Flamencas por derecho

Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Flamencas por derecho - Mujeres que han dejado su impronta en la historia del flamenco

Retrato subjetivo de Pastora Pavón en su contexto histórico-artístico (I)

Mucho se ha escrito ya sobre la Niña de los Peines, cantaora excelsa y enciclopédica, y referente fundamental de los cantaores y cantaoras de distintas generaciones, incluida la actual.

Cuando acaba de conmemorarse el 53 aniversario de su partida, con el afán de ofrecer una mirada distinta sobre esta figura capital, cabe preguntarse qué imagen tenían de ella sus coetáneos, y si su arte y sus aportaciones eran ya justamente valorados.

Para tratar de responder a estas cuestiones, hemos acudido a la prensa de su tiempo en busca de impresiones y juicios de valor emitidos por escritores, críticos y cronistas que fueron testigos directos de su época y de su arte.

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Pastora Pavón debutó en Madrid en los albores del siglo XX y empezó a adquirir cierta notoriedad en la prensa en torno a 1910. Tenía entonces veinte años de edad, y distintos medios la calificaban como “renombrada cantadora” (El Popular, 8-10-1908), “célebre cantadora” (El Popular, 26-10-1910), “auténtica notabilidad en su género” (La Mañana, 17-4-1909), “inimitable” (El Popular, 26-10-1910) o “una de las pocas que han logrado ser indiscutibles” (El Popular, 26-10-1910). Era considerada ya una cantaora larga, “sin rival […] en todos los más variados estilos” (El Telegrama del Rif, 17-6-1911).

En 1913, el periodista José Jiménez escribía en el Noticiero Granadino:

“El género andaluz, lo sostienen hoy Cayetano (el Niño de Cabra) y Pastora (la Niña de los Peines).

Esta les lleva en ventaja a los demás cantadores, que su repertorio es más extenso. Se compone de malagueñas, tarantas, tangos, bulerías, seguirillas o seguidillas, soleares y peteneras, estilo propio, marca Pastora” (26-6-1913).

Reina de las varietés, a pesar de todo

En ese momento histórico de decadencia y paulatina desaparición de los cafés cantantes, muchas artistas flamencas, entre ellas la Niña de los Peines, desarrollaron gran parte de su actividad en los teatros y salones de variedades que desde principios de siglo florecieron por toda la geografía española.

Entre las especialidades más demandadas en esos escenarios destacaba el cuplé, y en sus intérpretes se valoraba, sobre otras cualidades, el atractivo físico. El perfil de Pastora no era el más acorde a esos requisitos, y así lo hacían notar algunos medios.

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Por ejemplo, La Correspondencia de España (30-10-1911) la definía como “artista singular y extraordinaria”, que debía “luchar con el inconveniente de lo poco habituado que está nuestro público a su género” pero que, por sus “extraordinarias facultades vocales”, su “maestría y sentimiento”, lograba entusiasmar al respetable.

Pastora era mucha Pastora y, a pesar de no seguir a pies juntillas el dictado de las modas, con su arte y sus excelentes cualidades logró ganarse el favor del público. No sucumbió a la fiebre del cuplé, aunque lo incluyó en sus creaciones por bulerías, en las que también tuvieron cabida canciones asturianas, mexicanas y hasta el charlestón.

Tampoco dijo el cante con acompañamiento de orquesta, como sí hicieron muchas de sus coetáneas; artistas como Amalia Molina o Adela López, que contribuyeron a prestigiar el denostado género flamenco, y a convertirlo en un arte refinado.

Según la revista El Diluvio, la Niña no podía “transigir con las orquestas porque […] se comen la voz” (5-6-1911). Sin embargo, una crónica de 1912 describe una actuación en el Trianón Palace de Madrid, en la que Pastora bailó con acompañamiento de música sinfónica:

“La orquesta comienza a preludiar unos aires andaluces. Álzase el telón y aparece en el escenario, muy gentil, muy airosa y muy española la Niña de los peines.

Cruza varias veces la escena al compás de un pasodoble, completamente envuelta en un rico mantón de Manila.

… se desprende del mantón y haciendo mil contorsiones, baila unas sevillanas primero, después un tango y así hasta volver locos a los espectadores” (El Progreso, 7-5-1912, 1).

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Aunque se mantuvo fiel al estilo clásico y a la tradicional sonanta, Pastora también fue considerada la “reina del cante flamenco fino y elegante” (La Mañana, 23-10-1911) y atrajo a los teatros de variedades a un “público distinguido” (Crónica Meridional, 5-9-1916, 2). Nadie “como La Niña de los Peines logró que este arte burdo fuera aplaudido y oído con gusto” (El Pueblo, 28-11-1913).

Su maestría, “su voz extensa, su estilo y sus recursos excepcionales” (La Publicidad, 24-6-1913, 2), así como el sentimiento que ponía en sus interpretaciones, suplieron la carencia de otros atributos muy preciados en los escenarios de variedades, como era el caso de la belleza física.

En 1915, José Manuel Santos escribía en el Diario Toledano (20-2-1915):

“Sus triunfos la han matado. ‘La Niña de los Peines’ enfermó moralmente, porque así lo querían sus enemigos.

Sus compañeras, eran guapas, más que ella, pero no sabían cantar, no tenían tampoco sentimientos nobles; pero eran coquetas con el público, al que enviaban besos en vez de raudales de notas”.

En 1916 otro cronista afirmaba:

“Menos mal que, estéticamente, no todas las artistas que brillan en esta clase de espectáculos son ‘Niñas de los peines’… Las hay que son verdaderas divinidades con mantilla de claveles rojos, y algunas que, si no son hetairas o bacantes precisamente, lo parecen, con los sutiles trajes de malla que ahora se usan por aquí” (La Prensa, 11-8-1916).

