En diciembre de 1936 la encontramos en Ámsterdam junto a Vicente Escudero, que, tras el repentino fallecimiento de Antonia Mercé, se presenta con su propia compañía, secundado por Carmita y Custodia Romero como bailaoras principales. El acompañamiento musical corre a cargo del guitarrista Sabas Gómez y del pianista George Lebenson.
El programa consta de una selección de danzas españolas y flamencas ejecutadas de manera individual por cada uno de los artistas. La estrella principal, Escudero, destaca especialmente en la “Danza del molinero”, la “Farruca” y “Ritmos”, una pieza sin música en la que se puede apreciar su extraordinaria técnica de pies. Carmita seduce en el “Bolero”, mientras que Custodia, “resultó ser una bailarina de gran encanto, especialmente en su ferozmente conmovedora ‘Zambra gitana’”. También llama mucho la atención el animado “Garrotín gitano” que bailan los tres juntos (Dagblad De Gooi- en Eemlander van Woensdag, 16-12-1936) (1).

Vicente Escudero y Carmita García. Junta de Castilla y León.
Tras actuar en el Gooiland Theater pasan al Koninklijken Schouwburg [Teatro Real], donde aún permanece muy vivo el recuerdo de la Argentina. Sin embargo, tanto el público como la crítica terminan rindiéndose ante su arte:
“… Destaca la torre de Escudero en lo alto del ensamble. ‘Bailadora’, bailada por Custodia Romero, fue lo único que alcanzó este nivel de fuerza. El ritmo de las palmas, de las castañuelas, los tacones y los dedos transmitió lenta pero seguramente el entusiasmo de los bailarines al público. Ovaciones después de las ovaciones” (Haagsche Courant, 18-12-1936)
“Escudero, así como las bailarinas Carmita y Custodia Romero, que lo acompañan, son artistas técnicamente excelentes. Los tres están más cerca del ‘pueblo’ que Argentina, que, aunque siempre inspirada por motivos populares, había logrado plasmar un género puramente personal, que se había convertido en algo en sí mismo. […]
Un teatro lleno ayer siguió a Escudero y a sus compañeras con creciente entusiasmo; los aplausos, a veces tempestuosos, les obligaron a los tres a hacer bises, con los que fueron generosos” (Het Vaterland, 18-12-1936).
“Custodia Romero obtuvo un extraordinario éxito en el baile ‘Zambra Gitana’, que mostró una gran emoción interior” (De tijd, 19-12-1936).

Custodia Romero (Le Petit Journal, 7-4-1937). BNF.
En febrero de 1937 la compañía actúa con gran éxito en la gala de la Cruz Roja que se celebra en el Casino Municipal de Pau (Francia):
“Estos tres bailarines, en su estilo de una sinceridad refinada, crean un ambiente apasionante en cada una de sus interpretaciones.
En la primera parte -unas veces acompañados por la orquesta y otras al piano por el Sr. Casenave-, […] recordamos especialmente las realizaciones de la Bailaora de Azagra (C. Romero), la Asturiana de Moureal (Carmita) y Córdoba de Albéniz (V. Escudero y Carmita).
En la segunda parte, El amor brujo de Manuel de Falla, con decorado y vestuario de A. Carretero, se reveló al público como un verdadero ensueño coreográfico. Obra magistral, de exuberante y armoniosa fuerza evocadora, terminó esta sesión de alta calidad artística de una manera hermosa” (Le Ménestrel, 5-2-1937).
A finales de marzo se presentan en la Ópera de Niza con un programa similar, en el que llaman especialmente la atención las originales danzas de Escudero así como “la hermosa bailarina Custodia Romero, a quien se le pidió que repitiera Córdoba, de Albéniz” (L’Art Musical, 26-3-1937). Unos días más tarde llegan al Gaumont-Palace de París con su “ballet gitano”, en el que, además de los artistas mencionados, también figuran Lolita Gómez, Juanito García y Antonio Triana. “El interés de los bailes ejecutados, la belleza de la música, y la elegancia de los intérpretes seducen profundamente al público” (Le Journal, 5-4-1937).

