés que el arte flamenco despertaba entre nuestros periodistas en aquella época -a diferencia de lo que sucedía en otros países, como Francia-. Buena parte de las mismas ya han sido aportadas por compañeros como Alberto Rodríguez Peñafuerte, que se ocupa en varias ocasiones de Concha, en su espléndido blog Flamenco de papel.

Por tanto, más que ofrecer nuevos datos, trataremos de realizar una recopilación ordenada de los que se conocen hasta el momento, porque el personaje lo merece, y llamaremos la atención sobre dos fotografías, realizadas por Antonio Esplugas en el siglo XIX, y cuya protagonista guarda un parecido más que razonable con Concha la Carbonera.

En tierras valencianas

La primera mención a Concha Rodríguez nos la ofrece el diario El Comercio, que sitúa a la bailaora en el Café Europeo de Valencia, en la primavera de 1879, compartiendo cartel con dos artistas jerezanas, Dolores Ramírez, ‘La Coralito’, e Isabel Santos:

“Desde que ha vuelto a autorizarse el canto y baile flamenco en el café Europeo, su espacioso local se ve sumamente concurrido todas las noches, manteniéndose el mayor orden.

Los cantaores y bailaores son muy aplaudidos especialmente la sandunguera jerezana Coralito.

Parece que la empresa de este café, deseosa de corresponder al favor del público, ha contratado dos nuevas artistas, la cantaora Isabel Santos y la bailaora Conchiya la Carbonera” (El Comercio, 30-5-1879).

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Concha la Carbonera (Foto de Antonio Esplugas, ANC)

Es probable que Concha pasase parte del verano en tierras valencianas, pues la prensa deja constancia de sus actuaciones en las ferias de Valencia y Játiva. La de la capital comienza el 20 de julio y, entre sus atracciones, cuenta con un barracón en el que se ofrecen espectáculos flamencos. Tenemos noticia de la presencia de la bailaora en dicho local gracias a la carta remitida por un lector al diario El Globo, mientras que los noticieros locales no se hacen eco de ese hecho:

“Lo único que estuvo bien, aunque yo no tuve la honra de verlo, es el pabellón de conciertos flamencos. Creo que estaría literalmente lleno, porque la afición al género va desarrollándose cada día más en Valencia” (El Comercio, 22-7-1879).

“… Si a ustedes les encanta la melodía macarena, pásense a lo último de la feria, por aquel grande barracón donde la Coralito y la Carbonera y otras varias notabilidades en el ramo flamenco hacen las delicias de un auditorio casi siempre numeroso.

Me parten el alma, señores, esas melancólicas canturias de la poética Andalucía, esos melodiosos ritos desgarradores que evocan en el espíritu no sé qué dulcísimas ideas impregnadas de no sé qué sentimental pateticismo, que transportan el pensamiento a las historias y leyendas del Oriente y a las floridas vegas de Granada, que la hablan a uno al corazón, que le llenan a uno los ojos de agua…” (El Globo, 1-8-1879).

La feria de Játiva se celebra entre el 15 y el 17 de agosto. Durante esos días se establece en la Alameda una sucursal del Café Europeo de Valencia, que ofrece espectáculos de cante y baile flamenco. En ella destaca la polifacética Concha la Carbonera, que es presentada como cantaora y bailaora. Además de las ya mencionadas Isabel Santos y La Coralito, también figura en el elenco La Escribana, de quien más tarde nos hablará Fernando el de Triana. Llama la atención la insistencia de la gacetilla en el buen gusto y la moralidad del espectáculo:

“… se está levantando en la Alameda un magnífico pabellón destinado a café restaurant, que servirá el acreditado café Europeo de Valencia.

Las noches de feria actuará en este café una gran compañía de canto y baile flamenco, cuya lista de artistas copiamos a continuación:
Tocaor.- José Baldeolivas (Pucheta).
Cantaores.- Francisco Hidalgo (El Sevillano).- Juan patrón (El Guajiro).- N.N. (La Escribana).
Cantaora.- Concha Rodríguez (La Carbonera).
Bailaor.- Manuel González (Pamplina).
Bailaoras.- Dolores Ramírez (La Coralito).- Isabel Santos.- Concha Rodríguez.- Isabel Santos, hija.