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Pastora Pavón (Foto: Antonio Esplugas, ANC)

Era la época del desnudo, del ir ligerita de ropa. El público quería contemplar a mujeres hermosas y rebosantes de juventud, y con 20 y con 30 años la Niña de los Peines tenía incluso que soportar que la llamasen vieja y decadente. He aquí varios ejemplos:

[Con 22 años] “La ya anticuadaNiña de los Peines’, […] una cantaora flamenca que ya está en el ocaso de su vida artística” (Diana, 22-3-1912).

[Con 29 años] “La Niña de los Peines, en los linderos de su caducidad artística, o ha perdido mucho de su antiguo esplendor, o ha ganado bastante en picardía y desaprensión.

[…] no hay derecho a esto cuando se cobran ¡seis reales! por una butaca” (Correo de la Mañana, 13-3-1919, 2).

[Con 33 años] “… esa anciana Niña de voz cascada y humos de trasatlántico que trabaja poco, mal y de peor humor. Industrialmente justifico el debut de la abuela de los Peines, pues hay mucho flamenco en Madrid amante de la tradición que aún va a aplaudir esa reliquia cascada del cante jondo; pero artísticamente censuro a la empresa por tan lamentable camelo” (La Unión Ilustrada, 18-3-1923).

Sin embargo, el principal objetivo de las críticas era el aspecto físico de Pastora. En la prensa de los años diez aparecen varios artículos que no son nada favorables en su descripción de la entonces joven artista.

En 1913 Nicasio Hernández Luquero afirma que la Niña tiene una “cara de corte filipino, mongólico, sin el menor asomo de Andalucía” (El Pueblo, 15-11-1913); y Diego Martín del Campo escribe:

“La ‘Niña de los Peines’ no es guapa. Su rostro, de una morenidad cetrina, […] no tiene realmente ningún atractivo. Solo sus cabellos, de un precioso negror azabachino, y el mirar de sus ojos negros –ojos de hechizo, de lujuria y de alucinación– ponen algo de feminidad al semblante andrógino” (El Radical, 6-11-1913).

Pastora Pavón (La Esquella della Torratxa, 15-11-1912)

Pastora Pavón (La Esquella della Torratxa, 15-11-1912)

La descripción que hace de ella Wenceslao Fernández Flórez en 1916 resulta realmente demoledora:

“una mujer de amplias formas desmoronadas por la ancianidad, de mantecosas mejillas colgantes, de boca grande, de mirada muerta en los ojos bovinos […]

La boca repulsiva se abre. Y he aquí que brota el mismo sonido terrorífico que pudiera producir el bostezo de un salvaje embriagado. […] El son de bocina destemplada, sigue. […]

‒ ¡Bravo!… ¡Viva tu madre!… ¡Ole!…

Y aquella carne mantecosa, que sugiere la idea del sudor, del pus, de los flujos, de la baba de todo lo viscoso y sucio, se queda quieta con su gesto inmutable de diosa…” (El Noroeste, 20-4-1916, 1).


La Niña de Linares, una diva del cante flamenco (I)

La historia del flamenco está jalonada de grandes estrellas del cante, el baile y el toque, en torno a las cuales gravita toda una pléyade de astros menores, cuya contribución también ha resultado fundamental para la conformación y el desarrollo de este arte.

La jerarquización de esas figuras depende de distintos factores, algunos de los cuales están sujetos a una evolución temporal, en función de los gustos estéticos imperantes en cada momento histórico. Ése es el motivo por el cual grandes ídolos de una época pueden quedar arrinconados tras la imposición de nuevas formas cantaoras.

Nina de Linares_Maria de la O

La Niña de Linares (imagen extraída del filme María de la O, de 1936)

En el caso de las mujeres, hay que sumar un elemento más a la ecuación: el radical cambio de contexto político y social que, a partir de los años 40, impuso nuevos modelos femeninos, en los que no tenían cabida las artistas flamencas, y que corrió un tupido velo de olvido sobre muchas cantaoras, bailaoras y guitarristas que en las primeras décadas del siglo XX habían gozado de gran fama y prestigio.

Queda, pues, por realizar, una importante labor de recuperación y revalorización de tantas figuras a las que el tiempo y las circunstancias han arrebatado su lugar en la historia, como es el caso de la Niña de Linares, una artista que desarrolló la mayor parte de su carrera en Barcelona, donde se convirtió en una auténtica estrella del flamenco. (1)

Una cantaora precoz

Petra García Espinosa nace en Linares el veintisiete de enero de 1908 (2), en el número seis de la Calle Ventura de la Vega. Su padre, Manuel García Martín, es natural de Ugíjar (Granada) y su madre, Carmen Espinosa Ruiz, linarense, procede de una familia de Dalías (Almería).

En torno a 1919 fallece el cabeza de familia y su viuda debe sacar adelante a los cinco hijos de la pareja, entre los que Petra, con once años de edad, ocupa el tercer lugar (3). Por tanto, probablemente sea esa difícil situación económica la que motiva el temprano debut de la Niña de Linares sobre los escenarios, arropada por su madre, que se anuncia como La Lavandera.

Petra García Espinosa junto a su madre y hermanos, en el padrón de Linares de 1918-19.

Petra García Espinosa junto a su madre y hermanos, en el padrón de Linares de 1918-19.

A principios de los años 20, ambas empiezan a anunciarse en distintas salas madrileñas. En junio de 1923, en el Circo Americano, participan en la “pantomima bufa La Feria de Sevilla”, junto a artistas tan renombrados como el cantaor Niño de los Lobitos, la bailaora La Gabrielita o el guitarrista Manuel Martell (La Correspondencia de España, 28-6-1923).