Custodia Romero (Estampa, 4-11-1930). BNE.
En el mes de julio se la puede ver, ya en solitario, en el Casino de La Corniche de Argel (L’Écho d’Alger, 3-7-1937), y en otoño la encontramos de vuelta en España, al frente de un espectáculo de arte andaluz en el que comparte protagonismo con el bailaor Rafael Ortega y el guitarrista Víctor Rojas. Completan el elenco el pianista Manuel Navarro, la cantaora Milagros Fernández y la bailaora Rita Ortega, que después es sustituida por la bailarina Sagrario de Córdoba. Con un repertorio de flamenco y danza española -llevan obras de “Falla, Bretón, Chueca, Serrano, Albéniz y Quiroga” (La Información, 15-10-1937)-, la compañía se presenta en distintas ciudades de la zona nacional, como Córdoba, Cádiz, Vitoria, Sevilla y Zamora. En esta última localidad, Custodia “dejó recuerdo agradable de una elegancia y arte que, cuando ella quiere, llegan hasta el grado inimitable” (Imperio, 30-11-1937). En la farruca “hizo unos picados dificilísimos que gustaron mucho a los aficionados” (Heraldo de Zamora, 29-11-1937).
Son tiempos convulsos, en los que está en juego la propia vida, y Custodia demuestra una gran capacidad de adaptación. Si en los primeros meses de conflicto colaboraba en Madrid en los festivales de la C.N.T., ahora, en Andalucía, también se la puede ver en distintos eventos organizados por las fuerzas nacionales. En febrero de 1938, para conmemorar el “aniversario de la liberación” (El Progreso, 10-2-1938), acompañada a la guitarra con Regino Sáinz de la Maza, ameniza una fiesta organizada en el Teatro Cervantes de Málaga y participa en una función de variedades en el Cine Viñas de Motril (Patria, 11-2-1938).

Custodia Romero, por Alfonso Grosso.
Poco después, junto a Manuel Vallejo y Rafael Ortega, actúa en el Teatro Cervantes de Sevilla a beneficio de los heridos de guerra. Sin embargo, “no pudo, a causa del denso alfombrado del escenario, interpretar sino una sola de sus admirables danzas. En vista de ello, y ante los insistentes aplausos con que el público solicitaba el bis, Custodia ofreció al general Queipo de Llano lucir en algún próximo festival su arte incomparable” (ABC de Sevilla, 22-2-1938). No tarda en cumplir su palabra, y a principios de marzo interviene en una función celebrada en el Teatro San Fernando a favor “del glorioso Ejército”. Interpreta en solitario “Los claveles”, de Azagra y, junto a Rafael Ortega, “Coplas del Burrero”, bajo la dirección del maestro Navarro, de la Orquesta Bética de Cámara (ABC de Sevilla, 3-3-1938).
Durante el mes de mayo se presenta en varias ocasiones en el Teatro Duque de Rivas de Córdoba, al frente de su propio espectáculo de variedades, en el que Rafael Ortega sigue desempeñando un papel protagonista. También figuran en el elenco la bailaora Rita Ortega, el cantaor Niño de Fregenal, la canzonetista de aires regionales Pepita Molina, la cancionista Rosaura y varios artistas internacionales.
“Custodia Romero, ‘La Venus de Bronce’, y el gran bailarín andaluz Rafael Ortega, interpretaron en conjunto con bailarinas, con singular acierto, la canción y danza del fuego del ‘Amor Brujo‘, de Falla; ‘Los Claveles‘, de Serrano, y ‘Los cuatro muleros‘, que fueron ovacionados largamente.
Ambos artistas interpretaron magistralmente la danza ‘La Molinera‘ y la del ‘Sombrero de tres picos‘, de Falla, siendo ovacionados por el numeroso público que llenaba el teatro…” (Diario de Córdoba, 8-5-1938).

Custodia Romero (Estampa, 26-9-1931). BNE.
La compañía también actúa en el Cine Municipal de Cádiz y participa en un festival a beneficio de los gitanos organizado por la actriz Carmen Díaz en el Teatro San Fernando de Sevilla (ABC de Sevilla, 17-5-1938). En el mes de julio, la Venus de Bronce llega a Tenerife junto al diestro Juan Belmonte y un grupo de aristócratas sevillanos, con el fin de participar en un festival taurino y otros eventos a beneficio de los familiares pobres de las víctimas del crucero Baleares, hundido en la batalla del Cabo de Palos.
Durante su estancia en la isla, presta su concurso en una función celebrada en el Teatro Royal Victoria, en la que interpreta, entre otros números, “Los claveles”, del maestro Serrano; “Café de Chinitas” y “Los cuatro muleros”, de García Lorca; y “La bailaora”, de Quiroga (La Prensa, 28-6-1938). Asimismo, canta varias canciones ante los micrófonos de Radio Club, que dedica una emisión especial a los viajeros sevillanos (La Gaceta de Tenerife, 29-6-1938), y toma parte en la representación de la opereta “El Conde de Luxemburgo” en el Teatro Guimerá (La Prensa, 29-6-1938).
A su regreso a la península, sigue cosechando éxitos con su compañía de variedades, en ciudades como Palencia, Oviedo, Santander, Soria o Logroño. Su espectáculo triunfa por su “arte, alegría, variedad, gracia”. Custodia es “una verdadera artista”, tanto en sus “bailes clásicos, como el ‘Amor Brujo’ de Falla, en que no hay quien la supere, como en su actuación como canzonetista” (El Diario Palentino, 19-8-1938). Su repertorio también incluye piezas de Turina y Albéniz. Despide el año de gira por las ciudades del Protectorado Español en Marruecos y en enero regresa a Sevilla.
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Nota:
(1) La traducción de todos los textos extranjeros es mía.