Según indicaciones hechas al director de esta compañía flamenca, los artistas ejecutarán piezas escogidas, eligiendo cantares de buen gusto literario y de irreprochable moralidad, y bailando por todo lo fino, que es bailar por todo lo español, sin mezcla de géneros que no son regularmente del agrado de los públicos escogidos” (El Comercio, 14-8-1879).

Concha la Carbonera

Concha la Carbonera

En la Ciudad Condal

Unos días más tarde nos encontramos a esa misma compañía -o, al menos, a una parte de ella- en el Teatro del Buen Retiro de Barcelona, en la que se anuncia como una única representación: “Función en la que tomará parte por una sola vez la aplaudida compañía de canto y baile flamenco” (Diari Catalá, 2-9-1879).

Sin embargo, la troupe, encabezada por el cantaor Francisco Hidalgo, también conocido como Paco el Sevillano, permanece en cartel hasta finales de mes, lo cual nos hace intuir que fue muy bien acogida por el público catalán.

El programa incluye distintas obras teatrales, así como cante y baile flamenco por los mencionados artistas, entre los que destacan el bailaor Manuel Pamplina, y las bailaoras Isabel Santos, Isabel Delgado y Concha la Carbonera. Todos ellos son objeto de sendos beneficios.

El Diari Catalá se ocupa con frecuencia del espectáculo en sus gacetillas, si bien se recrea poco en los detalles. No obstante, Concha es una de las artistas más mencionadas. Se destaca especialmente su interpretación del tango, que es una de sus grandes especialidades, y también su faceta de cantaora:

“… la reputada compañía de cante y baile flamenco y el tan celebrado tango por la simpática Concha, ‘La Carbonera’” (Diari Catalá, 8-9-1879).

“… el tan celebrado cante y baile flamenco, y el aplaudido ‘Tango Americano’, por Concha (La Carbonera)” (Diari Catalá, 9-9-1879).

“… Gran compañía de cante y baile flamenco y primera representación del zapateado de Cádiz, por Manuel Pamplina y ‘Tango Americano’, por la simpática Concha (La Carbonera)” (Diari Catalá, 10-9-1879).

“… nuestros cantes y bailes por la aplaudida compañía flamenca. ‘Zapateado de Cádiz’ y el deseado ‘Tango Americano’ por la simpática Concha (La Carbonera)” (Diari Catalá, 11-9-1879).

“BUEN RETIRO.- Función para hoy a las ocho y media a beneficio de la simpática flamenca, Concha la Carbonera y dedicada a los espadas Chicorro, Paco de Oro y sus correspondientes cuadrillas.- Las comedias DESDE EL CIELO, AYER Y HOY, Baile español, y nuevos y variados cantos y bailes flamencos” (Diari Catalá, 18-9-1879).

“BUEN RETIRO.- Hoy sábado penúltima función de la temporada a beneficio del director de la compañía flamenca don Francisco Hidalgo […] y nuestros cantes flamencos por Concha la Carbonera, Isabel Santos y el beneficiado” (Diari Catalá, 27-9-1879).

La revista El Diluvio también hace referencia al espectáculo:

“Buen Retiro.- Compañía flamenca.- Penúltima función irremisiblemente a beneficio de don Francisco Hidalgo, director de la misma y dedicada a las sociedades Alhambra y Balduía.- A las 8 ½.- Las comedias Roncar dispierto. Viva don Canuto.- Baile gitano y nuevos Cantos flamencos por Concha la Carbonera, Isabel Santos y el beneficiado…” (El Diluvio, 27-9-1879).


NOTA:
(1) J. Blas Vega dedica a Concha la Carbonera varias páginas de su libro Los cafés cantantes de Sevilla (Madrid, Cinterco, 1987).