Pocas semanas más tarde, a sus quince años de edad, Petra García ya se presenta en solitario en Santander, compartiendo cartel con la bailarina Julita Castejón. Su actuación es todo un éxito, a juzgar por los elogios que le dedica la prensa local, que la denomina “rival de la Niña de los Peines” (El Cantábrico, 10-7-1923). (4)

A su regreso a la Villa y Corte, en el mes de agosto, se puede ver a la Niña de Linares, de nuevo junto a su madre, en Casa Juan. El cronista de la revista España, que firma como Pipí, las compara con la gran Juana la Macarrona, por ser uno de los pocos ídolos flamencos que, en su opinión, quedan. Les dedica estas líneas:

“‘La Lavandera y su hija‘, anunciadas así, sin más ditirambo, sin concesión a ningún europeísmo de programa de varietés, suben al tablao, con la austeridad y el empaque característicos del buen género. Se sienta la cantaora junto al tocaor, apoyada ligeramente en el respaldo de su silla, se enjuga los labios con el pañuelo, quizá, supremo aliciente en el silencio de la espera, escupe al suelo a espaldas del guitarrista. Aquí no hemos venido a divertirnos, sino a sentir.
La Lavandera y su hija tienen sentimiento. Más impostado en la hija en cierto desgaire casticísimo; más atemperado en la madre al gusto fino de los canarios más sonoros. En ambas de fuente popular…” (Pipí, España, 24-8-1923).

El Adelanto, Salamanca, 13-3-1926.

El Adelanto, Salamanca, 13-3-1926.

Durante los años siguientes, el nombre de la Niña de Linares aparece cada vez con más frecuencia en la cartelera madrileña, a veces junto al de su madre (5), aunque la joven Petra ya vuela sola y se codea con los mejores artistas flamencos del momento.

Con paso firme

En 1926, la voz de Petra García suena en distintas emisoras (6), como Unión Radio Madrid o Radio Ibérica, y se la puede ver en distintos programas de variedades (en los Jardines del Buen Retiro y en el Teatro Fuencarral, entre otras salas madrileñas). En ese mismo año, Petra también actúa en otras ciudades, como Alicante, donde comparte cartel con Angelillo y el Niño de Valdepeñas (Diario de Alicante, 25-8-1926), o Salamanca.

En el Teatro Moderno de la capital charra, la cantaora linarense forma parte de un cuadro flamenco que tiene como figura principal al Niño de Marchena, y en el que también se encuentran El Americano, la Niña de la Merced, Emilio el Faro y el Niño de Valdepeñas. Su actuación es todo un éxito:

“La que se hizo aplaudir con entusiasmo enorme, y muy justificado, fue La Lavandera (7), que con una voz muy bonita, de cantaora muy grande, nos recreó escuchándole fandanguillos y milongas; estas últimas repetidas varias veces y todas ellas premiadas con grandes ovaciones” (El Adelanto, 14-3-1926).

De nuevo junto a Pepe Marchena, en septiembre y octubre de ese mismo año, la Niña de Linares sale de gira con una troupe cuajada de figuras. Los cantaores Antonio García Chacón, Manuel Blanco ‘El Canario‘, Niño de las Marianas, Chato de las Ventas, Niño de la Flor y Niño de la Sierra también forman parte del elenco, y les acompañan a la sonanta Marcelo Molina y Jorge López, entre otros guitarritas. El conjunto se presenta en ciudades como Madrid, Valencia, Castellón, Sevilla y Utrera (8). La artista linarense “cantó con mucho estilo, mereciendo los aplausos del público” (El Liberal de Sevilla, 28-10-1926).

La Correspondencia de Valenica, 9-9-1926.

La Correspondencia de Valencia, 9-9-1926.

En el mes de noviembre, Petra García Espinosa es contratada por el empresario Vedrines para realizar una nueva tournée, con paradas en ciudades como Madrid, Salamanca o La Coruña (9). Además de algunos de los artistas mencionados -El Canario, Chato de las Ventas, Antonio García Chacón, Marcelo Molina, Jorge López-, en el grupo también destacan los cantaores Antonio Pozo ‘El Mochuelo‘ y El Canario de Madrid, y los tocadores Ramón Montoya y Victoria de Miguel, entre otras figuras.

En enero de 1927, la empresa renueva el elenco de la compañía, que continúa con su periplo por distintas ciudades españolas. Los artistas que se presentan en el Teatro Lope de Vega de Valladolid, con un espectáculo de ópera flamenca, son los siguientes:

“‘Ramironte‘, bailador serio-cómico; Carmen, la Flamenca, bailadora; Aurorita Imperio, emperatriz de las danzas a guitarra; Antonio García (a) Chacón, el non plus ultra del cante jondo, el fenómeno del día; La Coquinera, bailadora por alegrías; El Estampío, creador del baile ‘El Picaor’; La Gabrielita, bailadora por ‘chufla’; Manuel Blanco (a) El Canario (el de la voz de oro); Niño de la Flor, cantador premiado en la plaza de toros de Córdoba; Niño de las Marianas II, Chato de las Ventas y Niño de Coín, cantadores; El Canario de Madrid (el de la voz de platino); La Niña de Linares, célebre cantadora de flamenco; Manuel Bonet, mago de la guitarra, y los famosos guitarristas Marcelo Molina, Jorge López y Victoria de Miguel” (El Noticiero Sevillano, 19-1-1927).

Después de actuar en la capital castellana, el grupo se dirige a Córdoba y Cádiz. El público de la ciudad califal “aplaudió mucho a la Niña de Linares en unos fandanguillos cantados con gusto”, si bien el crítico del diario La Voz (22-2-1927) echa en falta alguna soleá y “otros cantes grandes”.

La guitarrista Victoria de Miguel. Fuente: Escribano Ortiz, Y Madrid se hizo flamenco, 1990.

La guitarrista Victoria de Miguel. Fuente: Escribano Ortiz, Y Madrid se hizo flamenco, Madrid, El Avapiés, 1990.

Tras un breve paso por Madrid, Petra García regresa a tierras andaluzas y, durante las fiestas de Pascua de Resurrección y Feria de Sevilla, se presenta en los teatros San Fernando y Cervantes de Sevilla junto a un elenco de auténtico lujo:

“Las célebres cantadoras: Niña de los Peines, Adela López y Niña de Linares.
Los famosos cantadores: José Cepero, Manuel Escacena, El Chato de las Ventas y el ya célebre cantador Antonio G. Chacón.
Los ‘ases’ de la guitarra: Ramón Montoya, Luis Yance y Manuel Bonet.
Las célebres artistas del baile flamenco: Juana la Macarrona y Malena La Charru.
Paco Senra, notable bailador cómico-serio, y la emperadora del baile gitano, la joven y bella Aurorita Imperio” (El Liberal de Sevilla, 14-4-1927).

Con José Cepero, Manuel Escacena y Antonio García Chacón también comparte cartel poco después en sendos espectáculos de ópera flamenca ofrecidos en el Teatro Circo de Verano de Cádiz (El Noticiero Gaditano, 18-5-1927) y en el Teatro Eslava de Jerez (El Guadalete, 20-5-1927).

Durante el otoño de 1927 y todo el año siguiente, Petra continúa desarrollando una intensa actividad artística, fundamentalmente en los teatros y salas de Madrid. Se la puede ver en distintos carteles de variedades y en espectáculos de ópera flamenca, en los que alterna con algunos de los artistas ya mencionados y con su madre, Carmen la Lavandera.

Además, “la célebre cantadora de saetas ‘La niña de Linares’” (Heraldo de Madrid, 23-5-1928) también es requerida para actuar en los cines durante la proyección de películas mudas como La hermana San Sulpicio o Rejas y votos (10), y poner voz a las coplas incluidas en las mismas.

El Liberal de Sevilla, 14-4-1927. Archivo de José Luis Ortiz Nuevo.

El Liberal de Sevilla, 14-4-1927. Archivo de José Luis Ortiz Nuevo.

Notas:

(1) Salvando la obra El flamenco en la Barcelona de la Exposición Internacional 1929-1930, de Montse Madridejos (Barcelona, Bellaterra, 2012), que realiza un pormenorizado inventario de los artistas flamencos activos en la Ciudad Condal a principios de los años treinta, son escasas las referencias bibliográficas que puedan arrojar luz sobre la historia de esta cantaora.

(2) Así consta en el folio 150 del tomo 226 de la sección 1ª del Registro Civil de Linares.

(3) Cfr. Padrón Municipal de Linares. En el de 1918 figuran Juan García y Carmen Espinosa junto a sus cinco hijos -Juan Manuel, Josefa, Petra, Antonio y Lorenzo-; y en el de 1918-19 ya no aparece el padre y Carmen figura como “viuda”.

(4) Al día siguiente, en respuesta a esa reseña, Ignacio G. Lara afirma: “Yo sí la he oído y tanto me gustó” (El Cantábrico, 11-7-1923).

(5) En febrero de 1924, la Niña de Linares y Carmen Espinosa forman parte del cuadro flamenco del Edén Concert de Madrid. La Lavandera es “una cantaora del mejor estilo” y su hija “apunta también una muy clásica manera” (La Libertad, 1-2-1924).

(6) Desde ese momento, los cantes de la Niña de Linares sonarán con cierta asiduidad a través de las ondas hertzianas. Ello, unido a sus registros discográficos, contribuirá a la pronta consolidación de su carrera (Madridejos Mora, 2012; p.35).

(7) La cantaora a la que se refiere esta información es Petra García Espinosa, la Niña de Linares, que también se anuncia en ocasiones como La Lavandera hija. De hecho, así aparece en ese mismo diario el día anterior (El Adelanto, 13-3-1926)

(8) Durante la actuación de la troupe en el Teatro Fuencarral de Madrid, completan el cartel los bailaores Estampío y Gabrielita (El Imparcial, 4-9-1926). El grupo también se presenta en la Plaza de Toros de Valencia (El Pueblo, 9-9-1926), en el Teatro Oberón de Castellón (Heraldo de Castellón, 11-9-1926), en el Teatro Cervantes de Sevilla (El Liberal de Sevilla, 28-10-1926) y en el Teatro Rodrigo Caro de Utrera (El Noticiero Sevillano, 13-10-1926).

(9) La compañía de Vedrines actúa en el Monumental Cinema de Madrid (El Liberal, 10-11-1926), en el Cine Bretón de Salamanca (El Adelanto, 18-11-1926) y en el Teatro Linares Rivas de La Coruña (El Orzán, 28-11-1926).

(10) La Niña de Linares canta unas coplas durante la proyección del filme La hermana San Sulpicio (dirigida por Florián Rey en 1927) en el Teatro Pavón (La Libertad, 18-3-1928) y en el Cinema X (La Voz, 4-5-1928) de Madrid, y pone voz a las saetas de la película Rejas y votos (dirigida por Rafael Salvador en 1927) cuando ésta se exhibe en el Cine Argüelles (Heraldo de Madrid, 23-5-1928).


Adela López, una cantaora de éxito a la altura de las mejores de su tiempo (y IV)

En los primeros años veinte la casa Odeón pone a la venta los discos de Adela López, que recorre buena parte de la geografía española -principalmente, de Andalucía y Extremadura- con una compañía de circo y variedades dirigida por Don José Barriada.

Adela López (El Liberal de Sevilla, 4-8-1917)

Adela López (El Liberal de Sevilla, 4-8-1917)

En esa época, la prensa suele referirse a ella como “reina de los cantos regionales” o “estrella española de aires regionales”, y alaba, entre otras cualidades, su “dicción de exquisito timbre y buen gusto” (El Adelanto, 24-12-1921). En su repertorio destacan temas como ‘El Fandanguillo’ o el cuplé ‘La piconera cordobesa‘.

En los balcones de Sevilla

Los numerosos compromisos de su exitosa tournée no impiden a Adela acudir a la que desde hace años es para ella una cita ineludible: la Semana Santa de Sevilla. Invitada por el Infante Don Carlos, la cantaora vuelve a regalar al público sevillano sus inimitables saetas:

“Las saetas de Adela López

En nuestra incomparable Semana Santa hemos saboreado este año el placer exquisito de escuchar las saetas que con admirable arte y exquisito sentimiento ha interpretado la que pudiera conceptuarse como reina de los cantos regionales, Adela López.

Tuvimos el gusto de escucharla en la madrugada del Viernes Santo, haciendo gala de sus incomparables dotes, en bellísimas ‘saetas’ al Señor del Gran Poder, y la popular Virgen de la Esperanza.

Pero su mayor triunfo lo ha obtenido la maravillosa artista en la tarde del viernes, al paso de la cofradía de Monserrat (sic).

A cortés invitación de su alteza el infante Don Carlos, que aceptó como mandato la gentil artista, puso en el cantar toda su alma grande, y con estilo insuperable bordó varias de las mismas, obteniendo estruendosas ovaciones del numeroso público que la escuchaba.

Digna de merecer la estimación y agradecimiento de los sevillanos es la simpática Adela, que tan intensamente se ha identificado con nuestras incomparables fiestas, y que con toda su alma corresponde a las muestras de cariño y simpatía que recibe, por su maestría en la interpretación de los cantos regionales, en los que se muestra insuperable” (El Noticiero Sevillano, 16-4-1922) (1).

Luis Yance

Luis Yance

Las gacetillas de esos años ofrecen abundantes referencias sobre las actuaciones de Adela López. Entre sus triunfos más sonoros cabe mencionar los cosechados en el Circo Pirce de Madrid, en diciembre de 1923, y en el Salón Hesperia de Almería, en mayo del año siguiente:

“[Madrid, Circo Price] Adela López, el ‘as’ de las reinas de los cantos regionales, se vio precisada a agotar su repertorio en virtud de tan constantes ovaciones” (ABC, 2-12-1923).

“[Almería, Salón Hesperia] Y coronando el triunfo de la noche, Adela López la que matiza con inimitable arte y exquisito gusto, los cantos regionales españoles y la que domina de modo soberano el clásico cantar flamenco, supo quedar ante nuestros público, muy por alto de todas las ponderaciones que de ella habrá hecho la prensa de las principales capitales de España” (Diario de Almería, 9-5-1924).

El triunfo de lo jondo

A partir de 1926, la “reina de los cantos regionales” vuelve a mostrar su lado más flamenco. En marzo de ese año es contratada por el Teatro Campoamor de Oviedo para cantar saetas durante la proyección de la película El niño de las monjas (2) y en el mes de diciembre, participa en un concierto de cante jondo que se celebra en el Teatro Duque de Rivas de Córdoba.

El elenco lo forman “El Niño de Alcalá, Niño de Utrera, Teresita Ibarra, Villarrubia, Adela López, El Americano, El Canario Chico y el rey de las Tarantas y Fandanguillos Manuel Guerra (Guerrita) y los tocadores Martel y Yances” (Diario de Córdoba, 15-12-1926). La cantaora está a la altura de lo que se espera de ella:

Adela López entonóse bien por levante y mucho mejor por malagueñas, siendo justamente aplaudida” (La Voz, 16-12-1926).

“… fueron muy aplaudidos, especialmente Guerrita, El Niño de Alcalá y Adela López, que reverdeció sus laureles” (Diario de Córdoba, 16-12-1926).

Juana la Macarrona (Fondos del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco)

Juana la Macarrona (Fondos del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco)

Unos meses más tarde, tras presentarse en el Teatro Chueca de Madrid junto al guitarrista Luis Yance (La Correspondencia Militar, 26-3-1927), Adela participa en varios conciertos de ópera flamenca que tienen lugar en los teatros San Fernando y Cervantes, de Sevilla, con un elenco de categoría:

“… De verdadero acontecimiento artístico pueden calificarse los ‘selectos espectáculos’ organizados para ambos teatros para debutar el sábado de Gloria, inauguración de la temporada de primavera.

Grandes conciertos de ópera flamenca, tomando parte en ellos los principales ‘ases’ del género, tanto en cantadores como en bailadores, y acompañados a la guitarra por los más famosos maestros.

Las célebres cantadoras: Niña de los Peines, Adela López y Niña de Linares.

Los famosos cantadores:
José Cepero, Manuel Escacena, El Chato de las Ventas y el ya célebre cantador Antonio G. Chacón.

Los ‘ases’ de la guitarra:
Ramón Montoya, Luis Yance y Manuel Bonet.

Las célebres artistas del baile flamenco:
Juana la Macarrona y Malena La Charru.

Paco Senra, notable bailador cómico-serio, y la emperadora del baile gitano, la joven y bella Aurorita Imperio.

Todos estos artistas, combinados con otros muy notables del género, compondrán los programas de San Fernando y Cervantes durante las próximas fiestas de Pascua de Resurrección y feria de Sevilla” (El Liberal de Sevilla, 14-4-1927).

Aurorita Imperio (La Voz de Aragón, 10-12-1930)

Aurorita Imperio (La Voz de Aragón, 10-12-1930)

En esa época, Adela también actúa en varias ocasiones con la agrupación artística ‘Patria’, integrada por la guitarrista Victoria de Miguel y el cantaor Pedro Sánchez, ‘El Canario de Madrid’, entre otros artistas. Se les puede ver en ciudades como Almería, Cartagena o Valencia.

Precisamente en la ciudad del Turia, en los primeros meses de 1928, le perdemos la pista a Adela López. “La sin rival cantadora, intérprete del cante antiguo por malagueñas y granadinas” (El Pueblo, 14-2-1928), y “reina de las saetas” (El Pueblo, 26-2-1928), actúa durante varias semanas en el Teatro Princesa. Completan el elenco los “afamados cantadores Niño del Puerto, Niño de Granada, Saboneret del Cabañal, Palanca de Marchena y Juanito Vargas, siendo acompañados por los profesores de guitarra Lucas el Valenciano y Chufeta” (El Pueblo, 14-2-1928).

Hasta aquí el acercamiento a la figura de Adela López, una artista de éxito que, por su portentosa voz y sus extraordinarias dotes para los cantes regionales y flamencos, ocupó un lugar destacado entre las cantaoras de su tiempo.


NOTAS:
(1) Las noticias extraídas de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y están disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.
(2) El estreno no puede realizarse en el día previsto, debido al retraso de la cantaora:

“A causa de haber retrasado la salida de Sevilla la cantadora de saetas Adela López, no llegando por lo tanto a tiempo para tomar parte hoy en el estreno de la interesante película ‘El niño de las Monjas’, la Empresa pone en conocimiento del público que se ve precisada a suspender por ahora la representación en Oviedo de esta película” (Región, 18-3-1926).

 


Adela López, una cantaora de éxito a la altura de las mejores de su tiempo (III)

Después de casi un mes en Jerez, con el teatro lleno, “aplausos a granel” (El Guadalete, 14-11-1915) y varias prórrogas, Adela López continúa su exitoso periplo por Andalucía, con sendas actuaciones en Córdoba y Málaga. En enero de 1916 regresa a Madrid y allí permanece durante dos meses, entre el Hotel Palace y el Teatro Benavente.

Adela López (Revista de Varietés, 30-12-1914)

Adela López (Revista de Varietés, 30-12-1914)

Osuna, Huelva, Riotinto, Nerva, Montellano, Morón y Algeciras son algunas de las ciudades que visita la artista durante ese año, con un repertorio en el que adquiere mayor protagonismo el género flamenco. En algunas de esas actuaciones la acompaña a la guitarra Pepe Crévola.

Nuevos éxitos en Sevilla y Málaga

En abril de 1917, Adela López está presente en las dos fiestas grandes de Sevilla. Durante la Semana Santa, lanza sus saetas al cielo desde los balcones del Café Madrid y, en la Feria, deleita a los invitados a la Caseta del Doctor Brionde con sus tarantas y malagueñas:

“En la calle Sierpes, en uno de los balcones del Café Madrid estuvo cantando saetas la artista de varietés, cantadora de aires regionales, Adela López, cuyas coplas, alusivas a las Hermandades que anoche hicieron estación, fueron muy celebradas. Adela López tiene una hermosa voz y canta con gran gusto. Fue celebradísima” (El Liberal de Sevilla, 5-4-1917) (1).

“Los balcones del Café Madrid se venían abajo. Allí cantaba Adela López, que lo hace muy bien” (El Liberal de Sevilla, 7-4-1917).

“[Feria de Abril] Una hermosa mujer, que si no es artista merece serlo, por los méritos que en ella concurren, Adela López, cantó con una voz espléndida y con perfecto estilo malagueñas, tarantas y otros diversos aires, siendo ovacionada” (El Noticiero Sevillano, 20-4-1917).

Tras conquistar al público sevillano, a finales de abril la cantaora se presenta en el Teatro Lara de Málaga. Desde el mismo día de su debut, y durante dieciocho días consecutivos, el respetable la despide con “estruendosos aplausos” (La Unión Mercantil, 5-5-1917):

“Anoche debutó en este favorecido coliseo la famosa artista Adela López, obteniendo un éxito colosal, sencillamente clamoroso, pues el público entusiasmado ante las portentosas condiciones de tan formidable artista no cesaba de aplaudir, obligándola a repetir entre atronadores salvas de aplausos diversos aires regionales de los que ella es indiscutiblemente la más notable artista de su género.

El público salió satisfechísimo del espectáculo” (La Unión Mercantil, 29-4-1917).

Durante su estancia en Málaga, Adela se ve “obligada a cantar diariamente ‘Una Jerezana’, creación de esta formidable artista’ (La Unión Mercantil, 7-5-1917), y también ha de interpretar, a petición de varias familias, sus apreciadas saetas” (La Unión Mercantil, 9-5-1917).

Lolita Astolfi

Lolita Astolfi

Por tarantas, guajiras, malagueñas, tientos, granadinas…

A finales de julio, la cantaora regresa a Sevilla, para actuar en el Salón Circo Victoria y en el Teatro Portela. Durante las tres semanas y media que permanece en la capital andaluza, Adela comparte cartel con artistas como La Niña de los Peines. Cada noche debe repetir varios números, para corresponder a las ovaciones del público, que aprecia especialmente sus tarantas y guajiras:

“En el bonito y recreativo ‘Salón Circo Victoria’, ha debutado con un éxito inmenso, la excelente y sin rival reina de cantos regionales y flamenco, Adela López. Tan simpática y bella artista, ha sido la nota saliente de la temporada de verano. Su extenso repertorio de canciones, son ya del dominio público. Su arte es, indudablemente, pura filigrana. Adela sabe dar a cada cosa lo suyo. […] Las ovaciones que escuchó en las canciones la Graviela (sic), Guajiras, las del ‘Cojo de Málaga’ y otras muchas, fueron estruendosas, teniendo que salir a saludar al público muchas veces, y recibiendo de los socios del Casino y del Círculo de Labradores, dos preciosas canastillas de flores. Tan notable artista no tenía manos para devolver los sombreros que le tiraran al escenario” (Virgilio, La Región Extremeña, 7-8-1917).

“[Teatro Portela] La función de anoche celebrada en este teatro a beneficio de la notable cantante de aires regionales Adela López, constituyó un merecidísimo éxito para esta simpática artista, que durante su actuación ha sabido conquistarse generales simpatías en el público.

Adela López se vio precisada a repetir infinidad de números, siendo aplaudidísima, así como en las saetas, que esta noche volverá a repetir a ruego de sus muchos admiradores” (El Liberal de Sevilla, 21-8-1917).

En el mes de septiembre, la cancionista y cantaora actúa en el Cine Victoria de Córdoba, junto a la bailarina Trinidad Benítez, y en el Parque Alfonso XIII de Granada. El día de su presentación en la ciudad de la Mezquita, “entre los números que cantó sobresalieron por el buen gusto y estilo con que las ejecutó unas granadinas y cartageneras, que obtuvieron muchos aplausos del público” (Diario de Córdoba, 4-9-1917).

La Goyita

La Goyita

En los últimos meses de 1917, Adela López regresa a dos de las ciudades en las que ha cosechado mayores éxitos, Sevilla y Jerez. En el Teatro Lloréns y en el Salón Moderno de la capital hispalense coincide con la cancionista La Goyita y la bailarina Lolita Astolfi, entre otras artistas. En el Teatro Principal de la ciudad gaditana comparte cartel con el músico cubano Vega y vuelve a conquistar al público con sus tientos, guajiras y malagueñas:

“[Jerez, Teatro Principal] Adela López viene superiorísima de voz y de ‘hechuras’, canta ‘como los ángeles’ ¡vaya unas malagueñas y unas guajiras y unos tientos y unas jotas…! Arriba la ‘oleaban’ a cada instante, abajo la aplaudían con calor” (El Guadalete, 15-12-1917).

Gran saetera

En 1918 la cantaora, que sigue teniendo su domicilio en Madrid, visita ciudades como Valdepeñas, Puertollano o Valencia. En el Circo Regües de la capital del Turia actúa durante más de tres semanas y, a petición del público, interpreta “las saetas que tanto nombre le dieron cuando cantó en competencia en Sevilla con la Niña de los Peines” (El Pueblo, 28-2-1918).

De hecho, junto con las malagueñas, la saeta es uno de los estilos flamencos en los que más destaca Adela López, que en la Semana Santa de 1918 vuelve a asomarse a los balcones de Sevilla. En esta ocasión, la polifacética artista se reparte los aplausos con Amalia Molina:

“El ‘clou’ de la noche fueron las ‘saetas’ cantadas en calle Sierpes por la notabilísima artista Adela López.

La gran artista, durante toda la noche, en medio de ruidosas ovaciones y vítores, cantó muchísimas saetas.

Adela López, tan conocida de nuestro público, cantó anoche mejor que nunca. Unió a la plenitud de su voz el sentimiento. Los versos de la copla sentimental fueron, más que cantados, ‘llorados’” (El Liberal de Sevilla, 30-3-1918).

De tú a tú con las más grandes

No hay rival demasiado fuerte para Adela López, que después de medirse con la gran Amalia, comparte cartel durante varios días en el Teatro Lloréns con la gran Pastora Pavón. Así se anuncian en los carteles: “Todas las noches ADELA LÓPEZ, colosal cantante de aires regionales. La Niña de los Peines, reina del cante flamenco” (El Liberal de Sevilla, 17-4-1918). Completan el programa Malvaloca, Los Geromes y Carmelita Palacios.

La Niña de los Peines (Foto de Antonio Esplugas)

La Niña de los Peines (Foto de Antonio Esplugas)

Un mes más tarde, en la Feria de Osuna, las dos artistas vuelven a competir por ver quién atrae a un mayor número de seguidores:

“… El amigo Castillo, que es un empresario de vista y conoce al público, se trae a la formidable Adela López, y el otro circo, para hacer la competencia honrada, contrató a la rebelde Pastora, célebre por la Niña de los Peines. Adela López, que ha teatralizado lo flamenco, y el maestro Lozano, que la acompaña, triunfan en todas las secciones, y Adela se va a quedar afónica y el maestro Lozano se pondrá un cintillo en la muñeca, para que no se le doble en el piano sonoro.

Pastora y el clásico ‘Habichuelas’, canta y da sus quejidos con un sentimiento, y la gente ‘cañí’ va a recrearse con la buena tela flamenca” (Tomás Servando Gutiérrez, El Liberal de Sevilla, 19-5-1918).

En mayo de 1919, tras haberse presentado en distintas salas y circos de ciudades como Granada, Córdoba, Sevilla o Sanlúcar, Adela López comparte cartel con otra gran Pastora, la Imperio, en el Salón Lloréns de la capital hispalense (Eco Artístico, 15-5-1919).


NOTA:
(1) Las noticias extraídas de la prensa de Sevilla han sido localizadas por José Luis Ortiz Nuevo y están disponibles en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.

 


Adela López, una cantaora de éxito a la altura de las mejores de su tiempo (I)

El doble CD “Jerez en el recuerdo. Cantaoras jerezanas de principio del siglo XX”, editado recientemente por la colección Flamenco y Universidad, contiene cuatro cantes de Adela López, una artista que sorprende por sus grandes cualidades vocales, si bien hasta el momento se han publicado escasos datos sobre su biografía.

Adela López (Eco Artístico, 25-8-1912)

Adela López (Eco Artístico, 25-8-1912)

Su inclusión en el mencionado disco probablemente obedezca a la denominación de dos de sus cantes -“Fiesta jerezana” y “Cantos de Jerez”-, que invita a relacionar a su intérprete con la tierra del vino. Aunque hasta el momento no hemos podido confirmar ni desmentir ese dato (1), nos parece justo y necesario dedicar algunas líneas a la memoria de esta singular cantaora.

Durante las décadas de 1910 y 1920, aparece con cierta frecuencia en la prensa española el nombre de Adela López, que se anuncia como “cantadora de flamenco”, “cupletista de género flamenco”, “cantadora de aires andaluces” o “cantadora de aires regionales”.

Etapa barcelonesa

En noviembre de 1911, Adela se presenta con éxito en el Salón Farrusini de Zaragoza, donde comparte escenario con la canzonetista Julia Gálvez y la bailarina Pilar Alonso, entre otras artistas de variedades (Eco Artístico, 5-11-1911).

Durante los dos años siguientes, la cantaora se establece en Barcelona (2) y actúa con frecuencia en distintos coliseos, cabarets y music-halls de la Ciudad Condal, como La Buena Sombra, Circo Ecuestre del Tívoli, Alcázar Español, La Maravilla, Cádiz Concert, Saturno Parque, Gran Teatro del Boque, Teatro Gayarre o Teatro Arnáu, entre otros.

En esos locales, Adela suele compartir cartel con un amplio elenco de artistas de variedades. Tanto ella como su acompañante, el guitarrista Marcial de Lara, cosechan grandes aplausos, ovaciones y elogios como los siguientes:

“Buena Sombra.- Ha debutado Adela López, cantadora de flamenco, que fue muy aplaudida; aun cuando algo parada en las tablas, es de las que valen” (Eco Artístico, 5-12-1911).

“[Cádiz Concert] La genial cantadora de flamenco Adela López y el célebre tocador de guitarra Marcial de Lara son objeto de ruidosas ovaciones por el numeroso público que acude a este music-hall” (Eco Artístico, 25-2-1912).

“[Gran Teatro del Bosque] Han debutado Marcial de Lara y Adela López, obteniendo un éxito enorme; los ¡olés!, ¡vaya unas manos!, ¡así se toca! y otros varios adjetivos, son aplicados todas las noches a tan notables artistas, que ven coronados sus trabajos por grandes ovaciones” (Eco Artístico, 5-7-1912).

Anuncio de Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 15-8-1912)

Anuncio de Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 15-8-1912)

Éxito de la Semana andaluza

En julio de 1912, ambos artistas asumen la dirección de la “Semana Andaluza”, que se celebra con gran éxito en el Saturno Parque, y que cuenta con la participación de grandes figuras, como la guitarrista Adela Cubas. Los cantes de Adela López causan auténtica sensación:

“Se ha inaugurado la ‘Semana Andaluza’, que ha sido un exitazo enorme. Dirigen la fiesta el notable guitarrista Marcial de Lara y la eminente cantadora de flamenco Adela López. La parte de guitarras y bandurrias a cargo de Adela Cubas, Paco el Leñador, dos que no recuerdo el nombre y Marcial de Lara, archimonumental; el baile, interpretado por Carmen Gutiérrez, Amparo Gálvez, La Sevillana, Hermanas Leal, Antonio López, El Niño del Albaicín, Los Mestres, Teresa Jordán y Juanito Galea, sencillamente magistral, piramidal y algo más. Todos los bailes y cantes se repiten cada noche entre grandes aplausos, siendo en número considerable los tributados a Adela López cuando canta sola, acompañada de Marcial de Lara, Paco el Leñador y Adela Cubas” (Eco Artístico, 25-7-1912).

Adelita López

Forma con Marcial Lara, excelente tocador de guitarra, un número selectísimo que está siendo aclamado en Barcelona.

Adelita López canta flamenco con ese estilo peculiar que arranca de los espectadores olés llenos de entusiasmo.

Y en los cantos regionales deja Adela López a cuantos la escuchan esa sensación dulcísima que recuerda nuestra patria chica, el fragor que nos vio nacer, los brazos que cariñosamente nos retuvieron, el sol que brilló en los alegres días de nuestra juventud” (Eco Artístico, 25-8-1912).

La guitarrista Adela Cubas

La guitarrista Adela Cubas

Unos meses más tarde, Adela “con su cante flamenco arranca grandes y espontáneos aplausos” (Eco Artístico, 25-5-1913) en el Teatro Arnáu, y su arte aviva la inspiración de los poetas:

“En el Arnau, Adela López canta con gran estilo, coplas puramente cañís, tanto, que un amigo poeta, al oír a la hermosa Adela, entonó por lo bajo:

Copia de mi Andalucía
me estás pareciendo tú;
mucha alegría en tu cara
y tus ojos mucha luz…

¡Oooolée!
Es la mejor recomendación” (Mutis, La Publicidad, 10-4-1913).

Durante esos años de estancia en Barcelona, la polifacética cantaora también visita otras ciudades, como Palma de Mallorca, Cartagena, Bilbao o Vigo. Si en el Teatro Balear, Adela y Marcial se reparten los aplausos con La Estrella de Andalucía (La Región, 15-5-1912), en la sala El Brillante de Cartagena su número constituye el plato fuerte del programa:

“El popular salón ‘El Brillante’, resulta insuficiente para dar cabida al público que allí asiste, no solamente para ver los estrenos de las más renombradas películas de la casa Pathé, sino para oír a la notable cantadora de aires regionales Adela López que tiene una buena voz y mejor estilo y al verdaderamente célebre maestro guitarrista Marcial de Lara…” (El Eco de Cartagena, 11-6-1912).

“El trabajo de estos artistas es, a juzgar por amateurs de este género, de lo mejor que hoy existe, pues si, en honor a la verdad, ella posee facultades de voz extraordinarias para cantar con exquisito gusto y verdadero estilo marianas, tarantas, garrotines, guajiras y cartageneras, él, en el difícil trasteo de la guitarra, es, no ya un consumado maestro, sino un artista de méritos indiscutibles…” (Currito Faroles, Eco Artístico, 15-6-1912).

Anuncio de Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 5-11-1912)

Anuncio de Adela López y Marcial de Lara (Eco Artístico, 5-11-1912)

Por tierras de Levante

En octubre de 1913, Adela López emprende una gira de varios meses por la costa levantina. En el Palacio de Cristal de la capital del Turia la acompaña el guitarrista Lucas el Valenciano y comparte éxitos con la bailarina Estrella Gaditana. Las críticas no pueden ser más elogiosas:

Adela se nos ha revelado como una cantadora de mérito indiscutible y el público premia su labor con grandes aplausos, haciéndole bisar muchas canciones” (El Pueblo, 11-10-1913).

“La actuación de la célebre y famosa cantadora de aires regionales Adela López constituye un verdadero éxito, pues el público no se cansa de oír a esta cantante, que tiene gran estilo, siente hondamente las coplas y les da todo el fuego necesario; es acompañada a la guitarra por el conocido tocador Lucas el Valenciano, formando un número que gusta mucho” (Eco Artístico, 15-10-1913).

NOTAS:

(1) Más bien me inclino a pensar que Adela no era jerezana, pues cuando se la menciona en el diario El Guadalete no se hace alusión a su procedencia, como sí sucede en el caso de otros artistas de la tierra.

(2) En los anuncios que publica en prensa aparece como dirección permanente el número 17 de la Calle Conde de Asalto, en pleno Barrio Chino.